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Creado por Alexander Bjarnesen Lun Dic 07, 2015 11:25 pm
En misión de reconocimiento me habían enviado hasta Toroa. ¿Qué es lo que podría esperarse en una isla como esa? De la que poco se conoce más allá de aquellas dos pequeñas aldeas separadas por casi un tramo enorme de amontañados tramos. El camino fue lo suficientemente corto como para que no se me hiciera un suplicio la espera, y los juegos de cartas con aquellos colegas con los que me encontraba hicieron más ameno el recorrido. Sonreía de vez en cuando hablando con ellos, comenzando a conocer a aquellos seres con los que compartiría prácticamente un mes entero dentro de esa isla que un poco más se piantaba allí en medio del mar lo más misteriosa posible. Estaba convencido de que sería un lugar seguro, pero uno nunca termina de saber exactamente con lo que puede encontrarse en un lugar que pocas personas habían llegado a investigar; por mi mente vagaban varios pensamientos, entre ellos la posibilidad de conocer un poco mejor la sociedad de esa isla y sus alrededores, la fauna y flora de la isla y también todos su secretos. Pero también había algo que me distraía y en demasía... Aquella carta de la supuesta Señorita N, la cual... a juzgar por su delicada caligrafía pero trazo tan marcado, sospechaba que se trataba de alguien intentando hacer otro tipo de escritura para esconder su verdadera identidad. Estaba claro que era un secreto para mi, pero las sospechas... me llevaban a una sola persona de momento. « Natalia... ¿qué habrá sido de ti? —me cuestionaba, encogido de hombros en la privacidad de mi camarote—. ¿Por qué razón enviarme una carta ahora, y no antes? ... »
Decidí dejar de distraerme, pronto llegaríamos a Toroa y no podía darme el lujo de perder el control en medio de aquella misión. Mucho menos pudiendo correr el riesgo de un peligro inminente; anunciaban nuestra llegada a gritos, por megáfono y por todos los Den Den Mushi que hubieran a bordo como si fuese un suceso maravilloso del que todos debíamos estar atentos. Por mi lado, solo procuré estar pronto, con mi uniforme impecable y ambas Katanas colocadas dentro de sus fundas y acomodadas en cada lado de mis caderas. El barco se iba aproximando a las orillas de la isla y por ende a su único puerto lo suficientemente grande como para recibir las embarcaciones en la que veníamos. Siendo aquella una simple misión de reconocimiento a ver si la isla estaba en paz y tranquilidad como era debido, tampoco es que fuéramos un grupo demasiado grande, con suerte y llegábamos a los diez muchachos, varios de estos inclusive menores que yo. Estaba en claro que mandaban a la carne de cañón para tareas en las cuales no se sabía el resultado final; la noche había caído en la isla, siendo que las estrellas y la luna habían tomado su merecido lugar apenas una hora atrás, siendo casi las nueve y media de la noche. Bajamos del barco tan pronto nuestro superior nos dejó a cargo de revisar la primera aldea que no quedaba a más de una media hora a pie desde la ubicación actual.
Mi caminar fue taciturno, y ni una sola palabra salió de mis labiales en todo el recorrido. Los demás parecían demasiado tranquilos, indiferentes a lo que podría ocurrir si bajaban la guardia. Mi mente estaba vagando dentro de todas aquellas posibilidades, como si no pudiera estar en paz ni un solo segundo sin estar pensando en algo. Suspiré pesadamente, a medida que nos acercábamos cada vez más a la aldea. Había bastante gente en los alrededores de esta, su periferia estaba rodeada de pequeñas cabañas más rupestres que las de la villa principal, pero sin embargo se notaba que a ninguno lle faltaba comida, ya que no se veían famélicos a juzgar por sus apariencias. Cuando llegamos a la entrada de la villa, fuimos recibidos educadamente, nadie parecía temer nuestra presencia ni tampoco tenerla en hostilidad, como si no nos quisieran allí.
Pudimos hacer nuestro trabajo adecuadamente, al menos por el rato que no debíamos enfrentarnos a algún borracho bueno para nada que si bien no implicaba problema alguno para nosotros, debíamos actuar con el honor suficiente como para mantener la paz y tranquilidad en dicho sitio; a mensaje de nuestro superior, a eso de las once de la noche, cuando comenzarían las rondas de vigilia en la aldea, algunos fueron 'liberados' con al menos media hora de descanso, en la cual podían distenderse, e inclusive... disfrutar de un buen trago en el bar del lugar. Entre esos estaba yo, que dirigiéndome a la taberna, senté mi retaguardia en la banca frente a la barra, y allí pedí una jarra de cerveza bien fría, y algo para comer... Y allí me quedé, perdido como siempre en mis pensamientos, esperando a que llegara mi hora para salir a pasear.
Decidí dejar de distraerme, pronto llegaríamos a Toroa y no podía darme el lujo de perder el control en medio de aquella misión. Mucho menos pudiendo correr el riesgo de un peligro inminente; anunciaban nuestra llegada a gritos, por megáfono y por todos los Den Den Mushi que hubieran a bordo como si fuese un suceso maravilloso del que todos debíamos estar atentos. Por mi lado, solo procuré estar pronto, con mi uniforme impecable y ambas Katanas colocadas dentro de sus fundas y acomodadas en cada lado de mis caderas. El barco se iba aproximando a las orillas de la isla y por ende a su único puerto lo suficientemente grande como para recibir las embarcaciones en la que veníamos. Siendo aquella una simple misión de reconocimiento a ver si la isla estaba en paz y tranquilidad como era debido, tampoco es que fuéramos un grupo demasiado grande, con suerte y llegábamos a los diez muchachos, varios de estos inclusive menores que yo. Estaba en claro que mandaban a la carne de cañón para tareas en las cuales no se sabía el resultado final; la noche había caído en la isla, siendo que las estrellas y la luna habían tomado su merecido lugar apenas una hora atrás, siendo casi las nueve y media de la noche. Bajamos del barco tan pronto nuestro superior nos dejó a cargo de revisar la primera aldea que no quedaba a más de una media hora a pie desde la ubicación actual.
Mi caminar fue taciturno, y ni una sola palabra salió de mis labiales en todo el recorrido. Los demás parecían demasiado tranquilos, indiferentes a lo que podría ocurrir si bajaban la guardia. Mi mente estaba vagando dentro de todas aquellas posibilidades, como si no pudiera estar en paz ni un solo segundo sin estar pensando en algo. Suspiré pesadamente, a medida que nos acercábamos cada vez más a la aldea. Había bastante gente en los alrededores de esta, su periferia estaba rodeada de pequeñas cabañas más rupestres que las de la villa principal, pero sin embargo se notaba que a ninguno lle faltaba comida, ya que no se veían famélicos a juzgar por sus apariencias. Cuando llegamos a la entrada de la villa, fuimos recibidos educadamente, nadie parecía temer nuestra presencia ni tampoco tenerla en hostilidad, como si no nos quisieran allí.
