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Creado por Hikari Hopeless Miér Ene 06, 2016 4:01 pm
Acababa de llegar un gran barco mercantil a la isla de Gecko, traían todo tipo de comida del extranjero. Aunque aquel país tenía sus propios alimentos, importaban importantes cantidades de comida de países vecinos. Aquello fue una gran suerte para Hikari, quien viajó de polizón en aquel gran barco, como de costumbre. No le sobraba el dinero, tenía el justo para sobrevivir, para no morirse de hambre, necesitaba hacer dinero rápidamente de una forma u otra... Bueno, de cualquier forma no, había algo a lo que no quería regresar...
El barco había llegado a primera hora de la mañana, aún a penas había amanecido y a los marineros les costaba levantarse para descargar el barco, era una panda de vagos, gordos y apestosos. Hikari odiaba a aquel tipo de hombres, les recordaba a su pasado...
Como una gata, silenciosa y ágil, salió del barco, evitó a los guardias que vigilaban la zona de mercancías del puerto y comenzó a caminar hacia el centro de la ciudad.
Caminó casi durante una hora, pues a pie, el puerto donde paraban los barcos mercantiles estaba muy lejos. Por el camino no encontró ni un alma, era lógico y más a aquellas horas. Sin embargo, al llegar a la ciudad, ya había amanecido y las personas comenzaban a dar vida aquella villa tan tranquila y pacífica, Syrup.
Ya en pleno centro de la ciudad, el bullicio era el principal personaje de aquella obra de teatro. La joven se descubrió el rostro y dejó caer la capucha que cubría su cabeza. Se sentó tranquilamente en el bordillo de una fuente de la plaza principal mientras contemplaba con curiosidad a las personas. Había todo tipo de personas, hombres que cargaban leña y una gran hacha, mujeres con grandes sacos o rodeadas por niños. Las personas de aquel lugar parecían muy amables, cada una de las que se cruzaba la mirada con Hikari le hacía una pequeña reverencia, un gesto de saludo, ella contestaba del mismo modo sin decir media palabra.
Sin embargo, fue otra cosa, más delicada y pura lo que distrajo su atención de las parejas tan juntas. Un pequeño niño estaba llorando cerca de ella, se había caído contra el suelo y nadie hacía nada. Parecía que estaba solo, ningún adulto se acercaba a ver por qué lloraba. Hikari se acercó a él, sacando su lado más tierno y con cuidado levantó al pequeño.
-¿Qué te ocurre? ¿Te has hecho daño, pequeño? -preguntó con amabilidad, extraña en ella.
El niño no contestaba, lloraba sin parar y señaló a su rodilla. Se había hecho una pequeña herida con la caída, un pequeño raspón, pero aquello para los niños era una graaaan herida.
-No te preocupes, siempre llevo conmigo algunas tiritas... -dijo la joven mientras revolvía en un pequeño saquito. Sacó una tirita con divertidos dibujos de animales y la puso con cuidado sobre la rodilla del pequeño. -Ale, ya está, no tienes por qué llorar más.
El niño miró curioso su rodilla y al ver aquella divertida tirita, sonrió de nuevo y abrazó a Hikari mientras le daba las gracias. Cuando la joven pelirroja se alzó, se despidió del pequeño que se iba corriendo por su camino.
Era extraño ver aquella faceta de la joven, tan solo se veía cuando había niños cerca. Eran las criaturas más inocentes y puras que había en el mundo para Hikari, nadie debía hacerles daño, no tenían por qué sufrir, solo tenían que crecer fuertes, sanos y felices
El barco había llegado a primera hora de la mañana, aún a penas había amanecido y a los marineros les costaba levantarse para descargar el barco, era una panda de vagos, gordos y apestosos. Hikari odiaba a aquel tipo de hombres, les recordaba a su pasado...
Como una gata, silenciosa y ágil, salió del barco, evitó a los guardias que vigilaban la zona de mercancías del puerto y comenzó a caminar hacia el centro de la ciudad.
Caminó casi durante una hora, pues a pie, el puerto donde paraban los barcos mercantiles estaba muy lejos. Por el camino no encontró ni un alma, era lógico y más a aquellas horas. Sin embargo, al llegar a la ciudad, ya había amanecido y las personas comenzaban a dar vida aquella villa tan tranquila y pacífica, Syrup.
Ya en pleno centro de la ciudad, el bullicio era el principal personaje de aquella obra de teatro. La joven se descubrió el rostro y dejó caer la capucha que cubría su cabeza. Se sentó tranquilamente en el bordillo de una fuente de la plaza principal mientras contemplaba con curiosidad a las personas. Había todo tipo de personas, hombres que cargaban leña y una gran hacha, mujeres con grandes sacos o rodeadas por niños. Las personas de aquel lugar parecían muy amables, cada una de las que se cruzaba la mirada con Hikari le hacía una pequeña reverencia, un gesto de saludo, ella contestaba del mismo modo sin decir media palabra.
Sin embargo, fue otra cosa, más delicada y pura lo que distrajo su atención de las parejas tan juntas. Un pequeño niño estaba llorando cerca de ella, se había caído contra el suelo y nadie hacía nada. Parecía que estaba solo, ningún adulto se acercaba a ver por qué lloraba. Hikari se acercó a él, sacando su lado más tierno y con cuidado levantó al pequeño.
-¿Qué te ocurre? ¿Te has hecho daño, pequeño? -preguntó con amabilidad, extraña en ella.
El niño no contestaba, lloraba sin parar y señaló a su rodilla. Se había hecho una pequeña herida con la caída, un pequeño raspón, pero aquello para los niños era una graaaan herida.
-No te preocupes, siempre llevo conmigo algunas tiritas... -dijo la joven mientras revolvía en un pequeño saquito. Sacó una tirita con divertidos dibujos de animales y la puso con cuidado sobre la rodilla del pequeño. -Ale, ya está, no tienes por qué llorar más.
