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Creado por Zhenya Wayland Lun Jul 25, 2016 2:23 am
8 meses atrás...
- ¡KHÚ! - ¿Dónde estaba? ¿Dónde se había metido aquella ave que la había acompañado durante tanto tiempo? No lo entendía... Estaba con ella, estaba justo a su lado... Pero claro, era obvio que saldría volando despavorida al escuchar aquellos disparos de armas que los humanos poseían... No entendía, no comprendía qué era lo que pasaba en esa isla, simplemente quería salir ya de ahí. La luna estaba en su más pleno apogeo, era luna llena, hubiera sido hermosa el poder contemplarla pero inmensos nubarrones grises cargados de aquel vital líquido que no perdonaba la cubrieron en totalidad. Truenos... Rayos... Brutales estruendos que erizaban la piel de cualquiera y sin previo aviso una abundante tormenta cayó sobre el pueblo. La joven apenas si podía mantener el paso corriendo con todas las energías que le quedaban... No había comido bien en días, mucho menos dormido y bebido agua como se debía. Un par de bandidos le seguían los talones y, la ángel totalmente empapada apenas si podía cubrir su cuerpo con la capa que la había acompañado en todo su viaje ocultando siempre sus alas. Un morralillo con sus pertenencias colgaba del extremo de su hombro a la cintura, su cabeza cubierta por la capucha impidiendo que sus dorados cabellos quedaran a la vista de nadie... Aterrada... Sólo quería esconderse... Escapar... No quería morir, no ahí, no sin encontrarlo a él.
Sólo confiaba en su instinto, giraba por calles rogando por no encontrarse de frente con paredes que le impidieran el paso. Los sonoros ruidos de los pasos de ella al chocar contra los charcos de aquellos sucios pasillos delataban el camino que ella tomaba y por lo que apenas si podía escuchar los que venían tras ella estaban a nada de atraparle ¿Pero por qué? ¿Por qué la perseguían? Por un torpe descuido de ella había visto como esos hombres asesinaban a un humilde comerciante y, peor aún... Habían visto sus alas cuando el ave había levantado vuelo haciendo que su capa se elevara y revoloteaba. Querían callar a la testigo y de paso poseer aquellas plumas blancas que según ellos serían bien vendidas en el mercado negro. - No quiero, no quiero, no quiero... - Musitaba desesperada como si de un mantra tratase, sobreexigiéndole a su cuerpo, no pretendía caer en manos de ellos, su hermano la estaba esperando en algún lugar... Simplemente... Simplemente debía escapar...
Por fin había logrado tomar una distancia considerable mas no era suficiente para ella, no hasta lograr esconderse de ellos... Giró en uno de los callejones llegando a la calle principal del pueblo, sin embargo sin cuidado tras girar la calle chocó de lleno contra algo... O mejor dicho alguien. Por inercia se sujetó de las ropas de aquella persona y, aferrándose con desesperación levantó su rostro, sus orbes húmedos, sus ojos rojos y su mueca de desesperación era evidente. - Vienen por mi... - Apenas si pudo decir entre jadeos. Sus piernas no daban para más, temblaban y aterrada giró su cabeza hacia atrás viendo al callejón. Ya no los veía, ya no los escuchaba pero eso no le quitaba el temor de encima. Empujó suave al hombre que había detenido el correr de la ángel, y torpemente quiso seguir corriendo más su cuerpo se lo impidió. Su pierna derecha flaqueó y cayó de rodillas, su capa se tendió hacia el lado derecho dejando ver parte de su ala izquierda y, unos cuantos mechones de oro cayeron a los costados de su rostro mientras se mantenía con sus manos. No podía seguir... Observó de reojo a quien se encontraba parado a un lado de ella, sin emitir palabra alguna su mirada lo decía todo, sólo un poco de ayuda, sólo eso... No pedía más.
Última edición por Zhenya Wayland el Vie Ago 12, 2016 1:52 am, editado 1 vez
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Miér Jul 27, 2016 5:18 pm
Había olvidado como llego a la isla pese a que estaba en ella hace menos de una semana ¿Cómo alguien podía olvidarlo tan rápido? Para el rubio fue algo sencillo, desde que puso un pie en la ciudad lo primero que hizo fue dirigirse a un bar, no le importaba cual fuera mientras tuvieran algo para darle de beber y tuviera algo que hacer. Tan pronto como se fue de su lugar de nacimiento para convertirse en un conocido pirata es que frecuentaba bares con buenas o malas experiencias, la mayoría de ellas eran malas las cuales no le gustaba recordar y por lo mismo se emborrachaba hasta no recordar nadar. La noción del tiempo la perdió por completo luego de la primera noche sin saber qué hora era y mucho menos el día de la semana, no es que tuviera una rutina en específico para sus días pero si le gustaba estar bien orientado para planear algunas cosas de sus viajes.
Prácticamente acostado sobre una mesa del ultimo bar frecuento era que se encontraba el rubio, luego de que le prohibieran entrar en los anteriores por las peleas que tuvo causando más de un problema. El ruido de un trueno lo despertó por completo ya que estaba cabeceando tratando de no quedarse dormido, no había buscado siquiera un lugar para dormir cayendo dormido donde pudiera. Las malas amistades que tuvo en un inicio de su viaje lo habían incentivado a que bebiera y fumara, llevándolo a la vida que estaba teniendo ahora. Trataba de dejarlo de lado sin embargo le costaba hacerlo por completo, le faltaba un pequeño empujón para poder dejar ese estilo de vida por completo. Se sentó en la mesa refregándose los ojos para despertar bien, con la otra mano buscaba sus pertenencias entre sus ropas y aun todas estaban en el mismo lugar donde las dejo incluso su dinero. — Debería buscar un lugar donde dormir antes de partir mañana… — Se puso de pie iniciando su camina hacia la puerta sin prestarle atención a las demás personas que se encontraban dentro del lugar, algunos jugaban cartas en grupos de 3 a 4 personas y otros simplemente estaban en la barra bebiendo algo mientras conversaban con alguien. La mesa que desocupo no pasaron ni treinta segundos cuando estaba siendo ocupada por otras personas que parecían adueñarse de ella, la música en el lugar le estaba produciendo un dolor de cabeza.
Frente a la puerta de entrada saco uno de sus cigarrillos colocándolo en su boca al mismo tiempo que lo prendía dando la primera calada. Abrió la puerta notando como estaba lloviendo lo que produjo que arrugara la frente en claro signo de estar molesto, sin importarle mucho y sin dejar el cigarrillo salió a la calle dejando atrás el bar cuya puerta se cerraba detrás de él. Ahora que estaba bajo la lluvia la ropa comenzaba a mojarse al igual que su cabello del cual caían algunos mechones sobre su cara, las vestimentas que usaba comenzaban a pegarse al cuerpo, el cigarro de algún modo seguía encendido. Para su fortuna el bar se encontraba cerca de la calle principal por lo que no demoro mucho en llegar a ella, con las manos en los bolsillos por el frío seguía dando caladas al cigarro el cual cada vez estaba más apagado. En una de las intersecciones de la calle donde se encontraba alguien choco contra él haciendo que soltara el cigarro y por tomándola en sus brazos por reflejos, no sabía quién era aunque podía ver sus ojos llorosos y la clara expresión de su rostro. — ¿Quién? — Pregunto al escuchar las palabras de quien estaba sosteniendo. El encuentro hizo que el luchador se despertara en su totalidad no obstante seguía un poco ebrio, por lo que le costaba reaccionar a tiempo. La mujer cayo de rodillas al suelo por lo que pudo ver su espalda notando como la capa desprotegió parte de ella viendo una ala entrecerrando sus ojos para ver si estaba de lo que estaba viendo, no le presto mayor atención sacándose su abrigo para colocarla sobre los hombros de ella. — Vamos a otro lado. — Solo quedaba con su camiseta puesta por lo que podían verse sus tatuajes en su brazo izquierdo y cuello con total claridad. No sabía bien lo que estaba haciendo a causa del alcohol en su sangre, a pesar de eso no podía dejar sola a quien se encontró en ese estado. La puso de pie cubriendo bien su rostro con la capa para que nadie la reconociera mientras que la apoyaba en su cuerpo para que pudiera caminar.
Prácticamente acostado sobre una mesa del ultimo bar frecuento era que se encontraba el rubio, luego de que le prohibieran entrar en los anteriores por las peleas que tuvo causando más de un problema. El ruido de un trueno lo despertó por completo ya que estaba cabeceando tratando de no quedarse dormido, no había buscado siquiera un lugar para dormir cayendo dormido donde pudiera. Las malas amistades que tuvo en un inicio de su viaje lo habían incentivado a que bebiera y fumara, llevándolo a la vida que estaba teniendo ahora. Trataba de dejarlo de lado sin embargo le costaba hacerlo por completo, le faltaba un pequeño empujón para poder dejar ese estilo de vida por completo. Se sentó en la mesa refregándose los ojos para despertar bien, con la otra mano buscaba sus pertenencias entre sus ropas y aun todas estaban en el mismo lugar donde las dejo incluso su dinero. — Debería buscar un lugar donde dormir antes de partir mañana… — Se puso de pie iniciando su camina hacia la puerta sin prestarle atención a las demás personas que se encontraban dentro del lugar, algunos jugaban cartas en grupos de 3 a 4 personas y otros simplemente estaban en la barra bebiendo algo mientras conversaban con alguien. La mesa que desocupo no pasaron ni treinta segundos cuando estaba siendo ocupada por otras personas que parecían adueñarse de ella, la música en el lugar le estaba produciendo un dolor de cabeza.
