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Creado por Hikari Hopeless Miér Ene 06, 2016 4:01 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Acababa de llegar un gran barco mercantil a la isla de Gecko, traían todo tipo de comida del extranjero. Aunque aquel país tenía sus propios alimentos, importaban importantes cantidades de comida de países vecinos. Aquello fue una gran suerte para Hikari, quien viajó de polizón en aquel gran barco, como de costumbre. No le sobraba el dinero, tenía el justo para sobrevivir, para no morirse de hambre, necesitaba hacer dinero rápidamente de una forma u otra... Bueno, de cualquier forma no, había algo a lo que no quería regresar...
El barco había llegado a primera hora de la mañana, aún a penas había amanecido y a los marineros les costaba levantarse para descargar el barco, era una panda de vagos, gordos y apestosos. Hikari odiaba a aquel tipo de hombres, les recordaba a su pasado...
Como una gata, silenciosa y ágil, salió del barco, evitó a los guardias que vigilaban la zona de mercancías del puerto y comenzó a caminar hacia el centro de la ciudad.
Caminó casi durante una hora, pues a pie, el puerto donde paraban los barcos mercantiles estaba muy lejos. Por el camino no encontró ni un alma, era lógico y más a aquellas horas. Sin embargo, al llegar a la ciudad, ya había amanecido y las personas comenzaban a dar vida aquella villa tan tranquila y pacífica, Syrup.
Ya en pleno centro de la ciudad, el bullicio era el principal personaje de aquella obra de teatro. La joven se descubrió el rostro y dejó caer la capucha que cubría su cabeza. Se sentó tranquilamente en el bordillo de una fuente de la plaza principal mientras contemplaba con curiosidad a las personas. Había todo tipo de personas, hombres que cargaban leña y una gran hacha, mujeres con grandes sacos o rodeadas por niños. Las personas de aquel lugar parecían muy amables, cada una de las que se cruzaba la mirada con Hikari le hacía una pequeña reverencia, un gesto de saludo, ella contestaba del mismo modo sin decir media palabra.
Sin embargo, fue otra cosa, más delicada y pura lo que distrajo su atención de las parejas tan juntas. Un pequeño niño estaba llorando cerca de ella, se había caído contra el suelo y nadie hacía nada. Parecía que estaba solo, ningún adulto se acercaba a ver por qué lloraba. Hikari se acercó a él, sacando su lado más tierno y con cuidado levantó al pequeño.
-¿Qué te ocurre? ¿Te has hecho daño, pequeño? -preguntó con amabilidad, extraña en ella.
El niño no contestaba, lloraba sin parar y señaló a su rodilla. Se había hecho una pequeña herida con la caída, un pequeño raspón, pero aquello para los niños era una graaaan herida.
-No te preocupes, siempre llevo conmigo algunas tiritas... -dijo la joven mientras revolvía en un pequeño saquito. Sacó una tirita con divertidos dibujos de animales y la puso con cuidado sobre la rodilla del pequeño. -Ale, ya está, no tienes por qué llorar más.
El niño miró curioso su rodilla y al ver aquella divertida tirita, sonrió de nuevo y abrazó a Hikari mientras le daba las gracias. Cuando la joven pelirroja se alzó, se despidió del pequeño que se iba corriendo por su camino.
Era extraño ver aquella faceta de la joven, tan solo se veía cuando había niños cerca. Eran las criaturas más inocentes y puras que había en el mundo para Hikari, nadie debía hacerles daño, no tenían por qué sufrir, solo tenían que crecer fuertes, sanos y felices
Acababa de llegar un gran barco mercantil a la isla de Gecko, traían todo tipo de comida del extranjero. Aunque aquel país tenía sus propios alimentos, importaban importantes cantidades de comida de países vecinos. Aquello fue una gran suerte para Hikari, quien viajó de polizón en aquel gran barco, como de costumbre. No le sobraba el dinero, tenía el justo para sobrevivir, para no morirse de hambre, necesitaba hacer dinero rápidamente de una forma u otra... Bueno, de cualquier forma no, había algo a lo que no quería regresar...
El barco había llegado a primera hora de la mañana, aún a penas había amanecido y a los marineros les costaba levantarse para descargar el barco, era una panda de vagos, gordos y apestosos. Hikari odiaba a aquel tipo de hombres, les recordaba a su pasado...
Como una gata, silenciosa y ágil, salió del barco, evitó a los guardias que vigilaban la zona de mercancías del puerto y comenzó a caminar hacia el centro de la ciudad.
Caminó casi durante una hora, pues a pie, el puerto donde paraban los barcos mercantiles estaba muy lejos. Por el camino no encontró ni un alma, era lógico y más a aquellas horas. Sin embargo, al llegar a la ciudad, ya había amanecido y las personas comenzaban a dar vida aquella villa tan tranquila y pacífica, Syrup.
Ya en pleno centro de la ciudad, el bullicio era el principal personaje de aquella obra de teatro. La joven se descubrió el rostro y dejó caer la capucha que cubría su cabeza. Se sentó tranquilamente en el bordillo de una fuente de la plaza principal mientras contemplaba con curiosidad a las personas. Había todo tipo de personas, hombres que cargaban leña y una gran hacha, mujeres con grandes sacos o rodeadas por niños. Las personas de aquel lugar parecían muy amables, cada una de las que se cruzaba la mirada con Hikari le hacía una pequeña reverencia, un gesto de saludo, ella contestaba del mismo modo sin decir media palabra.