Pudimos hacer nuestro trabajo adecuadamente, al menos por el rato que no debíamos enfrentarnos a algún borracho bueno para nada que si bien no implicaba problema alguno para nosotros, debíamos actuar con el honor suficiente como para mantener la paz y tranquilidad en dicho sitio; a mensaje de nuestro superior, a eso de las once de la noche, cuando comenzarían las rondas de vigilia en la aldea, algunos fueron 'liberados' con al menos media hora de descanso, en la cual podían distenderse, e inclusive... disfrutar de un buen trago en el bar del lugar. Entre esos estaba yo, que dirigiéndome a la taberna, senté mi retaguardia en la banca frente a la barra, y allí pedí una jarra de cerveza bien fría, y algo para comer... Y allí me quedé, perdido como siempre en mis pensamientos, esperando a que llegara mi hora para salir a pasear.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Dic 08, 2015 5:32 pm
Llevaba una semana en total desde el día que había llegado a Toroa, estaba aburrida, fastidiada, molesta y totalmente enfadada de todo lo que tuviese que ver con ayudar en las misiones que le habían asignado a ella y al grupo de agentes que acababan de entrar. Toda la mañana se había pasado de golpe y por la tarde gracias a que uno de los nuevos había hecho un desastre con algunos químicos que tuvieron que desalojar la casa que estaban utilizando como cuartel en su momento, por ende tuvo parte de la tarde y sobre mucho la noche libre.
Apenas si aquel manto estrellado comenzó a cubrir la isla ella comenzó a rondar por todas y cada una de las calles buscando algo entretenido por hacer, cargando solamente su par de pistolas buen ocultas bajo un abrigo que la cubría del atrevido frío amenazante encontró un lugar de lo que parecía mala muerte, sin más entró. No se veía mucha gente y el lugar era agradable hasta cierto punto un tanto bizarro. Como cualquier ser solitario vagando por buen licor se sentó en la barra haciendo una suave seña al hombre de la barra para que le sirviera un trago. - Maldito dolor de cabeza. -Susurró en un suave reclamo mientras con su mano derecha tomaba el vaso con lo que parecía una buena mezcla de alcohol y jugo, extraña bebida de la casa. Dio un trago profundo arqueando su cuerpo y de un solo sorbo tragó lo más que pudo, tiñendo sus mejillas al instante de un suave rubor al sentir aquel líquido aguardentoso recorrer su garganta. Dejó salir un suave jadeo y agachó un poco su cabeza dejando con cuidado el vaso sobre la barra. - Odio mi trabajo, lo odio. - Masculló mientras de reojo observaba que a su lado un hombre de buen parecer parecía sufrir igual que ella… O al menos para sus ojos eso parecía. - ¿Sabes cuál es el problema? Que necesitamos trabajo para sobrevivir, para sacar dinero, y eso aburre a la larga. - Como su fuese una loca comenzó a hablar con el hombre del parche en el ojo como si le conociera de toda la vida. - Si no fuese por necesidad me hubiese vuelto una escultora famosa. - Agregó dejando salir una suave risa volviendo su vista al frente. - Lo maravilloso de los bares es que te topas a cualquier borracho que esté dispuesto a escuchar tus penas… Y si te desahogas con alguien que no conoces es más fácil saber que no te juzgarán, ¿no es así… Señor extraño?.. - Cuestionó en un dulce susurro mientras con su mano izquierda acomodaba sus lentes y propiamente le dedicó una coqueta mirada acompañada de una sutil risilla. - No me diga su nombre si es de esos caballeros que se presentan ante cualquier mujer, me haría un gran favor. - Musitó cerrando sus párpados. - Mejor miéntame, dígame que todo estará bien y que pase lo que pase en mi trabajo es pasajero, de verdad necesito eso. - Suspiró cruzando sus brazos bajo su busto en un suave abrazos buscando calmar el frío.
Apenas si aquel manto estrellado comenzó a cubrir la isla ella comenzó a rondar por todas y cada una de las calles buscando algo entretenido por hacer, cargando solamente su par de pistolas buen ocultas bajo un abrigo que la cubría del atrevido frío amenazante encontró un lugar de lo que parecía mala muerte, sin más entró. No se veía mucha gente y el lugar era agradable hasta cierto punto un tanto bizarro. Como cualquier ser solitario vagando por buen licor se sentó en la barra haciendo una suave seña al hombre de la barra para que le sirviera un trago. - Maldito dolor de cabeza. -Susurró en un suave reclamo mientras con su mano derecha tomaba el vaso con lo que parecía una buena mezcla de alcohol y jugo, extraña bebida de la casa. Dio un trago profundo arqueando su cuerpo y de un solo sorbo tragó lo más que pudo, tiñendo sus mejillas al instante de un suave rubor al sentir aquel líquido aguardentoso recorrer su garganta. Dejó salir un suave jadeo y agachó un poco su cabeza dejando con cuidado el vaso sobre la barra. - Odio mi trabajo, lo odio. - Masculló mientras de reojo observaba que a su lado un hombre de buen parecer parecía sufrir igual que ella… O al menos para sus ojos eso parecía. - ¿Sabes cuál es el problema? Que necesitamos trabajo para sobrevivir, para sacar dinero, y eso aburre a la larga. - Como su fuese una loca comenzó a hablar con el hombre del parche en el ojo como si le conociera de toda la vida. - Si no fuese por necesidad me hubiese vuelto una escultora famosa. - Agregó dejando salir una suave risa volviendo su vista al frente. - Lo maravilloso de los bares es que te topas a cualquier borracho que esté dispuesto a escuchar tus penas… Y si te desahogas con alguien que no conoces es más fácil saber que no te juzgarán, ¿no es así… Señor extraño?.. - Cuestionó en un dulce susurro mientras con su mano izquierda acomodaba sus lentes y propiamente le dedicó una coqueta mirada acompañada de una sutil risilla. - No me diga su nombre si es de esos caballeros que se presentan ante cualquier mujer, me haría un gran favor. - Musitó cerrando sus párpados. - Mejor miéntame, dígame que todo estará bien y que pase lo que pase en mi trabajo es pasajero, de verdad necesito eso. - Suspiró cruzando sus brazos bajo su busto en un suave abrazos buscando calmar el frío.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Mar Dic 08, 2015 7:54 pm
La tranquilidad pronto fue interrumpida de golpe por la presencia sorpresiva de un aroma femenino invadiéndole las fosas nasales. No volteé la cabeza ni un milímetro hasta que sentí la presencia ajena sentarse a mi lado. Si bien estaba demasiado concentrado en mis cosas, no pude evitar volver a la realidad cuando escuché su voz. Me sentí vigilado, como si estuvieran comiéndome con la mirada y la oreja se me estuviera consumiendo de a poco. Estaba claro que se dirigía a mi, y más aún cuando era el único "Señor" en la barra aparte del mismo tabernero; solté un sutil suspiro aunque no era de incomodidad ni nada por el estilo, sino más bien porque lo que decía la mujer tarde o temprano terminaba siendo la razón por la cual estaba dudando si había sido buena idea unirme a la Marina. ¿Acaso los piratas lo tenían más fácil? No, no podía plantearme esa ridícula idea de vivir las cosas fácilmente y con una libertad que solamente conlleva a dolores de cabeza. Estaba claro que ella no quería escuchar la cruda realidad, y no sería yo quien le hiciera caer la ficha a estas alturas, mucho menos cuando lo único que quería yo era relajarme sin tener que hacer nada más que un par de rondas tontas por la isla sin más preocupaciones o riesgos.
