Los andares del cazador lo habían llevado a una embarcación mercante en los blue, ahí conoció a un tipo un tanto particular. Regordete, ataviado con muchas joyas, bastante altanero, que contrato al cazador para hacer un trabajo bastante sencillo, atrapar a un ladrón. La historia detrás de ello era bastante sencilla. El ladrón en cuestión parece que respondía al nombre de Edward, había ingresado en la casa del regordete a robarle unas joyas y el tipo, molesto obviamente por el robo lo quería muerto. No es algo demasiado alejado y era entendible, pero el pobre no era capaz de dar con el paradero del ladrón y se vio obligado a contratar la ayuda de un cazarrecompensas.

Marcus en primeras había aceptado, no era un trabajo muy difícil, y atrapar a un pobre ladronzuelo era algo que podía hacer con mucha rapidez. Se termino bajando del barco en la primera isla y comenzó a hablar con algunos conocidos, haciendo trabajo “detectivesco” si se quiere para dar con el paradero de ese pobre diablo. Fue una investigación de mas o menos un par de semanas, hasta que el rastro que había encontrado lo llevo hasta la isla desértica de ohara, un yermo desolado por un ataque a gran escala, mostrando que cuando le tocas las narices a quien no debes las cosas acabaran muy mal. En todo caso no le tomo mas de un par de días una vez en la isla, dar con el paradero del ladrón, parece que pensaba que esconderse en ese terreno le ayudaría a pasar desapercibido.

El cazador busco una posición elevada, una colina rocosa que se encontraba a unos 20 metros de distancia del campamento, su presa no lo había detectado, parece que estaba demasiado nervioso como para pensar que lo siguieran hasta la isla. Hacia un calor inclemente durante el día y una lucha prolongada con un delincuente no era de las mejores cosas que se podían hacer, lo mejor que pudo hacer Marcus fue encontrar en esa misma colina una saliente rocosa para cubrirse del sol, descansando y durmiendo hasta la noche. De tanto en tanto echaba un ojo al campamento del ladrón por si se había movido.

Cae la noche y el cazador saca su confiable rifle de precisión, se coloca en la parte superior de la colina para tener buena visión del campamento. Mira a su presa a través de la mirilla, controlando su respiración para apuntar mejor, un solo disparo al corazón debería bastar para mandarlo al otro mundo, pero un sonido peculiarmente fuerte lo asusto. Se metió en su tienda de campaña con suma rapidez y luego comenzaron a haber otros sonidos, como si se estuviese dando una pelea. Las luces se apagaron y Marcus quedo bastante callado ¿Qué era lo que había pasado?

No recordaba mucho de lo que había pasado… Su cabeza daba demasiadas vueltas y como si estuviese algo ebria la vista se le nublaba un poco. Lentamente comenzó a abrir sus párpados siendo lo primero en ver arena.. - ¿Un desierto?.. - Cuestionó en un tenue susurro mientras movía un poco sus brazos encorvando su cuerpo para tratar de comprender que pasaba. Para su sorpresa sus muñecas estaban atadas, aprisionada en un poste levantó su mirada y frente a ella un montón de gente de la cual no tenía la más remota idea de quienes eran hasta que uno de ellos le tiró cerveza encima tras verla que había despertado. Por cómo le hablaba aquella basura comenzaba a caer en cuenta de lo que había pasado… Resulta que ella había estado siguiendo a uno de esos hombres por que tenía un contrato para cazarle que aunque fuese poco dinero era lo que ella necesitaba para comprar un par de buenos guantes, sin embargo por un error de ella había sido descubierta y capturada por algunos de esos hombres los cuales habían escapado de la ciudad a la que habían ido por víveres y se la llevaron prisionera.


La noche ya había caído y ella estaba molesta, socia con arena, llena de cerveza y sobre todo con el coraje encima. Esperó a que todos se durmieran o de menos distrajeran y ahí ella aprovechó comenzando a mover sus brazos y con suerte logró soltarse, poniéndose de pie frente a ella había una fogata, tomando uno de las ramas con fuego comenzó a quemar el campamento, pronto todos salieron y la vieron y ella comenzó a pelear uno a uno contra todos, era obvio que no podría defenderse de todos los golpes pero hacía el intento de ello. Unos cuantos corrían despavoridos por el fuego, otros trataban de apagarlo y ella en la primera oportunidad que tuvo comenzó a correr para escapar de ellos, no sin antes tomar una bolsa con oro que estaba en una te las tiendas que había comenzado a quemar. - ¡Que les den hijos de puta! - Gritó con una enorme sonrisa sin dejar de correr hacia un montón de piedras, ella estaba descalza así que si pisaba mal podría lamentarlo pero en parte le ayudaba, sus pies no resbalaban en la arena.

