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Creado por Mitsuki Urushiba Mar Dic 15, 2015 11:45 am
Recuerdo del primer mensaje :
El calor es abrumador, los pesados rayos del sol golpean mis parpados y no me permiten ver mucho mas de la cubierta del barco de trasporte que pague para llegar hasta Loguetown, una ciudad que simplemente me apetencia conocer antes de lanzarme a la aventura, un mero capricho que estaba a punto de cumplir. Fueron unos escasos segundos los que utilice para que mi vista se adecuara a la fuerte luz del ambiente, lo justo para notar desde el sector de pasajeros como los tripulantes de aquel barco se movían de un lado a otro para desembarcar correctamente en el muelle "Algún día lograre manejar un barco tan bien como ellos..." Fue todo lo que pensé al verlos, aunque no era un sueño, mas bien algo que quería conocer para no sufrir problemas en un futuro lejano.
Poco tiempo después el barco estaba en el muelle y una fila de gente había comenzado a movilizarse impidiendo la salida, un cumulo de gente tan grande como pesado de manejar que deseaba bajarse a la vez -Idiotas...- Acomode mi bufanda para cubrir mis labios mientras decia aquellas palabras a la par que me ponía a caminar hacia un extremo alejado de la gente, un sitio donde pudiera encontrar una cuerda con la cual bajar. Un grito desde el otro extremo del barco, seguramente uno de los trabajadores del barco, me pedía de manera muy cordial que no fuera para aquella parte del barco dado que esta se encontraba restringida. Simplemente levante una mano en señal de disculpas y continué caminando para finalmente saltar desde la borda y bajarme por un sitio donde la gente no me molestara. Usando una de mis espadas frene mi caída justo a tiempo, aunque dejando una pequeña marca en el lateral de la embarcación.
Suspire al notar que la ciudad no era nada de lo esperaba. Un simple sitio turístico, demasiada gente para mi gusto y, por si fuera poco, no parecía haber ningún sitio donde poder darle un cuidado adecuado a mis espadas que colgaban una a cada lado de mi cintura, aquellas que me había llevado de mi viejo hogar que yo misma había terminado por destruir. Cerre los ojos y negué con la cabeza, no podía estar pensando en esa clase de cosas de nueva cuenta, no era nada divertido. Finalmente mi caminata termino por el aburrimiento y el desafortunado hecho de no encontrarme con nada útil, deje caer mi cuerpo en un banco cercano y aun lado mio el bolso que solo cargaba con unas pocas cosas para mis proyectos y varios trajes iguales al que vestía.
El frió de su isla natal había quedado atrás, ya no había sangre corriendo por el suelo de su hogar y aun menos sentía la increíble presión en su pecho por abandonar los restos de su familia. Lo había perdido todo y, entre eso, también se encontraban gran parte de sus sentimientos y reacciones. La pelinegra había quedado básicamente vacía o al menos eso era lo que mostraba de buenas a primeras con aquella mirada tan oscura como el fondo del mismísimo océano. Pero bien, dejando de lado esa clase de cosas, es momento de ubicarnos y dejar que nuestra querida Mitsuki relate sus propias aventuras como es debido...
El calor es abrumador, los pesados rayos del sol golpean mis parpados y no me permiten ver mucho mas de la cubierta del barco de trasporte que pague para llegar hasta Loguetown, una ciudad que simplemente me apetencia conocer antes de lanzarme a la aventura, un mero capricho que estaba a punto de cumplir. Fueron unos escasos segundos los que utilice para que mi vista se adecuara a la fuerte luz del ambiente, lo justo para notar desde el sector de pasajeros como los tripulantes de aquel barco se movían de un lado a otro para desembarcar correctamente en el muelle "Algún día lograre manejar un barco tan bien como ellos..." Fue todo lo que pensé al verlos, aunque no era un sueño, mas bien algo que quería conocer para no sufrir problemas en un futuro lejano.
Poco tiempo después el barco estaba en el muelle y una fila de gente había comenzado a movilizarse impidiendo la salida, un cumulo de gente tan grande como pesado de manejar que deseaba bajarse a la vez -Idiotas...- Acomode mi bufanda para cubrir mis labios mientras decia aquellas palabras a la par que me ponía a caminar hacia un extremo alejado de la gente, un sitio donde pudiera encontrar una cuerda con la cual bajar. Un grito desde el otro extremo del barco, seguramente uno de los trabajadores del barco, me pedía de manera muy cordial que no fuera para aquella parte del barco dado que esta se encontraba restringida. Simplemente levante una mano en señal de disculpas y continué caminando para finalmente saltar desde la borda y bajarme por un sitio donde la gente no me molestara. Usando una de mis espadas frene mi caída justo a tiempo, aunque dejando una pequeña marca en el lateral de la embarcación.
Suspire al notar que la ciudad no era nada de lo esperaba. Un simple sitio turístico, demasiada gente para mi gusto y, por si fuera poco, no parecía haber ningún sitio donde poder darle un cuidado adecuado a mis espadas que colgaban una a cada lado de mi cintura, aquellas que me había llevado de mi viejo hogar que yo misma había terminado por destruir. Cerre los ojos y negué con la cabeza, no podía estar pensando en esa clase de cosas de nueva cuenta, no era nada divertido. Finalmente mi caminata termino por el aburrimiento y el desafortunado hecho de no encontrarme con nada útil, deje caer mi cuerpo en un banco cercano y aun lado mio el bolso que solo cargaba con unas pocas cosas para mis proyectos y varios trajes iguales al que vestía.
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Ginko Lun Dic 28, 2015 12:54 am
Ooooh~ que giros que daba la vida, en opinión de Alice, después de escuchar un poco todo aquellos, solo había una manera de describir aquella situación: ¡FABULOSA!. Ahora no solo se trataba de una dramática historia en búsqueda de la misteriosa chica que le había besado, resultaba que una de las protagonistas era una frívola chica a la que le habían tomado su primer beso, y había sido nada más y nada menos que alguien que parecía ganarse la vida haciendo todo tipo de tratos, no necesariamente legales. Si fuera una escritora seguro que la albina ya estaría tomando nota y empezando en su cabeza a seleccionar los párrafos para el desenlace de la historia, pero por el momento solo se regocijaba de presenciar aquello.
No sabía muy bien si el que Mitsuki pareciera algo sádica arruinaba el ambiente o le daba otro toque sensual al asunto... tenía que estar un poco más atenta. L que si le llamaba la atención era aquella criatura que se había unido a la conversación preguntando por suministros médicos. Había que sincerarse, la chef nunca había visto un Mink, y la primera idea que rondaba su mente al verla era “¿a qué sabrá si la salteo con vino blanco?”
Bueno, había vidas en juego ahí, pero lo más importante era la frase “Nada es gratis”. Bueno, eso era evidente y se sentía tonta al haberlo olvidado, después de todo, podía sentir el ligero aroma a sangre que había en aquella peli negra, pero eso no importaba, se rio un poco al escuchar todo aquello. Si parecía interesante, pero si iban a esa isla ¿Cómo encontraría los ingredientes que buscaba en esta?, era completamente ilógico, por lo que se puso de pie y se puso justo enfrente de aquella sabelotodo convenenciera.
