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Creado por Sinbad Mar Mayo 31, 2016 8:09 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Alrededor de un año en el pasado Sinbad recorría por completo el North Blue, tenía 28 años y como siempre navegaba solo, en barcos piratas, revolucionarios o de mercaderes. Mentir, narrar historias fabulosas, planear negocios que nunca se darían todo un sin fin de métodos para pasar como una persona respetable siempre daba nombre falsos y cargaba con su lanza, hoz y algunos artículos que aparentaban ser para la venta dentro de una alfombra muy larga.
Su estancia en Isla Minion era meramente pasajera, muchas veces la había visitado pero esta vez había llegado en barco desde Miqueot, era un viaje desde lejos pero estaba más cerca de regresar a su reino, Lvneel donde planeaba asaltar a su propia familia noble tomar recursos, un barco y junto a unos revolucionarios que había conocido tomar parte del poder adquisitivo que por sangre le pertenecía.
Isla Minion era un lugar frío, el marinero que ya había conocido los cuatro blues no podía vestir como más le gustaba, la ropa holgada y fresca, tampoco andaba mostrando sus características joyas previendo pasar desapercibido antes de regresar a dar el golpe ha su familia. Caminaba bien abrigado con su ropa oscura y poco ostentosa, con su Shamir a la vista y cargando la alfombra a hombro. Esperaba pasar la noche en la posada local pero antes de eso cruzaba por el pleno centro del pueblo cuando escuchó algo que le pareció llamar la atención, predicaban sobre algo y quería enterarse de que era antes de instalarse en su temporal vivienda.
Nunca se había interesado mucho en la religión porque era un firme creyente de si mismo, su egocentrismo era bastante fuerte y lo llevaba a verse casi a sí mismo como un dios invencible el mayor problema es que olvidaba sus derrotas, había perdido varias veces, y por ende aún creía ser inmune a esas acciones tan naturales eran para que aprendiera en ese preciso momento. La arrogancia es una fe estúpida pero de momento era la que movía a quien planeaba revolucionar el mundo bajo su mano algún día.
- Vestimenta:
Alrededor de un año en el pasado Sinbad recorría por completo el North Blue, tenía 28 años y como siempre navegaba solo, en barcos piratas, revolucionarios o de mercaderes. Mentir, narrar historias fabulosas, planear negocios que nunca se darían todo un sin fin de métodos para pasar como una persona respetable siempre daba nombre falsos y cargaba con su lanza, hoz y algunos artículos que aparentaban ser para la venta dentro de una alfombra muy larga.
Su estancia en Isla Minion era meramente pasajera, muchas veces la había visitado pero esta vez había llegado en barco desde Miqueot, era un viaje desde lejos pero estaba más cerca de regresar a su reino, Lvneel donde planeaba asaltar a su propia familia noble tomar recursos, un barco y junto a unos revolucionarios que había conocido tomar parte del poder adquisitivo que por sangre le pertenecía.
Isla Minion era un lugar frío, el marinero que ya había conocido los cuatro blues no podía vestir como más le gustaba, la ropa holgada y fresca, tampoco andaba mostrando sus características joyas previendo pasar desapercibido antes de regresar a dar el golpe ha su familia. Caminaba bien abrigado con su ropa oscura y poco ostentosa, con su Shamir a la vista y cargando la alfombra a hombro. Esperaba pasar la noche en la posada local pero antes de eso cruzaba por el pleno centro del pueblo cuando escuchó algo que le pareció llamar la atención, predicaban sobre algo y quería enterarse de que era antes de instalarse en su temporal vivienda.
Nunca se había interesado mucho en la religión porque era un firme creyente de si mismo, su egocentrismo era bastante fuerte y lo llevaba a verse casi a sí mismo como un dios invencible el mayor problema es que olvidaba sus derrotas, había perdido varias veces, y por ende aún creía ser inmune a esas acciones tan naturales eran para que aprendiera en ese preciso momento. La arrogancia es una fe estúpida pero de momento era la que movía a quien planeaba revolucionar el mundo bajo su mano algún día.
Sinbad
Hoja de personaje
Nivel:
(13/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Ryo Kitamura Mar Jun 14, 2016 10:25 am
Durante toda la conversación que mantenía Galya con el hombre pelimorado -que al parecer respondía al nombre de Sigfred- me mantuve al margen, simplemente escuchando las palabras de la sacerdotisa, en realidad ninguna de estas personas conseguía llamar mi atención, no solo por su apariencia "normal" que no sobresalía en ningún aspecto. Jamás juzgues a alguien por su apariencia Era algo que siempre tenía presente, jamás puedes saber que tipo de persona es alguien solo con verla. Pero si se pueden saber ciertas aptitudes, en el caso de Gallagher era su complexión física y, más que nada, su mirada. Nunca se lo diré o lo admitiré en voz alta, pero es un líder nato.