El escándalo provenía de un sitio cercano, había una especie de incendio que alerto al tipo y este comenzó a volverse loco. Curioso por saber que pasaba, Marcus mira con su rifle en esa dirección, notando como todo un campamento estaba siendo incinerado. El maleante corre hacia el campamento, parecía que conocía a las personas del mismo – lo que me faltaba – lo que había comenzado con la cacería de un solo tipo, se convirtió de la nada en una infiltración y asesinato, no quería enfrentarse a un grupo como ese, no porque no pudiese, sino porque no quería gastar demasiada energía en el desierto. Los gritos de una persona captaron de nuevo su atención - ¿ahora que? – se fija en una pelirroja de hermosa figura que estaba corriendo del campamento, que además estaba siendo seguida por los compañeros de su presa – justo lo que me faltaba… - si no la ayudaba seguro terminaría cayendo contra tanta gente – debería cobrarle a ese gordo por el trabajo extra… - se resigna y baja de la colina.

Comienza a moverse por la playa en sigilo sin dejar de mirar a la masa de gente, eran un total de 10, podría cargarse a uno con su rifle pero si todos se daban la vuelta tendría un problema. En un momento vio como la gente comenzaba a sacar cuchillos y espada, tenia dos opciones, o dejaba a la chica morir o la ayudaba a riesgo de terminar también rebanado como salame. Estuvo barajando algunas posibilidades hasta que se le ocurrió una idea, lo primero que hizo fue hacer un aim rápido a uno de los atacantes, disparándole directo en la espalda. No tuvo que hacer muchas correcciones de tiro, la posición desde donde estaba si fallaba seguro le pegaba a alguien mas.

Jalo el gatillo rápidamente y justo como si el desastre estuviese calculado, falla el disparo al hombro pero la bala sigue de largo y le pega por el costado a uno de los atacantes. La bala entra por un lado, justo a la altura del corazón, cayo muerto en el acto. El sonido del disparo llamo la atención de los otros quienes se dieron la vuelta, o al menos un par de ellos – creo que logre llamar la atención – se le fue encima un tipo con una espada, gritando cosas como que el tipo ese era su hermano o similares. Marcus como todo bien tirador mantuvo la calma, coloco el rifle en su espalda y saco su fiel escopeta. Espero a que el agresor estuviese lo bastante cerca y disparo con los tres cañones al mismo tiempo a la altura de su pecho. Los perdigones entraron por el pecho con tal fuerza que salieron por la espalda dejando un agujero en el medio. El cazador simplemente recargo su arma moviendo un pistón debajo del tercer cañón - ¿Quién es el próximo? – preguntaba en un tono algo arrogante, su intención era atraer la atención de toda la muchedumbre con esas provocaciones.

No dejaba de correr pese a que sus piernas comenzaban a palpitar y el cuerpo le reclamaba. El no haber comido bien las últimas horas y someterse a ese tipo de exigencia física tendría sus consecuencias. Cerró con fuerza sus párpados rogando porque un milagro ocurriera y como si por arte de magia sus súplicas fueron escuchadas se escuchó el sonido de un arma de fuego haciendo todos los que la perseguían se detuvieran de golpe. Ella disminuyó su carrera y jadeante buscaba con la mirada quien había sido el autor de tan increíble hazaña. Frunció el ceño tras detenerse por completo. Entonces por parte de los que la perseguían que fueron quienes atacaron a su “héroe” fue como dio con él.

Notó como se le echaban encima y ella se quedo quieta debatiéndose en si ayudarle y escapar aprovechando la distracción. - Sé que me voy a arrepentir después.. Lo sé… - Murmuraba comenzando a caminar hacia el grupo de hombres y poco a poco agarró trote corriendo hacia ellos y sin más atacarles. Golpeó a uno de ellas en la nuca dejándole inconsciente en el acto, a otro le tomó de la cabeza girándole esta rompiéndole el cuello y tomando la daga que traía en su mano empuñándola. Todos se detuvieron en el instante, Lina retrocedió un par de pasos empuñando sus manos lista para recibirlos si se le venían encima, sólo quedaban 6… Ella podría hacerse cargo fácil de unos cuantos si le atacaban al mismo tiempo pero si tenían armas encima… Retrocedió un par de pasos viendo de reojo al ahora su compañero… ¿Y ahora? - Si no quieren terminar como ellos lárguense. Déjenos en paz.- Ordenó firme clavando su fría mirada en los restantes.