Frente a la puerta de entrada saco uno de sus cigarrillos colocándolo en su boca al mismo tiempo que lo prendía dando la primera calada. Abrió la puerta notando como estaba lloviendo lo que produjo que arrugara la frente en claro signo de estar molesto, sin importarle mucho y sin dejar el cigarrillo salió a la calle dejando atrás el bar cuya puerta se cerraba detrás de él. Ahora que estaba bajo la lluvia la ropa comenzaba a mojarse al igual que su cabello del cual caían algunos mechones sobre su cara, las vestimentas que usaba comenzaban a pegarse al cuerpo, el cigarro de algún modo seguía encendido. Para su fortuna el bar se encontraba cerca de la calle principal por lo que no demoro mucho en llegar a ella, con las manos en los bolsillos por el frío seguía dando caladas al cigarro el cual cada vez estaba más apagado. En una de las intersecciones de la calle donde se encontraba alguien choco contra él haciendo que soltara el cigarro y por tomándola en sus brazos por reflejos, no sabía quién era aunque podía ver sus ojos llorosos y la clara expresión de su rostro. — ¿Quién? — Pregunto al escuchar las palabras de quien estaba sosteniendo. El encuentro hizo que el luchador se despertara en su totalidad no obstante seguía un poco ebrio, por lo que le costaba reaccionar a tiempo. La mujer cayo de rodillas al suelo por lo que pudo ver su espalda notando como la capa desprotegió parte de ella viendo una ala entrecerrando sus ojos para ver si estaba de lo que estaba viendo, no le presto mayor atención sacándose su abrigo para colocarla sobre los hombros de ella. — Vamos a otro lado. — Solo quedaba con su camiseta puesta por lo que podían verse sus tatuajes en su brazo izquierdo y cuello con total claridad. No sabía bien lo que estaba haciendo a causa del alcohol en su sangre, a pesar de eso no podía dejar sola a quien se encontró en ese estado. La puso de pie cubriendo bien su rostro con la capa para que nadie la reconociera mientras que la apoyaba en su cuerpo para que pudiera caminar.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Zhenya Wayland Sáb Jul 30, 2016 12:53 pm
Suaves jadeos provenían de la joven mientras las agrias gotas de lluvia sin tregua seguían empapando su agotado cuerpo el cual en el suelo sólo se limitaba a ver a quien apenas si por instantes la había sostenido entre sus brazos. Reaccionando desvió su mirada, no quería ni pretendía ponerse a pedir ayuda a diestra y siniestra, mucho menos a un extraño más antes de poder ponerse de pie sintió sobre sus hombros lo que pareció ser un abrigo. Abriendo sus labios para reclamar o de menos evitar el otro se entrometiese. Siendo tomada de la muñeca dejó que su cuerpo fuese tirado hacia él… Sorprendida sólo dejó que él la llevara sin más contemplando sin tratar de ser tan obvia los tatuajes de aquel hombre el cual no negó por un instante sentir cómo por su ser un suave calosfrío recorrió su cuerpo ¿A quién demonios había pedido ayuda?..
- ¿A dónde me llevas? - Preguntó frunciendo el ceño manteniendo la vista al frente; Claro que entre la densa cortina creada por la lluvia y la oscuridad de la noche era siquiera algo complicado ver por dónde pisaban. Incómoda, inquieta y algo desesperada observaba de un lado a otro tratando de encontrar a su ave, ver a quien la perseguía o de menos la entrada a alguna posada pero mucho no tardó antes de que eso ocurriera, los bruscos pasos del correr de aquel par de bandidos dejaron resonar los charcos que golpeaban al pasar, volviendo a escuchar la voz de ellos a lo lejos por instinto se soltó del agarre del rubio y tomó la mano de él emprendiendo nuevamente carrera entrando sin más a un callejón. Se pegó de espaldas a una de las paredes de aquel lugar y brusca lo obligó a que él se pegase a su cuerpo, poniéndose de puntillas pegó su mejilla a la de él y lo abrazó aferrándose a sus ropas. - Finge que me estás besando. - Ordenó, casi por un instante amenazante sintiendo que el aire se le había ido por un instante por el simple miedo de que podría estar escapando de un par y metiéndose a la boca de otro predador… Era lo mejor que tenía para escapar.
Funcionara o no sólo escuchó cómo el par de bandidos se habían detenido, quizá viendo hacia al callejón, murmurando un par de cosas siguieron de largo siguiendo la búsqueda de la joven… Más tranquila terminó por agachar su cabeza recargándola sobre el hombro del rubio. - Ya se fueron ¿Cierto?.. - Cuestionó por lo bajo deshaciendo el abrazo al joven y tras unos segundos posó sus manos en el pecho de él empujándole suave para que se alejara volviendo a tomar distancia de por medio. - Gracias por el abrigo pero no lo necesito. - Mas no se lo quitó de encima, era cálido pese a la humedad. Frunciendo suave el entrecejo salió del callejón volviendo a retomar camino y corriendo a la dirección contraria de dónde venían los bandidos buscando abandonar ahí al de los tatuajes… ahora necesitaba una posada rápido para secarse más para su suerte había una a unos cuantos pasos del callejón, apenas si entró se acercó hacia una señora mayor la cual amablemente la recibió. - Necesito una habitación. - ansiosa pidió mientras buscaba entre sus ropas algo de dinero pero no tenía, lo poco que quedaba seguramente lo había perdido en aquella absurda persecución. ¿Buscar en el abrigo que le habían regalado? No, no pesaba como si tuviese dinero encima. - Pero… No tengo dinero… - Llevó su mano derecha hacia su rostro maldiciéndose por lo bajo - Lo siento señorita, si no puede pagarla no puede tenerla. - Zhenya simplemente se mordió el labio inferior agachando la cabeza. . - Entiendo, gracias, perdone las molestias. - Si el encargado fuese hombre hubiese sido más fácil… Sólo quedaba salir de ahí y buscar un lugar dónde quedarse
- ¿A dónde me llevas? - Preguntó frunciendo el ceño manteniendo la vista al frente; Claro que entre la densa cortina creada por la lluvia y la oscuridad de la noche era siquiera algo complicado ver por dónde pisaban. Incómoda, inquieta y algo desesperada observaba de un lado a otro tratando de encontrar a su ave, ver a quien la perseguía o de menos la entrada a alguna posada pero mucho no tardó antes de que eso ocurriera, los bruscos pasos del correr de aquel par de bandidos dejaron resonar los charcos que golpeaban al pasar, volviendo a escuchar la voz de ellos a lo lejos por instinto se soltó del agarre del rubio y tomó la mano de él emprendiendo nuevamente carrera entrando sin más a un callejón. Se pegó de espaldas a una de las paredes de aquel lugar y brusca lo obligó a que él se pegase a su cuerpo, poniéndose de puntillas pegó su mejilla a la de él y lo abrazó aferrándose a sus ropas. - Finge que me estás besando. - Ordenó, casi por un instante amenazante sintiendo que el aire se le había ido por un instante por el simple miedo de que podría estar escapando de un par y metiéndose a la boca de otro predador… Era lo mejor que tenía para escapar.
Funcionara o no sólo escuchó cómo el par de bandidos se habían detenido, quizá viendo hacia al callejón, murmurando un par de cosas siguieron de largo siguiendo la búsqueda de la joven… Más tranquila terminó por agachar su cabeza recargándola sobre el hombro del rubio. - Ya se fueron ¿Cierto?.. - Cuestionó por lo bajo deshaciendo el abrazo al joven y tras unos segundos posó sus manos en el pecho de él empujándole suave para que se alejara volviendo a tomar distancia de por medio. - Gracias por el abrigo pero no lo necesito. - Mas no se lo quitó de encima, era cálido pese a la humedad. Frunciendo suave el entrecejo salió del callejón volviendo a retomar camino y corriendo a la dirección contraria de dónde venían los bandidos buscando abandonar ahí al de los tatuajes… ahora necesitaba una posada rápido para secarse más para su suerte había una a unos cuantos pasos del callejón, apenas si entró se acercó hacia una señora mayor la cual amablemente la recibió. - Necesito una habitación. - ansiosa pidió mientras buscaba entre sus ropas algo de dinero pero no tenía, lo poco que quedaba seguramente lo había perdido en aquella absurda persecución. ¿Buscar en el abrigo que le habían regalado? No, no pesaba como si tuviese dinero encima. - Pero… No tengo dinero… - Llevó su mano derecha hacia su rostro maldiciéndose por lo bajo - Lo siento señorita, si no puede pagarla no puede tenerla. - Zhenya simplemente se mordió el labio inferior agachando la cabeza. . - Entiendo, gracias, perdone las molestias. - Si el encargado fuese hombre hubiese sido más fácil… Sólo quedaba salir de ahí y buscar un lugar dónde quedarse
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Dom Jul 31, 2016 2:29 am
Iban caminando lento, dando pasos seguros en las asfaltadas calles de la ciudad donde estaban en Islas Organ. Las primeras posas de aguas comenzaban a formarse en el suelo, por supuesto que las evitaba para que ninguno de los dos tuviera que pisarlas, un poco extraño ya que ambos se encontraban totalmente empapados por la misma lluvia. A pesar de eso siempre mantenía cuidado con no mojar sus pies, su madre siempre le decía que si le pasaba eso seguramente se resfriaría, posiblemente era en lo único que le hacía caso a ella. Trataba de ver el rostro de quien llevaba apoyada en su cuerpo, más le era imposible por lo bien que la cubrió para que nadie pudiera reconocerla al caminar, según ella la estaban persiguiendo.