— No sé quién eres, sería imprudente de mi parte decirte mi nombre... Señorita a la cual no conozco en absoluto —dije en un tono tal vez algo tajante, más de lo necesario—. Pase lo que pase todo es pasajero, señorita... Incluso la vida o nuestros puestos en la sociedad. —agregaba a la charla que se había formado tan repentinamente. No es que estuviese acostumbrado a socializar con gente desconocida, pero la mujer tampoco tenía pintas de ser alguien que tuviera segundas intenciones hostiles ni mucho menos mentirosas. Eso sí, se veía frustrada, agotada de la monotonía de su trabajo el cual en esos momentos desconocía, pero se veía tan inconforme con este que no pude evitar soltar una risilla, ya que me recordaba a mi. Tener que seguir las ordenes de gente que solamente se jacta de sus posiciones jerárquicas dentro de la organización para abusar de su poder y mandar a los demás como carne de cañón mientras ellos esconden sus manos luego de tirar la primera piedra.
— Igual, no creo que su trabajo sea más monótono y aburrido que el mío, solamente para justificar un mísero sueldo que apenas y me alcanza para darme el gusto de comer entre rondas —le decía sonriendo de medio labio—. Cazar piratas, hacer rondas de vigilia en una isla en la que no sopla ni el viento y hacer de carne de cañón cual escudo para nuestros superiores... ¿Divertido, eh? ¿A que sí? —agregué para luego darle un sorbo a mi jarra de cerveza bien fría, la cual sudaba por la diferencia de temperaturas; el caso es que yo no me quejaba tanto, no hacía mi incomodidad con el sistema tan evidente, al contrario... prefería esconderlo de todos aquellos que me rodearan, ya que solamente era una manera de demostrar una posible debilidad, una flaqueza que otros pueden terminar explotando para su propio provecho. ¿Sería que ella no se daba cuenta de eso? O tal vez estaba tan agotada de todo, que no le importaba ya. Fuera el caso, prefería ignorar las posibilidades y distenderme a charlar con la fémina, que pintaba de lo más interesante con sus inoportunos comentarios. — Tarde o temprano todo pasa, y aquellos a los que alguna vez mirábamos desde abajo terminarán lustrando nuestros zapatos, recuerde mis palabras señorita... porque tal vez sean las últimas que escuche salir de estos labios. —decía bastante tajante. Estaba exagerando un poco, pero la realidad era que la vida de un Marine era igual o más arriesgada que ser un pirata. No somos nada, más que armas para lo que muchos excusan como "un bien mayor"... ¿Hasta dónde llegaba eso, y dónde se trazaba la línea que separaba la justicia con el despotismo?
— No sé quién eres, sería imprudente de mi parte decirte mi nombre... Señorita a la cual no conozco en absoluto —dije en un tono tal vez algo tajante, más de lo necesario—. Pase lo que pase todo es pasajero, señorita... Incluso la vida o nuestros puestos en la sociedad. —agregaba a la charla que se había formado tan repentinamente. No es que estuviese acostumbrado a socializar con gente desconocida, pero la mujer tampoco tenía pintas de ser alguien que tuviera segundas intenciones hostiles ni mucho menos mentirosas. Eso sí, se veía frustrada, agotada de la monotonía de su trabajo el cual en esos momentos desconocía, pero se veía tan inconforme con este que no pude evitar soltar una risilla, ya que me recordaba a mi. Tener que seguir las ordenes de gente que solamente se jacta de sus posiciones jerárquicas dentro de la organización para abusar de su poder y mandar a los demás como carne de cañón mientras ellos esconden sus manos luego de tirar la primera piedra.
— Igual, no creo que su trabajo sea más monótono y aburrido que el mío, solamente para justificar un mísero sueldo que apenas y me alcanza para darme el gusto de comer entre rondas —le decía sonriendo de medio labio—. Cazar piratas, hacer rondas de vigilia en una isla en la que no sopla ni el viento y hacer de carne de cañón cual escudo para nuestros superiores... ¿Divertido, eh? ¿A que sí? —agregué para luego darle un sorbo a mi jarra de cerveza bien fría, la cual sudaba por la diferencia de temperaturas; el caso es que yo no me quejaba tanto, no hacía mi incomodidad con el sistema tan evidente, al contrario... prefería esconderlo de todos aquellos que me rodearan, ya que solamente era una manera de demostrar una posible debilidad, una flaqueza que otros pueden terminar explotando para su propio provecho. ¿Sería que ella no se daba cuenta de eso? O tal vez estaba tan agotada de todo, que no le importaba ya. Fuera el caso, prefería ignorar las posibilidades y distenderme a charlar con la fémina, que pintaba de lo más interesante con sus inoportunos comentarios. — Tarde o temprano todo pasa, y aquellos a los que alguna vez mirábamos desde abajo terminarán lustrando nuestros zapatos, recuerde mis palabras señorita... porque tal vez sean las últimas que escuche salir de estos labios. —decía bastante tajante. Estaba exagerando un poco, pero la realidad era que la vida de un Marine era igual o más arriesgada que ser un pirata. No somos nada, más que armas para lo que muchos excusan como "un bien mayor"... ¿Hasta dónde llegaba eso, y dónde se trazaba la línea que separaba la justicia con el despotismo?
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Dic 08, 2015 8:24 pm
Rió. Sí, sin más dejó salir una suave recilla algo coqueta mientras se sacaba los lentes y los dejaba justo en la barra, viendo de reojo al contrario tras escuchar aquellas cortas y tajantes frases quepara ella fueron algo… Incómodas. - Quizá es demasiado atrevido de mi parte dirigirme a un hombre tan bien parecido que se crea superior a una mujer por que discúpleme que le diga esto pero es lo que me está dando a entender. - Murmuró bajo dando otro trago a su bebida acabándosela de golpe y con un suave movimiento pidió otro tanto más para seguir con la plática que ella misma había forzado. Agachó un poco su cabeza y llevó su mano derecha tras su nuca rascando un poco esta mientras dejaba salir un suave suspiro acompañado de una incómoda sonrisa. - Yo sé que todo es pasajero, pero no por ello uno tiene que dejar pasar así las oportunidades. Si me lo permite es demasiado… Extraño ¿Por qué estar a la defensiva? ¿A caso no le gustan los extraños?.. - Sonrió más un tanto landina y hasta cierto punto lasciva - ¿A caso no le van las mujeres? ¿Es gay? - Rió volviendo a cruzar sus brazos bajo su busto y girándose hacia él, cruzándose de piernas colocó la izquierda sobre la derecha y se inclinó un poco más hacia él. - Señor extraño, debería ser más relajado. - Insistió antes de recibir nuevamente su bebida.