-Está bien... yo acepto ir por el tesoro o lo que sea… - soltó mirándole con una sonrisa – pero, eso será a cambio de alguna otra cosa que yo quiera… ya que los ingredientes de esta isla los necesito AHORA –puntualizo poniéndose enfrente de Ayashi – y descuida... se que no haces nada gratis, así que pagare el mismo precio que ella – refirió a la frívola espadachín antes de tomar las mejillas de quien tenía enfrente para besarla, tal y como había hecho ella con la otra femina antes – ñam… - soltó cuando tras unos segundos, se había separado – pensé que serias más… picante, pero ese sabor dulce...... te sienta bien en esos labios – soltó guiñándole el ojo a Kouba - ¿ahora si podrás decirme dónde encontrar insumos decentes?, si iremos a esa isla necesitaremos bastantes provisiones.. y ni tu ni la señorita “muerte sensual”, parece que sepan algo de cocina…
O si… no se andaba con rodeos, ahora para términos simples, le había pagado la información por el mismo valor que había puesto a Mitsuki, había aceptado su oferta de ir por aquellos tesoros y se había ofrecido como chef de abordo… por supuesto, no se podía quejar, y en cuanto al sabor propio… tampoco, sus labios habrían de haber tenido el delicado sabor de la uva savignon y el toque de duraznos y cerezas... No había pedido un buen vino por nada…
No sabía muy bien si el que Mitsuki pareciera algo sádica arruinaba el ambiente o le daba otro toque sensual al asunto... tenía que estar un poco más atenta. L que si le llamaba la atención era aquella criatura que se había unido a la conversación preguntando por suministros médicos. Había que sincerarse, la chef nunca había visto un Mink, y la primera idea que rondaba su mente al verla era “¿a qué sabrá si la salteo con vino blanco?”
Bueno, había vidas en juego ahí, pero lo más importante era la frase “Nada es gratis”. Bueno, eso era evidente y se sentía tonta al haberlo olvidado, después de todo, podía sentir el ligero aroma a sangre que había en aquella peli negra, pero eso no importaba, se rio un poco al escuchar todo aquello. Si parecía interesante, pero si iban a esa isla ¿Cómo encontraría los ingredientes que buscaba en esta?, era completamente ilógico, por lo que se puso de pie y se puso justo enfrente de aquella sabelotodo convenenciera.
-Está bien... yo acepto ir por el tesoro o lo que sea… - soltó mirándole con una sonrisa – pero, eso será a cambio de alguna otra cosa que yo quiera… ya que los ingredientes de esta isla los necesito AHORA –puntualizo poniéndose enfrente de Ayashi – y descuida... se que no haces nada gratis, así que pagare el mismo precio que ella – refirió a la frívola espadachín antes de tomar las mejillas de quien tenía enfrente para besarla, tal y como había hecho ella con la otra femina antes – ñam… - soltó cuando tras unos segundos, se había separado – pensé que serias más… picante, pero ese sabor dulce...... te sienta bien en esos labios – soltó guiñándole el ojo a Kouba - ¿ahora si podrás decirme dónde encontrar insumos decentes?, si iremos a esa isla necesitaremos bastantes provisiones.. y ni tu ni la señorita “muerte sensual”, parece que sepan algo de cocina…
O si… no se andaba con rodeos, ahora para términos simples, le había pagado la información por el mismo valor que había puesto a Mitsuki, había aceptado su oferta de ir por aquellos tesoros y se había ofrecido como chef de abordo… por supuesto, no se podía quejar, y en cuanto al sabor propio… tampoco, sus labios habrían de haber tenido el delicado sabor de la uva savignon y el toque de duraznos y cerezas... No había pedido un buen vino por nada…
Ginko
Hoja de personaje
Nivel:
(10/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Laura Lun Dic 28, 2015 9:36 am
Al acercarse fue capaz de escuchar aquella afirmación que incluso a ella le impactaría un poco, aquella muchacha de fría actitud y que probablemente tuviera ya veinte años no había tenido su primer beso hasta ese mismo día, no le impactaba porque fuera una sorpresa, sino porque trajo a su mente el distante recuerdo de su primer beso, cuando había pasado tan poco tiempo de escapar de su isla natal.
Exceptuando este hecho, aquella joven que solicito el Sake y llevaba consigo dos katanas le recordaba a la Mink , alguna clase de versión de ella misma cuando joven solo que pelinegra y de fría expresión, tenía esa actitud claramente violenta, confiada de sus propias capacidades ignorando si su entorno podía ser igual o más peligroso, en este caso, ignorando el hecho de que si esa persona delante de ella tenía la potestad de obtener ganancias claramente ilícitas de un barco de la marina, seguramente debía de disponer de alguna clase de seguridad física, ya fueran capacidades propia o guardaespaldas.
Por otro lado la anfitriona de ojos carmesí y constante sonrisa parecía burlarse incitando a la joven que tanto ladraba frente a ella sin amedrentarse ni un poco demostrando el dominio de la situación, con la sonrisa característica de las mujeres serpiente se acerco un poco inclinados sobre la mesa para ofrecer su compensación la ubicación de un supuesto tesoro, información que afirma que vendería por una absurda suma de dinero que sobrepasa la recompensa de los supernovas y la que tuviesen alguna vez lo piratas que se unieron a la marina, era una diana en búsqueda de atrapar a una ignorante, probablemente para utilizar la capacidad bélica que Mitsuki había tratado de aparentar ostentar anteriormente, claramente no planeaba conducir a la supuestamente violenta jovencita a un lugar seguro.
Por otro lado la peliblanca del grupo demostró otro poco de su carácter al declarar sus intenciones de acompañar a las otras dos y su insistencia en obtener los ingredientes que había pedido desde un comienzo, antes de decir que pagaría de la misma forma que persona que inicio todo esto, tomo entre sus manos a Kouba y le planto un beso en medio del lugar, seguramente no sorprendía a ninguna de las personas que estaban en esa mesa, por alguna razón era bastante evidente que eso pasaría, tras lo cual nuevamente exigiría por sus ingredientes.
Tras presenciar todo ese espectáculo la mujer de características lobunas suspiro como si estuviera a punto de hacer algo realmente tedioso y desagradable mientras pensaba ¿Podre salvarlas del destino al que se dirigen? con una sonrisa dibujada en sus labios la mujer tomo su último trago de cerveza aguada y miro a Ayashi Kouba como si intentara ver a través de un lugar peligroso. -Kou ¿Estas interesada en una médica abordo? Como dices, nada es gratis en la vida, una no va simplemente y desentierra un tesoro oculto de gran valor sin más, así que ambas sabemos que allí habrá peligros por lo mismo, una médica con una espada más podrían beneficiar a tu campaña si la provees de los insumos necesarios.- Al igual que había hecho anteriormente la peliblanca de identidad desconocida, la Mink se levanto y puso sus manos alrededor del rostro de la informante antes de acercar su cabeza a la ajena y dejando ver su nunca a las otras, previo apartarse. –Lo siento pero no creo que seas de mi tipo, pero parece que para unirse a esta campaña es requisito darte un beso, así que podría decirse que ya estoy dentro como miembro provisional ¿verdad?- Dijo en un tono ligeramente burlón pero cómplice mientras se apartaba después de haber besado la frente de aquella jovencita. -No te lo tomes a mal, simplemente no eres mi tipo, prefiero un poco más de carne y de preferencia no tan tierna.- Dijo dando un guiño antes de volver a su lugar.
Exceptuando este hecho, aquella joven que solicito el Sake y llevaba consigo dos katanas le recordaba a la Mink , alguna clase de versión de ella misma cuando joven solo que pelinegra y de fría expresión, tenía esa actitud claramente violenta, confiada de sus propias capacidades ignorando si su entorno podía ser igual o más peligroso, en este caso, ignorando el hecho de que si esa persona delante de ella tenía la potestad de obtener ganancias claramente ilícitas de un barco de la marina, seguramente debía de disponer de alguna clase de seguridad física, ya fueran capacidades propia o guardaespaldas.
Por otro lado la anfitriona de ojos carmesí y constante sonrisa parecía burlarse incitando a la joven que tanto ladraba frente a ella sin amedrentarse ni un poco demostrando el dominio de la situación, con la sonrisa característica de las mujeres serpiente se acerco un poco inclinados sobre la mesa para ofrecer su compensación la ubicación de un supuesto tesoro, información que afirma que vendería por una absurda suma de dinero que sobrepasa la recompensa de los supernovas y la que tuviesen alguna vez lo piratas que se unieron a la marina, era una diana en búsqueda de atrapar a una ignorante, probablemente para utilizar la capacidad bélica que Mitsuki había tratado de aparentar ostentar anteriormente, claramente no planeaba conducir a la supuestamente violenta jovencita a un lugar seguro.