Llevo su vista hacia ella sin dejar de que su rostro apuntara hacia al frente — Ni idea, te están siguiendo y hay que movernos. — Respondería como si fuera algo obvio a lo que le estaba preguntando, no pensaba en ningún lugar en específico pero mantenerse en el mismo lugar podría ser peligroso. Llevaría su vista nuevamente hacia adelante para ver donde estaban pisando, la ciudad tan poco iluminada junto a la lluvia no ayudaban en nada a lo que estaba ocurriendo. Sentía como miraba hacia todos los lados lo que preocupaba al rubio. — Tranquilízate todo estará bien. — Siempre confió en sus habilidades de combate, llegando al punto de ser arrogante sobre el tema, alguna de sus armas se encontraban en el abrigo que se encontraba sobre los hombros de ella aunque no le importaba tener que usar las manos desnudas para defenderla. Escucho algunos sonidos producidos por pisadas sobre los charcos junto a los de una voz, la de mechones de oro como cabello se soltó de su agarre tomándolo de la mano y también de sorpresa por lo que estaba haciendo, al parecer era quienes la estaban persiguiendo. Antes de darse se encontraban en un callejón con ella apegada en una muralla y su cuerpo apegado al de ella, lo rápido del suceso y el hecho de que no estuviera sobrio hizo que realizara lo que le pidió sin reclamar, sentir el abrazo ajeno le lleno de calidez. Su mano izquierda la llevo al cuello de ella y con su pulgar acariciaba lentamente su mejilla, la otra mano la pondría en la cadera ajena apegando un poco más sus cuerpos, con ambas mejillas tan cerca dio un primer beso en la parte baja del pómulo de ella para alejarse un poco y darle otro en el cuello en donde su mano no cubría la piel ajena, el último beso fue más largo que el anterior. Estaban tan cercas que podía sentir la temperatura de ambos pese a la fría noche en la que estaban bajo la lluvia.
No sabía si lo hizo bien o no se quedó en silencio esperando algún gesto o palabra por parte de ella, se percató de unos susurros a su alrededor a los que no le dio mucha importancia. Al sentir como se apoyaba sobre su hombro la abrazo sosteniéndose de su capa. — Sí, así parece… — No estaba seguro de sus palabras sin embargo parecían estar a salvo de momento. Frente al empuje no hizo nada rompiendo el abrazo para dar unos cuantos pasos atrás, mirándola a la cara. — Puedes quedártelo hasta que estemos bajo techo. — Sin decir más parecía querer dejarlo en el callejón por la forma en la que caminaba, en su abrigo no llevaba nada sumamente importante por lo que no le importaba perderlo, solo que no estaba seguro si ella podría estar bien sola. La siguió unos cuantos metros más atrás, acomodándose el cabello el cual le cubría la cara gracias a la insistente lluvia, la vio entrar a una posada a la cual dudo en entrar en primera instancia. No lo pensó mucho llegando justo cuando le estaban negando una habitación por no tener dinero, una sonrisa se dibujó en su rostro y a paso silente se acercó hacia donde estaban dejando unos cuantos billetes sobre la mesa de la encargada del lugar. — Una habitación para dos por favor. — No miraría ni de reojo a quien se encontraba a su lado, la encargada entrecerró los ojos al verlos juntos y sin decir nada dejo una llave entremedio de ambos retirando el dinero que Nijimura dejo como pago por la habitación.
Su sonrisa se acentuó aún más al notar como la señora no dijo nada entregando las llaves sin problemas, se dio media vuelta quedando frente a ella y las escaleras que los llevarían a la habitación que les correspondía. Tomo las llaves viendo el número que aparecía en ellas. — Nos toca en la habitación 220, debería quedar en el segundo piso. — Inicio su caminata hacia las escaleras pasando al lado de ella, momento en el que tomo una de las manos para que subieran al mismo tiempo, la mano de ella estaba cálida a comparación a la él que se encontraba fría casi siempre y ahora más gracias a la lluvia. La posada constaba de varios pisos, para su fortuna se encontraba enumerados las habitaciones en la puerta de cada piso, tal como dijo al ver las llevas les tocaba en la segunda planta del edificio. Al abrir la puerta un pasillo largo apareció frente a ellos con varias puertas a sus lados con el número de la habitación a uno de los lados, al llegar a ese punto soltó la mano de la fémina caminando lento para saber que habitación era la de ellos sin interrumpir en otra. — Ya llegamos. — Dijo el rubio quien doblo a la derecha tratando de entrar la llave en el primer intento solo que su estado no lo permitió lográndolo al segundo intento abriendo la habitación entrando primero él para no entorpecer el camino.
Una vez dentro de la habitación busco el interruptor para prender la luz en la habitación y poder ver con mayor facilidad. Dio unos cuantos pasos pudiendo notar como había tan solo una cama para los dos… No dijo nada sobre eso dando media vuelta para entrar al baño. También tuvo que prender la luz para poder ver algo, eran tan blanco como podía imaginárselo buscando un mueble que tuviera algunas toallas, al encontrarlo saco dos. Volvió a la habitación dejando uno al lado de ella para que se secara. — Debes secarte o pescaras un resfriado. — En cuanto a él sin pudor alguno se sacó la playera dejando a libre vista ahora también los tatuajes que cubrían su torso en la parte izquierda de su cuerpo, coloco la toalla sobre su cabello para con ambas manos moverla con fuerza secando así su cabellera, dejando la toalla sobre su cabeza unos instantes.
Llevo su vista hacia ella sin dejar de que su rostro apuntara hacia al frente — Ni idea, te están siguiendo y hay que movernos. — Respondería como si fuera algo obvio a lo que le estaba preguntando, no pensaba en ningún lugar en específico pero mantenerse en el mismo lugar podría ser peligroso. Llevaría su vista nuevamente hacia adelante para ver donde estaban pisando, la ciudad tan poco iluminada junto a la lluvia no ayudaban en nada a lo que estaba ocurriendo. Sentía como miraba hacia todos los lados lo que preocupaba al rubio. — Tranquilízate todo estará bien. — Siempre confió en sus habilidades de combate, llegando al punto de ser arrogante sobre el tema, alguna de sus armas se encontraban en el abrigo que se encontraba sobre los hombros de ella aunque no le importaba tener que usar las manos desnudas para defenderla. Escucho algunos sonidos producidos por pisadas sobre los charcos junto a los de una voz, la de mechones de oro como cabello se soltó de su agarre tomándolo de la mano y también de sorpresa por lo que estaba haciendo, al parecer era quienes la estaban persiguiendo. Antes de darse se encontraban en un callejón con ella apegada en una muralla y su cuerpo apegado al de ella, lo rápido del suceso y el hecho de que no estuviera sobrio hizo que realizara lo que le pidió sin reclamar, sentir el abrazo ajeno le lleno de calidez. Su mano izquierda la llevo al cuello de ella y con su pulgar acariciaba lentamente su mejilla, la otra mano la pondría en la cadera ajena apegando un poco más sus cuerpos, con ambas mejillas tan cerca dio un primer beso en la parte baja del pómulo de ella para alejarse un poco y darle otro en el cuello en donde su mano no cubría la piel ajena, el último beso fue más largo que el anterior. Estaban tan cercas que podía sentir la temperatura de ambos pese a la fría noche en la que estaban bajo la lluvia.
No sabía si lo hizo bien o no se quedó en silencio esperando algún gesto o palabra por parte de ella, se percató de unos susurros a su alrededor a los que no le dio mucha importancia. Al sentir como se apoyaba sobre su hombro la abrazo sosteniéndose de su capa. — Sí, así parece… — No estaba seguro de sus palabras sin embargo parecían estar a salvo de momento. Frente al empuje no hizo nada rompiendo el abrazo para dar unos cuantos pasos atrás, mirándola a la cara. — Puedes quedártelo hasta que estemos bajo techo. — Sin decir más parecía querer dejarlo en el callejón por la forma en la que caminaba, en su abrigo no llevaba nada sumamente importante por lo que no le importaba perderlo, solo que no estaba seguro si ella podría estar bien sola. La siguió unos cuantos metros más atrás, acomodándose el cabello el cual le cubría la cara gracias a la insistente lluvia, la vio entrar a una posada a la cual dudo en entrar en primera instancia. No lo pensó mucho llegando justo cuando le estaban negando una habitación por no tener dinero, una sonrisa se dibujó en su rostro y a paso silente se acercó hacia donde estaban dejando unos cuantos billetes sobre la mesa de la encargada del lugar. — Una habitación para dos por favor. — No miraría ni de reojo a quien se encontraba a su lado, la encargada entrecerró los ojos al verlos juntos y sin decir nada dejo una llave entremedio de ambos retirando el dinero que Nijimura dejo como pago por la habitación.
Su sonrisa se acentuó aún más al notar como la señora no dijo nada entregando las llaves sin problemas, se dio media vuelta quedando frente a ella y las escaleras que los llevarían a la habitación que les correspondía. Tomo las llaves viendo el número que aparecía en ellas. — Nos toca en la habitación 220, debería quedar en el segundo piso. — Inicio su caminata hacia las escaleras pasando al lado de ella, momento en el que tomo una de las manos para que subieran al mismo tiempo, la mano de ella estaba cálida a comparación a la él que se encontraba fría casi siempre y ahora más gracias a la lluvia. La posada constaba de varios pisos, para su fortuna se encontraba enumerados las habitaciones en la puerta de cada piso, tal como dijo al ver las llevas les tocaba en la segunda planta del edificio. Al abrir la puerta un pasillo largo apareció frente a ellos con varias puertas a sus lados con el número de la habitación a uno de los lados, al llegar a ese punto soltó la mano de la fémina caminando lento para saber que habitación era la de ellos sin interrumpir en otra. — Ya llegamos. — Dijo el rubio quien doblo a la derecha tratando de entrar la llave en el primer intento solo que su estado no lo permitió lográndolo al segundo intento abriendo la habitación entrando primero él para no entorpecer el camino.