El cazador había logrado su objetivo, atraer la atención de las personas. No dudo en recargar de nuevo su escopeta, listo para volarle la tapa de los sesos a cualquier otro loco que se le aproximara, pero en un momento algo un poco raro ocurrió. La mujer se había lanzado hacia uno de los atacantes, dejándolo inconsciente en el suelo y al otro le giro cuello como si fuese un corcho. Parece que no solo era bien parecida sino que también sabia pelear, punto para ella en esa situación pues ahora Marcus sabia que no tenia que cuidarla o algo similar. La muchedumbre parecía quedarse estupefacta por momentos. Cuatro de sus compañeros habían sido derribados en cosa de segundos - ya oyeron a la dama, váyanse y no saldrá nadie mas herido - parece que las palabras que ambos les habían dedicado, causaron el efecto opuesto, les habían lastimado el orgullo y se lanzaron de nuevo al ataque.

Había un total de cuatro que se lanzaron contra el cazador, probablemente pensando en que al ser varios a Marcus no le daría tiempo para recargar. Dos salieron inicialmente, uno arremete con un puñal directo al tirador. Sin inmutarse demasiado Marcus le apunto con su escopeta, disparándole en el pecho, el estruendo de su arma junto con un brillo por la explosión, indicaron que el atacante había muerto. El agujero en la espalda del mismo indicaba que había recibido el disparo a quemarropa, el segundo atacante pensó que como la vez anterior, había gastado los tres disparos y salto encima, error, había disparado 2 cañones, no lo tres, y cuando lo tuvo lo bastante cerca le puso la escopeta en el rostro y jalo el gatillo. Literalmente le voló la tapa de los sesos con el tercer disparo, pero aun dos rivales mas que enfrentar y tenia que recargar las balas de su escopeta.

No había demasiado tiempo, podía hacerlo pero con los enemigos tan cerca no podría apuntarles. Estaban a menos de un metro y ambos con espadas, lo único que pudo hacer fue darse la vuelta, ladeando su cuerpo para esquivar el espadazo y moverse a un costado. Da un salto para agarrar algo de distancia y coloca su mano derecha por debajo de la gabardina. Lo que sale es una pistola, un arma bastante practica pues a diferencia de los trabucos comunes, esta podía disparar muchas veces antes de recargar. Sin dudarlo le apunta a la cabeza al atacante que tiene mas cerca y le dispara un total de cuatro disparos. Las balas entran por un costado de su cabeza y salen por el otro.

El cuarto, que era la presa que tenia que cazar intento correr, y sin el menor miramiento, Marcus le dispara en las piernas las balas restantes de su pistola, 6 a la pierna derecha y 5 a la izquierda. De momento había terminado sus rondas, solo faltaba por ver si la chica había podido deshacerse de sus rivales, con la misma facilidad que hizo a inicios.

Y ahí fue cuando se dividieron en dos bandos aquellos hombres, mientras cuatro atacaban al contrario ella se tuvo que hacer cargo de dos más… No fue mucho problema, uno se le fue directamente de frente y ella lo único que hizo fue encajarle el arma que tenía en la mano en el abdomen, al otro le dio un brutal golpe en el estómago haciendo se inclinara y con su codo golpeó la espalda del mismo tumbándolo. Culminando con una patada en la entrepierna la pelirroja comenzó a sacudir su ropa, apenas si levantó la vista el otro cazador ya había matado a los otros y mal herido a otros más… Ella estaba exhausta, se había sobre esforzado y el cuerpo comenzaba a recriminárselo. Tratando de mantenerse fuerte caminó hasta donde se encontraba Marcus, con una suave sonrisa le asintió - Gracias. -  Murmuró bajo, sus piernas no daban para más, estas comenzaban a temblar ya, se sentó en una roca agachando su cabeza tomando esta con su mano derecha.

Jadeaba, buscaba necesitada el aliento que le había robado aquel intenso trote, buscó en el morral de su cintura algo para curar sus heridas pero no había nada… Todo se lo había quitado esa bola de bastardos. - No sé dónde estoy… No sé qué me pasó. - Tomó su rostro con ambas manos aguantando para no caer inconsciente por el cansancio. - No he comido nada y lo peor es que estos imbéciles me llenaron de algo, no sé de qué, estoy sucia y cansada. - El temperamento le subió y llevó su vista hacia el contrario, se paró de golpe y con fuerza le tomó del cuello de su gabardina, clavo su mirada buscando la ajena y con coraje, recelo y hasta cierto punto miedo le mostraba al otro que no mentía. Lo tomó con tal fuerza que era increíble aún pudiera sostenerse en pie… Pero antes de siquiera poder reclamarle cayó inconsciente sobre el pecho de él.