Por otro lado la peliblanca del grupo demostró otro poco de su carácter al declarar sus intenciones de acompañar a las otras dos y su insistencia en obtener los ingredientes que había pedido desde un comienzo, antes de decir que pagaría de la misma forma que persona que inicio todo esto, tomo entre sus manos a Kouba y le planto un beso en medio del lugar, seguramente no sorprendía a ninguna de las personas que estaban en esa mesa, por alguna razón era bastante evidente que eso pasaría, tras lo cual nuevamente exigiría por sus ingredientes.
Tras presenciar todo ese espectáculo la mujer de características lobunas suspiro como si estuviera a punto de hacer algo realmente tedioso y desagradable mientras pensaba ¿Podre salvarlas del destino al que se dirigen? con una sonrisa dibujada en sus labios la mujer tomo su último trago de cerveza aguada y miro a Ayashi Kouba como si intentara ver a través de un lugar peligroso. -Kou ¿Estas interesada en una médica abordo? Como dices, nada es gratis en la vida, una no va simplemente y desentierra un tesoro oculto de gran valor sin más, así que ambas sabemos que allí habrá peligros por lo mismo, una médica con una espada más podrían beneficiar a tu campaña si la provees de los insumos necesarios.- Al igual que había hecho anteriormente la peliblanca de identidad desconocida, la Mink se levanto y puso sus manos alrededor del rostro de la informante antes de acercar su cabeza a la ajena y dejando ver su nunca a las otras, previo apartarse. –Lo siento pero no creo que seas de mi tipo, pero parece que para unirse a esta campaña es requisito darte un beso, así que podría decirse que ya estoy dentro como miembro provisional ¿verdad?- Dijo en un tono ligeramente burlón pero cómplice mientras se apartaba después de haber besado la frente de aquella jovencita. -No te lo tomes a mal, simplemente no eres mi tipo, prefiero un poco más de carne y de preferencia no tan tierna.- Dijo dando un guiño antes de volver a su lugar.
Laura
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 3 |
Creado por Mei Haiba Lun Dic 28, 2015 5:17 pm
El salón principal del Last Passage enmudeció cuando la puerta se abrió de forma inesperada, haciendo chirriar la vieja bisagra de metal. Cómo solía pasar en todos los bares y tabernas, la mayoría de gente dirigió su mirada hacia la entrada, esperando a ver quien era el recién llegado. Habitualmente era la conocida cara de alguno de los habituales, por lo que la gente volvía inmediatamente a lo suyo. Pero ese no era el caso. Ni siquiera cuando la joven de cabellos rubios cruzó el umbral de la puerta se reanudaron las conversaciones, en aquel momento sustituidos por un murmullo constante. Llevaba poco tiempo en Loguetown, pero lo más probable era que alguno de los presentes la hubiera reconocido. La fisionomía, el cabello y el porte de la Soldado Kozlov no pasaban desapercibidos y, habitualmente, la hacían fácilmente reconocible si se había tenido anteriormente trato con ella.
Cuando empezó a caminar en el interior de la sala el repiqueteo del tacón de sus botas contra el suelo de madera hizo que más de uno callara. Especialmente al notar cómo los ojos violáceos y el ceño fruncido de la marine se fijaban en ellos. De buenas a primeras no dijo nada, dedicándose simplemente a moverse con total impunidad entra las distintas mesas del local con cierto aire de superioridad, pero sin realizar ninguna provocación o ningún gesto fuera de lugar. La joven sabía que las miradas estaban todas fijas en ella, al fin y al cabo, era lo que se había propuesto en un principio. Quería que todos supieran que estaba allí, que la atención de cualquiera de los presentes en aquel local estuviera fija únicamente en ella. Cuando creyó que ya era suficiente, su mirada se dirigió hacia la barra y más concretamente al camarero, el único hombre en aquella sala que parecía totalmente indiferente por su presencia. Mejor, aquel pobre hombre no tenía ninguna culpa de lo que seguramente sucedería en su negocio dentro de poco. Pero la vida era injusta, era algo que Deka había aprendido y que rondaba su mente mientras sus pasos lentos terminaban de llevarla hasta uno de los asientos de la barra, en el que se sentó y quedó girada en dirección contraria a la propia barra, mirando a casi todas las mesas del local. Fue entonces cuando, alzó su mano hacia la gorra negra y la estiró hacia abajo, escondiendo sus ojos bajo la visera. - Entrégate y será todo menos doloroso para ti y todos los aquí presentes. - su voz rompió el silencio que se había formado en el lugar, dónde estaba convencida de que la persona a la que se refería se daría por aludida. No tenía esperanza alguna de que la criminal que buscaban no se entregaría voluntariamente así cómo así, pero de esta manera a la soldado no se le podía acusar de actuar a las malas. - Quien avisa no es traidor. - sentenció cogiendo su gorra entre sus manos, cruzando las piernas y dejando sus manos sobre el regazo. ¿Una actitud demasiado confiada para una simple marine situada en territorio enemigo? Quizás. Pero la cuestión es que tenía las espaldas más bien cubiertas de lo que podría parecer a primera vista.
Cuando empezó a caminar en el interior de la sala el repiqueteo del tacón de sus botas contra el suelo de madera hizo que más de uno callara. Especialmente al notar cómo los ojos violáceos y el ceño fruncido de la marine se fijaban en ellos. De buenas a primeras no dijo nada, dedicándose simplemente a moverse con total impunidad entra las distintas mesas del local con cierto aire de superioridad, pero sin realizar ninguna provocación o ningún gesto fuera de lugar. La joven sabía que las miradas estaban todas fijas en ella, al fin y al cabo, era lo que se había propuesto en un principio. Quería que todos supieran que estaba allí, que la atención de cualquiera de los presentes en aquel local estuviera fija únicamente en ella. Cuando creyó que ya era suficiente, su mirada se dirigió hacia la barra y más concretamente al camarero, el único hombre en aquella sala que parecía totalmente indiferente por su presencia. Mejor, aquel pobre hombre no tenía ninguna culpa de lo que seguramente sucedería en su negocio dentro de poco. Pero la vida era injusta, era algo que Deka había aprendido y que rondaba su mente mientras sus pasos lentos terminaban de llevarla hasta uno de los asientos de la barra, en el que se sentó y quedó girada en dirección contraria a la propia barra, mirando a casi todas las mesas del local. Fue entonces cuando, alzó su mano hacia la gorra negra y la estiró hacia abajo, escondiendo sus ojos bajo la visera. - Entrégate y será todo menos doloroso para ti y todos los aquí presentes. - su voz rompió el silencio que se había formado en el lugar, dónde estaba convencida de que la persona a la que se refería se daría por aludida. No tenía esperanza alguna de que la criminal que buscaban no se entregaría voluntariamente así cómo así, pero de esta manera a la soldado no se le podía acusar de actuar a las malas. - Quien avisa no es traidor. - sentenció cogiendo su gorra entre sus manos, cruzando las piernas y dejando sus manos sobre el regazo. ¿Una actitud demasiado confiada para una simple marine situada en territorio enemigo? Quizás. Pero la cuestión es que tenía las espaldas más bien cubiertas de lo que podría parecer a primera vista.
- Hey:
- Bueno, bueno... creo que esta no os la esperabais, ¿eh? Para evitar líos y problemas de la "legalidad" de nuestras acciones os explico cómo hemos llegado hasta aquí:
- Por normas, todos los presentes son abiertos (o sea, con justificación On-Rol todo aquel que quiera puede entrar).
- Aquí viene la justificación On-Rol:
Pues a la Marina suele importarle que apuñales a gente Ayashi, ahora que lo comentas (?)Ayashi Kouba escribió:tuve que apuñalarlo por la espalda… si, fue horrible pero ¿A quién le importaba?