Una vez dentro de la habitación busco el interruptor para prender la luz en la habitación y poder ver con mayor facilidad. Dio unos cuantos pasos pudiendo notar como había tan solo una cama para los dos… No dijo nada sobre eso dando media vuelta para entrar al baño. También tuvo que prender la luz para poder ver algo, eran tan blanco como podía imaginárselo buscando un mueble que tuviera algunas toallas, al encontrarlo saco dos. Volvió a la habitación dejando uno al lado de ella para que se secara. — Debes secarte o pescaras un resfriado. — En cuanto a él sin pudor alguno se sacó la playera dejando a libre vista ahora también los tatuajes que cubrían su torso en la parte izquierda de su cuerpo, coloco la toalla sobre su cabello para con ambas manos moverla con fuerza secando así su cabellera, dejando la toalla sobre su cabeza unos instantes.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Zhenya Wayland Lun Ago 01, 2016 3:08 pm
¿Acaso era Alcohol eso que lograba percibir la de rubios cabellos ante la cercanía del contrario? Apenas ordenó el que fingiese aquello como si fe una pareja se tratara para hacer que quienes la perseguían la pasaran de largo una suave mueca de desagrado nada visible para él se había formado en su rostro, pero el sentir la aquella masculina sobre su cuello por mucho fue poco agradable. ¿Reclamar? Estaba a nada de hacerlo pero sentir como su frágil cuerpo quedaba entre aquella húmeda pared y él y sintiendo ya su muerte venir con quienes le perseguían guardó silencio esperando ver qué haría el otro… Prefería sólo tener dos enemigos, no tres. Abrió sus párpados de par en par sintiendo aquellos labios rozar su mejilla en un beso que sin pedirlo había sido regalado, extraño y poco peculiar pues el único que había hecho eso había sido su torpe hermano. Dejó salir un suave quejido, no quería ni aprobaba aquella cercanía que el otro había acortado aprovechándose la situación. - ¿Qué haces?.. - Reclamó por lo bajo removiéndose un poco para tratar de hacer que se alejara de ella, pero ni la humedad misma de la lluvia había helado tanto su piel como aquel beso sobre su cuello. Estremeciéndose cerró su párpado derecho aferrándose más a las ropas de él, incluso encajando suave sus uñas, tragando en seco, molesta, no veía la hora de quitárselo de encima y así fue apenas se escuchara se iban los bandidos.
Estaba resignada ya, irse y buscar algo más pero ante su mirada el rubio volvía a hacerla de héroe. - ¿Para dos? - Cuestionó la ángel justo frunciendo el entrecejo. La encargada del lugar observó a ambos no muy convencida de que estos viniesen juntos, mucho menos por la reacción que había tenido Zhenya, sin embargo el dinero era dinero y lo tomó dándoles aquella llave. La pirata negó y suspiró, cansada no hizo más que dejarse tomar de la mano y dejarse guiar para llegar a la habitación en cuestión. Esperó paciente a que él abriese de alguna manera la puerta pero esos torpes movimientos para meter la llave a la cerradora la hicieron caer en cuenta. Él había entrado primero, acto que para ella más que poco caballeroso era algo que obviamente no le agradó mas no dijo nada, cerrando la puerta justo tras ella se quitó el abrigo que él le había dado dejándolo sobre una de las sillas del lugar quedando sólo con su capa y capucha y, girando su cabeza observó que sólo había una cama, un pequeño sofá y sólo un par de sillas más aparte de la que ya tenía el abrigo de él encima.
Se quedó así unos instantes hasta que el contrario le entregase una toalla lo bastante grande como para secarse y cubrir su cuerpo con esta, tomándola lo observó en silencio mientras toda el agua sobre ella escurría formando un charco bajo sí. Con pena y pudor observó lo que él había hecho - A parte de borracho y abusón eres un pervertido. - Reclamó notándosele molesta e incómoda. Desabrochó el cinturón donde portaba su par de espadas y las dejó recargadas junto a la cama así como dejar sobre esta el morralillo donde siempre llevaba su libreta para anotaciones. Desabrochó el botón de su capa y bajó su capucha dejándola caer de lleno escuchándose la pesada tela mojada caer en el piso, estando frente al rubio pudo dejar ver por fin en totalidad a la joven, no muy alta de rubios cabellos, a los costados de sus hombros aquel par de hermosas y afelpadas alas algo húmedas adornaban su figura y cubriéndose con la toalla parte del pecho escondía aquel vestido blanco que mojado se translucía apenas un poco. - No pretendo compartir mi cama con un borracho, hay mucho suelo o ese sofá. - Apuntó molesta. - A parte quién te crees para besarme el cuello. - Regañó, molesta dio unos cuantos pasos levantando su mano derecha con toda la intención de darle una bofetada sin embargo sólo empuñó esta, apretando fuerte sus labios y cerrando con fuerza sus ojos renegó bajando la mano. - Me ayudaste. - Acotó y se dio la media vuelta dirigiéndose al baño - Así que no importa. - Agregó por lo bajo azotando la puerta tras ella molesta encerrándose.
Secó su extenso cabello todo lo que pudo, terminó quitándose todas y cada una de las prendas de su cuerpo colgándolas en aquel baño tratando de esconderlas de la vista del contrario. Secó con suma delicadeza cada parte de su cuerpo, cada centímetro de su blanquecina piel evitando dejar rastro alguno de la lluvia. Se enredó sobre la toalla y cubrió sus alas lo más que pudo saliendo así dirigiéndose al instante hacia el interruptor de la luz bajándolo para que él no osara verla. - No te quiero en MI cama. - Haciendo énfasis en ello la habitación apenas si se iluminaba con la amarillenta luz de la luna que entraba por la ventana. Se sentó en la cama dándole la espalda al contrario, haciendo un poco más el agarre de su toalla esta bajó un poco de su espalda descubriendo sus alas. Tomó con su mano derecha su cabello llevándolo al frente y peinándolo con sus dedos y de esa manera entre suaves movimientos la toalla bajaba lentamente, sutil, descubriendo segundo a segundo un poco más de la piel de aquella espalda femenina. Al principio habían sido sólo sus alas, después parte de sus costillas, su cadera y terminó parando en su espalda baja. - De menos antes de besar a alguien deberías presentarte. - sí. Jamás perdonaría aquel beso en su cuello. - Y si te veo volteando hacia acá… - Giró suavemente su rostro viéndole de soslayo. Con sus manos apretó delicadamente la tela que cubría sus senos apegándolo más a si siendo su exquisita figura apenas si visible por la luna - Juro que te mato. - Agregó tras un suave tinte carmesí en sus rosadas mejillas.
Una vez seco su cuerpo tomó la sábana de la cobija y cubrió su pecho dejando su espalda descubierta, subiéndose a la cama de su morralillo sacó una libreta comenzando a revisar que lo que había anotado en esta no se hubiese mojado o algo por el estilo, afortunadamente estaban intactas. - Debí correr para otro lado… Así no me hubieras alcanzado. - Agregó algo molesta mas se le notaba el cansancio. Bostezando se recostó en la cama del lado totalmente contrario dejando sus pis sobre donde debería ir la cabeza y viceversa posando su mirada en el rubio. Mantenía su cuerpo cubierto con la sábana y su cabello, esparcido sobre la cama y parte de su cuerpo llenaba el vacío tras ella - Quizá si no estuvieras borracho el encuentro hubiera sido más romántico. - Bromeó entrecerrando su mirada amenazando con quedarse dormida. - No pienso dormir… Seguro si me descuido también me quitarás mis plumas… - susurró por lo bajo acurrucándose más en la cama abrazando más su cuerpo contra las cobijas. - Los hombres humanos son tan desagradables… - Agregó en un dulce hilo de voz. No podía con el cansancio, ni con el sueño, mucho menos con el hambre. Sólo quería que la noche terminara ya
Estaba resignada ya, irse y buscar algo más pero ante su mirada el rubio volvía a hacerla de héroe. - ¿Para dos? - Cuestionó la ángel justo frunciendo el entrecejo. La encargada del lugar observó a ambos no muy convencida de que estos viniesen juntos, mucho menos por la reacción que había tenido Zhenya, sin embargo el dinero era dinero y lo tomó dándoles aquella llave. La pirata negó y suspiró, cansada no hizo más que dejarse tomar de la mano y dejarse guiar para llegar a la habitación en cuestión. Esperó paciente a que él abriese de alguna manera la puerta pero esos torpes movimientos para meter la llave a la cerradora la hicieron caer en cuenta. Él había entrado primero, acto que para ella más que poco caballeroso era algo que obviamente no le agradó mas no dijo nada, cerrando la puerta justo tras ella se quitó el abrigo que él le había dado dejándolo sobre una de las sillas del lugar quedando sólo con su capa y capucha y, girando su cabeza observó que sólo había una cama, un pequeño sofá y sólo un par de sillas más aparte de la que ya tenía el abrigo de él encima.