Tomó aquel frío vaso para menearlo uun poco y que en el delgado vidrio se escuchasen los hielos chocar creando aquel típicco sonido exquicito propio de una buena bebida. Mordió su propio labio inferior en un aguante por la burla hacia sus comentarios y, con un sutil movimiento de su cuerpo terminó nuevamente sentada frente a la barra a un costado de él. - Es divertido.. - Muirmuró relamiéndose un poco los labios. - Sólo imagina… ¿Qué ser tiene el poder para imponer la ley y salir bien librado? Es… Un poder que si bien lo sabes utilizar te permite ser intocable… Y como tú lo dices, tarde o temprano los de abajo terminarán arriba... ¿Imaginas mandar sobre aquellos que te hicieron fastidiar? Va para ambos, por que según lo que me cuentas es fácil delatarte. - Susurró tan bajo que de no ser por que ladeaba un poco su cabeza para dirigirse a él podría escucharla. Con gran singularidad se puso de pie arqueando su cuerpo hacia atrás estirándose, y algo descarada dio un par de pasos acercándose a la espalda del contrario rodeándolo lentamente con sus brazos para que sus manos terminaran en el dorzo del ajeno y pegando su pecho a la espalda ajena sus labios terminaron en el oido de él. - Seguro eres un dulce marinero, de esos que andan por la vida tras unos mal vivientes a expensas de lo que indique el gobierno… - Susurró en un dulce tono de voz que incluzo empalagaba. - Parece que no soy la única que tiene dolores de cabeza por su trabajo ¿Sabes qué es lo divertido? Que jamás volveré a verte y eso pequeño soldadito hace más interesante el encuentro. - Estaba que por dentro se mofaba, estaba tan aburrida que valerse del momento era más que glorioso. Quizá se iba a ganar un regaño por parte de él o se formaba una mala imagen… ¿Qué importaba? Bien lo decía, era posible que jamás volviera a verle y eso volvía más divertida la situación, mientras la tachara de loca podría hacer lo que le placiera.
Tomó aquel frío vaso para menearlo uun poco y que en el delgado vidrio se escuchasen los hielos chocar creando aquel típicco sonido exquicito propio de una buena bebida. Mordió su propio labio inferior en un aguante por la burla hacia sus comentarios y, con un sutil movimiento de su cuerpo terminó nuevamente sentada frente a la barra a un costado de él. - Es divertido.. - Muirmuró relamiéndose un poco los labios. - Sólo imagina… ¿Qué ser tiene el poder para imponer la ley y salir bien librado? Es… Un poder que si bien lo sabes utilizar te permite ser intocable… Y como tú lo dices, tarde o temprano los de abajo terminarán arriba... ¿Imaginas mandar sobre aquellos que te hicieron fastidiar? Va para ambos, por que según lo que me cuentas es fácil delatarte. - Susurró tan bajo que de no ser por que ladeaba un poco su cabeza para dirigirse a él podría escucharla. Con gran singularidad se puso de pie arqueando su cuerpo hacia atrás estirándose, y algo descarada dio un par de pasos acercándose a la espalda del contrario rodeándolo lentamente con sus brazos para que sus manos terminaran en el dorzo del ajeno y pegando su pecho a la espalda ajena sus labios terminaron en el oido de él. - Seguro eres un dulce marinero, de esos que andan por la vida tras unos mal vivientes a expensas de lo que indique el gobierno… - Susurró en un dulce tono de voz que incluzo empalagaba. - Parece que no soy la única que tiene dolores de cabeza por su trabajo ¿Sabes qué es lo divertido? Que jamás volveré a verte y eso pequeño soldadito hace más interesante el encuentro. - Estaba que por dentro se mofaba, estaba tan aburrida que valerse del momento era más que glorioso. Quizá se iba a ganar un regaño por parte de él o se formaba una mala imagen… ¿Qué importaba? Bien lo decía, era posible que jamás volviera a verle y eso volvía más divertida la situación, mientras la tachara de loca podría hacer lo que le placiera.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Mar Dic 08, 2015 9:23 pm
— ¿Gay? ... He de suponer que doy esa sensación por el mero hecho de que no esté como un puerco sediento de carne viéndole los senos, señorita... Pero pediría que no me falte el respeto de dicha manera, no por homofóbico, sino por juzgarme a decir algo que no soy. —decía sonriendo de medio labio. No me lo tomaba realmente como una ofensa, pero si estábamos allí para perder el tiempo y hablar de la vida misma, mejor sería divertirme un poco aunque fuera. Parecía ser una mujer curiosa, de lo más interesante que con toques de picardía y altanería hacía que esa noche en el bar fuese un poco más soportable. — No piense que me siento superior a usted por no decirle mi nombre, pero tampoco me ha dicho el suyo en este pequeño rato que llevamos compartiendo aire. —agregaba, dedicándole una mirada de reojo antes de notar cómo se levantaba. Llevadera era decir poco sobre la situación actual, ya que entre trago y trago de mi jarra de cerveza, pude sentir cómo la respiración ajena me acariciaba la oreja derecha, haciéndome estremecer por la sensibilidad de esa zona en mi cuerpo. Me encogí con cierto disimulo de hombros cuando ella terminó de hablar, ignorando el hecho de que sus blandos pero turgentes senos se estuviesen aplastando contra mi espalda. ¿Qué hombre no se sentiría atraído ante aquel pedazo de mujer? Y sin embargo, yo no mostraba reacción alguna más allá de voltear levemente la cabeza para mirarle de reojo lo mejor que pude, sin desacomodar la postura en la que nos encontrábamos.
— En cualquier otra situación juraría que me está intentando seducir, pero ahora no lo veo más que como un juego... un pasatiempo para usted mientras encuentra alguna excusa para seguir con sus tareas, de las cuales se queja ser monótonas. —le decía siempre con una leve sonrisa de medio labio, casi que encantadora se podría decir que dejaba dilucidar entre medio de aquellas miradas, una extraña sensación de comodidad. Por más que la fémina fuese una completa desconocida la cual inclusive su personalidad parecía exagerada con la única razón de justificar un entretenimiento por lo menos bizarro, pero que pintaba erótico para los que estaban allí en aquella taberna. Varios balbuceaban maldiciones a mi persona, por ser "afortunado" de tener tales melones incrustados en mi espalda, mientras que las mujeres miraban asqueadas a la mujer, la cual a ojos de felino hambriento, creían estar viendo una escena casi que pornográfica donde un soldado de la Marina estaba siendo contaminado, pervertido por las acciones de la muchacha.
— No me malinterprete, prefiero encontrarme en esta situación que estar haciendo rondas cuando me toque, pero debe saber también que ... ¿no le parece extraño el frotarle los senos a un hombre a sus espaldas? Y susurrarle al oído mientras los demás hombres miran envidiosos... A no ser, que lo que busque ahora es un caos, en donde batalla campal de tamañas magnitudes se desate dentro del predio en el que estamos... —mi voz se tornó grave, casi que rasposa al estar susurrándole aquellas palabras tan cerca de sus labios, deseando que solo ella llegase a escuchar lo que le decía. Solté la jarra de cerveza, posando mis manos sobre las suyas, las cuales apreté con delicada firmeza. — Me pregunto si sus manos estarán cómodas en donde se encuentran y las sacará pronto, o seguirán recorriendo el cuerpo de alguien que bien podría llevarle presa por "acoso" a un miembro de la Marina. —musité no queriendo parecer tajante ni hostil, sino más bien era una indiferente manera de seguirle el juego, que entre falsas amenazas y juegos baratos de seducción la verdad que me estaba divirtiendo bastante.
