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Censo
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Creado por Wuayra Barca Dom Jun 12, 2016 10:12 pm
Las noticias no llegaban demasiado rápido para aquel que no tenía un acceso a tierra. La noticia de la consecuencia de sus actos le había llegado recién hacia unos pocos días, el mismo día en el cual había llegado a aquella isla. Como era costumbre, apenas llegaba a una isla pedía un diario para poder ver que eventos se había perdido mientras estaba en el mar. En este caso, un evento provocado por el propio Jake no parecía resaltar en el diario pero de todos modos resaltaba para el peliblanco. Había causado 2 incendios que debían de haber sido "controlados", para que solo destruyesen unos pocos lugares, lugares que tenían seguro por lo cual no significarían una pérdida económica. No había esperado que también hubiese una pérdida de vidas, pero eso mismo era un hecho y nada podía hacer para cambiarlo. Solo debía mejorar sus planes para que algo similar no volviese a ocurrir, eso y descansar un poco.
Leer de algo que uno mismo hizo pero que no estuvo presente para ver sus efectos no lo debería afectar tanto como estar en el lugar escuchando a la gente gritar de dolor mientras sus cuerpos eran quemados. Sin embargo estos eventos parecían repetirse en la mente del peliblanco distorsionándose y volviéndose quizás peor que "la realidad"de dicho evento. Había podido unirse a los revolucionarios, o por lo menos hasta ahí, faltaba un entrenamiento propio de ellos pero eso lo haría después de una semana, tiempo que se quedaría en la isla del Archipiélago en la cual estaba. No era Loguetown claramente, era solo una de las otras islas del Archipiélago Polestar que quedaba opacada por la imponente Loguetown.
En esa ciudad no parecían haber demasiados marines, pero eso no implicaba nada, podrían estar en aquella isla en unas pocas horas, quizás incluso menos de 2 horas, una vez saliesen de Loguetown en caso de emergencia. Los piratas nunca se verían atraídos por una isla "normal" teniendo la isla en la cual Gold D Roger había nacido a menos de un día de distancia. Quizás por eso mismo parecía respirarse un aire de paz en aquella isla. Como cualquier persona que estaba siendo buscada por la marina, el peliblanco decidió cambiar ciertas cosas de su cuerpo para poder verse distinto. Los "rasgos" que identificaban al peliblanco eran justamente el color de su cabello, el color de sus ojos y su postura. Si, incluso algo como la postura servía como algo importante para identificar una persona. Acostumbraba a ir erguido por lo cual su altura parecía mayor a la normal, en esa isla iba un poco encorvado, como una persona normal. Su cabello era negro, teñirse le daría cierta libertad. Con su color de ojos usó lentes de contacto para que se cambiasen a un marrón oscuro. No parecía distinto a la gente normal, quizás por eso mismo resultase difícil identificarlo en caso de conflicto.
Finalmente, las armas que el muchacho llevaban, un arco y flechas. Toda esa información estaba en las noticias por lo cual había tenido que "cambiar" eso también. O bueno, envés de cambiar, ocultarlo. El arco y las flechas estaban en una mochila negra que no destacaba en lo más mínimo. Su ropaje era el normal para la gente de aquella isla, unos pantalones deportivos y una remera, con una campera por que hacía un poco de frío, unos 15 grados quizás. Por sus actos, lo más probable era que se enviase a alguien para capturarlo y restaurar la confianza en la marina de los habitantes del pueblo que había parcialmente destruido. Quizás algún marine cuya familia había sido asesinada en el incendio tomaría como personal la tarea de asesinar o capturar al peliblanco. Ese mismo pensamiento era el que lo había llevado a una tienda de armas, quedandose mirando el vidriero de la misma en el cual podían verse armas blancas y arcos. A su lado, una que vendía armas de fuego. No sabía si eran competencia o si eran de la misma persona y para evitar conflictos en los compradores lo había dividido en 2.
¿Qué comprar? Ahí la pregunta... Decidió ingresar a la tienda que vendía el tipo de arma que no requería pólvora para usarse. Quizás allí dentro encontrase algo hermoso, un arma que llamase su atención, un arco que tuviese algo especial. Quizás lo que comprase podría salvarle la vida de lo que iría a venir.