Se quedó así unos instantes hasta que el contrario le entregase una toalla lo bastante grande como para secarse y cubrir su cuerpo con esta, tomándola lo observó en silencio mientras toda el agua sobre ella escurría formando un charco bajo sí. Con pena y pudor observó lo que él había hecho - A parte de borracho y abusón eres un pervertido. - Reclamó notándosele molesta e incómoda. Desabrochó el cinturón donde portaba su par de espadas y las dejó recargadas junto a la cama así como dejar sobre esta el morralillo donde siempre llevaba su libreta para anotaciones. Desabrochó el botón de su capa y bajó su capucha dejándola caer de lleno escuchándose la pesada tela mojada caer en el piso, estando frente al rubio pudo dejar ver por fin en totalidad a la joven, no muy alta de rubios cabellos, a los costados de sus hombros aquel par de hermosas y afelpadas alas algo húmedas adornaban su figura y cubriéndose con la toalla parte del pecho escondía aquel vestido blanco que mojado se translucía apenas un poco. - No pretendo compartir mi cama con un borracho, hay mucho suelo o ese sofá. - Apuntó molesta. - A parte quién te crees para besarme el cuello. - Regañó, molesta dio unos cuantos pasos levantando su mano derecha con toda la intención de darle una bofetada sin embargo sólo empuñó esta, apretando fuerte sus labios y cerrando con fuerza sus ojos renegó bajando la mano. - Me ayudaste. - Acotó y se dio la media vuelta dirigiéndose al baño - Así que no importa. - Agregó por lo bajo azotando la puerta tras ella molesta encerrándose.
Secó su extenso cabello todo lo que pudo, terminó quitándose todas y cada una de las prendas de su cuerpo colgándolas en aquel baño tratando de esconderlas de la vista del contrario. Secó con suma delicadeza cada parte de su cuerpo, cada centímetro de su blanquecina piel evitando dejar rastro alguno de la lluvia. Se enredó sobre la toalla y cubrió sus alas lo más que pudo saliendo así dirigiéndose al instante hacia el interruptor de la luz bajándolo para que él no osara verla. - No te quiero en MI cama. - Haciendo énfasis en ello la habitación apenas si se iluminaba con la amarillenta luz de la luna que entraba por la ventana. Se sentó en la cama dándole la espalda al contrario, haciendo un poco más el agarre de su toalla esta bajó un poco de su espalda descubriendo sus alas. Tomó con su mano derecha su cabello llevándolo al frente y peinándolo con sus dedos y de esa manera entre suaves movimientos la toalla bajaba lentamente, sutil, descubriendo segundo a segundo un poco más de la piel de aquella espalda femenina. Al principio habían sido sólo sus alas, después parte de sus costillas, su cadera y terminó parando en su espalda baja. - De menos antes de besar a alguien deberías presentarte. - sí. Jamás perdonaría aquel beso en su cuello. - Y si te veo volteando hacia acá… - Giró suavemente su rostro viéndole de soslayo. Con sus manos apretó delicadamente la tela que cubría sus senos apegándolo más a si siendo su exquisita figura apenas si visible por la luna - Juro que te mato. - Agregó tras un suave tinte carmesí en sus rosadas mejillas.
Una vez seco su cuerpo tomó la sábana de la cobija y cubrió su pecho dejando su espalda descubierta, subiéndose a la cama de su morralillo sacó una libreta comenzando a revisar que lo que había anotado en esta no se hubiese mojado o algo por el estilo, afortunadamente estaban intactas. - Debí correr para otro lado… Así no me hubieras alcanzado. - Agregó algo molesta mas se le notaba el cansancio. Bostezando se recostó en la cama del lado totalmente contrario dejando sus pis sobre donde debería ir la cabeza y viceversa posando su mirada en el rubio. Mantenía su cuerpo cubierto con la sábana y su cabello, esparcido sobre la cama y parte de su cuerpo llenaba el vacío tras ella - Quizá si no estuvieras borracho el encuentro hubiera sido más romántico. - Bromeó entrecerrando su mirada amenazando con quedarse dormida. - No pienso dormir… Seguro si me descuido también me quitarás mis plumas… - susurró por lo bajo acurrucándose más en la cama abrazando más su cuerpo contra las cobijas. - Los hombres humanos son tan desagradables… - Agregó en un dulce hilo de voz. No podía con el cansancio, ni con el sueño, mucho menos con el hambre. Sólo quería que la noche terminara ya
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Miér Ago 03, 2016 12:06 am
Es cierto que en el último bar que frecuento en la cuidad había tomado más de la cuenta sin embargo de eso ya habían pasado algunas horas, en las que mayormente estuvo durmiendo hasta que despertó. No tuvo la oportunidad de comer antes de salir o mejor dicho se le olvido por lo que aún se veía afectado por el alcohol que quedaba en su cuerpo y duraría unas horas más. Todo lo sucedido con la ángel que se encontró en mitad de la lluvia lo ayudo a despertar un poco y estar más consiente aunque no quitaba que en situaciones su estado no lo ayudaría como fue a abrir la cerradura de la puerta de la habitación en la posada que entraron para refugiarse del clima que azotaba la ciudad. Las decisiones que tomaba no las pensaba mucho antes de hacer y otras simplemente no las pensaba como fueron darle el beso en la mejilla y en el cuello, o llevarla hasta la habitación sin malas intenciones. Solo actuaba sin pensar y dejándose llevar por lo que creía correcto…
Una vez dentro de la habitación visitaría el baño buscando toallas con las cuales se pudieran secar así evitando bajar aún más la temperatura de su cuerpo, entregándole una a la mujer que aun desconocía su nombre y ella el de él. Por su parte se sacó la parte superior para secarse el cabello… al frente de ella sin darse cuenta, no estaba acostumbrado a preocuparse de esas así que lo hizo con tanta naturalidad que ni cuenta se dio de la presencia de ella. — Borracho… — Levantaría una ceja guardando un silencio sin poder terminar la frase. — Puede ser que tengas razón sobre lo de borracho pero no sabía que el día de hoy tendría que salvar a una princesa de sus secuestradores. — Los rasgos de la mujer eran preciosos sin duda alguna ahora que podía verlos con ayuda de la luz de la habitación, sin duda alguien que podría gustarle. Levanto su brazo derecho llevándolo a su cabeza para retirar la toalla dejándole sobre una de las sillas. — No soy ningún abusón o pervertido, todo lo que he hecho es ayudarte. — A su manera de ver era tal cual como lo estaba diciendo y lo discutiría si era necesario. Su camiseta estaba en la misma silla que dejo la toalla para que se secara por lo menos un poco antes de ponérsela nuevamente evitando así resfriarse. Frunció el ceño mirándola algo desafiante por su comentario. — No es como si tuviera intenciones de dormir contigo… Y ya te dije que lo hice para ayudarte, si te gusto no es mi problema. — Bufaría de forma pesada para que lo notara. La vio levantarse levantando las manos con clara intención de golpearlo pero el rubio no haría ningún movimiento frente a eso, ni siquiera pestañaría, esperando la cachetada que estaba por llegarle si ella creía que merecía dársela la recibiría sin decir nada.
Mientras estaba en el baño su camiseta estaría lo suficientemente cerca como para que volviera a colocársela otra vez y eso fue lo que hizo, en la habitación no había mucho que hacer y seguro que si se acercaba a una de las pertenencias de ella sin preguntarle esta vez sí le llegaría una cachetada. Por lo mismo es que se acercó a la ventana viendo como algunas gotas de la lluvia avanzaban por el delgado vidrio que lo separaba de la calle, no sabía porque pero ver esa imagen lo hacía sentir tranquilo tanto que no se dio cuenta cuando desocupo el baño hasta que le hablo girando así su cabeza y torso hacia ella. — En realidad es mi cama… — Él había pagado por la habitación así que debería tener el derecho a ocuparla. — No te preocupes por eso, no tengo intención alguna de usar la cama si estas en ella. — Volvería a mirar hacia afuera como las gotas iban cayendo como si se tratara de una carrera, con su mano izquierda movía un poco las cortinas del ventanal para ver un poco más hacia afuera, ya nadie más los estaba siguiendo. — De menos antes de pedir que alguien te bese podrías presentarte. — Trato de imitar el tono de voz ajeno haciendo algunos gestos con la cara, más no le resulto terminando en una mala copia. — Me llamo Nijimura y ¿tú? — Volteando justo en el momento en que ella le advertía notando como la toalla estaba tan baja viendo su espalda, aquella figura que concordaba con lo que pensaba de ella, un ángel. — N-No lo haré. — Tose un poco llevando su mano derecha para cubrir la boca para mirar hacia afuera, avergonzado por la situación.
Estaba algo cansado por lo que sus ojos se cerraban solos, con su mano izquierda tallo sus ojos para despertar. Sus vestimentas ya estaban secas por lo que no se preocupaba de tomar un resfriado y muchas cosas de valor no llevaba como para que pudieran ser afectadas por el agua, el poco dinero que traía encima lo uso para pagar por la habitación que estaban usando. Sobre el comentario de la fémina no diría nada solamente la miro de reojo viendo las sillas que se encontraban libres, con unos cuantos pasos ya estaba frente a uno de ellos para sentarse en uno de ellos, estirando sus piernas mientras apoyaba sus brazos en los costados de la silla. — ¿Más romántico? Seguro me veía como un príncipe rescatando a alguien en apuros cuando nos encontramos. — No podría evitar reír frente a su comentario, el sueño le estaba ganando. — Duerme tranquila que yo haré lo mismo. — Tomaría la toalla que había usado para secar su torso y cabello cubriéndose la cabeza notándose apenas sus ojos gracias a la luz que entraba por la ventaba.
Los minutos pasaron en los que no dijo nada, por alguna razón la de dorados cabellos tenía un impulso por criticar todo lo que hacía así que buscaba quedarse dormido en cuanto pudiera pero por alguna razón no podía hacerlo. — ¿De dónde vienes? Es la primera vez que veo a alguien con alas en su espalda, son muy bonitas. — Sus palabras romperían con el silencio en la habitación, aun con la toalla en la cabeza la miraba con dificultad por la poca luz en el lugar. — Hace un rato parecías estar buscando a alguien ¿Quién es? — Si no podía quedarse dormido por lo menos que aquella mujer lo entretuviera un poco respondiendo algunas preguntas que mantenía desde hace rato en su cabeza las que no pregunto porque no encontraba que fuera el momento de hacerlo. Levanto ambos pies apoyándolos apenas sobre la cama, quería estar cómodo por lo menos para descansar un rato que fuese.