— En cualquier otra situación juraría que me está intentando seducir, pero ahora no lo veo más que como un juego... un pasatiempo para usted mientras encuentra alguna excusa para seguir con sus tareas, de las cuales se queja ser monótonas. —le decía siempre con una leve sonrisa de medio labio, casi que encantadora se podría decir que dejaba dilucidar entre medio de aquellas miradas, una extraña sensación de comodidad. Por más que la fémina fuese una completa desconocida la cual inclusive su personalidad parecía exagerada con la única razón de justificar un entretenimiento por lo menos bizarro, pero que pintaba erótico para los que estaban allí en aquella taberna. Varios balbuceaban maldiciones a mi persona, por ser "afortunado" de tener tales melones incrustados en mi espalda, mientras que las mujeres miraban asqueadas a la mujer, la cual a ojos de felino hambriento, creían estar viendo una escena casi que pornográfica donde un soldado de la Marina estaba siendo contaminado, pervertido por las acciones de la muchacha.
— No me malinterprete, prefiero encontrarme en esta situación que estar haciendo rondas cuando me toque, pero debe saber también que ... ¿no le parece extraño el frotarle los senos a un hombre a sus espaldas? Y susurrarle al oído mientras los demás hombres miran envidiosos... A no ser, que lo que busque ahora es un caos, en donde batalla campal de tamañas magnitudes se desate dentro del predio en el que estamos... —mi voz se tornó grave, casi que rasposa al estar susurrándole aquellas palabras tan cerca de sus labios, deseando que solo ella llegase a escuchar lo que le decía. Solté la jarra de cerveza, posando mis manos sobre las suyas, las cuales apreté con delicada firmeza. — Me pregunto si sus manos estarán cómodas en donde se encuentran y las sacará pronto, o seguirán recorriendo el cuerpo de alguien que bien podría llevarle presa por "acoso" a un miembro de la Marina. —musité no queriendo parecer tajante ni hostil, sino más bien era una indiferente manera de seguirle el juego, que entre falsas amenazas y juegos baratos de seducción la verdad que me estaba divirtiendo bastante.
Alexander Bjarnesen
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Creado por Aeryn S. Skywrath Miér Dic 09, 2015 1:15 am
Esto parecía más ya un tira y afloja, un juego de coqueteo entre ambos que ella había comenzado sin querer, cosa que le crispó un poco la espalda e incluso una sonrisa nerviosa se dibujó en sus finos labios. Se le notaba al joven en su hablar que no le había molestado aquella manera de llamarlo mas todo lo contrario, que le siguiera el juego se podía volver algo… Incómodo… No estaba acostumbrada a ello y simplemente le tomaba por sorpresa. Hizo un suave movimiento con su rostro logrando un sutil roce a la mejilla de él y con una suave risilla negó. - Extraño… Es mejor que no conozcas el nombre quien podría acribillarte a tiros. - comprendía e incluso gozaba que aquello se hubiese vuelto un espectáculo para los presentes, con una sonrisa más a media luna observó de reojo a los presentes a la par de escuchar las palabras ajenas, girando lentamente su rostro para quedar de frente a él y con una suave inclinación a su rostro cualquier tórtolo enamorado juraría aquello terminaría en la unión de aquellos pares de labios logrando un beso. - El soldadito de plomo comprende la situación, es como cuando un felino acorrala a un roedor ¿Comprendes?.. Y sí, me descubriste… Tengo la mala… Costumbre de estar investigando todo aquel que se me pone enfrente. Deberías ser investigador o adivino, me atrapaste. - Mascullaba en un meloso susurro algo sugerente, cosa que era nata en la agente.
Cerró un instante sus párpados sonriendo con una pizca de ternura y bajando un poco su cabeza a manera de respeto al contrario amenazando con pegar su frente a la de él. Aquella voz tan profunda la hizo ponerse por un instante nerviosa pero era normal, le gustaban los masculinos y lo que más le atraía de estos era la voz y por mucho sus manos.. ¿Fetiches?.. Quizá. Logró sentir el aliento ajeno y entreabrió un poco su mirada, posando sus orbes en la mirada ajena aunque curioso era ver su parche. Sintió el tacto ajeno y en un suave movimiento de sus dedos abrió un poco estos para que los de él se entrelazaran y en un tenue hilo de voz replicó al contrario. - ¿Acoso?.. Disculpe pero yo podría acusarlo de que armó un alboroto en un bar por seducir de manera indecente a una agente del CP… ¿Sabe?.. Creo que me creerían más a mi, tengo madera de inocente… Lentamente deshizo aquel abrazo recorriendo con sus manos el abdomen ajeno y el costado de su cuerpo, alejándose un par de pasos para volver a sentarse a su lado y cruzar sus piernas la izquierda sobre la derecha. Tomó sus gafas poniéndoselas y acomodándolas y volvió a tomar su vaso para dar un suave trago. - Lindo parche… ¿Qué te pasó? - Cuestionó en un tono más tranquilo mientras le observaba de soslayo, le sonrió con tranquilidad, aquello se había vuelto una plática amena, el tira y afloja del comienzo fue rápidamente aludida por Aeryn, no quería perder, sabía que lo haría. - Perdóname que te hable de “tú” pero acabamos de tener un encuentro tan íntimo que lo vale. - Claro, diciendo aquello en tono algo burlón le sonrió un tanto más ruborizándose en el acto. - Cuéntame soldadito de plomo… ¿Hay algo que quieras contarle a una mujer algo ebria y con necesidad de entretenerse? - Cuestionó en un tenue susurro dando nuevamente un gran trago a su bebida, si seguía tomando así perdería rápido la noción y no es como que le afectara mucho el alcohol, pero no quería comenzar a ponerse melancólica.