Sin embargo, fue otra cosa, más delicada y pura lo que distrajo su atención de las parejas tan juntas. Un pequeño niño estaba llorando cerca de ella, se había caído contra el suelo y nadie hacía nada. Parecía que estaba solo, ningún adulto se acercaba a ver por qué lloraba. Hikari se acercó a él, sacando su lado más tierno y con cuidado levantó al pequeño.
-¿Qué te ocurre? ¿Te has hecho daño, pequeño? -preguntó con amabilidad, extraña en ella.
El niño no contestaba, lloraba sin parar y señaló a su rodilla. Se había hecho una pequeña herida con la caída, un pequeño raspón, pero aquello para los niños era una graaaan herida.
-No te preocupes, siempre llevo conmigo algunas tiritas... -dijo la joven mientras revolvía en un pequeño saquito. Sacó una tirita con divertidos dibujos de animales y la puso con cuidado sobre la rodilla del pequeño. -Ale, ya está, no tienes por qué llorar más.
El niño miró curioso su rodilla y al ver aquella divertida tirita, sonrió de nuevo y abrazó a Hikari mientras le daba las gracias. Cuando la joven pelirroja se alzó, se despidió del pequeño que se iba corriendo por su camino.
Era extraño ver aquella faceta de la joven, tan solo se veía cuando había niños cerca. Eran las criaturas más inocentes y puras que había en el mundo para Hikari, nadie debía hacerles daño, no tenían por qué sufrir, solo tenían que crecer fuertes, sanos y felices
Hikari Hopeless
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Undyne Fox Lun Feb 01, 2016 8:58 pm
La siguiente pregunta echa por parte de aquel muchacho hizo que la fémina se pusiera roja como un tomate, tanto como le era posible se había enrojecido, no podía creer que le preguntara eso, era peor a la pregunta anterior y era algo que la fémina no estaba dispuesta a admitir tan fácilmente a un desconocido con el cual no llevan tan siquiera un día de conocerse, era algo inaudito admitir como conocía eso ante ese muchacho.
Por suerte la contra pregunta parecía que le daría algo más de tiempo a la ojiverde, con suerte Eitan acabaría por olvidarse de su propia pregunta y toda esa vergüenza que estaba pasando la mink no sería más que un trago agridulce en su vida, no importaba realmente por que había hecho la pregunta, lo importante era que la había hecho, por suerte tras responder a la fémina el joven empezó a comentar sobre lo satisfecho que estaba y de cómo le daría a conocer a sus amigos y compañeros sobre aquella excelente taberna mientras miraba el lugar, tal vez para ver si todos podrían entrar cómodamente allí. Sin embargo la calma se acabo para la fémina una vez que el muchacho insistió con su pregunta ante la yegua, ella no era de mentir, ella permanecía muy firme en su determinación de que la honestidad era la base necesaria para convertirse en una excelente persona y una futura almirante si es que era posible, tampoco estaba a favor de huir, sin embargo estaba muy tentada a hacerlo.
-No quiero responder eso- Diciendo eso la jovencita tomo su monedero y puso el dinero en la mesa, suficiente para pagar la comida, pedir otra ración y aún dejar una propina al dueño de la taberna. -Cuando termines paga- Dijo antes de salir corriendo tomando bruscamente la mayoría de los volantes de Wanted dejando detrás el de un pirata de poca monta junto al de un muchacho llamado Eitan como decoración de la mesa antes de atravesar la puerta de salida a paso veloz cargando su martillo en la espalda, con su rostro totalmente rojo de vergüenza.
Por suerte la contra pregunta parecía que le daría algo más de tiempo a la ojiverde, con suerte Eitan acabaría por olvidarse de su propia pregunta y toda esa vergüenza que estaba pasando la mink no sería más que un trago agridulce en su vida, no importaba realmente por que había hecho la pregunta, lo importante era que la había hecho, por suerte tras responder a la fémina el joven empezó a comentar sobre lo satisfecho que estaba y de cómo le daría a conocer a sus amigos y compañeros sobre aquella excelente taberna mientras miraba el lugar, tal vez para ver si todos podrían entrar cómodamente allí. Sin embargo la calma se acabo para la fémina una vez que el muchacho insistió con su pregunta ante la yegua, ella no era de mentir, ella permanecía muy firme en su determinación de que la honestidad era la base necesaria para convertirse en una excelente persona y una futura almirante si es que era posible, tampoco estaba a favor de huir, sin embargo estaba muy tentada a hacerlo.
-No quiero responder eso- Diciendo eso la jovencita tomo su monedero y puso el dinero en la mesa, suficiente para pagar la comida, pedir otra ración y aún dejar una propina al dueño de la taberna. -Cuando termines paga- Dijo antes de salir corriendo tomando bruscamente la mayoría de los volantes de Wanted dejando detrás el de un pirata de poca monta junto al de un muchacho llamado Eitan como decoración de la mesa antes de atravesar la puerta de salida a paso veloz cargando su martillo en la espalda, con su rostro totalmente rojo de vergüenza.
Undyne Fox
Hoja de personaje
Nivel:
(27/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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