La verdad es que nuestro tema en Loguetown se supone que no iba a interferir en el vuestro para nada pero la verdad es que después de eso nos pareció lo suyo darle un poco de salseo extra al tema.
Por último pero creo que es lo más importante, esto no es nada personal ni nadie tiene la más mínima intención de joder a nadie. Al menos por mi parte, que es de la única que realmente puedo hablar, todo esto no es más que algo para darle emoción al rol y darle credibilidad al foro. ¿Que sería de One Piece si los Marine pasaran de intentar capturar a piratas?
Un besazo,
Deka
Mei Haiba
Hoja de personaje
Nivel:
(41/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Mitsuki Urushiba Lun Dic 28, 2015 7:40 pm
Enserio, cuando piensas que el mundo no puede ponerse peor, te encuentras en medio de una reunión de... Excentricidades. No había mejor manera de llamar a aquellas mujeres en esos momentos. La primera de ellas se había atrevido a robarse mi primer beso y, para colmo, se hacia la sorprendida, como si un primer beso tuviera mucho mas valor monetario cuando solo era sentimental, algo que realmente no me afectaba demasiado. Me lleve una de mis manos hacia mi cabeza, masajeando la cien mientras en mi mente se cruzaba la sola idea de cortarle la cabeza y olvidarme de su existencia, solamente tenia que ponerme en pie y dejarla morir sin mucho problema, a ella y luego... ¿Luego que? Estaba segura que tenia un plan de acción, una idea de lo que iba a hacer, algo que se fue volando tan rápido como un ave en plena caza al ver como aquella mujer, la que vestía cual cocinera y pedía víveres, le robaba un beso a la fémina que anteriormente me lo había robado a mi, ¿acaso era el día de los besos? ¿o quizás era una costumbre que en aquella isla lejana a mi hogar natal un favor se cobrara con un beso?
Pegue con la cabeza, reacia a creerme semejantes rarezas. Mientras que a la par de ello notaba como aquella mujer de rasgos animales se acercaba a la fémina para robarle un beso de nueva cuenta. Estaba a un paso de saltar de mi silla, de largarme de aquel bar para siempre y no volver nunca mas a por mi favor, cuando note que los labios solo se posaban sobre su frente y admitía, por su parte, que no era su tipo de persona para hacer tal clase de actos. Me relaje bastante con esa acción y suspire bastante tranquila, expulse el aire que dentro de mi quemaba como fuego y posteriormente me gire hacia la mentada cocinera recapitulando sus palabras en ese momento, como si tuviera algo de retardo en mis acciones -¿"Muerte Sensual"?- Pregunte con un tono bastante serio y algo molesto, no es que me importara que me llamaran de esa manera, pero no veía nada de sensual en mis movimientos, no era esa clase de mujeres, no había llegado a aprender tales actos y, si lo intentaba, no me salían para nada bien.
-Siempre es útil tener una medica a bordo y, si efectivamente hay un tesoro, me encantaría contar con la ayuda de ambas- Tanto de Laura como de Alice, en cuanto a Kouba... Ella no era una tripulante para mi gusto, mucho menos una persona respetable o con alguna cualidad útil, era simplemente una mula de carga que contenía dentro de su pequeño cerebro la información útil -En cuanto a ti, creo que podrías ser una bonita mascota guía como pago, ¿Estas de acuerdo con eso?- Mi humor era algo crudo, muy poco agradable. Si bien para mi era gracioso referirme a ella como una mascota, no lo era del todo para el resto de personas que pudieran llegar a escucharme.
Estaba a un paso de dar por cerrado todo, de tomar a aquellas tres mujeres como simples objetos de uso para el viaje hacia dicha isla del tesoro, la misma isla donde tenia pensado sacrificar la vida de aquella fémina, pero no pude llegar a decir siquiera una palabra puesto que del otro lado la puerta del bar había sido abierta casi de la misma manera que yo lo había hecho. Al girar su inexpresivo rostro note, con algo de celo, el largo de aquella cabellera de un tono rubio, aquel cuerpo bien definido y el extraño porte al caminar, algo que irradiaba cierta seguridad en si misma. Lejos de lo que podría pensar cualquier persona, mis celos no eran por lo hermosa que era, mas bien estaban dados por el hecho que no podía poseerla y, ese mismo pensamiento, hizo que mis mejillas se sonrojaran, ¿que clase de pensamientos estaba teniendo?
Tenia pensado irme del lugar, salir de aquel sitio solo llevando a aquellas tres conmigo, cuando la voz de la rubia resonó fuerte y claro incitando sin problema alguno que alguien debía de entregarse. Por un segundo pensé que hablaba de mi, pero perfectamente podría ser el hombre que atendía tras la barra, la mujer a mi lado o una de las tantas personas en el bar. Lo mejor en esta clase de situaciones, desde mi punto de vista, era mantener mi expresión distante mientras esperaba que alguien o algo fuera a mover las ruedas del destino. Pocos segundos, la ligera frase me robo una pequeña sonrisa que escondí debajo de mi bufanda. No quería que nadie me viera sonreír por algo tan simple como comprender las intenciones ajenas. Mire de reojo a las tres féminas que rápidamente se habían congregado junto a mi, no eran lazos puros los que nos unían, al menos en mi caso, pero las necesitaba por lo que sin decir mucho mas me recosté en el respaldo de mi silla y me cruce de brazos, esperando alguna acción de parte de alguien, algo que me permitiera pensar en algún plan que me dejara salir con ellas o, de perdido, con mi recientemente nombrada mascota.
Pegue con la cabeza, reacia a creerme semejantes rarezas. Mientras que a la par de ello notaba como aquella mujer de rasgos animales se acercaba a la fémina para robarle un beso de nueva cuenta. Estaba a un paso de saltar de mi silla, de largarme de aquel bar para siempre y no volver nunca mas a por mi favor, cuando note que los labios solo se posaban sobre su frente y admitía, por su parte, que no era su tipo de persona para hacer tal clase de actos. Me relaje bastante con esa acción y suspire bastante tranquila, expulse el aire que dentro de mi quemaba como fuego y posteriormente me gire hacia la mentada cocinera recapitulando sus palabras en ese momento, como si tuviera algo de retardo en mis acciones -¿"Muerte Sensual"?- Pregunte con un tono bastante serio y algo molesto, no es que me importara que me llamaran de esa manera, pero no veía nada de sensual en mis movimientos, no era esa clase de mujeres, no había llegado a aprender tales actos y, si lo intentaba, no me salían para nada bien.
-Siempre es útil tener una medica a bordo y, si efectivamente hay un tesoro, me encantaría contar con la ayuda de ambas- Tanto de Laura como de Alice, en cuanto a Kouba... Ella no era una tripulante para mi gusto, mucho menos una persona respetable o con alguna cualidad útil, era simplemente una mula de carga que contenía dentro de su pequeño cerebro la información útil -En cuanto a ti, creo que podrías ser una bonita mascota guía como pago, ¿Estas de acuerdo con eso?- Mi humor era algo crudo, muy poco agradable. Si bien para mi era gracioso referirme a ella como una mascota, no lo era del todo para el resto de personas que pudieran llegar a escucharme.
Estaba a un paso de dar por cerrado todo, de tomar a aquellas tres mujeres como simples objetos de uso para el viaje hacia dicha isla del tesoro, la misma isla donde tenia pensado sacrificar la vida de aquella fémina, pero no pude llegar a decir siquiera una palabra puesto que del otro lado la puerta del bar había sido abierta casi de la misma manera que yo lo había hecho. Al girar su inexpresivo rostro note, con algo de celo, el largo de aquella cabellera de un tono rubio, aquel cuerpo bien definido y el extraño porte al caminar, algo que irradiaba cierta seguridad en si misma. Lejos de lo que podría pensar cualquier persona, mis celos no eran por lo hermosa que era, mas bien estaban dados por el hecho que no podía poseerla y, ese mismo pensamiento, hizo que mis mejillas se sonrojaran, ¿que clase de pensamientos estaba teniendo?