Cerró un instante sus párpados sonriendo con una pizca de ternura y bajando un poco su cabeza a manera de respeto al contrario amenazando con pegar su frente a la de él. Aquella voz tan profunda la hizo ponerse por un instante nerviosa pero era normal, le gustaban los masculinos y lo que más le atraía de estos era la voz y por mucho sus manos.. ¿Fetiches?.. Quizá. Logró sentir el aliento ajeno y entreabrió un poco su mirada, posando sus orbes en la mirada ajena aunque curioso era ver su parche. Sintió el tacto ajeno y en un suave movimiento de sus dedos abrió un poco estos para que los de él se entrelazaran y en un tenue hilo de voz replicó al contrario. - ¿Acoso?.. Disculpe pero yo podría acusarlo de que armó un alboroto en un bar por seducir de manera indecente a una agente del CP… ¿Sabe?.. Creo que me creerían más a mi, tengo madera de inocente… Lentamente deshizo aquel abrazo recorriendo con sus manos el abdomen ajeno y el costado de su cuerpo, alejándose un par de pasos para volver a sentarse a su lado y cruzar sus piernas la izquierda sobre la derecha. Tomó sus gafas poniéndoselas y acomodándolas y volvió a tomar su vaso para dar un suave trago. - Lindo parche… ¿Qué te pasó? - Cuestionó en un tono más tranquilo mientras le observaba de soslayo, le sonrió con tranquilidad, aquello se había vuelto una plática amena, el tira y afloja del comienzo fue rápidamente aludida por Aeryn, no quería perder, sabía que lo haría. - Perdóname que te hable de “tú” pero acabamos de tener un encuentro tan íntimo que lo vale. - Claro, diciendo aquello en tono algo burlón le sonrió un tanto más ruborizándose en el acto. - Cuéntame soldadito de plomo… ¿Hay algo que quieras contarle a una mujer algo ebria y con necesidad de entretenerse? - Cuestionó en un tenue susurro dando nuevamente un gran trago a su bebida, si seguía tomando así perdería rápido la noción y no es como que le afectara mucho el alcohol, pero no quería comenzar a ponerse melancólica.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Miér Dic 09, 2015 12:20 pm
Sus palabras solo me hicieron reír, ya que parecía ser una lucha sin fin de a ver quién terminaba rindiéndose ante las burlas del ajeno. Una leve sonrisa risueña se dibujó en mi rostro, demostrando que no me preocupaba en absoluto que me acusara de tales aberraciones, a fin de cuentas sabía que tarde o temprano terminaría en el olvido todo ese asunto con tal vez algún pequeño descuento de sueldo por mi parte pero nada más demasiado importante de lo que me tuviera que preocupar. A fin de cuentas, suelo ser bastante convincente a la hora de excusarme por algún error que haya tenido a la hora de estar trabajando, y como todavía no estaba en mis rondas... mejor aún. — Tengo la leve sospecha que si dices eso, te creerán más a ti que a mi por el mero hecho de que lograrías conquistarles al instante con esa bella mirada que me muestras a mi. Si bien yo no caigo fácilmente ante tus encantos, es difícil creer que ellos no lo harán. — decía sintiendo aquellos finos y níveos dedos entrelazarse con los míos en lo que podría tomarse como una tenue caricia proporcionada por la fémina de cabellos azabaches. Pasó luego por mi abdomen antes de separarse por completo de mi y sentarse de nuevo en su banca, a mi lado. Volteé la cabeza para fijar mi mirada en sus orbes, escuchando su pregunta referida al parche que portaba en mi ojo.
— Fue... un accidente, dejémoslo por eso. —susurré levantando el parche apenas un poco para dejar entrever aquella gran cicatriz que cruzaba mi ojo derecho en vertical, e inclusive aquel párpado cicatrizado que tapaba toda la cuenca ocular para que no fuese incómodo de ver, algo que había pedido a quienes me curaron en la Marina para que no fuese tan desagradable el pasar por la vergüenza de perder el parche en alguna extraña ocasión. — Lo suficientemente jodido como para dejarme ciego de ese ojo —agregué, bajando el parche y emitiendo un largo suspiro—. Pero bueno, no es como si me molestara demasiado, me quita un poco de reflejos... debo admitirlo, pero no por ello soy menos útil que la mayoría de Marines repartidos ahora mismo en la isla. —culminaba mirando de reojo al tabernero. Le señalé la jarra, asintiendo levemente con la cabeza para que la rellenara cuando indicó el barril de cerveza bien frío. Por lo menos sabía comunicarme con gestos lo suficientemente bien a la hora de resumir palabras innecesarias. — De todos modos, ¿a que me veo bien con este parche? —le dije a modo de broma, soltando una carcajada la cual llamó un poco la atención de los que estaban dentro de la taberna, pero no lo suficiente como para incomodar.
Antes de que tuviera oportunidad de seguirle hablando, el aroma rancio de alcohol junto con vómito empercudiendo la ropa se aproximó al par. Tambaleando un hombre de mediana edad se acercaba cada vez más a la mujer, aprovechando lo distraída que estaba bebiendo su trago y hablando conmigo... Se relamió pervertidamente, y antes de que tuviera la oportunidad de siquiera reaccionar, los dedos de sus manos ya se habían hundido en las carnes turgentes y voluptuosas de la retaguardia ajena. Le manoseó el trasero de tal manera que hasta se me hacía vergonzoso verlo, un poco más y rozaba lo pornográfico de lo alzado que estaba el sujeto. — Tsé ~ Parece ser que llamaste mucho la atención de los alzados. —murmuré dirigiendo mis palabras a la fémina. El individuo ebrio hasta la coronilla en vez de parar, me miró de soslayo con una expresión asquerosa, una sonrisa ladina a la par de pícara que parecía indicarme sin palabras "¿Qué, estás celoso?"; — ¿Crees que es buena idea abusar el espacio personal de una mujer la cual no conoces? —cuestioné, pero pareció ignorar mis disimuladas advertencias. Suspiré renegando levemente con la cabeza, decidiendo ignorar aquella escena y dejar que ella se encargara del resto. — Todo tuyo... —culminé la sentencia del hombre, haciendo vista gorda a lo que le fuese a hacer la mujer.
— Fue... un accidente, dejémoslo por eso. —susurré levantando el parche apenas un poco para dejar entrever aquella gran cicatriz que cruzaba mi ojo derecho en vertical, e inclusive aquel párpado cicatrizado que tapaba toda la cuenca ocular para que no fuese incómodo de ver, algo que había pedido a quienes me curaron en la Marina para que no fuese tan desagradable el pasar por la vergüenza de perder el parche en alguna extraña ocasión. — Lo suficientemente jodido como para dejarme ciego de ese ojo —agregué, bajando el parche y emitiendo un largo suspiro—. Pero bueno, no es como si me molestara demasiado, me quita un poco de reflejos... debo admitirlo, pero no por ello soy menos útil que la mayoría de Marines repartidos ahora mismo en la isla. —culminaba mirando de reojo al tabernero. Le señalé la jarra, asintiendo levemente con la cabeza para que la rellenara cuando indicó el barril de cerveza bien frío. Por lo menos sabía comunicarme con gestos lo suficientemente bien a la hora de resumir palabras innecesarias. — De todos modos, ¿a que me veo bien con este parche? —le dije a modo de broma, soltando una carcajada la cual llamó un poco la atención de los que estaban dentro de la taberna, pero no lo suficiente como para incomodar.