El niño miró curioso su rodilla y al ver aquella divertida tirita, sonrió de nuevo y abrazó a Hikari mientras le daba las gracias. Cuando la joven pelirroja se alzó, se despidió del pequeño que se iba corriendo por su camino.
Era extraño ver aquella faceta de la joven, tan solo se veía cuando había niños cerca. Eran las criaturas más inocentes y puras que había en el mundo para Hikari, nadie debía hacerles daño, no tenían por qué sufrir, solo tenían que crecer fuertes, sanos y felices
Hikari Hopeless
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Eitan Walker Jue Ene 07, 2016 12:31 pm
-no entiendo porque tengo que estar tan temprano aquí- me quejaba mientras bostezaba ampliamente, era muy temprano para recolectar leña, odiaba que me pusieran a mí a hacer eso porque era lo más pesado para hacer, desde buscarla, cortar y llevarla a la caravana, dios comenzaba a creer que solo era su burro de carga, estaba molesto y con mucho sueño – A ver que habían dicho de no quedarme dormido…- dije mientras recordaba lo que me habían comentado. –Si no lo recuerdo no debe ser de mucha importancia- dije encogiéndome de hombros, un frondoso y gran árbol aparecía a un costado mío, sonreí y sabía que esa rama grande será suficiente para descansar un rato y luego continuar con la labor que me habían dejado, sonreí y toma del mango de aquel gran mazo que sobrepasaba mi altura y me dedique a subirme al árbol sin soltar mi arma.
Era buena idea haber subido, pude ver como la luz del día salía, en verdad era un lugar perfecto para tomar un pequeño descanso antes de continuar con mis cosas del día, me estire y bostece por última vez, me recosté contra el tronco de aquel árbol entre sus altas ramas y desconocí en que momento me había quedado dormido. Era un lugar agradable y con un clima mejor, así que era normal perderse en aquel alto lugar. Ignoraba cuanto tiempo llevaba ahí y comencé a moverme a un costado mientras estaba dormido…entre sueños parecía tener un muy buen sueño con aquella sonrisa en mis labios, pero de repente recordé a la encargada de la caravana donde viajaba gritarme y con aquella sombría aura que la rodeaba cada que no terminaba algo o me veía vagueando más de lo normal.
Un pequeño llanto había hecho que frunciera el ceño por interrumpir mi sueño que ahora era pesadilla, me desperté de repente al recordar que tenía algo que hacer que ignoraba en donde me había quedado dormido… lo siguiente que pude ver fue el suelo impactando mi rostro, realmente fue doloroso esa caída libre, me talle el rostro por un par de minutos mientras esperaba que el dolor se calmara y justo cuando había logrado calmarme mire como aquel mazo que tenía en la rama caía en dirección mía, apenas pude esquivarlo mientras miraba asustado aquel mazo que si caía sobre mi quien estuviera rodó el vez del suelo seria yo. Trague saliva asustado, lo próximo que pude ver al reaccionar era a una joven de cabellos rojizos que parecía despedirse de un pequeño, parpadee un momento y fue entonces que fue la culpa de ese mocoso que yo terminara con esa caída, suspire y me levantaba limpiándome el pantalón después de esa caída podría encontrarse todo sucio, ahora solo esperaba pasar desapercibido por la joven por lo que con mucho cuidado y sin hacer ruido tome el mango de mi mazo y lo levantaba con tanta suavidad para no hacer ruido alguno…
Era buena idea haber subido, pude ver como la luz del día salía, en verdad era un lugar perfecto para tomar un pequeño descanso antes de continuar con mis cosas del día, me estire y bostece por última vez, me recosté contra el tronco de aquel árbol entre sus altas ramas y desconocí en que momento me había quedado dormido. Era un lugar agradable y con un clima mejor, así que era normal perderse en aquel alto lugar. Ignoraba cuanto tiempo llevaba ahí y comencé a moverme a un costado mientras estaba dormido…entre sueños parecía tener un muy buen sueño con aquella sonrisa en mis labios, pero de repente recordé a la encargada de la caravana donde viajaba gritarme y con aquella sombría aura que la rodeaba cada que no terminaba algo o me veía vagueando más de lo normal.
Un pequeño llanto había hecho que frunciera el ceño por interrumpir mi sueño que ahora era pesadilla, me desperté de repente al recordar que tenía algo que hacer que ignoraba en donde me había quedado dormido… lo siguiente que pude ver fue el suelo impactando mi rostro, realmente fue doloroso esa caída libre, me talle el rostro por un par de minutos mientras esperaba que el dolor se calmara y justo cuando había logrado calmarme mire como aquel mazo que tenía en la rama caía en dirección mía, apenas pude esquivarlo mientras miraba asustado aquel mazo que si caía sobre mi quien estuviera rodó el vez del suelo seria yo. Trague saliva asustado, lo próximo que pude ver al reaccionar era a una joven de cabellos rojizos que parecía despedirse de un pequeño, parpadee un momento y fue entonces que fue la culpa de ese mocoso que yo terminara con esa caída, suspire y me levantaba limpiándome el pantalón después de esa caída podría encontrarse todo sucio, ahora solo esperaba pasar desapercibido por la joven por lo que con mucho cuidado y sin hacer ruido tome el mango de mi mazo y lo levantaba con tanta suavidad para no hacer ruido alguno…
Eitan Walker
Hoja de personaje
Nivel:
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Creado por Hikari Hopeless Jue Ene 07, 2016 2:21 pm
La joven había escuchado un ruido sordo mientras cuidaba del pequeño. Era la única que se había percatado de aquel ruido, pues nadie reaccionó. Al despedirse del niño buscó el origen de aquel ruido. Bajo un árbol visualizó un hombre de cabellos anaranjados, un parche en el ojo y con cara de recién despertado.