Tenia pensado irme del lugar, salir de aquel sitio solo llevando a aquellas tres conmigo, cuando la voz de la rubia resonó fuerte y claro incitando sin problema alguno que alguien debía de entregarse. Por un segundo pensé que hablaba de mi, pero perfectamente podría ser el hombre que atendía tras la barra, la mujer a mi lado o una de las tantas personas en el bar. Lo mejor en esta clase de situaciones, desde mi punto de vista, era mantener mi expresión distante mientras esperaba que alguien o algo fuera a mover las ruedas del destino. Pocos segundos, la ligera frase me robo una pequeña sonrisa que escondí debajo de mi bufanda. No quería que nadie me viera sonreír por algo tan simple como comprender las intenciones ajenas. Mire de reojo a las tres féminas que rápidamente se habían congregado junto a mi, no eran lazos puros los que nos unían, al menos en mi caso, pero las necesitaba por lo que sin decir mucho mas me recosté en el respaldo de mi silla y me cruce de brazos, esperando alguna acción de parte de alguien, algo que me permitiera pensar en algún plan que me dejara salir con ellas o, de perdido, con mi recientemente nombrada mascota.
- Off:
- Pues, creo que hablo por toda mi tripulación, en el hecho de que no nos esperábamos la entrada de nadie mas al tema xD Y, ademas, en que no hay ningún problema con la entrada de un par de users mas al tema, es mas, como bien dijiste, lo hace mas emocionante. Por cierto,
pueden llevarse a Ayashi sin problemaentre nuestro grupo tenemos un users con ausencia posteada o poco tiempo por esto de fiestas por lo que, si no les molesta, les pediría un poco de paciencia a la hora de postear. Y bueno, eso es todo, saludos y espero que el tema les sea interesante a todos los que vayamos a participar~
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Asriel Lun Dic 28, 2015 8:27 pm
Ah la libertad… que complicada es la libertad, mucho más de lo que cualquiera podría pensar, y es que claro… uno piensa que poder hacer lo que uno quiere es sinónimo de facilidades, sin embargo la realidad es totalmente contraria, la libertad no es gratis ni mucho menos simple ya que implica búsqueda, a veces mientras más oprimido estas más fácil es tu vida, simplemente tienes que hacer lo que otro te ordena, no tienes que ir pensando que harás este día o como lo harás, se te presenta una agenda y tú la cumples, fin. Eso era exactamente lo que hacía Asriel antes, sin embargo desde que abandono esa vida las cosas se complicaron, primero que nada no consiguió más trabajo en empresas “legales” ya que naturalmente no contratarían a alguien con antecedentes como el, por lo que la única forma de ganarse el pan de cada día era navegando barcos un tanto… “cuestionables” que no pagaban tan bien pero eran relativamente seguros y bueno… no podía aspirar a nada más, la cosa es que sin importar cuanta “libertad” tenga una persona, la misma siempre es esclava de las necesidades humanas como el alimento o la vestimenta.
Ahora bien, geográficamente hablando el navegante acababa de llegar a Logue Town en el East Blue ¿había visitado esta isla antes? Bastante… siendo un punto de partida para el Grand Line es natural que sea visitada por múltiples barcos mercantes y sus navegantes, como lo era el albino, por eso mismo no le gustaba esta isla… ya la conocía, no tenía ninguna excentricidad ni color … era muy gris, en fin, tenía demasiadas quejas respecto a su posición actual pero tampoco podia hacer nada al respecto por lo que una vez más, aceptando lo que le dieron es la forma en que termino solucionando otro de sus tantos problemas personales. Ahora la pregunta del millón era donde saciaría su apetito, necesitaba hacerlo puesto que su estómago pronto comenzaría a quejarse y eso no era para nada elegante, así que en términos simples tenía que comer no porque tuviera hambre sino porque no quería que su estómago lo dejara en vergüenza… a veces una persona sin importar que tan libre sea sigue siendo esclava de las apariencias.
Finalmente encontró un… ¿restaurante? ¿Bar? ¿Posada? … llamémosle “lugarejo”. El punto es que Asriel entro al mencionado lugarejo llamado “Last Passage” y si bien se desarrollaba una situación interesante que implicaba besos, amenazas y muertes… pues nuestro personaje simplemente quería poner algo en su estómago y largarse de la isla lo más pronto posible por lo que sin importarle para nada lo que estaba ocurriendo decidió avanzar sin ningún tipo de duda, su sombrero adornaba su cabeza y sus pasos eran acompañados solamente por el sonido de su bastón el cual también apoyaba al caminar.
Finalmente llego a la barra, donde procedió a sentarse a una distancia prudente de cierta mujer rubia que bueno, tenía ese aire de “no te me acerques o adiós cabeza” el cual Asriel ya había aprendido a evitar por obvias razones (pero que sin importar que tanto lo hiciera, siempre fracasaba) asi que por el momento decidió hablar con el tabernero, camarero o quien sea que se encargara de tomar las ordenes de comida – Disculpe buen señor – educación ante todo – quisiera algo de comer – el tipo simplemente lo miro con un rostro de “este no es un buen momento” lo cual hizo que Asriel levantara su bastón y comenzara a picarle la cara con la punta del mismo – Oiga, acabo de traer un barco a través de una tormenta horrible mientras un montón de tipos feos me apuntaban con armas porque desconfiaban de mí, llego a esta ciudad donde hay un calor que castiga injustamente tendencias de moda como las mias, todo eso mientras me muero de hambre y usted no quiere darme algo para comer – siguió picándole la cara, cosa que hacia tanto daño como un mosquito zumbando, sin embargo el tipo parecía no hacerle caso y estar únicamente concentrado en otro acontecimiento claramente más importante que el hambre de un tipo raro – Heeeeeey…¿hay alguien ahiiii? – en eso apoyo su cabeza sobre la barra mirando hacia un costado y… cayo en cuenta de las mujeres que estaban en el mismo establecimiento, unas morenas y una albina y… parecía haber algo de tensión con la rubia con cara de pocos amigos y… - Oh… parece que en verdad no es un buen momento – aun a pesar de todo y con medio rostro apoyado en la barra nuestro personaje sonreía y observaba con su único ojo visible
Ahora bien, geográficamente hablando el navegante acababa de llegar a Logue Town en el East Blue ¿había visitado esta isla antes? Bastante… siendo un punto de partida para el Grand Line es natural que sea visitada por múltiples barcos mercantes y sus navegantes, como lo era el albino, por eso mismo no le gustaba esta isla… ya la conocía, no tenía ninguna excentricidad ni color … era muy gris, en fin, tenía demasiadas quejas respecto a su posición actual pero tampoco podia hacer nada al respecto por lo que una vez más, aceptando lo que le dieron es la forma en que termino solucionando otro de sus tantos problemas personales. Ahora la pregunta del millón era donde saciaría su apetito, necesitaba hacerlo puesto que su estómago pronto comenzaría a quejarse y eso no era para nada elegante, así que en términos simples tenía que comer no porque tuviera hambre sino porque no quería que su estómago lo dejara en vergüenza… a veces una persona sin importar que tan libre sea sigue siendo esclava de las apariencias.
Finalmente encontró un… ¿restaurante? ¿Bar? ¿Posada? … llamémosle “lugarejo”. El punto es que Asriel entro al mencionado lugarejo llamado “Last Passage” y si bien se desarrollaba una situación interesante que implicaba besos, amenazas y muertes… pues nuestro personaje simplemente quería poner algo en su estómago y largarse de la isla lo más pronto posible por lo que sin importarle para nada lo que estaba ocurriendo decidió avanzar sin ningún tipo de duda, su sombrero adornaba su cabeza y sus pasos eran acompañados solamente por el sonido de su bastón el cual también apoyaba al caminar.