Una vez dentro de la habitación visitaría el baño buscando toallas con las cuales se pudieran secar así evitando bajar aún más la temperatura de su cuerpo, entregándole una a la mujer que aun desconocía su nombre y ella el de él. Por su parte se sacó la parte superior para secarse el cabello… al frente de ella sin darse cuenta, no estaba acostumbrado a preocuparse de esas así que lo hizo con tanta naturalidad que ni cuenta se dio de la presencia de ella. — Borracho… — Levantaría una ceja guardando un silencio sin poder terminar la frase. — Puede ser que tengas razón sobre lo de borracho pero no sabía que el día de hoy tendría que salvar a una princesa de sus secuestradores. — Los rasgos de la mujer eran preciosos sin duda alguna ahora que podía verlos con ayuda de la luz de la habitación, sin duda alguien que podría gustarle. Levanto su brazo derecho llevándolo a su cabeza para retirar la toalla dejándole sobre una de las sillas. — No soy ningún abusón o pervertido, todo lo que he hecho es ayudarte. — A su manera de ver era tal cual como lo estaba diciendo y lo discutiría si era necesario. Su camiseta estaba en la misma silla que dejo la toalla para que se secara por lo menos un poco antes de ponérsela nuevamente evitando así resfriarse. Frunció el ceño mirándola algo desafiante por su comentario. — No es como si tuviera intenciones de dormir contigo… Y ya te dije que lo hice para ayudarte, si te gusto no es mi problema. — Bufaría de forma pesada para que lo notara. La vio levantarse levantando las manos con clara intención de golpearlo pero el rubio no haría ningún movimiento frente a eso, ni siquiera pestañaría, esperando la cachetada que estaba por llegarle si ella creía que merecía dársela la recibiría sin decir nada.
Mientras estaba en el baño su camiseta estaría lo suficientemente cerca como para que volviera a colocársela otra vez y eso fue lo que hizo, en la habitación no había mucho que hacer y seguro que si se acercaba a una de las pertenencias de ella sin preguntarle esta vez sí le llegaría una cachetada. Por lo mismo es que se acercó a la ventana viendo como algunas gotas de la lluvia avanzaban por el delgado vidrio que lo separaba de la calle, no sabía porque pero ver esa imagen lo hacía sentir tranquilo tanto que no se dio cuenta cuando desocupo el baño hasta que le hablo girando así su cabeza y torso hacia ella. — En realidad es mi cama… — Él había pagado por la habitación así que debería tener el derecho a ocuparla. — No te preocupes por eso, no tengo intención alguna de usar la cama si estas en ella. — Volvería a mirar hacia afuera como las gotas iban cayendo como si se tratara de una carrera, con su mano izquierda movía un poco las cortinas del ventanal para ver un poco más hacia afuera, ya nadie más los estaba siguiendo. — De menos antes de pedir que alguien te bese podrías presentarte. — Trato de imitar el tono de voz ajeno haciendo algunos gestos con la cara, más no le resulto terminando en una mala copia. — Me llamo Nijimura y ¿tú? — Volteando justo en el momento en que ella le advertía notando como la toalla estaba tan baja viendo su espalda, aquella figura que concordaba con lo que pensaba de ella, un ángel. — N-No lo haré. — Tose un poco llevando su mano derecha para cubrir la boca para mirar hacia afuera, avergonzado por la situación.
Estaba algo cansado por lo que sus ojos se cerraban solos, con su mano izquierda tallo sus ojos para despertar. Sus vestimentas ya estaban secas por lo que no se preocupaba de tomar un resfriado y muchas cosas de valor no llevaba como para que pudieran ser afectadas por el agua, el poco dinero que traía encima lo uso para pagar por la habitación que estaban usando. Sobre el comentario de la fémina no diría nada solamente la miro de reojo viendo las sillas que se encontraban libres, con unos cuantos pasos ya estaba frente a uno de ellos para sentarse en uno de ellos, estirando sus piernas mientras apoyaba sus brazos en los costados de la silla. — ¿Más romántico? Seguro me veía como un príncipe rescatando a alguien en apuros cuando nos encontramos. — No podría evitar reír frente a su comentario, el sueño le estaba ganando. — Duerme tranquila que yo haré lo mismo. — Tomaría la toalla que había usado para secar su torso y cabello cubriéndose la cabeza notándose apenas sus ojos gracias a la luz que entraba por la ventaba.
Los minutos pasaron en los que no dijo nada, por alguna razón la de dorados cabellos tenía un impulso por criticar todo lo que hacía así que buscaba quedarse dormido en cuanto pudiera pero por alguna razón no podía hacerlo. — ¿De dónde vienes? Es la primera vez que veo a alguien con alas en su espalda, son muy bonitas. — Sus palabras romperían con el silencio en la habitación, aun con la toalla en la cabeza la miraba con dificultad por la poca luz en el lugar. — Hace un rato parecías estar buscando a alguien ¿Quién es? — Si no podía quedarse dormido por lo menos que aquella mujer lo entretuviera un poco respondiendo algunas preguntas que mantenía desde hace rato en su cabeza las que no pregunto porque no encontraba que fuera el momento de hacerlo. Levanto ambos pies apoyándolos apenas sobre la cama, quería estar cómodo por lo menos para descansar un rato que fuese.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Zhenya Wayland Vie Ago 05, 2016 1:54 am
Las cosas eran poco a poco bastante confusas, ya con la tranquilidad en la mente de la joven ingenua aún no comprendía como era que había terminado pidiendo ayuda y aceptando de un total extraño, apenas si había llegado a esa isla y ya le habían pasado un montón de cosas. La lluvia seguía insistente chocando contra los vidrios de aquel lugar, manteniendo su vista en la silueta del hombre sentado junto a la ventana con cierta y extraña tranquilidad se sentía bien, a gusto, fuera de peligro… Pero quizá sólo el cansancio y la hambre le hacían pensar tonterías cada tanto excusándose con la figura masculina. Calló en todo momento sólo limitándose a medio escucharle y guardándose las respuestas para cuando pudiera sólo en su mente el hecho de descansar era prioridad.
- No soy una princesa… - Fue lo primero que reclamó por lo bajo una vez se encontraba ya acomodada en la cama acurrucándose y abrazándose más a sí misma quedando en posición fetal. Sólo el sonido de las cobijas rozarse entre sí y sobre el cuerpo de ella era lo único que resonaba en la habitación ignorando por completo la pregunta de su nombre guardó sólo el de él. Costaba conciliar el sueño, el hambre no se lo permitía mas sentía desfallecería en cualquier momento… Sin embargo aquellas preguntas por un instante fueron afiladas dagas que le llegaron al corazón. Sólo sabía que el pirata se había movido de lugar más no sabía en dónde se encontraba ahora, escucharle más cerca le hacía pensar y dar noción del lugar y pensando por unos cuantos minutos su respuesta no perdía nada ya si se lo contaba, aquella sería una noche larga y, le gustara o no la pasaría con él. - Yo… Me llamo Zhenya… - Susurró por lo bajo volviendo a romper con su dulce voz aquel silencio que dominaba el lugar volviendo así sus palabras las dominantes y únicas. - Provengo del mar blanco… Una isla en el cielo llamada Skypiea…- Susurró por lo bajo… Quizá él tampoco lo creería, ya se lo había contado a unos cuantos con la esperanza de que le ayudaran pero siempre era tachada de loca o simplemente querían abusar de su tonta ingenuidad. - Buscaba a mi ave, me acompañó desde que bajé de allá hacia el mar azul, aquí, con ustedes. - Su voz se quebró por un instante y sólo hizo por aferrarse más a las cobijas. - Estoy buscando a mi hermano… Un barco, alguien del mar azul fue y se lo llevó, no sé quién, no sé cómo, sólo… - Calló y talló suave sus párpados tratando de secar las lágrimas que corrían sin tregua ni permiso - Sólo quiero encontrar a mi hermanito… -
Incorporó un poco su cuerpo deteniéndose con su mano izquierda, con la derecha tomaba firme las cobijas que cubrían su desnudo cuerpo y levantó un poco su mirada hacia el rubio que yacía en la silla. - He hablado con cantineros, con comerciantes y marines… - Entrecerró su mirada afligida - Nadie me cree, me tachan de loca, que las islas en el cielo no existen… Intenté mostrar mis alas para probarlo pero me han tachado de loca, de fenómeno y hay quienes quieren mis plumas no sé para qué. - Explicó volviéndose a recostar pero mantenía su vista al frente buscando la de él. - No he comido bien en días, no he dormido, no sé a dónde ir ni por dónde comenzar… - Susurró por lo bajo abrazando su estómago sin dejar descubierto su cuerpo. Guardó silencio por unos instantes y agachó la mirada. -Sé que.. parece tonto pero tengo cómo probarlo, cómo probar que vengo de un lugar así, del cielo. - Extendió su mano metiéndola a su morral y de ella una hermosa concha de color blanco sacó, extendió su mano y buscó entregársela al muchacho - Ese es un Dial. - Explicó. - Nosotros los usamos para cosas comunes, para cosas del hogar o hay quienes las usan para pelear. - Entrecerró su mirada - Ese es un tone dial… Puedes grabar lo que sea, sonidos, palabras, ruido… Todo… - Apuntó con la misma mano que se lo había entregado - Te lo regalo. - Susurró. - En agradecimiento por darme un techo y una cama dónde dormir… - Volvió a recostarse sonriéndole con cierta ternura que sólo la luz de la luna dejaba ver - Si tocas el centro se reproducirá lo que quedó guardado ahí… - Un dulce hilo de voz apenas si dejaría salir eso de sí - Es la melodía de la caja de música que tengo en mi habitación… Es bonita… - Quizá para él sería tonto, patético o ni siquiera intentaría por escucharla, pero para ella era algo importante y de todos los seres que había conocido ninguno se había tomado la molestia de ayudarle. - Si te gusta déjala… si no… Puedes botarla por ahí… - Terminó por agregar volviéndose a acurrucar en un solo lado de la cama cerrando sus párpados nuevamente para buscar conciliar el sueño.