En aquel momento,el rostro dulce y amable de Hikari, se volvió serio y agresivo, no le gustaban los hombres y no se fiaba de ellos. Sin embargo, hubo algo que hizo que se pusiera en alerta. Aquel muchacho no estaba desarmado, no era solo un civil más, consigo llevaba un gran mazo, demasiado grande para ser de un trabajador normal. Aquello llamó la atención de Hikari.
Con tranquilidad, la joven pelirroja caminó hasta ponerse a la altura del chico del mazo.
-Un mazo demasiado grande como para talar simplemente árboles, ¿no? -preguntó directamente. Había aparecido de la nada, sigilosa, sin hacer ni un ruido.
A pesar de la gente que había por allí cerca, y sobretodo, a pesar del gran tamaño del arma que portaba el chico, los dos jóvenes pasaban desapercibidos bajo las sombras de los árboles. No había ni una persona que se interesara en aquellos dos, todos estaban ocupados en sus quehaceres y si alguien los veía de lejos, pensaría que eran una dulce pareja y que era mejor no molestar.
Una suave brisa fresca hizo que el cabello de Hikari se elevara, mostrando su cuello, fino y delicado, con algunas cicatrices. Ella ni se inmutó, no movió ni uno de sus músculos. Esperaba alguna respuesta por parte del chico, pero nada...
-¿Quién eres en realidad? -preguntó directamente empujando al chico contra el árbol, dejándolo sin salida alguna. Le contestaría, por las buenas o por las malas.
Aunque era extraño que una simple chica acorralara contra un árbol a un chico que le sacaba poco más de una cabeza de altura. Tan cerca de él, Hikari comprobó el cuerpo atlético del chico. Aquel cuerpo tan bien cuidado, aquellos brazos musculados tan bien formados... No era un aldeano corriente. Los ojos rojizos de la joven recorrieron el cuerpo del chico. Al menos, no parecía que formara parte de la marina. No... "Sus ojos tienen un brillo especial, diferente del brillo lujurioso, lleno de codicia y brutalidad que los de la Marina" pensó cuando clavó su mirada en la de él.
En aquel momento,el rostro dulce y amable de Hikari, se volvió serio y agresivo, no le gustaban los hombres y no se fiaba de ellos. Sin embargo, hubo algo que hizo que se pusiera en alerta. Aquel muchacho no estaba desarmado, no era solo un civil más, consigo llevaba un gran mazo, demasiado grande para ser de un trabajador normal. Aquello llamó la atención de Hikari.
Con tranquilidad, la joven pelirroja caminó hasta ponerse a la altura del chico del mazo.
-Un mazo demasiado grande como para talar simplemente árboles, ¿no? -preguntó directamente. Había aparecido de la nada, sigilosa, sin hacer ni un ruido.
A pesar de la gente que había por allí cerca, y sobretodo, a pesar del gran tamaño del arma que portaba el chico, los dos jóvenes pasaban desapercibidos bajo las sombras de los árboles. No había ni una persona que se interesara en aquellos dos, todos estaban ocupados en sus quehaceres y si alguien los veía de lejos, pensaría que eran una dulce pareja y que era mejor no molestar.
Una suave brisa fresca hizo que el cabello de Hikari se elevara, mostrando su cuello, fino y delicado, con algunas cicatrices. Ella ni se inmutó, no movió ni uno de sus músculos. Esperaba alguna respuesta por parte del chico, pero nada...
-¿Quién eres en realidad? -preguntó directamente empujando al chico contra el árbol, dejándolo sin salida alguna. Le contestaría, por las buenas o por las malas.
Aunque era extraño que una simple chica acorralara contra un árbol a un chico que le sacaba poco más de una cabeza de altura. Tan cerca de él, Hikari comprobó el cuerpo atlético del chico. Aquel cuerpo tan bien cuidado, aquellos brazos musculados tan bien formados... No era un aldeano corriente. Los ojos rojizos de la joven recorrieron el cuerpo del chico. Al menos, no parecía que formara parte de la marina. No... "Sus ojos tienen un brillo especial, diferente del brillo lujurioso, lleno de codicia y brutalidad que los de la Marina" pensó cuando clavó su mirada en la de él.
Hikari Hopeless
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Creado por Eitan Walker Jue Ene 07, 2016 3:00 pm
¿Pero qué demonios?, pensé y algo sorprendido por ver a la joven de lejos ahora cerca de mí, trague saliva y decidí no moverme ni un centímetro, seguramente si veía que no me movía me ignoraría y seguiría su camino, parpadeaba rápido cuando saco la pregunta de mi mazo. – ah, eso…- dije mientras apuntaba mi mazo, rasque mi nuca y reí un poco nervioso, no sabía cómo explicarle que era un mazo de dos metros, bueno si era fácil hacerlo pero no encontraba como. Seguía sin tener una forma específica de cómo tratar con una femenina y más si estaba invadiendo mi espacio vital. Trague saliva esperando que perdiera interés por lo que sea que tenía por mí y se marchara, pero parecía que eso no pasaría hoy luego de sacar otra pregunta un tanto brusca despues de haber hecho la otra, era todo raro, solo reía nerviosamente mientras me hacia atrás.
Hasta quedar encerrado entre la femenina y el gran tronco del árbol, trague saliva de nuevo ante su forma tan “sutil” de preguntarme las cosas, bueno tampoco era un delincuente pero era incomodo poder decir algo con una femenina tan cerca y peor aún me miraba tan fijo que comenzaba a sentirme incómodo.- S-sabes…esto es… ¿incomodo?- dije mientras me lograba concentrar y decir algo para que se apartara y pudiera tener mi propio espacio vital. Trague saliva una vez más y me di valor, mientras me escabullía de la joven haciéndome un lado sin soltar aquel mazo que tanto cuidaba. – S-solo pasaba por aquí…- dije rascando mi nuca mientras sonreía nervioso dando pasos hacia atrás. – Leña!- dije recordando por qué había llegado hasta ahí.