No me interesaba en lo más mínimo su pasado o el de cualquier otra persona, a final de cuentas no solía perjudicar demasiado en el presente -excepto en ciertos casos especiales- más que en nuestras aptitudes. Y eso era lo único que interesaba. Yo apenas acaba de observar por un poco de tiempo al de cabellera morada, pero ese poco tiempo bastaba para darse cuenta que no era para nada un idiota, sus capacidades físicas podrían ser otra historia, más de una vez había golpeado a gordinflones que casi duplicaban mi tamaño, de nada serviría la altura si te atascabas de golosinas y comida chatarra en lugar de seguir una dieta y un debido entrenamiento.
De momento Sigfred tenía mi total atención y al parecer también la de nuestra sacerdotisa, solo quedaba esperar a ver si la merecía de verdad. Galya rápidamente mando a correr a aquellos que, en definitiva, no eran aptos para pertenecer a Zeitura, las empanadas se habían terminado, al menos no se desperdiciaría nada. Seguí a Galya y a Sigfred igualmente sin decir palabra alguna, me detuve un momento y giré mi cabeza, observando que Gallagher no tenía problema alguno en hacerse cargo de aquellos que se quejaban e incluso golpeó a uno. Me giré nuevamente y entré a la taberna al ver que no tendría mayores problemas. No paso demasiado cuando el pelirrojo entro a la taberna con algo de sangre en su puño que luego limpió con un pañuelo.-Parece que la Sacerdotisa te a elegido, siéntete honrado.-Esas fueron las palabras de Gallagher hacía el de cabellera morada.
-¿No creen que van muy a prisa?.-Comenté, no de manera apática, ni tampoco con disgusto hacía Sigfred pero igual me parecía demasiado rápido como para "felicitarle", todavía no teníamos idea si en verdad creía en nuestros ideales y estaba dispuesto a los sacrificios que conllevaban el unirse a Zeitura.
Ryo Kitamura
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sinbad Mar Jun 14, 2016 3:54 pm
La de blanquecina cabellera parecía renuente a presentarse "Tendrá sus motivos, así como yo no reveló mi verdadero nombre a cualquiera" pensaba el del la cimitarra mientras caminaba a su lado y seguían conversando. Le daba un trató atento al de la cabellera morada, incluso se adelantó a abrir la puerta. Su rojiza mirada sedaba las ansias de pelea del tipo. Seguía teniendo curiosidad del proscenio que habían pintado esos tres individuos en ese pueblo, los tres parecían tener cierta atención en el navegante y para un narcisista como Sinbad era algo que alcanzaba a disfrutar bastante.
Una vez adentro los de prendas oscuras parecían esperar el regreso de los acompañantes de la sacerdotisa que luego de un breve lapso aparecerían. El pelirrojo entró y aclaró que había disuelto la escena que tenían, Sinbad se sintió culpable pero a la vez soberbio. El chico reveló el nombre de la sacerdotisa al comentar lo que había sucedido "Galya, suena curiosamente bien, ¿Será el nombre o su cargo?" la miraba un momento y decía -Entonces te llamas Galya, ahora sí, mucho gusto - decía sin mucha certeza, le tendía la mano inclinando levemente su cabeza, también podía ser un nombre acorde a su cargo en esa religión que profazaban, nunca se sabe pero no estaba demás la amistosa cordialidad con la chica.
Ambos chicos, tanto el de los panfletos como el de las empanadas le expresaban su opinión uno decía debía sentirse orgulloso por ser elegido y el otro que la iban muy rápido. No hacía falta que o dijeran, era algo que llevaba acompañándolo toda la vida, quizás en ese momento un poco más y acotaría -Sin duda pelirrojo y solo los he estado acompañando por unos minutos amigos, aún no se hacía a donde vamos- mientras veía como el de rojo se frotaba el puño con un trapo y el otro tipo parecía estar más meditabundo y amistosamente Sinbad sonreía, el brillo que proyectaba su gesto era similar al de sus pendientes dorados.
Una vez adentro los de prendas oscuras parecían esperar el regreso de los acompañantes de la sacerdotisa que luego de un breve lapso aparecerían. El pelirrojo entró y aclaró que había disuelto la escena que tenían, Sinbad se sintió culpable pero a la vez soberbio. El chico reveló el nombre de la sacerdotisa al comentar lo que había sucedido "Galya, suena curiosamente bien, ¿Será el nombre o su cargo?" la miraba un momento y decía -Entonces te llamas Galya, ahora sí, mucho gusto - decía sin mucha certeza, le tendía la mano inclinando levemente su cabeza, también podía ser un nombre acorde a su cargo en esa religión que profazaban, nunca se sabe pero no estaba demás la amistosa cordialidad con la chica.
Ambos chicos, tanto el de los panfletos como el de las empanadas le expresaban su opinión uno decía debía sentirse orgulloso por ser elegido y el otro que la iban muy rápido. No hacía falta que o dijeran, era algo que llevaba acompañándolo toda la vida, quizás en ese momento un poco más y acotaría -Sin duda pelirrojo y solo los he estado acompañando por unos minutos amigos, aún no se hacía a donde vamos- mientras veía como el de rojo se frotaba el puño con un trapo y el otro tipo parecía estar más meditabundo y amistosamente Sinbad sonreía, el brillo que proyectaba su gesto era similar al de sus pendientes dorados.
- OFF:
- Este tema se puede cerrar acá y abrir una continuación en otro, si les parece
Sinbad
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(13/100)
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