Finalmente llego a la barra, donde procedió a sentarse a una distancia prudente de cierta mujer rubia que bueno, tenía ese aire de “no te me acerques o adiós cabeza” el cual Asriel ya había aprendido a evitar por obvias razones (pero que sin importar que tanto lo hiciera, siempre fracasaba) asi que por el momento decidió hablar con el tabernero, camarero o quien sea que se encargara de tomar las ordenes de comida – Disculpe buen señor – educación ante todo – quisiera algo de comer – el tipo simplemente lo miro con un rostro de “este no es un buen momento” lo cual hizo que Asriel levantara su bastón y comenzara a picarle la cara con la punta del mismo – Oiga, acabo de traer un barco a través de una tormenta horrible mientras un montón de tipos feos me apuntaban con armas porque desconfiaban de mí, llego a esta ciudad donde hay un calor que castiga injustamente tendencias de moda como las mias, todo eso mientras me muero de hambre y usted no quiere darme algo para comer – siguió picándole la cara, cosa que hacia tanto daño como un mosquito zumbando, sin embargo el tipo parecía no hacerle caso y estar únicamente concentrado en otro acontecimiento claramente más importante que el hambre de un tipo raro – Heeeeeey…¿hay alguien ahiiii? – en eso apoyo su cabeza sobre la barra mirando hacia un costado y… cayo en cuenta de las mujeres que estaban en el mismo establecimiento, unas morenas y una albina y… parecía haber algo de tensión con la rubia con cara de pocos amigos y… - Oh… parece que en verdad no es un buen momento – aun a pesar de todo y con medio rostro apoyado en la barra nuestro personaje sonreía y observaba con su único ojo visible
Asriel
Hoja de personaje
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(12/100)
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Creado por Chun Hwa Mar Dic 29, 2015 12:58 am
Iban recorriendo las calles de la ciudad rumbo al dichoso establecimiento. Mientras lo hacían el grupo resaltaba bastante. Una lata que camina y un Gyojin no son cosas que pasan desapercibidos si van juntos. A medida que se acercaban, el agente se notaba bastante ansioso. Por momentos la mujer del grupo tomo la delantera ingresando en la taberna por su cuenta, seguida poco después por el resto de los integrantes de la caminata. Todos en el interior se quedaron un poco asombrados cuando entraron, una maquina, un Gyojin y un tipo raro, que por la sincronía podía entenderse perfectamente que venían con ella - ¿Tan rápido? – dice el agente cuando nota como la rubia se recuesta de la mesa y habla a los clientes – Supongo que tiene razón – se encoje de hombros y comienza a inspeccionar la zona buscando a la dichosa sospechosa, hasta fijarse en quien coincidía con la descripción del testigo – lo mejor será que te entregues, no creo que tengas manera de escapar de este lugar – aun cuando intentaba mantener cierta apariencia calmada, lo cierto es que por dentro el agente estaba ansiando y deseando que la pirata luchara, así tendrá el pretexto perfecto para reducir ese lugar a escombros en medio de la lucha.
Los clientes se quedaron ya preocupados, muchos comenzaron a alejarse de la puerta y aproximarse las ventanas, el encargado de la barra comenzaba a terminar de limpiar unos vasos también para alejarse, nadie quería verse involucrado en esa situación. Todo ello al agente no podría importarle menos, tenia mucho estrés encima y quería liberarlo de alguna manera.
Los clientes se quedaron ya preocupados, muchos comenzaron a alejarse de la puerta y aproximarse las ventanas, el encargado de la barra comenzaba a terminar de limpiar unos vasos también para alejarse, nadie quería verse involucrado en esa situación. Todo ello al agente no podría importarle menos, tenia mucho estrés encima y quería liberarlo de alguna manera.
Chun Hwa
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Nivel:
(30/100)
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Creado por Ayashi Kouba Miér Dic 30, 2015 4:18 am
Bien ¿Quién demonios había declarado este día como el día de "besar a Ayashi"? ¿Eh? ¿Quién había sido el bromista? Pues estabamos conversando mientras buscaba la forma de poner precio a dicha información tan sencilla cuando la chica creyó pagar por adelantado al besarme ¿Porqué querría cobrar un beso? Aun estaba pensando en ello cuando la chica lobo inició de igual forma que la cocinera y claro, habíamos quedado en claro que todo eso tenía un precio, pero ahora la lupina deseaba de igual forma hacerse con mis labios, sin embargo su beso fue en mi frente, cosas que me hizo parpadear y sonrojarme levemente, pues no me esperaba nada por el estilo, aun así, debía aclararlo -¡Momento! ¿Y a ustedes quién les ha dicho que yo cobro besos? ¡Hablo de precio real! Berrys o información del mismo valor que lo que buscan!- mencioné velozmente con la intención que dejaran de besarme de esa forma... ¡Normalmente los besos los robaba yo!
Mientras continuaba con dicha mini charla al respecto, Mitsuki había ya decidido que si irían y que llevarían a ambas chicas con ellos, no había nada más que hacer. De pronto la puerta se abrió llamando la atención de todos y es que una mujer ingresó con una forma de andar y una presencia, sin quitar claro su escasa ropa, que causaron que las miradas de los ahí presente, vamos ¡Si casi se les sale un ojo! ¿O los dos? Pero no fue todo, sino que, tras su andar seguro y fuerza de voluntad en esa mirada. Su voz no se hizo esperar, sino que la alzó mientras amenazaba a alguien que se encontraba en aquel lugar. Observé a la mujer mientras me daba por aludido a sus palabras, cosa que podía hacer muy bien si me lo preguntaban.
Y mientras aquella escena iba tomando fuerza, un nuevo personaje ingresaba a la fiesta, justamente lo ví, un muchacho albino de sombrero de copa, uno realmente precioso, y bajo el sombrero iba un tipo de traje, pareciendo ser muy elegante mientras avanzaba, pero una vez en la barra, ignoró totalmente todo mientras molestaba al tabernero y que este pudiese darle lo que estaba pidiendo, pero la realidad era que ¡No había nada más que hacer! Sólo esperar a que las cosas se calmaran y que el tabernero le atendiese como se debía.
Pero no todo es sonrisas ni nada por el estilo, pues repentinamente un sujeto también entró al bar y comenzó a buscar algo, claro, la atención atraída por la recién ingresada era tal, que si alguien más abría la puerta sería ignorado olímpicamente. A pesar de eso, mi mirada seguía puesta en aquella mujer mientras tomaba toda información respecto a ella con sólo verle, un poco de detalles en su personalidad que podían ser cierto,s o fallar rotundamente. Entonces uno de los que ingresó después y que, como tal, fue ignorado, estaba en búsqueda de alguien mencionado por la primera que lo entró al lugar, pero tal como la priemera, al no ser específicos yo me di por aludida y a menos que me señalara, yo iba a decir algo, aunque de momento mis ojos estaban clavados en un sombrero, precisamente el que aquel muchacho llevaba en su cabeza. ¿Será que pueda obtenerlo? O más importante ¿Qué era lo que sucedía realmente? Además, de momento y por las ropas que veo en ellos -Es raro... no parecen marines y quieren apresar a alguien ¡Esto puede ser muy divertido!- Aun así... ¿Quiénes eran ellos realmente? Si no lo sabía era porque simplemente, no eran habituales en Logue Town.
Mientras continuaba con dicha mini charla al respecto, Mitsuki había ya decidido que si irían y que llevarían a ambas chicas con ellos, no había nada más que hacer. De pronto la puerta se abrió llamando la atención de todos y es que una mujer ingresó con una forma de andar y una presencia, sin quitar claro su escasa ropa, que causaron que las miradas de los ahí presente, vamos ¡Si casi se les sale un ojo! ¿O los dos? Pero no fue todo, sino que, tras su andar seguro y fuerza de voluntad en esa mirada. Su voz no se hizo esperar, sino que la alzó mientras amenazaba a alguien que se encontraba en aquel lugar. Observé a la mujer mientras me daba por aludido a sus palabras, cosa que podía hacer muy bien si me lo preguntaban.