– es lo que busco… ¿sabes dónde podría conseguir?.. Digo, porque se supone que debas saber… es mejor que me vaya…solo ignora que estuve aquí- dije mientras daba pasos hacia atrás y buscaba alejarme sigilosamente de la chica con pasos lentos hacia atrás y apenas tener una distancia segura salir de ahí cuanto antes. Justo me sentía ya seguro para salir de ese lugar y fue así como comencé la carrera y salir de ahí cuando una piedra se interponía en mi camino causando que en lugar de continuar corriendo terminara rodando y terminara por frenarme hasta toparme con un árbol y claro todo sin soltar mi mazo. Me senté mientras tallaba mi rostro dejando caer mi mazo para poder asegurarme que estaba bien, mientras tocaba por todos lados asegurándome estar completo, solté un gran suspiro cuando me di cuenta que estaba ileso, pero lo mejor es que me había escapado de esa joven con su forma extraña de actuar.
Hasta quedar encerrado entre la femenina y el gran tronco del árbol, trague saliva de nuevo ante su forma tan “sutil” de preguntarme las cosas, bueno tampoco era un delincuente pero era incomodo poder decir algo con una femenina tan cerca y peor aún me miraba tan fijo que comenzaba a sentirme incómodo.- S-sabes…esto es… ¿incomodo?- dije mientras me lograba concentrar y decir algo para que se apartara y pudiera tener mi propio espacio vital. Trague saliva una vez más y me di valor, mientras me escabullía de la joven haciéndome un lado sin soltar aquel mazo que tanto cuidaba. – S-solo pasaba por aquí…- dije rascando mi nuca mientras sonreía nervioso dando pasos hacia atrás. – Leña!- dije recordando por qué había llegado hasta ahí.
– es lo que busco… ¿sabes dónde podría conseguir?.. Digo, porque se supone que debas saber… es mejor que me vaya…solo ignora que estuve aquí- dije mientras daba pasos hacia atrás y buscaba alejarme sigilosamente de la chica con pasos lentos hacia atrás y apenas tener una distancia segura salir de ahí cuanto antes. Justo me sentía ya seguro para salir de ese lugar y fue así como comencé la carrera y salir de ahí cuando una piedra se interponía en mi camino causando que en lugar de continuar corriendo terminara rodando y terminara por frenarme hasta toparme con un árbol y claro todo sin soltar mi mazo. Me senté mientras tallaba mi rostro dejando caer mi mazo para poder asegurarme que estaba bien, mientras tocaba por todos lados asegurándome estar completo, solté un gran suspiro cuando me di cuenta que estaba ileso, pero lo mejor es que me había escapado de esa joven con su forma extraña de actuar.
Eitan Walker
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Creado por Hikari Hopeless Jue Ene 07, 2016 3:29 pm
"Este chico es realmente extraño... Parece un adulto, pero ¿realmente lo es? No se parece en nada a los hombres con los que he tenido que tratar... Es... como... muy infantil... Quizás sea un niño que comió alguna fruta del diablo y tiene cuerpo de adulto..."
Los cuerpos de ambos estaban realmente cerca, lo que parecía incomodar al chico. Estaba realmente nervioso, era como si no supiera qué hacer o decir, como si las palabras no le salieran por la boca. Para Hikari, no era nada incómodo estar tan cerca de un hombre, al menos si ella era la que lo había acorralado de aquella manera y estaban al aire libre, cerca de un pueblo lleno de gente, nada malo podía ocurrir.
La reacción del chico desconcertó a Hikari. Actuaba muy extraño, decía cosas sin sentido. ¿Leña?
Cuando quiso darse cuenta, el chico había huido, sin soltar aquel extraño mazo. Corría veloz, pero sin darse cuenta por dónde pisaba, cuando tropezó con una piedra, y más que correr, rodaba por el suelo.
Hikari observaba, sin entender nada, como rodaba el chico... ¡sin soltar el mazo! ¿A caso lo tenía pegado a la mano?
Finalmente, aquel chico había parado cuando chocó de lleno contra un árbol, por lo visto la torpeza en él era lo que más destacaba, a parte de su gran mazo. (Off. doble sentido jijijiji okno)
El chico parecía estar tranquilo, suspiró al creer que estaba ileso y solo, pero se equivocaba. A su lado estaba Hikari, quien había corrido hasta él de forma sigilosa y le observaba desde cerca.
"Sí... tiene que ser un niño..."
Fue entonces cuando se dio cuenta que el chico tenía un pequeño corte en la mejilla. Rápidamente, la pelirroja volvió a sacar de un pequeño saquito una tirita con divertidos dibujos de animales y se la puso con cuidado en la mejilla del chico.
-Deberías tener cuidado... Tienes una forma de correr un tanto particular... -dijo sin levantarse del suelo. Estaba de cuclillas, a la altura del chico que se había chocado contra el árbol mientras rodaba. Hikari le observaba sin entenderlo del todo. Sentía curiosidad por aquel chico. Creía que era un niño grande o algo por el estilo, pues a su lado estaba tranquila, sin mencionar la torpeza y la poca capacidad para hablar...
Los cuerpos de ambos estaban realmente cerca, lo que parecía incomodar al chico. Estaba realmente nervioso, era como si no supiera qué hacer o decir, como si las palabras no le salieran por la boca. Para Hikari, no era nada incómodo estar tan cerca de un hombre, al menos si ella era la que lo había acorralado de aquella manera y estaban al aire libre, cerca de un pueblo lleno de gente, nada malo podía ocurrir.
La reacción del chico desconcertó a Hikari. Actuaba muy extraño, decía cosas sin sentido. ¿Leña?