- No soy una princesa… - Fue lo primero que reclamó por lo bajo una vez se encontraba ya acomodada en la cama acurrucándose y abrazándose más a sí misma quedando en posición fetal. Sólo el sonido de las cobijas rozarse entre sí y sobre el cuerpo de ella era lo único que resonaba en la habitación ignorando por completo la pregunta de su nombre guardó sólo el de él. Costaba conciliar el sueño, el hambre no se lo permitía mas sentía desfallecería en cualquier momento… Sin embargo aquellas preguntas por un instante fueron afiladas dagas que le llegaron al corazón. Sólo sabía que el pirata se había movido de lugar más no sabía en dónde se encontraba ahora, escucharle más cerca le hacía pensar y dar noción del lugar y pensando por unos cuantos minutos su respuesta no perdía nada ya si se lo contaba, aquella sería una noche larga y, le gustara o no la pasaría con él. - Yo… Me llamo Zhenya… - Susurró por lo bajo volviendo a romper con su dulce voz aquel silencio que dominaba el lugar volviendo así sus palabras las dominantes y únicas. - Provengo del mar blanco… Una isla en el cielo llamada Skypiea…- Susurró por lo bajo… Quizá él tampoco lo creería, ya se lo había contado a unos cuantos con la esperanza de que le ayudaran pero siempre era tachada de loca o simplemente querían abusar de su tonta ingenuidad. - Buscaba a mi ave, me acompañó desde que bajé de allá hacia el mar azul, aquí, con ustedes. - Su voz se quebró por un instante y sólo hizo por aferrarse más a las cobijas. - Estoy buscando a mi hermano… Un barco, alguien del mar azul fue y se lo llevó, no sé quién, no sé cómo, sólo… - Calló y talló suave sus párpados tratando de secar las lágrimas que corrían sin tregua ni permiso - Sólo quiero encontrar a mi hermanito… -
Incorporó un poco su cuerpo deteniéndose con su mano izquierda, con la derecha tomaba firme las cobijas que cubrían su desnudo cuerpo y levantó un poco su mirada hacia el rubio que yacía en la silla. - He hablado con cantineros, con comerciantes y marines… - Entrecerró su mirada afligida - Nadie me cree, me tachan de loca, que las islas en el cielo no existen… Intenté mostrar mis alas para probarlo pero me han tachado de loca, de fenómeno y hay quienes quieren mis plumas no sé para qué. - Explicó volviéndose a recostar pero mantenía su vista al frente buscando la de él. - No he comido bien en días, no he dormido, no sé a dónde ir ni por dónde comenzar… - Susurró por lo bajo abrazando su estómago sin dejar descubierto su cuerpo. Guardó silencio por unos instantes y agachó la mirada. -Sé que.. parece tonto pero tengo cómo probarlo, cómo probar que vengo de un lugar así, del cielo. - Extendió su mano metiéndola a su morral y de ella una hermosa concha de color blanco sacó, extendió su mano y buscó entregársela al muchacho - Ese es un Dial. - Explicó. - Nosotros los usamos para cosas comunes, para cosas del hogar o hay quienes las usan para pelear. - Entrecerró su mirada - Ese es un tone dial… Puedes grabar lo que sea, sonidos, palabras, ruido… Todo… - Apuntó con la misma mano que se lo había entregado - Te lo regalo. - Susurró. - En agradecimiento por darme un techo y una cama dónde dormir… - Volvió a recostarse sonriéndole con cierta ternura que sólo la luz de la luna dejaba ver - Si tocas el centro se reproducirá lo que quedó guardado ahí… - Un dulce hilo de voz apenas si dejaría salir eso de sí - Es la melodía de la caja de música que tengo en mi habitación… Es bonita… - Quizá para él sería tonto, patético o ni siquiera intentaría por escucharla, pero para ella era algo importante y de todos los seres que había conocido ninguno se había tomado la molestia de ayudarle. - Si te gusta déjala… si no… Puedes botarla por ahí… - Terminó por agregar volviéndose a acurrucar en un solo lado de la cama cerrando sus párpados nuevamente para buscar conciliar el sueño.
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Lun Ago 08, 2016 10:14 pm
El silencio reinaba en la habitación de la posada en la que estaba rompiendo ese hecho cuando uno de los dos hablaba o se movían lo que produciría un sonido que probablemente estando con el ruido del día no se escucharía. La lluvia se mantenía afuera sin cesar, las gotas chocaban contra el ventanal una y otra vez pero no producían mayor sonido como para que los molestara. Para algunos la situación podía parecer incomoda pero para el rubio no lo era salvo que no podía acostarse en la cama para no incomodarla a ella, mientras pudiera descansar no le daría muchas vueltas al asunto. La chica de dorada cabellera respondería que no se trataba de una princesa y pudiera que realmente no lo fuera pero a sus ojos lo era o más bien dicho era como se imaginaba a una: Alta, guapa, buen cuerpo, rubia, ojos azules y ese carácter caprichoso de que quieren tener todo lo exigen como si el mundo estuviera para cumplir lo que ellas quieren, por lo menos esa era la primera impresión que se llevó de ella en las pocas horas que la conocía.
Abrió los ojos que mantenía cerrados al escuchar el nombre de la mujer que estaba frente a él, tomándole más atención al oír de dónde provenía ya que claramente no era una humana común y corriente como él, se quitó la tolla de cabeza buscándola en la habitación encontrándola sobre la cama en posición fetal ¿De verdad existían las islas en el cielo? Era tan solo un niño cuando leyó eso en un libro junto a los seres que vivían en ella y ahora tenía a una frente a sus ojos. — Así que las islas en el cielo de verdad existen… — El sueño comenzaba a dejar su cuerpo para que la curiosidad y ganas de saber fueran llenándolo poco a poco, como buen navegante siempre quería conocer más sobre islas y sobre todo de una tan particular como la que provenía ella. Afirmaba al escuchar sobre lo de su ave quien la acompañaba desde tan distante isla. — Antes de encontrarte… Un grupo de personas estaban hablando sobre un ave extraño, quizás sea el que andas buscando. — Eso lo escucho en el bar, como en ese momento no se encontraba para anda bien no recordaba todos los detalles para decírselos. Sobre su hermano de momento no diría nada, en las islas que había recorrido nunca escucho nada similar por lo que prefería decir algo que no supiera.
Entendía porque las personas la tachaban de esa manera al explicarlas la situación y la verdad es que era complicado porque no todos poseían el conocimiento sobre otras islas además de las que se encontraban cerca de donde vivían, el hecho de que el conociera un poco era meramente suerte y siempre lo creyó como un cuento hasta ese momento. — Los seres como tú no vienen mucho por estos lados, mucho menos mostrando sus alas así que es muy extraño llegar a conocer uno… Eres la primera que conozco con alas. — Abrió los ojos recordando que dejo algo en su bolsillo, de inmediato comenzó a buscar en su abrigo que se encontraba a su lado sacando una barra de chocolate, no era suficiente para los dos pero por lo menos ella podría comer algo si es que la llega a aceptar. Se iba a colocar de pie para entregarle la barra de chocolate sin embargo espero unos minutos ya que Zhenya diría algo más, vio la concha blanca que sacaba de su morral la cual se la extendía por lo que el rubio hizo lo mismo casi cayéndose de la silla pero por fortuna no paso a mayores. Escuchaba con atención la explicación mientras sostenía con ambas manos mirándola por todos lados, a simple vista era una concha blanca pero podía notar que era distinta, era más hermosa que las otras que podía encontrar en cualquier playa. — Tone dial… — Repetiría en voz baja sin dejar de mirar el dial por todos lados, pareciera que no la estaba escuchando pero si lo hizo y de tal forma que recordaba todo lo que le estaba diciendo, solo que se encontraba maravillado por lo que estaba viendo, pensando que si una podía guardar un sonido otras conchas podrían hacer cosas similares.
Mientras buscaba la barra de chocolate pudo notar como su abrigo se encontraba seco, se puso de pie y sin dar un paso hacia su costado agarro la vestimenta con la que cubrió al ángel durante la lluvia, con la misma mano sostenía el chocolate y con la otra sostenía el dial que le acababan de dar. En unos cuantos pasos estaba frente a la cama, lo primero que hizo fue colocar el abrigo sobre ella con cuidado cubriendo desde la rodilla por abajo hasta un poco más arriba del ombligo en la parte superior. — Aquí tienes algo para comer. — Le extendería el chocolate para que pudiera comer algo, sin preguntarle paso una pierna por encima de ella pisando la cama para quedar sobre ella y luego recostarse por encima de la sabana al otro lado de la cama, frente a ella. — Espero que no te moleste, hay espacio para los dos… — La miraba de reojo aun mirando el dial dejando de hacerlo solo cuando hizo la maniobra para subir a la cama sin tocarla. — Gracias por el Tone dial. — Diría de forma más calmado ahora que el entusiasmo del inicio bajara notoriamente, sostenía la concha con su mano izquierda y coloco el dedo índice de su otra mano al medio de ella, presionándolo. De inmediato la canción que estaba guardada comenzó a sonar, llenando la habitación con la melodía. — Es una bonita melodía, tranquiliza bastante… — Con la mano derecha tallo suave sus ojos, le estaba dando sueño otra vez a quien llevaba tatuajes sobre su cuerpo.