Antes de que tuviera oportunidad de seguirle hablando, el aroma rancio de alcohol junto con vómito empercudiendo la ropa se aproximó al par. Tambaleando un hombre de mediana edad se acercaba cada vez más a la mujer, aprovechando lo distraída que estaba bebiendo su trago y hablando conmigo... Se relamió pervertidamente, y antes de que tuviera la oportunidad de siquiera reaccionar, los dedos de sus manos ya se habían hundido en las carnes turgentes y voluptuosas de la retaguardia ajena. Le manoseó el trasero de tal manera que hasta se me hacía vergonzoso verlo, un poco más y rozaba lo pornográfico de lo alzado que estaba el sujeto. — Tsé ~ Parece ser que llamaste mucho la atención de los alzados. —murmuré dirigiendo mis palabras a la fémina. El individuo ebrio hasta la coronilla en vez de parar, me miró de soslayo con una expresión asquerosa, una sonrisa ladina a la par de pícara que parecía indicarme sin palabras "¿Qué, estás celoso?"; — ¿Crees que es buena idea abusar el espacio personal de una mujer la cual no conoces? —cuestioné, pero pareció ignorar mis disimuladas advertencias. Suspiré renegando levemente con la cabeza, decidiendo ignorar aquella escena y dejar que ella se encargara del resto. — Todo tuyo... —culminé la sentencia del hombre, haciendo vista gorda a lo que le fuese a hacer la mujer.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Miér Dic 09, 2015 8:39 pm
-¿Un accidente?..- Cuestionó en un tenue susurro mientras su mirada se entrecerraba un poco, cierta curiosidad se le notó en el rostro pero no quería que aquello se mal entendiera como mero morbo mas no quiso preguntar más de lo debido. Agachó un poco la cabeza abrazándose a sí misma mientras las palabras de él llegaran a sus oídos, comprendiendo cada una de estas y asintiendo con singular particularidad. - Comprendo… Pues… Quien te ayudó con ese “accidente” hizo buen trabajo, debe ser un médico muy bueno… - No encontraba la manera de decir las cosas e incluso dudaba de qué decirle, era algo torpe y más temiendo que alguna de sus simples palabras fuese a ser mal interpretada, pero la pequeña broma que él hizo la destensó un poco, sonriéndole con cierta gracia y pena asintió entrecerrando un poco su mirada. - Te queda bien, bastante bien diría yo. ¿Sabes? Creo que es un punto muy a favor de tu atractivo. - Susurró bajo dando aquello como un cumplido y es que se le hacía incómodo pero todos en ese tipo de trabajos bajo cualquier tipo de amenaza estaban expuestos a recibir algún tipo de daño semejante, le había tocado ya ver como desde pequeñas heridas hasta amputaciones totales y agradecía que aquello solo fuese la pérdida mas no la muerte. - Y sí, supongo que es algo complicado pues te da más puntos ciegos al momento de pelear. - Agregó antes de asentir y encorvar un poco su cuerpo estirando su espalda.
Un desagradable aroma había llegado a la de cabellos negros, ladeando un poco su rostro buscó entre el humo del cigarro y el vapor del calor en el lugar quien era portador de tan pútrido aroma. Arrugó un poco la nariz y volvió su vista al “extraño” y antes de que siquiera pudiese decirle algo sintió cómo su cuerpo había sido tocado sin permiso arqueando su cuerpo de golpe. Frunció el ceño, molesta dobló su brazo y alejó un poco este de su cuerpo para levantar su codo, con un rápido giro de su cuerpo golpeó al sinvergüenza que había osado ponerle una mano encima. Gracias a ese movimiento su abrigo se hondeó y gracias a ello la tela se levantó dejando ver una de sus pistolas que portaba en su cintura. - Estúpido. - Chasqueó la lengua poniéndose de pie y dejando el dinero en la barra, era más de lo que debía pagar pero aquello le había crispado tanto que su carácter no la permitía reaccionar de manera tranquila, menos por que el tarado que estaba junto a ella no la había defendido… Pero.. A fin de cuentas era un extraño ¿No? Él no tenía razón ni deber de cuidar de una mujer medio ebria. Extendió su mano buscando darle una certera bofetada al hombre del parche y acusándole con la mirada le dio la espalda - Qué bueno que fuese un buen espectáculo para ti, “soldadito” eres igual de imbécil que tus compañeros. -Refiriéndose a estos “compañeros” como cualquier hombre y tras arquear su ceja se le notó la incomodidad en la mirada. Se dispuso a salir del lugar, estaba molesta, de verdad comenzaba a disfrutar de la estancia con aquel hombre pero no iba a permitir que un cualquiera llegase y la tocara sin más. Ahora no le quedaba más que buscar otro bar o simplemente tratar de ir al lugar donde tenían su cuartel.
Un desagradable aroma había llegado a la de cabellos negros, ladeando un poco su rostro buscó entre el humo del cigarro y el vapor del calor en el lugar quien era portador de tan pútrido aroma. Arrugó un poco la nariz y volvió su vista al “extraño” y antes de que siquiera pudiese decirle algo sintió cómo su cuerpo había sido tocado sin permiso arqueando su cuerpo de golpe. Frunció el ceño, molesta dobló su brazo y alejó un poco este de su cuerpo para levantar su codo, con un rápido giro de su cuerpo golpeó al sinvergüenza que había osado ponerle una mano encima. Gracias a ese movimiento su abrigo se hondeó y gracias a ello la tela se levantó dejando ver una de sus pistolas que portaba en su cintura. - Estúpido. - Chasqueó la lengua poniéndose de pie y dejando el dinero en la barra, era más de lo que debía pagar pero aquello le había crispado tanto que su carácter no la permitía reaccionar de manera tranquila, menos por que el tarado que estaba junto a ella no la había defendido… Pero.. A fin de cuentas era un extraño ¿No? Él no tenía razón ni deber de cuidar de una mujer medio ebria. Extendió su mano buscando darle una certera bofetada al hombre del parche y acusándole con la mirada le dio la espalda - Qué bueno que fuese un buen espectáculo para ti, “soldadito” eres igual de imbécil que tus compañeros. -Refiriéndose a estos “compañeros” como cualquier hombre y tras arquear su ceja se le notó la incomodidad en la mirada. Se dispuso a salir del lugar, estaba molesta, de verdad comenzaba a disfrutar de la estancia con aquel hombre pero no iba a permitir que un cualquiera llegase y la tocara sin más. Ahora no le quedaba más que buscar otro bar o simplemente tratar de ir al lugar donde tenían su cuartel.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Jue Dic 10, 2015 3:56 pm
Todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo ni de reaccionar cuando aquella potente bofetada me movió la cara de un hombro a otro. Arrugué el ceño un tanto ofendido por aquel trato tan innecesario, aunque simplemente decidí ignorar el hecho y seguir bebiendo la segunda jarra de cerveza que el tabernero me había traído. El sujeto al cual habían golpeado por pervertido yacía inconsciente tirado en el suelo, parte por el impacto propinado por la mujer y por otro lado se lo debía a la curda que llevaba encima de quién sabe cuántas jarras de licores y cerveza que llevaba encima; suspiré pesadamente, si bien se había vuelto interesante aquella reunión con la desconocida, ya había terminado y no haría nada para evitarlo. ¿Por qué? No era un perro faldero para andar persiguiendo a una mujer, mucho menos una que se había quejado inicialmente de que le daba la impresión de que yo me sentía superior a ella, y ahora por haber dejado que se defendiera sola, por verla capaz de hacerlo me insultaba y golpeaba.
¿Quién las entiende? Seguramente es una de estas que dicen "defender los derechos de la mujer" y solo terminan siendo peor que los machistas; el dinero que dejó sobre la mesada de la barra fue suficiente como para pagarle una ronda a todos los que estaban dentro del local, cantidad desorbitante que el tabernero se negaba a aceptar porque tampoco quería que le cayera todo el peso de la ley encima, peor aún cuando le miré con intenciones de juzgar sus acciones. Tomó solo el dinero que ella le debía, y el resto en vuelto lo dejó sobre la mesa. ¿Qué debía hacer con este? Muchos ojos libidinosos ya se relamían por que yo lo dejara allí por mero resentimiento a la bofetada que me habían propinado... pero en cambio de eso, actué como todo buen Marine debería hacer, tomé el dinero y lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta, dejando lo que yo debía pagando con mis Berries y salir del local cuanto antes.