Cuando quiso darse cuenta, el chico había huido, sin soltar aquel extraño mazo. Corría veloz, pero sin darse cuenta por dónde pisaba, cuando tropezó con una piedra, y más que correr, rodaba por el suelo.
Hikari observaba, sin entender nada, como rodaba el chico... ¡sin soltar el mazo! ¿A caso lo tenía pegado a la mano?
Finalmente, aquel chico había parado cuando chocó de lleno contra un árbol, por lo visto la torpeza en él era lo que más destacaba, a parte de su gran mazo. (Off. doble sentido jijijiji okno)
El chico parecía estar tranquilo, suspiró al creer que estaba ileso y solo, pero se equivocaba. A su lado estaba Hikari, quien había corrido hasta él de forma sigilosa y le observaba desde cerca.
"Sí... tiene que ser un niño..."
Fue entonces cuando se dio cuenta que el chico tenía un pequeño corte en la mejilla. Rápidamente, la pelirroja volvió a sacar de un pequeño saquito una tirita con divertidos dibujos de animales y se la puso con cuidado en la mejilla del chico.
-Deberías tener cuidado... Tienes una forma de correr un tanto particular... -dijo sin levantarse del suelo. Estaba de cuclillas, a la altura del chico que se había chocado contra el árbol mientras rodaba. Hikari le observaba sin entenderlo del todo. Sentía curiosidad por aquel chico. Creía que era un niño grande o algo por el estilo, pues a su lado estaba tranquila, sin mencionar la torpeza y la poca capacidad para hablar...
Hikari Hopeless
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Creado por Eitan Walker Jue Ene 07, 2016 7:16 pm
Suspire tranquilo y con intenciones de quedarme un rato más ahí descansado antes de hacer lo que me habían pedido, pero antes de saber que pasaba la chica tocando mi mejilla haciendo que cerrara ligeramente el ojo de donde ponía aquella tirita, voltee a ver quién hacia eso y solo vi de nuevo a la chica de cabellos naranjas cerca mío- aaah- grite de un susto y me hice hacia atrás un poco, aclare la garganta para regresar a mi estado normal como todo un hombre, la mire parpadeando de nuevo, ¿ que tenía esta chica con migo?, rasque mi mejilla y suspire. – Y-yo suelo huir de esa forma, es para despistar a las personas- dije volteando la mirada a otro lado, para que ignorara la forma de como caí y rodee hasta ahí. – Por cierto… ¿Qué es esto?- dije mientras tocaba mi mejilla, jamás me había puesto algo así cuando me raspaba, caía, golpeaba, etc.
Solté de nuevo un largo suspiro y pase mis manos detrás de mi cuerpo para usarlas como apoyo, estaba un poco lejos ahora luego de aquel grito de susto que me hizo sacar.- Lamento si te espante, pero es que no es normal que una mujer se te acerque y te persiga- comente rascando mi mejilla. Aun no entendía como ni siquiera podía mantenerle la mirada a la joven, odiaba esa forma de sentirme cuando una chica se acercaba, claro estaba que cuando era un sujeto no tenía líos, aunque realmente hubiera sido más extraño que fuera un hombre quien hiciera eso, seguramente lo hubiera golpeado, pero en esta ocasión no sabía qué hacer, después de todo hizo lo mismo que con el niño-…- un momento, ¿acaso estaría pensando que yo era un niño?, fruncí el ceño mirándole sospechosamente. – No creerás que soy un mocoso como el de hace rato o ¿sí?- comente en espera que eso no pasara por su mente.
-Soy un hombre hecho y derecho- comente sin darle tiempo de contestar al mismo tiempo que me ponía de pie y me limpiaba el pantalón luego de la rastriza de hacía unos momentos, aclare la garganta para comportarme como suelo hacerlo…de forma relajada. – Ahora…pásame eso…- dije mientras le comentaba sobre mi mazo que estaba a un costado de ella, pero por algún motivo no me daba confianza que se acercara. Baje los hombros y suspire resignado. – ¿ esto es tuyo?- dije intentando ser realmente sincero con aquella chica que fue amable conmigo, era un pequeño monedero que había tomado de forma ágil mientras se descuidó en nuestro encuentro de antes, si bien esas artimañas eran muy comunes en mí ya que crecí con una caravana de gitanos que me habían ensañado como hacer eso de forma eficiente. – M-me lo encontré tirado- dije mirando a otro lado mientras extendía mi mano para dárselo mientras que con la otra mano la estiraba ligeramente para alcanzar mi mazo y salir antes de ser asesinado por la chica.
Solté de nuevo un largo suspiro y pase mis manos detrás de mi cuerpo para usarlas como apoyo, estaba un poco lejos ahora luego de aquel grito de susto que me hizo sacar.- Lamento si te espante, pero es que no es normal que una mujer se te acerque y te persiga- comente rascando mi mejilla. Aun no entendía como ni siquiera podía mantenerle la mirada a la joven, odiaba esa forma de sentirme cuando una chica se acercaba, claro estaba que cuando era un sujeto no tenía líos, aunque realmente hubiera sido más extraño que fuera un hombre quien hiciera eso, seguramente lo hubiera golpeado, pero en esta ocasión no sabía qué hacer, después de todo hizo lo mismo que con el niño-…- un momento, ¿acaso estaría pensando que yo era un niño?, fruncí el ceño mirándole sospechosamente. – No creerás que soy un mocoso como el de hace rato o ¿sí?- comente en espera que eso no pasara por su mente.