Nuevamente la pelirroja hacia gala de sus habilidades, noqueando a los otros dos. La mujer comenzó a acercarse al cazador, tambaleante como si se estuviese esforzando demasiado. No fue un lapso instantáneo, y Marcus lo aprovecho para recargar sus armas, empezando por la escopeta y tras colocarla en su espalda cambiar el cartucho de la pistola. Ella cuando estuvo mas cerca le agradeció con una sonrisa y se sentó en una roca – No hay de que, lo hubiese hecho cualquier persona – el cazador había aprovechador para recargar el rifle, su confiable arma de largo alcance. En nada la mucha comenzó a balbucear, parece que estaba fuera de si, pero presto atención especial a las ultimas palabras, por como se comportaba parecía una especie de shock, probablemente entre el alcohol que podía olerse y que según ella misma no había comido o descansado – de momento estas a … - no termino de decir la oración cuando la mujer se levanto súbitamente tomándolo de la gabardina. El cazador no se altero, con toda la sangre fría del mundo desenfundo su pistola y la coloco a la altura del abdomen de la mujer, si planeaba atacarlo terminaría con el estomago de colador.

Para fortuna de ambos el altercado no paso de un simple arranque temperamental de la pelirroja. Marcus había notado como sus ojos perdían enfoque y quedaban relativamente blancos, cuando aflojo el agarre y comenzó a caer, era obvio que se había desmallado. El cazador la sujeto con su otra mano, la que se encontraba libre y la acostó con cuidado en el suelo. Por mucho que tuviese que ayudarla, tenia que encargarse de los inconscientes primero. Les disparo a todos en la cabeza uno por uno a excepción de Edward, que comenzaba a chillar como un cerdo para que no lo matasen. El simplemente se llevo un golpe en la cabeza con la culata de la escopeta, mientras Marcus pensaba que hacer con él se dio cuenta que no podía quedarse a la intemperie el resto de la noche, habría sido mas fácil si la pelirroja no hubiese incendiado el campamento de sus captores pero aun quedaba el del maleante.

La cargo y la llevo en brazos hasta el campamento, era mas pequeño de lo normal pero al menos era mejor que estar a la intemperie en medio de las rocas. Ingreso en la carpa y acostó a la mujer encima del saco de dormir de Edward, luego de eso Marcus registro las cosas de ese pobre diablo y saco unas tiras de tela, regreso con el pobre y lo arrastro cual saco de papas dejándolo tirado cerca de una fogata. Ahí lo amarro con unas cuerdas que también encontró en el campamento y le medio acomodo las heridas de las piernas, no quería sacar menos dinero porque su presa se desangro hasta morir en medio de la noche.

Reviso una vez mas las cosas del atrapado y encontró algunas latas de comida, no era la cosa mas exquisita del mundo pero era mejor a pasar hambre. Las dos latas contenían un poco de carne en salsa, nada del otro mundo. Las calentó en el fuego y retiro con unas tenazas. A sabiendas de que la mujer no tenia ningún implemento encima, o al menos eso dijo antes, le hizo el favor de abrir una de las latas, tenia encima un juego de herramientas como cinceles. Las ventajas de ser ingeniero. Luego de abrirlas, dejo una cerca del fuego para que se mantuviese tibia, mientras que la otra la mantenía sujeta con una tenaza y comenzaba a comer el interior con un destornillador a modo de tenedor. Solo faltaba esperar a que la pelirroja despertase.

No supo nada de sí… Lo único que escuchaba en su cabeza eran murmuros, susurros e incluso el eco del viento.. Poco a poco su cuerpo comenzaba a tornarse cálido y lentamente abría sus párpados buscando con la mirada comprender qué había pasado y dónde estaba. Su nublada vista podía percibir la luz de lo que parecía una fogata y poco a poco se sentó tallando sus ojos y sobando algunas partes de su adolorido cuerpo. Se puso lentamente de pie y sacudió su ropa de la poca arena que traía encima. Llevó su mano derecha a un costado de su cabeza y suspiró con algo de pesadez, quedando de pie observó al contrario mientras comía… Rápidos recuerdos llegaron a su mente de lo que había pasado hacía rato.. No sabía si habían sido minutos, u horas pero al ver lo tarde que era atribuyó al tiempo lo último.