Y mientras aquella escena iba tomando fuerza, un nuevo personaje ingresaba a la fiesta, justamente lo ví, un muchacho albino de sombrero de copa, uno realmente precioso, y bajo el sombrero iba un tipo de traje, pareciendo ser muy elegante mientras avanzaba, pero una vez en la barra, ignoró totalmente todo mientras molestaba al tabernero y que este pudiese darle lo que estaba pidiendo, pero la realidad era que ¡No había nada más que hacer! Sólo esperar a que las cosas se calmaran y que el tabernero le atendiese como se debía.
Pero no todo es sonrisas ni nada por el estilo, pues repentinamente un sujeto también entró al bar y comenzó a buscar algo, claro, la atención atraída por la recién ingresada era tal, que si alguien más abría la puerta sería ignorado olímpicamente. A pesar de eso, mi mirada seguía puesta en aquella mujer mientras tomaba toda información respecto a ella con sólo verle, un poco de detalles en su personalidad que podían ser cierto,s o fallar rotundamente. Entonces uno de los que ingresó después y que, como tal, fue ignorado, estaba en búsqueda de alguien mencionado por la primera que lo entró al lugar, pero tal como la priemera, al no ser específicos yo me di por aludida y a menos que me señalara, yo iba a decir algo, aunque de momento mis ojos estaban clavados en un sombrero, precisamente el que aquel muchacho llevaba en su cabeza. ¿Será que pueda obtenerlo? O más importante ¿Qué era lo que sucedía realmente? Además, de momento y por las ropas que veo en ellos -Es raro... no parecen marines y quieren apresar a alguien ¡Esto puede ser muy divertido!- Aun así... ¿Quiénes eran ellos realmente? Si no lo sabía era porque simplemente, no eran habituales en Logue Town.
Ayashi Kouba
Hoja de personaje
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(20/100)
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Creado por S.O.S.P. - 8 Miér Dic 30, 2015 11:25 am
La verdad era que en un primer momento, no había estado muy de acuerdo en salirse de la ruta prevista hacia el cuartel tal y cómo había sugerido la soldado. Y es que pese a ser una imitación muy convincente de un intelecto humano, Tetraides no había heredado algunos "malos habitos" que los seres orgánicos tenían muy arraigados. Uno de ellos era el de empezar tareas sin haber terminado las ya empezadas. Un comportamiento, bajo el punto de vista de la IA, sumamente ineficiente y con una gran tendencia a generar problemas innecesarios, especialmente de organización. Pero en aquella ocasión se podría decir que hasta comprendía el motivo de aquel cambio tan repentino. Un asesinato era un crimen mayor, algo que los cuerpos de la Justicia no podían ignorar así cómo así. Sabía que la captura de un criminal era un objetivo mucho más prioritario que escoltarle hasta el Cuartel para presentarse, así que pese a la molestia que aquella le causaba, no rechistó y siguió a la señorita Kozlov durante el breve camino que les llevó hasta su destino.
A diferencia de la soldado y el gyojin, el androide prefirió esperar un poco a entrar. Era consciente de la importancia del factor sorpresa y si alguien decidía atacar a sus compañeros al entrar, su aparición repentina podría declinar todavía más la balanza a su favor. Pero no ocurrió nada, y tras oír las palabras de la mujer, decidió entrar. Tuvo que agacharse ligeramente para poder pasar por el umbral de la puerta y el suelo de madera del local crujió cuando su pesado cuerpo metálico empezó a caminar hacia la posición de sus compañeros, cercanos a la barra. Todo ello sin dejar de observar minuciosamente a todo lo que les rodeaba. Ya fuera buscando posibles armas y peligros o escaneando cuantos rostros claramente visibles tuviera en su rango de visión para escanearlos con su base de datos. Un proceso con el cual se llevo más de una sorpresa. Al parecer, aquel bar estaba frecuentado por bastante gente con más de un problema con el Gobierno Mundial. - Me temo que su reto no ha surgido efecto. - le comentó, en tono perfectamente audible por todos los presentes. - Tras hacer un escaneo parcial de los presentes, he detectado casi una decena de posibles candidatos a ser nuestro objetivo basándonos en sus antecedentes criminales. - sentenció, con toda la calma del mundo, inconsciente de que semejante afirmación podría tensar todavía más la situación. El reparto de dichos sujetos era variado, la mayoría de ellos estaban dispersos por distintos puntos del local. Pero destacaba el pequeño cúmulo de cuatro mujeres en una mesa, tres de ellas con datos en el registro y una última que no pudo escanear al estar cubriendo su rostro con sus ropajes. - Y atendiéndonos a la descripción proporcionada por uno de los testigos... Tetraides calcula que hay un 96'1385 por ciento de posibilidades de que se trate de una de esas dos mujeres. - su mano derecha, con un el índice extendido, señaló a las dos jóvenes de cabellos morenos que estaba sentadas en aquella mesa. Ambas cumplían con los requisitos obligatorios para ser la asesina descrita por el testigo del homicidio. Los antecedentes, los cabellos, la ropa,... todo encajaba perfectamente. Por ese motivo, el androide extendió su mano libre hacia el mango de su espada, listo para desenvainar a la más mínima muestra de resistencia por parte de ninguno de los presentes.
A diferencia de la soldado y el gyojin, el androide prefirió esperar un poco a entrar. Era consciente de la importancia del factor sorpresa y si alguien decidía atacar a sus compañeros al entrar, su aparición repentina podría declinar todavía más la balanza a su favor. Pero no ocurrió nada, y tras oír las palabras de la mujer, decidió entrar. Tuvo que agacharse ligeramente para poder pasar por el umbral de la puerta y el suelo de madera del local crujió cuando su pesado cuerpo metálico empezó a caminar hacia la posición de sus compañeros, cercanos a la barra. Todo ello sin dejar de observar minuciosamente a todo lo que les rodeaba. Ya fuera buscando posibles armas y peligros o escaneando cuantos rostros claramente visibles tuviera en su rango de visión para escanearlos con su base de datos. Un proceso con el cual se llevo más de una sorpresa. Al parecer, aquel bar estaba frecuentado por bastante gente con más de un problema con el Gobierno Mundial. - Me temo que su reto no ha surgido efecto. - le comentó, en tono perfectamente audible por todos los presentes. - Tras hacer un escaneo parcial de los presentes, he detectado casi una decena de posibles candidatos a ser nuestro objetivo basándonos en sus antecedentes criminales. - sentenció, con toda la calma del mundo, inconsciente de que semejante afirmación podría tensar todavía más la situación. El reparto de dichos sujetos era variado, la mayoría de ellos estaban dispersos por distintos puntos del local. Pero destacaba el pequeño cúmulo de cuatro mujeres en una mesa, tres de ellas con datos en el registro y una última que no pudo escanear al estar cubriendo su rostro con sus ropajes. - Y atendiéndonos a la descripción proporcionada por uno de los testigos... Tetraides calcula que hay un 96'1385 por ciento de posibilidades de que se trate de una de esas dos mujeres. - su mano derecha, con un el índice extendido, señaló a las dos jóvenes de cabellos morenos que estaba sentadas en aquella mesa. Ambas cumplían con los requisitos obligatorios para ser la asesina descrita por el testigo del homicidio. Los antecedentes, los cabellos, la ropa,... todo encajaba perfectamente. Por ese motivo, el androide extendió su mano libre hacia el mango de su espada, listo para desenvainar a la más mínima muestra de resistencia por parte de ninguno de los presentes.
- Holiwi:
- Buenas. Dejo el spoiler aquí para decir que yo también estoy "medio-ausente" por problemas con mi PC por lo que del mismo modo que con Laura, estaré un poco más de lo normal a responder (Deka dice que no hay problema con ello). Por último, yo creo que si al final va a haber hostias, lo suyo sería separar cada "combate" o lo que sea en distintos temas, ¿o no? Además creo que de esta manera podríamos pillar más exp.