-Soy un hombre hecho y derecho- comente sin darle tiempo de contestar al mismo tiempo que me ponía de pie y me limpiaba el pantalón luego de la rastriza de hacía unos momentos, aclare la garganta para comportarme como suelo hacerlo…de forma relajada. – Ahora…pásame eso…- dije mientras le comentaba sobre mi mazo que estaba a un costado de ella, pero por algún motivo no me daba confianza que se acercara. Baje los hombros y suspire resignado. – ¿ esto es tuyo?- dije intentando ser realmente sincero con aquella chica que fue amable conmigo, era un pequeño monedero que había tomado de forma ágil mientras se descuidó en nuestro encuentro de antes, si bien esas artimañas eran muy comunes en mí ya que crecí con una caravana de gitanos que me habían ensañado como hacer eso de forma eficiente. – M-me lo encontré tirado- dije mirando a otro lado mientras extendía mi mano para dárselo mientras que con la otra mano la estiraba ligeramente para alcanzar mi mazo y salir antes de ser asesinado por la chica.
Eitan Walker
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Creado por Hikari Hopeless Vie Ene 08, 2016 4:02 am
El joven era realmente asustadizo, bueno, cualquiera lo sería si aparece una chica a tu lado de la nada silenciosa y sigilosa como un gato.
Hikari alzó una ceja sin creer las palabras que decía el chico, era una escusa bastante débil y poco creíble. Y cuando creía que aquel chico no podía ser más extraño, ¿cómo no podía saber lo que era una tirita? ¿Qué clase de infancia habría tenido? Ella misma no podía cuestionar las infancias de los demás, puesto que su pasado no podía considerarse como una infancia normal y tranquila para una niña, sino más bien todo lo contrario.
La pelirroja no decía nada, tan solo le observaba y escuchaba. ¿Asustarse? Necesitaba mucho más que aquella estúpida reacción para que ella se asustara. Habían pocas cosas en la vida que le asustaran, aunque sí que habían muchas otras que no entendía del comportamiento del ser humano.
Hikari se sorprendió ante la duda de si pensaba que él fuera un niño. "Ah... ¿no lo es?"
-Pues lo pareces... Has actuado como el niño de antes, bueno, al menos no has llorado... Pero sigo opinando que eres un mocoso... Quizás peor, porque te pones nervioso al tenerme cerca... -dijo tranquilamente mientras se levantaba. -Al menos los niños sonríen y les gusta tenerme cerca...
"¿¡Qué demonios!?" ¿Cómo había logrado aquel estúpido robarle el monedero con el poco dinero que tenía? No debía haber hecho aquello, tan solo había encendido la llama. Rápidamente sacó una pequeña daga que llevaba escondida entre los pliegues de la ropa y se lanzó de lleno contra el chico. De un placaje lo lazó contra el suelo, quedando ella encima de él. Aguantaba con una de sus manos su torso y con otra sujetaba la daga firmemente en el cuello del chico, haciendo la justa presión para no llegar a cortar la piel.
-Que sea la última vez que intentas robarme... enano... -dijo en un susurro cerca de su oído si levantar la daga de su cuello y lentamente, con la otra mano, cogió el monedero que le habían cogido.
Hikari estaba realmente enfadada, sus cosas no se tocaban, las de los demás... bueno ella era una ladrona y tan solo sobrevivía como podía, no le importaba a quién tenía que robar o si se manchaba sus manos de sangre por el camino. Tenía que seguir viviendo, sobreviviendo, para poder vengarse y liberar a todas aquellas niñas...
Hikari alzó una ceja sin creer las palabras que decía el chico, era una escusa bastante débil y poco creíble. Y cuando creía que aquel chico no podía ser más extraño, ¿cómo no podía saber lo que era una tirita? ¿Qué clase de infancia habría tenido? Ella misma no podía cuestionar las infancias de los demás, puesto que su pasado no podía considerarse como una infancia normal y tranquila para una niña, sino más bien todo lo contrario.
La pelirroja no decía nada, tan solo le observaba y escuchaba. ¿Asustarse? Necesitaba mucho más que aquella estúpida reacción para que ella se asustara. Habían pocas cosas en la vida que le asustaran, aunque sí que habían muchas otras que no entendía del comportamiento del ser humano.
Hikari se sorprendió ante la duda de si pensaba que él fuera un niño. "Ah... ¿no lo es?"
-Pues lo pareces... Has actuado como el niño de antes, bueno, al menos no has llorado... Pero sigo opinando que eres un mocoso... Quizás peor, porque te pones nervioso al tenerme cerca... -dijo tranquilamente mientras se levantaba. -Al menos los niños sonríen y les gusta tenerme cerca...
"¿¡Qué demonios!?" ¿Cómo había logrado aquel estúpido robarle el monedero con el poco dinero que tenía? No debía haber hecho aquello, tan solo había encendido la llama. Rápidamente sacó una pequeña daga que llevaba escondida entre los pliegues de la ropa y se lanzó de lleno contra el chico. De un placaje lo lazó contra el suelo, quedando ella encima de él. Aguantaba con una de sus manos su torso y con otra sujetaba la daga firmemente en el cuello del chico, haciendo la justa presión para no llegar a cortar la piel.
-Que sea la última vez que intentas robarme... enano... -dijo en un susurro cerca de su oído si levantar la daga de su cuello y lentamente, con la otra mano, cogió el monedero que le habían cogido.
Hikari estaba realmente enfadada, sus cosas no se tocaban, las de los demás... bueno ella era una ladrona y tan solo sobrevivía como podía, no le importaba a quién tenía que robar o si se manchaba sus manos de sangre por el camino. Tenía que seguir viviendo, sobreviviendo, para poder vengarse y liberar a todas aquellas niñas...
Hikari Hopeless
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Creado por Eitan Walker Vie Ene 08, 2016 10:31 am
Solo reía con lo que me decía un tanto nervioso por como tomaría la “pequeña broma”, que había hecho con su monedero, eso sí sin dejar de intentar alcanzar mi mazo en todo momento par a salir de la zona de peligro en la que me había metido. –oe!- grite cuando vi que se venía sobre mí, por desgracia estaba tan concentrado en tomar mi mazo que me había tomado de sorpresa, vaya que las chicas eran un dolor de cabeza, y más ahora que estaba a punto de rebanarme el cuello, me quede quieto para no volver esto una tragedia para mí. - ¿A quién le llamas enano?- dije frunciendo el ceño, después de todo había olvidado un momento el hecho de que estaba en una posición comprometedora donde ponía en juego mi vida por las palabras de la chica, era real estaba seguro que le llevaba un buen tramo de estatura.