No se acercó mucho a él, llevando su mano derecha sobre su abdomen entrecerró su mirada pensativa y frunció el ceño. - Poco más y tú me matabas… - Susurró llegando a su mente el recuerdo de él apuntándole. - ¿Qué pasó?.. ¿Dónde están los otros?.. - Calló y llevó su vista hacia aquel hombre y le observó de una manera tajante. - ¿Quién eres?..- Terminó por cuestionar sentándose frente al fuego mientras comenzaba a revisar sus propias heridas, sobando con cuidado las áreas que estaban afectadas buscando aliviar el dolor. - Si tú me salvaste entonces te lo agradezco. - Susurró viéndole de reojo.. No le daba mucha confianza mas era lo que había en ese instante.

El cazador estaba comiendo tranquilamente su lata de comida, mientras se mantenía alerta a cualquier cosa de los alrededores. Podría venir algún animal salvaje, otro asaltante, por cualquier cosa similar tenia a mano su fiel escopeta para volarle la tapa de los sesos. Lo que escucho no fue nada de eso, eran los movimientos torpes de una persona que recién estaba despertando, los movimientos de la pelirroja que había traído al campamento – veo que ya despertaste – se baja un poco las gafas para decirle eso y luego se las acomoda nuevamente. La examino por encima, a ojo como quien dice, no parecía tener ningún moretón o herida externa que hubiese surgido luego, al menos en apariencia estaba bien.

No tardo mucho en hablar y hacer una referencia a que por poco era el cazador quien la mataba – es una reacción normal, no todo el mundo suele tomarse bien que los agarren del cuello de su ropa de esa manera – come otra porción de su comida – si preguntas por los otros, me asegure de que no volviesen despertar, menos a uno que lo tengo amarrado como una oruga por ahí, puedo entregarlo vivo o muerto pero vivo no se descompone – se refería al pobre Edward que efectivamente estaba atado completamente – no tienes que agradecerme, lo hubiese hecho cualquiera – toma la lata abierta y se la aproxima a la pelirroja, aquella que se calentaba junto al fuego – ten, no es mucho pero al menos esta caliente – luego le paso un destornillador a modo de pincho para que pudiese comer el contenido – fuiste bastante afortunada, si no hubiese coincidido con atrapar al tipo de allá afuera, quien sabe que te hubiesen hecho esos locos una vez te atrapasen.

Se quedó en total silencio, cerrando sus párpados para poder disfrutar de la brisa algo fría por la noche en aquel lugar. El sonido de la madera arder en cierta medida la relajaba un poco…. Hacía tanto tiempo que no se quedaba a dormir a la intemperie que el mero hecho de encontrarse tan le jos de casa, con la sensación de que en cualquier momento su vida había podido terminar y que aquel hombre desconocido la hubiese salvado terminó por derrumbarle l moral totalmente… Siempre se había sentido lo suficientemente fuerte y autosuficiente para poder sobrellevar las cosas, pero ahora se daba cuenta de que no… Cualquier cosa aunque hubiera pasado en ese momento si aquel rubio no hubiese estado seguramente la vida se le hubiera ido en el último aliento.

Tomó un poco de aire pero antes de poder comenzar a hablar para poder preguntarle y tratar de resolver todas sus dudas él siguió explicando la situación. - Por tus palabras deduzco que los mataste. - Musitó con tranquilidad extendiendo su mano la cual apenas si pudo recibir aquel contenedor caliente sus manos se tibiaron. Tomó lo que le prestaba y así comenzó a comer. Observó de reojo aquel hombre al que se suponía estaba atado y cuando este terminó ella simplemente suspiró, estaba incómoda, molesta y por demás tenía ganas de agarrar a golpes a quien se suponía la había rescatado, pero se lo atribuía a la adrenalina. - No se quien eres.. Pero te lo agradezco, sí, si no hubieras estado aquí seguro estaría muerta ya y por mucho jamás te pedí que me salvaras. - … Dejó de comer y bajó la mirada algo apenada por lo que acababa de decir. - Pero gracias por tomarte la molestia… Por tus palabras supongo eres alguna especie de policía… No sé, no reconozco tu rostro y hace poco revisé los cartelones de Wanted reciente así que no eres nadie con problemas con la ley… ¿Quién eres? ¿Qué hacías aquí? ¿Para qué quieres a ese imbécil? Mátalo y ya. - Murmuraba con cierta naturalidad y frialdad, era muy propio de ella pero en las circunstancias era más que obvio que tener a ese sujeto atado era bastante incómodo.