S.O.S.P. - 8
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
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Creado por Toshiro Hitsugaya Miér Dic 30, 2015 10:58 pm
La camina hasta llegar a Last Passage no fue muy larga, en tan solo unos minutos llegaron hasta el lugar. Por el camino el grupo resaltaba bastante teniendo a Deka quien iba delante del resto, el Pacifista junto al Gyojin unos pasos más atrás que ella y al final iba Okita casi como si estuviera aparte del grupo quien era el que menos resaltaba a pesar de ser bastante alto siendo un humano pero comparado con los que tenía al frente parecía un enano, por su parte solo quería hablar con la soldado de cabellera rubia para preguntarle si poseía un poco de información sobre un pirata que estaba siguiendo cuando se vio envuelto en todo este asunto del asesinato. La entrada por parte de Deka fue abrupta al lugar, todos se le quedaron viendo mientras caminaba hasta sentarse en un puesto de la barra mirando a todos los que se encontraban en las mesas diciendo que se entregara la persona a quien estaban buscando, el cazarrecompensas veía a todo desde afuera queriendo que se solucionara de la mejor manera posible aunque dudaba de que eso pasara, si la persona que cometió el asesinato fue capaz de matar a alguien pondría toda la resistencia para ser capturado por la Marina.
Un grupo en aquel lugar parecía ser tener al culpable que estaban buscando sin embargo por el momento nada era seguro, desde la llegada de Deka al lugar entro un hombre sin percatarse de lo que ocurría en el lugar conversando con el camarero aunque tenía un comportamiento por lo bajo extraño cuando no lo tomaban en cuenta para los ojos de Okita, luego entro el Gyojin con quien andaban desde el puerto quien lo hizo amenazando que no habría manera de escapar del lugar, por ultimo lo hizo el pacifista quien a los pocos segundos al igual que lo hizo con él reconoció a los posibles objetivos del crimen por el cual fueron al lugar, cuando no quedaba nadie más afuera del grupo entro colocándose de pie a unos metros de Deka mirando al grupo el cual posee una probabilidad bastante alta de ser las culpables. Aquel grupo se veía bastante participar, eran cuatro mujeres siendo la que más resaltaba es quien posee un pelaje de un color oscuro desde donde se encontraba, no parecía humana como el resto de quienes la acompañaban pero si posee la misma forma que un humano, quizás tenía problemas hormonales y los vellos del cuerpo le crecían a tal nivel que parecía como si fuera un mamífero cualquiera. A pesar de que hasta el momento no hacían nada sospechoso se encontraba listo para cualquier cosa, la tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo y en cualquier minuto alguien podía saltar atacando a cualquiera.
Un grupo en aquel lugar parecía ser tener al culpable que estaban buscando sin embargo por el momento nada era seguro, desde la llegada de Deka al lugar entro un hombre sin percatarse de lo que ocurría en el lugar conversando con el camarero aunque tenía un comportamiento por lo bajo extraño cuando no lo tomaban en cuenta para los ojos de Okita, luego entro el Gyojin con quien andaban desde el puerto quien lo hizo amenazando que no habría manera de escapar del lugar, por ultimo lo hizo el pacifista quien a los pocos segundos al igual que lo hizo con él reconoció a los posibles objetivos del crimen por el cual fueron al lugar, cuando no quedaba nadie más afuera del grupo entro colocándose de pie a unos metros de Deka mirando al grupo el cual posee una probabilidad bastante alta de ser las culpables. Aquel grupo se veía bastante participar, eran cuatro mujeres siendo la que más resaltaba es quien posee un pelaje de un color oscuro desde donde se encontraba, no parecía humana como el resto de quienes la acompañaban pero si posee la misma forma que un humano, quizás tenía problemas hormonales y los vellos del cuerpo le crecían a tal nivel que parecía como si fuera un mamífero cualquiera. A pesar de que hasta el momento no hacían nada sospechoso se encontraba listo para cualquier cosa, la tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo y en cualquier minuto alguien podía saltar atacando a cualquiera.
Toshiro Hitsugaya
Hoja de personaje
Nivel:
(31/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 3 |
Creado por Kim D. Darshen Jue Dic 31, 2015 2:42 am
Kim aún no sabía qué estaba haciendo en Logue Town. Conocía los detalles y había llegado como polizón en un barco (porque no le alcanzaba el dinero para comprar un pasaje, más que nada) pero eso era mucho más un "cómo" que un "por qué". Y Logue Town, de entre todas las ciudades de ese mundo medio roto en que vivían, era para ella la más dolorosa: podía ver marines de aquí para allá, trajinando y avanzando en ritmos que hasta hacía poco ella también había seguido. Y aunque su corazón se encendía con el odio más puro ante sus uniformes, aún conservaba las botas que la habían acompañado mientras servía a las gaviotas. Kim era a la vez una mujer realista y una niña que no podía librarse de sus sueños de infancia y sabía y aceptaba que en algún momento eso sería su perdición.
Ese día, empero, no. A un día de largarse de esa ciudad que la estaba torturando, Kim había optado por esconderse en "Last Passage", una taberna que había visto por casualidad y donde podría fingir beber algo mientras se enteraba de los rumores que se cocían por la zona. Quizás incluso pudiera encontrar una tripulación, pero ni se hacía esperanzas ni iba a buscar con mucho ahínco. Por el momento se contentaba con observar al grupo de mujeres que se congregaban alrededor de un hombre a solo un par de mesas de su asiento, cuyas palabras en ocasiones llegaban hasta ella y empezaban a intrigarla. Incluso cuando empezaron con los besuqueos, Kim se mantuvo a la espera de oír el suave sonido del dinero. Quizás les robara cuando se distrajeran, o quizás, si había tesoro de por medio, se uniera a la conversación.
Esos últimos planes se rompieron con una vibración suave e inaudible cuando otra mujer entró al bar y, para variar, no se limitó a unirse al harén de la información (como en su mente ya llamaba al grupito que estaba observando) sino que haciendo gala de autoridad anunció que estaba buscando a alguien. Kim se esforzó en mantenerse igual de quieta e invisible, aunque discretamente sacó sus puños americanos y los dejó sobre sus piernas. Si había una pelea contra la marina, quizás echara una mano. Y si tenía que salir por patas, al menos lo haría armada. A su espalda y contra la pared quedaba apoyado su bastón bo, nada más llamativo que un bastón de madera pulida y barnizada.
Ese día, empero, no. A un día de largarse de esa ciudad que la estaba torturando, Kim había optado por esconderse en "Last Passage", una taberna que había visto por casualidad y donde podría fingir beber algo mientras se enteraba de los rumores que se cocían por la zona. Quizás incluso pudiera encontrar una tripulación, pero ni se hacía esperanzas ni iba a buscar con mucho ahínco. Por el momento se contentaba con observar al grupo de mujeres que se congregaban alrededor de un hombre a solo un par de mesas de su asiento, cuyas palabras en ocasiones llegaban hasta ella y empezaban a intrigarla. Incluso cuando empezaron con los besuqueos, Kim se mantuvo a la espera de oír el suave sonido del dinero. Quizás les robara cuando se distrajeran, o quizás, si había tesoro de por medio, se uniera a la conversación.
Esos últimos planes se rompieron con una vibración suave e inaudible cuando otra mujer entró al bar y, para variar, no se limitó a unirse al harén de la información (como en su mente ya llamaba al grupito que estaba observando) sino que haciendo gala de autoridad anunció que estaba buscando a alguien. Kim se esforzó en mantenerse igual de quieta e invisible, aunque discretamente sacó sus puños americanos y los dejó sobre sus piernas. Si había una pelea contra la marina, quizás echara una mano. Y si tenía que salir por patas, al menos lo haría armada. A su espalda y contra la pared quedaba apoyado su bastón bo, nada más llamativo que un bastón de madera pulida y barnizada.
Kim D. Darshen
Hoja de personaje
Nivel:
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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