-S-solo fue una broma…n-no entiendo porque te pones así…- comente regresando al punto donde mi vida estaba en peligro, puse mis palmas frente a mi demostrando que no contestaría su acción, era fácil someterla a como estaba, pero no era un sujeto que se pusiera a pelearse con quien sea. – Puedes revisarlo está completo- comente para calmar a la bestia que llevaba dentro esa mujer, trague saliva ya que recordé otra cosa que había hecho. Reí algo nervioso pero tome su contra brazo, para sacarme su mano con aquella cuchilla y mover mi torso a un lado para derribarla, no lo hice con tanta brusquedad pero necesitaba quitarme a la chica de encima y dejar de meterme en más problemas de los que ya estaba. Busque quitármela de encima para rodar hacia un lado y poder ponerme de pie, tomando mi mazo.
– Creo que esto también era tuyo- dije lanzando una de sus dagas en dirección a ella, si bien era suficiente teatro, pero no permitiría que subestimara lo mejor que sabía hacer, sonreí de una forma más tranquila, si bien me sentía más seguro con aquel mazo entre manos, no era tan bueno con el cuerpo a cuerpo pero sabía que no sería tan necesario el uso de ella. – E-estamos a mano…- dije para apaciguar las cosas y que no se le ocurriera de nuevo intentar cortarme la garganta, pase mi mano cerca de esa zona asegurándome que no moriría en mi intento de irme. – y respondiendo a tus palabras… ¡no soy un mocoso!- respondí, claro a veces era algo retardado, pero debía dejarle claro que ya no era un niño.
-S-solo fue una broma…n-no entiendo porque te pones así…- comente regresando al punto donde mi vida estaba en peligro, puse mis palmas frente a mi demostrando que no contestaría su acción, era fácil someterla a como estaba, pero no era un sujeto que se pusiera a pelearse con quien sea. – Puedes revisarlo está completo- comente para calmar a la bestia que llevaba dentro esa mujer, trague saliva ya que recordé otra cosa que había hecho. Reí algo nervioso pero tome su contra brazo, para sacarme su mano con aquella cuchilla y mover mi torso a un lado para derribarla, no lo hice con tanta brusquedad pero necesitaba quitarme a la chica de encima y dejar de meterme en más problemas de los que ya estaba. Busque quitármela de encima para rodar hacia un lado y poder ponerme de pie, tomando mi mazo.
– Creo que esto también era tuyo- dije lanzando una de sus dagas en dirección a ella, si bien era suficiente teatro, pero no permitiría que subestimara lo mejor que sabía hacer, sonreí de una forma más tranquila, si bien me sentía más seguro con aquel mazo entre manos, no era tan bueno con el cuerpo a cuerpo pero sabía que no sería tan necesario el uso de ella. – E-estamos a mano…- dije para apaciguar las cosas y que no se le ocurriera de nuevo intentar cortarme la garganta, pase mi mano cerca de esa zona asegurándome que no moriría en mi intento de irme. – y respondiendo a tus palabras… ¡no soy un mocoso!- respondí, claro a veces era algo retardado, pero debía dejarle claro que ya no era un niño.
Eitan Walker
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Creado por Hikari Hopeless Vie Ene 08, 2016 12:44 pm
La joven había bajado la guardia una vez recuperado su monedero con el dinero, cuando el chico, con sus manos libres tomó a Hikari para quitársela de encima sin hacer gran esfuerzo. Sin duda, aquel chico no era un chico cualquiera, de eso estaba cada vez más segura la joven. Hikari abrió el monedero y contó que estuvieran las pocas monedas que le quedaban. Tras recoger la daga que le habían devuelto, la pelirroja observó que el chico estaba más calmado teniendo en sus manos aquel mazo tan grande.
-Cuanto más lo niegues, más demostrarás que no eres más que un mocoso... -dijo sin pelos en la boca mientras guardaba de nuevo el monedero y la daga. -Y sigo pensando que ese no es un simple arma para talar árboles...
Sentía curiosidad por aquella arma, era enorme y por su apariencia también debía pesar lo suyo, por lo que en consecuencia, el chico debía ser fuerte. "Quizás pueda serme de utilidad... A lo mejor si me calmo y soy algo más amable..." Hikari pensó que tratando a aquel chico como lo haría con un niño, quizás las cosas fueran más tranquilas y aunque él negara ser un niño, a Hikari le seguiría pareciendo un niño pequeño.
-Me llamo Hikari -dijo ofreciendo su mano a modo de saludo. -Quizás hemos empezado con mal pie, pero... ¿cómo te llamas?
Nunca se había topado con alguien por quien sintiera tanta curiosidad, era tan extraño... Sin embargo, quería saber más de él, quería saber qué podía sacar en beneficio de aquel muchacho, pues seguro que al menos podría utilizar su fuerza en beneficio propio. Sin embargo no podía pedirle "préstame tu fuerza" ni nada por el estilo. Quizás tendría que ceder un poco, relajarse, e intentar establecer algún tipo de relación para que le ayudara con su meta en la vida... Tenía que rescatar a aquellas niñas y cuantos más días pasaban, peor...
-Cuanto más lo niegues, más demostrarás que no eres más que un mocoso... -dijo sin pelos en la boca mientras guardaba de nuevo el monedero y la daga. -Y sigo pensando que ese no es un simple arma para talar árboles...