Leer de algo que uno mismo hizo pero que no estuvo presente para ver sus efectos no lo debería afectar tanto como estar en el lugar escuchando a la gente gritar de dolor mientras sus cuerpos eran quemados. Sin embargo estos eventos parecían repetirse en la mente del peliblanco distorsionándose y volviéndose quizás peor que "la realidad"de dicho evento. Había podido unirse a los revolucionarios, o por lo menos hasta ahí, faltaba un entrenamiento propio de ellos pero eso lo haría después de una semana, tiempo que se quedaría en la isla del Archipiélago en la cual estaba. No era Loguetown claramente, era solo una de las otras islas del Archipiélago Polestar que quedaba opacada por la imponente Loguetown.
En esa ciudad no parecían haber demasiados marines, pero eso no implicaba nada, podrían estar en aquella isla en unas pocas horas, quizás incluso menos de 2 horas, una vez saliesen de Loguetown en caso de emergencia. Los piratas nunca se verían atraídos por una isla "normal" teniendo la isla en la cual Gold D Roger había nacido a menos de un día de distancia. Quizás por eso mismo parecía respirarse un aire de paz en aquella isla. Como cualquier persona que estaba siendo buscada por la marina, el peliblanco decidió cambiar ciertas cosas de su cuerpo para poder verse distinto. Los "rasgos" que identificaban al peliblanco eran justamente el color de su cabello, el color de sus ojos y su postura. Si, incluso algo como la postura servía como algo importante para identificar una persona. Acostumbraba a ir erguido por lo cual su altura parecía mayor a la normal, en esa isla iba un poco encorvado, como una persona normal. Su cabello era negro, teñirse le daría cierta libertad. Con su color de ojos usó lentes de contacto para que se cambiasen a un marrón oscuro. No parecía distinto a la gente normal, quizás por eso mismo resultase difícil identificarlo en caso de conflicto.
Finalmente, las armas que el muchacho llevaban, un arco y flechas. Toda esa información estaba en las noticias por lo cual había tenido que "cambiar" eso también. O bueno, envés de cambiar, ocultarlo. El arco y las flechas estaban en una mochila negra que no destacaba en lo más mínimo. Su ropaje era el normal para la gente de aquella isla, unos pantalones deportivos y una remera, con una campera por que hacía un poco de frío, unos 15 grados quizás. Por sus actos, lo más probable era que se enviase a alguien para capturarlo y restaurar la confianza en la marina de los habitantes del pueblo que había parcialmente destruido. Quizás algún marine cuya familia había sido asesinada en el incendio tomaría como personal la tarea de asesinar o capturar al peliblanco. Ese mismo pensamiento era el que lo había llevado a una tienda de armas, quedandose mirando el vidriero de la misma en el cual podían verse armas blancas y arcos. A su lado, una que vendía armas de fuego. No sabía si eran competencia o si eran de la misma persona y para evitar conflictos en los compradores lo había dividido en 2.
¿Qué comprar? Ahí la pregunta... Decidió ingresar a la tienda que vendía el tipo de arma que no requería pólvora para usarse. Quizás allí dentro encontrase algo hermoso, un arma que llamase su atención, un arco que tuviese algo especial. Quizás lo que comprase podría salvarle la vida de lo que iría a venir.