Miré hacia ambos lados pero la fragancia embriagante de perfume femenino mezclado con el alcohol que había consumido me llevaron casi al instante a dónde estaba ella. Sonreí de medio labio, tal vez con alivio por el hecho de que no se había ido demasiado lejos, ¿se lo debía agradecer al alcohol que corría por sus venas? Independiente de la situación, apresuré mi paso para alcanzarla cuanto antes, y allí llamar su atención. — ¿Pensabas irte sin todo tu dinero? Digo, diste tanto que seguro podrías haberle pagado una ronda a todos los presentes, incluso al tabernero. —decía en un tono casi que burlón y despreocupado, aunque en realidad aún seguía bastante mosqueado por la bofetada que me había dado la fémina. Aunque el dolor no fuese grande y el ardor inicial se hubiera disipado hacía rato ya, no quitaba que fue totalmente innecesario. — ¿No lo quieres? En una de esas prefieres decir que soy un idiota que no se preocupa por los demás ... que soy igual a todos aquellos inclusive el que te manoseó la retaguardia, ¿pero estoy aquí con el dinero que tendrías que haber administrado mejor, no? —soltaba con cierta hostilidad, como si estuviera reclamando disimuladamente una disculpa.
— Sin embargo prefieres decir que me siento superior a ti, pero bien que cuando dejo que te defiendas tú misma ahí tienes derecho a juzgarme de nuevo, ¿qué eres, bipolar o algo así, o solamente muy tocahuevos? —solté de golpe, sin pelos en la lengua ni censuras innecesarias, ella no las había tenido conmigo así que el mismo trato obtendría de mi parte.
¿Quién las entiende? Seguramente es una de estas que dicen "defender los derechos de la mujer" y solo terminan siendo peor que los machistas; el dinero que dejó sobre la mesada de la barra fue suficiente como para pagarle una ronda a todos los que estaban dentro del local, cantidad desorbitante que el tabernero se negaba a aceptar porque tampoco quería que le cayera todo el peso de la ley encima, peor aún cuando le miré con intenciones de juzgar sus acciones. Tomó solo el dinero que ella le debía, y el resto en vuelto lo dejó sobre la mesa. ¿Qué debía hacer con este? Muchos ojos libidinosos ya se relamían por que yo lo dejara allí por mero resentimiento a la bofetada que me habían propinado... pero en cambio de eso, actué como todo buen Marine debería hacer, tomé el dinero y lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta, dejando lo que yo debía pagando con mis Berries y salir del local cuanto antes.
Miré hacia ambos lados pero la fragancia embriagante de perfume femenino mezclado con el alcohol que había consumido me llevaron casi al instante a dónde estaba ella. Sonreí de medio labio, tal vez con alivio por el hecho de que no se había ido demasiado lejos, ¿se lo debía agradecer al alcohol que corría por sus venas? Independiente de la situación, apresuré mi paso para alcanzarla cuanto antes, y allí llamar su atención. — ¿Pensabas irte sin todo tu dinero? Digo, diste tanto que seguro podrías haberle pagado una ronda a todos los presentes, incluso al tabernero. —decía en un tono casi que burlón y despreocupado, aunque en realidad aún seguía bastante mosqueado por la bofetada que me había dado la fémina. Aunque el dolor no fuese grande y el ardor inicial se hubiera disipado hacía rato ya, no quitaba que fue totalmente innecesario. — ¿No lo quieres? En una de esas prefieres decir que soy un idiota que no se preocupa por los demás ... que soy igual a todos aquellos inclusive el que te manoseó la retaguardia, ¿pero estoy aquí con el dinero que tendrías que haber administrado mejor, no? —soltaba con cierta hostilidad, como si estuviera reclamando disimuladamente una disculpa.
— Sin embargo prefieres decir que me siento superior a ti, pero bien que cuando dejo que te defiendas tú misma ahí tienes derecho a juzgarme de nuevo, ¿qué eres, bipolar o algo así, o solamente muy tocahuevos? —solté de golpe, sin pelos en la lengua ni censuras innecesarias, ella no las había tenido conmigo así que el mismo trato obtendría de mi parte.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Dic 13, 2015 6:09 pm
Siguió caminando tratando de alejarse del lugar lo más rápido posible. Estaba enfadada, harta, fastidiada y demás pero la voz masculina de quien había encontrado con anterioridad la hizo detener sus pasos girándose para verle. Su mirada se le notaba cansada y hasta cierto punto adormilada. Bajó su mirada observando el dinero y ladeó un poco su cabeza negando. - Lo dejé ahí por que quise. - Fue lo único que dijo volteando su cuerpo para quedar frente a frente con él. Se fastidió por sus palabras siendo un tenue suspiro el que la delatara. Dio un par de pasos acortando la distancia y extendió su mano tomando el dinero que él había cogido, arqueando su ceja al ver que aquel “reclamo” iba acompañado de lo que falsamente era una buena acción, mera excusa solo para molestarla.
-Sí, soy bipolar, estoy loca y sobre mucho estoy dispuesta a llenarte de plomo solo por que eres un imbécil. - Dijo sin más antes de guardar el dinero. Extendió su mano tocando la mejilla ajena donde había dado la bofetada y suspiró. - Disculpa. - Agregó antes de desviar la mirada. - Pero si me jodió que dejaras que me tocaran así, muy independiente de todo eres un marine, debiste haber de menos tratado de detener al contrario. - Murmuró aquello con dulces palabras acercando lentamente su rostro al ajeno. - Yo aún creo que existen los caballeros, pero… ¿Sabes?.. Es más que obvio tú no eres uno de ellos. - Agregó estando a centímetros de sus labios. - Y yo que creía que eras uno… No se te quita lo bien parecido…- Masculló antes de que sin más levantara su rodilla con toda la intención de golpearlo en la entrepierna. Molesta lo soltó de la mejilla retrocediendo un par de pasos viéndole de la manera más despreciativa posible, estaba tan cansada que nada de lo que dijera él le iba a quitar el mal trago que había causado aquel desagradable anciano. - Es una lástima, de verdad comenzaba a pasármela bien contigo. -
-Sí, soy bipolar, estoy loca y sobre mucho estoy dispuesta a llenarte de plomo solo por que eres un imbécil. - Dijo sin más antes de guardar el dinero. Extendió su mano tocando la mejilla ajena donde había dado la bofetada y suspiró. - Disculpa. - Agregó antes de desviar la mirada. - Pero si me jodió que dejaras que me tocaran así, muy independiente de todo eres un marine, debiste haber de menos tratado de detener al contrario. - Murmuró aquello con dulces palabras acercando lentamente su rostro al ajeno. - Yo aún creo que existen los caballeros, pero… ¿Sabes?.. Es más que obvio tú no eres uno de ellos. - Agregó estando a centímetros de sus labios. - Y yo que creía que eras uno… No se te quita lo bien parecido…- Masculló antes de que sin más levantara su rodilla con toda la intención de golpearlo en la entrepierna. Molesta lo soltó de la mejilla retrocediendo un par de pasos viéndole de la manera más despreciativa posible, estaba tan cansada que nada de lo que dijera él le iba a quitar el mal trago que había causado aquel desagradable anciano. - Es una lástima, de verdad comenzaba a pasármela bien contigo. -
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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