Sentía curiosidad por aquella arma, era enorme y por su apariencia también debía pesar lo suyo, por lo que en consecuencia, el chico debía ser fuerte. "Quizás pueda serme de utilidad... A lo mejor si me calmo y soy algo más amable..." Hikari pensó que tratando a aquel chico como lo haría con un niño, quizás las cosas fueran más tranquilas y aunque él negara ser un niño, a Hikari le seguiría pareciendo un niño pequeño.
-Me llamo Hikari -dijo ofreciendo su mano a modo de saludo. -Quizás hemos empezado con mal pie, pero... ¿cómo te llamas?
Nunca se había topado con alguien por quien sintiera tanta curiosidad, era tan extraño... Sin embargo, quería saber más de él, quería saber qué podía sacar en beneficio de aquel muchacho, pues seguro que al menos podría utilizar su fuerza en beneficio propio. Sin embargo no podía pedirle "préstame tu fuerza" ni nada por el estilo. Quizás tendría que ceder un poco, relajarse, e intentar establecer algún tipo de relación para que le ayudara con su meta en la vida... Tenía que rescatar a aquellas niñas y cuantos más días pasaban, peor...
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Creado por Eitan Walker Vie Ene 08, 2016 7:14 pm
Fruncí mi ceño cuando comentaba aun que era un chico, habíamos ya pasado por esto. – Pues claro que no es para talar árboles…ella es mi mejor amiga- dije sonriendo orgulloso de ella, después de todo lo había ganado en una apuesta justa y era lo más valioso que tenía en mi existencia. Así mismo tome del mango de mazo para dejarlo caer y ponerlo contra el suelo de nuevo agrietando un poco el suelo donde caía la base. La mire un poco incrédulo cuando extendía su mano para presentarse, la mire sospechoso, no estaba seguro si se trataría de algún tipo de trampa, después de todo apenas la conocía y no sabía cuáles eran sus planes, luego de casi intentar matarme. Sin embargo relaje la mirada y decidí aceptar aunque eso pudiera significar una trampa, no bajaría la guardia. –Eitan…- dije estrechando su mano con la mía sonriendo amablemente.
Luego de aquello quite enseguida mi mano, antes que notara que me encontraba nervioso por tener el contacto con la chica, por esa razón no quería que lo sintiera, acomodaba mi bufanda de mi cadera que tenía amarrada, con tanta caída se había ensuciado y estaba casi por caerse, me asegure de dejarla bien amarrada de nuevo, atándola con ambas manos dejando el mazo de pie, después de todo se había estampado contra el suelo y se había enterrado una parte en el mismo. Me asegure que todas mis pertenencias estuvieran en su lugar y rasque mi nuca. – No te había visto por aquí antes, ¿eres alguna especie de polizón? O ¿marine?- dije un poco asustado por la segunda opción, ya que estaría en problemas por robarle a un marine, suspire buscando resignarme en no correr con tanta mala suerte por un día.
Trague saliva y poco después me estire. – No puedes ser un marine, ellos siempre andan con más efectivo encima- comente sonriendo pasando ambas manos detrás de mi nuca y por si quedaba alguna duda, si ya había robado a marines de una forma tan sutil que jamás se dieron cuenta que fueron robados hasta que buscaban sus pertenencias. Mi arma era pesada, eso sí pero no porque sea tan fuerte, simplemente se trataba de técnica, aunque igual hablábamos de un mazo pesado por sus materiales, pero más que nada para mí era más importante por como lo conseguí que el valor real que tenía. De repente recordé porque había llegado ahí. – Es verdad la leña…- dije asustándome tras recordar el rostro de la encargada de la caravana gritándome y con esa aura sombría regañándome por jamás cumplir mis labores. Una corriente eléctrica subió por mi espina dorsal causándome un fuerte escalofríos por ese pequeño recuerdo. Dicho eso, sabia que deberia continuar con lo que habia dejado pendiente. - Fue un placer...¿Conocerte?- parpardee un momento antes de pensar si realmente fue un placer luego de que casi me matara, suspire y tome mi mazo para marcharme del sitio luego de despedirme de la joven.
Luego de aquello quite enseguida mi mano, antes que notara que me encontraba nervioso por tener el contacto con la chica, por esa razón no quería que lo sintiera, acomodaba mi bufanda de mi cadera que tenía amarrada, con tanta caída se había ensuciado y estaba casi por caerse, me asegure de dejarla bien amarrada de nuevo, atándola con ambas manos dejando el mazo de pie, después de todo se había estampado contra el suelo y se había enterrado una parte en el mismo. Me asegure que todas mis pertenencias estuvieran en su lugar y rasque mi nuca. – No te había visto por aquí antes, ¿eres alguna especie de polizón? O ¿marine?- dije un poco asustado por la segunda opción, ya que estaría en problemas por robarle a un marine, suspire buscando resignarme en no correr con tanta mala suerte por un día.
Trague saliva y poco después me estire. – No puedes ser un marine, ellos siempre andan con más efectivo encima- comente sonriendo pasando ambas manos detrás de mi nuca y por si quedaba alguna duda, si ya había robado a marines de una forma tan sutil que jamás se dieron cuenta que fueron robados hasta que buscaban sus pertenencias. Mi arma era pesada, eso sí pero no porque sea tan fuerte, simplemente se trataba de técnica, aunque igual hablábamos de un mazo pesado por sus materiales, pero más que nada para mí era más importante por como lo conseguí que el valor real que tenía. De repente recordé porque había llegado ahí. – Es verdad la leña…- dije asustándome tras recordar el rostro de la encargada de la caravana gritándome y con esa aura sombría regañándome por jamás cumplir mis labores. Una corriente eléctrica subió por mi espina dorsal causándome un fuerte escalofríos por ese pequeño recuerdo. Dicho eso, sabia que deberia continuar con lo que habia dejado pendiente. - Fue un placer...¿Conocerte?- parpardee un momento antes de pensar si realmente fue un placer luego de que casi me matara, suspire y tome mi mazo para marcharme del sitio luego de despedirme de la joven.
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