Abrió los ojos que mantenía cerrados al escuchar el nombre de la mujer que estaba frente a él, tomándole más atención al oír de dónde provenía ya que claramente no era una humana común y corriente como él, se quitó la tolla de cabeza buscándola en la habitación encontrándola sobre la cama en posición fetal ¿De verdad existían las islas en el cielo? Era tan solo un niño cuando leyó eso en un libro junto a los seres que vivían en ella y ahora tenía a una frente a sus ojos. — Así que las islas en el cielo de verdad existen… — El sueño comenzaba a dejar su cuerpo para que la curiosidad y ganas de saber fueran llenándolo poco a poco, como buen navegante siempre quería conocer más sobre islas y sobre todo de una tan particular como la que provenía ella. Afirmaba al escuchar sobre lo de su ave quien la acompañaba desde tan distante isla. — Antes de encontrarte… Un grupo de personas estaban hablando sobre un ave extraño, quizás sea el que andas buscando. — Eso lo escucho en el bar, como en ese momento no se encontraba para anda bien no recordaba todos los detalles para decírselos. Sobre su hermano de momento no diría nada, en las islas que había recorrido nunca escucho nada similar por lo que prefería decir algo que no supiera.
Entendía porque las personas la tachaban de esa manera al explicarlas la situación y la verdad es que era complicado porque no todos poseían el conocimiento sobre otras islas además de las que se encontraban cerca de donde vivían, el hecho de que el conociera un poco era meramente suerte y siempre lo creyó como un cuento hasta ese momento. — Los seres como tú no vienen mucho por estos lados, mucho menos mostrando sus alas así que es muy extraño llegar a conocer uno… Eres la primera que conozco con alas. — Abrió los ojos recordando que dejo algo en su bolsillo, de inmediato comenzó a buscar en su abrigo que se encontraba a su lado sacando una barra de chocolate, no era suficiente para los dos pero por lo menos ella podría comer algo si es que la llega a aceptar. Se iba a colocar de pie para entregarle la barra de chocolate sin embargo espero unos minutos ya que Zhenya diría algo más, vio la concha blanca que sacaba de su morral la cual se la extendía por lo que el rubio hizo lo mismo casi cayéndose de la silla pero por fortuna no paso a mayores. Escuchaba con atención la explicación mientras sostenía con ambas manos mirándola por todos lados, a simple vista era una concha blanca pero podía notar que era distinta, era más hermosa que las otras que podía encontrar en cualquier playa. — Tone dial… — Repetiría en voz baja sin dejar de mirar el dial por todos lados, pareciera que no la estaba escuchando pero si lo hizo y de tal forma que recordaba todo lo que le estaba diciendo, solo que se encontraba maravillado por lo que estaba viendo, pensando que si una podía guardar un sonido otras conchas podrían hacer cosas similares.
Mientras buscaba la barra de chocolate pudo notar como su abrigo se encontraba seco, se puso de pie y sin dar un paso hacia su costado agarro la vestimenta con la que cubrió al ángel durante la lluvia, con la misma mano sostenía el chocolate y con la otra sostenía el dial que le acababan de dar. En unos cuantos pasos estaba frente a la cama, lo primero que hizo fue colocar el abrigo sobre ella con cuidado cubriendo desde la rodilla por abajo hasta un poco más arriba del ombligo en la parte superior. — Aquí tienes algo para comer. — Le extendería el chocolate para que pudiera comer algo, sin preguntarle paso una pierna por encima de ella pisando la cama para quedar sobre ella y luego recostarse por encima de la sabana al otro lado de la cama, frente a ella. — Espero que no te moleste, hay espacio para los dos… — La miraba de reojo aun mirando el dial dejando de hacerlo solo cuando hizo la maniobra para subir a la cama sin tocarla. — Gracias por el Tone dial. — Diría de forma más calmado ahora que el entusiasmo del inicio bajara notoriamente, sostenía la concha con su mano izquierda y coloco el dedo índice de su otra mano al medio de ella, presionándolo. De inmediato la canción que estaba guardada comenzó a sonar, llenando la habitación con la melodía. — Es una bonita melodía, tranquiliza bastante… — Con la mano derecha tallo suave sus ojos, le estaba dando sueño otra vez a quien llevaba tatuajes sobre su cuerpo.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Zhenya Wayland Mar Ago 09, 2016 2:19 pm
Por propias palabras de él supuso en algún momento había escuchado de su isla por lo que quizá sería se lo mejor que le podía pasar dando por hecho que al menos él no le tiraría de loca. - Existen y son muy bonitas… - susurró por lo bajo mientras cerrando un instante sus párpados en su mente la imagen de aquel lugar volvía llenándola por completo. Escuchando sobre lo que comentó del ave ella simplemente sonrió - Mi ave es lista, seguro está escondida por ahí, no es la primera vez que nos perdemos así que no me preocupa mucho. - Murmuró volviendo a abrir sus párpados para así en poder seguirle escuchando. - ¿La primera? Espero no ser la última, los de mi hogar son seres nobles pero no muchos se aventuran fuera de la isla, quien sale es por hambre de aventura, secuestro o torpeza… O lo hace por necesidad. - Se encogió de hombros. - Nuestras alas es nuestro más grande orgullo. - Sonrió un poco - Son hermosas, únicas, son muy sensibles. Es parte de nosotros, de nuestro ser, de nuestra cultura. - Entrecerró su mirada con cierta tranquilidad - Que nuestras alas se queden sin plumas es una de las humillaciones más grandes que podemos tener, por ello las cuido con toda mi alma, jamás me desprendería de ellas ni aunque mi vida dependiera de ello… - Calló un instante antes de tomar otro poco de aire - Pero sería capaz de perderlas por quien de verdad lo valga para mí. -
Tras entregarle aquel dial ella sólo uscaba descansar con la esperanza de que el hambre cediera, pero el sentor sobre su cuerpo un curioso peso abrió sus párpados nuevamente, la prenda que había usado antes volvía a cubrirla y con su mirada buscaba la ajena algo curiosa, extrañada, no entendía la razón, sin embargo no le molestaba, mucho menos la incomodaba. - ¿Comer?.. - La mirada se le ilumino y sus mejillas se tiñeron de carmesí extendiendo su mano tomando aquel peculiar alimento y observándolo sólo se removió un poco para que él pasara por sobre ella sin decirle nada, no podía reclamarle al ser que le daba techo y comida esa noche. Ante su comentario ella simplemente negó - Está bien, yo… No puedo decirte que no si estás siendo bueno conmigo, hace frío y no creo que la silla sea cómoda. - Murmuró bajo
Tras entregarle aquel dial ella sólo uscaba descansar con la esperanza de que el hambre cediera, pero el sentor sobre su cuerpo un curioso peso abrió sus párpados nuevamente, la prenda que había usado antes volvía a cubrirla y con su mirada buscaba la ajena algo curiosa, extrañada, no entendía la razón, sin embargo no le molestaba, mucho menos la incomodaba. - ¿Comer?.. - La mirada se le ilumino y sus mejillas se tiñeron de carmesí extendiendo su mano tomando aquel peculiar alimento y observándolo sólo se removió un poco para que él pasara por sobre ella sin decirle nada, no podía reclamarle al ser que le daba techo y comida esa noche. Ante su comentario ella simplemente negó - Está bien, yo… No puedo decirte que no si estás siendo bueno conmigo, hace frío y no creo que la silla sea cómoda. - Murmuró bajo
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Miér Ago 10, 2016 1:18 am
Desde que era tan solo un niño, etapa en la cual leyó historias sobre las islas en los cielos siempre quiso conocer una por más complicado que pudiera ser, y en parte esa fue una pequeña razón por la cual aprendió a navegar todo tipo de barcos aunque claro existían razones más importantes. — Me gustaría poder llegar a conocer una… — Una de las razones por la que se convirtió en un pirata fue porque quería conocer tantas islas como quisiera, la libertad que le daba ser considerado uno le permitiría de cierta forma poder viajar con libertad y hacer lo que quisiera en sus viajes, aunque para su suerte algunos sucesos fueran malos. Afirmaba con un gesto de la cabeza la pregunta si era la primera con alas que conocía. — Si llego a conocer la isla de donde provienes podre conocer a más personas con alas, de otra forma será imposible. — Ella misma lo acababa de decir, eran muy pocos los que dejaban la isla para partir de viaje y más encima tener la suerte de poder conocerlos. Con la misma atención que presto atención a lo que le dijo sobre el dial, le estaba colocando al escuchar sobre las alas que ellos poseen, la diferencia es que ahora la miraba a los ojos y no a otra cosa. — Imagino que perder una de ellas debe ser muy doloroso, espero que nunca las pierdas por nadie. — Por lo visto aquellas alas pequeñas sobre su espalda eran más importante de los que pensaba, al fin y al cabo era lo que los diferenciaba de los que vivían en tierra.
Una vez sobre la cama se recostó de la misma forma en la que estaba ella, colocando la cabeza donde deberían ir los pies y viceversa viendo de momento la espalda de Zhenya. No entendía porque pero la situación lo coloco nervioso por un par de segundos en los que no dijo nada frente a las palabras de la rubia. — Era cómoda pero no hay nada mejor que una cama. —
Una vez sobre la cama se recostó de la misma forma en la que estaba ella, colocando la cabeza donde deberían ir los pies y viceversa viendo de momento la espalda de Zhenya. No entendía porque pero la situación lo coloco nervioso por un par de segundos en los que no dijo nada frente a las palabras de la rubia. — Era cómoda pero no hay nada mejor que una cama. —
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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