Última edición por Jake Rewod el Miér Jun 15, 2016 12:30 pm, editado 1 vez
Wuayra Barca
Hoja de personaje
Nivel:
(10/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Asriel Dreemurr Lun Jun 13, 2016 12:25 am
Nada se le escapa al Mink cazarrecompensas. Desde que partió de Zou hacia los Blues en la embarcación familiar hace 7 años su tarea, designio y meta personal había sido estudiar cada aspecto característico de sus presas abarcando desde su indumentaria hasta el lenguaje corporal, maneras de hablar y sobretodo, tácticas de combate y de huida. No era solo de ver el cartel y su recompensa, se trataba de investigarlo a fondo donde cualquier noticia con el pirata de protagonista era digno de ser leído y aprendido, hacía la caza interesante y le daba motivos a Asriel para salir de su camarote por su cuenta y no esperar a que un cliente tocara a la puerta con un nuevo y aburrido trabajo. El día de hoy tenía sobre el escritorio los informes que había pedido de los Marine sobre crímenes menores cometidos en espacio de dos meses a partir de la fecha actual para atrás. Le sorprendió ver los muchos actos de pillajes que estaban sin castigo o peor aún, inconclusos. Junto a la pila de reportes había también una de Wanted con toda clase de piratas y recompensas desde pequeñas a inmensas y aunque todos sonaban dignos o prometedores de su atención el cartel que sostenía con firmeza en su mano le hacía fruncir la nariz en desconcierto
Jake Rewod. Peliblanco, estatura promedio con una melena rebelde del color del hueso y ojos violetas. Orgulloso. Casual. Aquel que siempre había preferido mantener un bajo perfil sin -extrañamente- causar daño o estragos significativos a su paso ahora estaba mencionado en los periódicos y en numerosos reportes que le obligaron a reconsiderar la competencia de sus... aliados y clientes políticos/militares a tal grado que parecía más un circo que una verdadera organización. Asriel dudó un instante, considerando la posibilidad cercana y casi definitiva que lo que terminó aconteciendo no fue mas que un desafortunado desenlace de eventos no tuvo la menor duda en que luego de aquello el pirata -tomando en cuenta su naturaleza precavida al respecto del futuro hablando de enfrentamientos- no tardaría en adquirir más armas, preparándose inconsciente o no, de un ataque próximo. Su cartel entonces fue dejado clavado en la pared bajo los garabatos agresivos de "CAZA" hechos con sus propias garras sobre la madera y dejado allí, el cuchillo justo clavado en la frente y una nota con letra pequeña cuya leyenda marcaba:
"Investigación en curso"
Era un día precioso, perfecto para vaguear por la ciudad que aún no lo había visto salir de su barco. Con sus casi dos metros de altura e imponente apariencia el Mink cabra esperaba toda clase de reacciones, desde temor hasta absoluto terror, pero para su sorpresa satisfacción y curiosidad no hubo tales miradas en esta ocasión, ni siquiera alarma por las dos grandes espadas que cargaba a la espalda cruzadas en una única correa que ajustaba entre los hombros y alrededor de su cintura como su principal medio de defensa y ataque. 'La gente debe estar acostumbrada a presencias similares' pensó 'eso habla de que los humanos son capaces de adaptarse a todo probando que si arrancas algo de raíz el mundo gira sin dar cuenta de los cambios que sufra. Una razón más para hacer lo que llevo haciendo'. Sus pasos terminaron por dirigirlo a la tienda de armas. Preciosas y pulidas espadas le guiñaban el ojo desde la vitrina, pero no fue eso lo que llamó su atención. Dentro estaban solo cuatro personas: el dependiente, una pareja entusiasta -y sin dudas turista- de las armas y un joven castaño. El joven llamó su atención, sus maneras de moverse le resultaban insultantemente reveladoras... parecía querer desaparecer de cuando en cuando encorvándose cada que se le acercaban
-Esto será divertido- musitó para sí, y entró -¡Buenos días!- el dependiente quedó asombrado ante su nuevo cliente pero regresó el saludo, más nervioso que de costumbre. Ignorando a la pareja fue directamente hasta el joven castaño, al cual también ignoró para dirigirse nuevamente al anciano encargado -¿Tiene algo interesante para este cazarrecompensas? Tengo días buscando una buena arma opcional- miró al joven de soslayo mientras hablaba. Él mismo dictaminaría su sentencia con los cuatro siguientes movimientos y sus dos primeras reacciones. Asriel las contaría
Última edición por Asriel Dreemurr el Vie Jun 17, 2016 12:00 pm, editado 1 vez
Asriel Dreemurr
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Wuayra Barca Lun Jun 13, 2016 7:05 pm
No hacía frío en la tienda, un suave aire acondicionado puesto en calefacción mantenía la temperatura dentro de la tienda como una agradable. Y así fue, dándole al peliblanco la sensación de seguridad típica de un lugar calentito y seguro hasta el momento en el que él entró. Una masa de pelos de más de 2 metros de alto con 2 espadas. Un Furry, un furry que iba a comprar armas. No sabía si temer en si por el furry o sentir lástima por la persona sobre quien iría a usar las armas para después hacerle cosas de furry. De hecho... ¿Era legal eso? Ser un furry con armas, eso hasta daba miedo. Tosió un poco, como si fuese alérgico al pelaje ajeno, el cual parecía suave y no de un disfraz, pero los... sea lo que sea eso... no existían, ¿No? La forma en la que saludó apenas ingresó al lugar le hizo creer al castaño que no se trataba de una persona normal sino de un amigo del dueño. Después de todo no tenía motivo para saludar de aquella manera. De alguna forma, parecía transmitir un espíritu de bondad y felicidad en el ambiente.
Y era un cazarrecompensas. Tenía que ser un cazarrecompensas, asumía que se convertiría en un mega-malvado ultra-sádico en momentos de pelea tal como ocurría a veces con unas pocas personas. Se sintió observado pero siguió observando las armas en las cuales parecía interesarse. Una serie de dagas, parecían armas de uso sencillo pero dudaba que pudiese hacer mucho contra alguien que realmente supiese usar espadas. Después de todo cuando la distancia se había acortado lo suficiente como para tener que usar una daga, Jake ya estaría muerto. Volvió a toser, si, posiblemente era alérgico al pelo de aquel traje Furry, pero no diría nada al respecto por que parecía ser amigo del dueño. El peliblanco tenía flechas normales pero le impresionó la venta de otro tipo de las mismas. Había una que incluso decía que podía girar en el aire, lo curioso era que este tipo de flecha no era curva sino que recta pero uno de los timones era un poco más grande que el resto. Como eso afectaba la flecha de tal manera que se curvase no era algo que el ahora morocho entendiese pero decidió no cuestionarlo sino que la probaría.
Bah, tenía dinero, fuck everything. Las flechas estaban en packs de a 15 atadas con una bandita la punta y clavadas en un cartón de tal manera que las plumas no se tocasen entre si. Agarró un pack de cada uno de los 03 tipos que vendían: las curvas, las explosivas y las perforantes - Muchas gracias... - apenas costaba dinero considerando lo que había conseguido por el robo. Poco más de 3.000 berries, dinero que sacó de su billetera. Si, se suponía que se le daba oportunidad a lo que cazaban, pero que la chupasen todos, flechas explosivas. ¿Acaso importaba algo más?
Off: Nótese que este cambio en la forma de narración es una forma de poner el cambio psicológico que tiene sobre un hombre normal la presencia de EXPLOSIONES
Y era un cazarrecompensas. Tenía que ser un cazarrecompensas, asumía que se convertiría en un mega-malvado ultra-sádico en momentos de pelea tal como ocurría a veces con unas pocas personas. Se sintió observado pero siguió observando las armas en las cuales parecía interesarse. Una serie de dagas, parecían armas de uso sencillo pero dudaba que pudiese hacer mucho contra alguien que realmente supiese usar espadas. Después de todo cuando la distancia se había acortado lo suficiente como para tener que usar una daga, Jake ya estaría muerto. Volvió a toser, si, posiblemente era alérgico al pelo de aquel traje Furry, pero no diría nada al respecto por que parecía ser amigo del dueño. El peliblanco tenía flechas normales pero le impresionó la venta de otro tipo de las mismas. Había una que incluso decía que podía girar en el aire, lo curioso era que este tipo de flecha no era curva sino que recta pero uno de los timones era un poco más grande que el resto. Como eso afectaba la flecha de tal manera que se curvase no era algo que el ahora morocho entendiese pero decidió no cuestionarlo sino que la probaría.
Bah, tenía dinero, fuck everything. Las flechas estaban en packs de a 15 atadas con una bandita la punta y clavadas en un cartón de tal manera que las plumas no se tocasen entre si. Agarró un pack de cada uno de los 03 tipos que vendían: las curvas, las explosivas y las perforantes - Muchas gracias... - apenas costaba dinero considerando lo que había conseguido por el robo. Poco más de 3.000 berries, dinero que sacó de su billetera. Si, se suponía que se le daba oportunidad a lo que cazaban, pero que la chupasen todos, flechas explosivas. ¿Acaso importaba algo más?
Off: Nótese que este cambio en la forma de narración es una forma de poner el cambio psicológico que tiene sobre un hombre normal la presencia de EXPLOSIONES
Wuayra Barca
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(10/100)
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