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Censo
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Creado por Liana Lun Oct 03, 2016 2:09 pm
Costa centaureana, playa de embarque del ejército revolucionario
Temprano en la mañana, 7 am. Aprox.
Temprano en la mañana, 7 am. Aprox.
Estaba tranquila nadando, llevaba conmigo los peces que conseguí gracias al plan de Raqin, fue muy buena idea de parte de ella aunque me excedí con mi ataque y altere el resultado que mi compañera esperaba jeje.
Saliendo a la superficie note que mi compañera no estaba, comencé a pensar que mi teoría de que me esperaba arriba nadando estaba errada, ¿será nado rápido hacia su amigo sin avisarme? Bueno la verdad es que no la culpo si lo hizo, ya que como lo describió el pobre estaba muriendo de hambre y creo que haría lo mismo por un nakama.
Nade hacia la costa con mi recompensa de aquel plan tan efectivo, apenas salí del agua mi cola perdió su forma para así aparecer mis piernas.
Mi estómago rugía demasiado, yo tenía un estado muy débil y… ¡no sabía cómo cocinar todo esto! Ahí estaba yo, caminando con la montaña de comida por la costa, un tanto débil mientras me tambaleaba y mi estómago rugía, pareciera que tenía una cara de zombie con la mirada perdida. Mi caminata seguía, yo no estaba consciente hacia dónde pero lo hacía, tenía esperanzas de conseguir algún restaurante para que alguien me cocine todo lo que pesque con mi compañera desaparecida para así al fin conseguir recuperar mis fuerzas, que de hecho pensándolo bien espero que mi amiga almenos haya resuelto.
Al darme cuenta estaba por la ciudadela, bueno no sé si era ciudad o pueblo la verdad, confundida, solo sabía que había civilización, eso era seguro, insisto con lo de que parecía un zombi la cual el único sonido que emitía lo hacía de mi estómago. Grite con una voz muy débil -¡TENGO HAMBRE!-.
Liana
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eddard Lun Oct 03, 2016 3:17 pm
Caminar era agradable, el cuerpo se movía y eso provocaba que la sangre en su interior fluyera con mucha más fuerza. El destino había querido que su bondadoso cuerpo no tuviera problema, nada con lo que lidiar con médicos y aquellas terribles inyecciones. – Soy un cuerpo diez, de eso no cabe la menor duda. –expresó el pirata mientras miraba al cielo-. Romper la cuarta pared era algo habitual en él, sabía que era, entendía que no podía morir sin que su atractivo narrador lo permitiera. Sus pasos se lanzaron al frente, estaba tranquilo, relajado y feliz con la vida que le había tocado, con los sueños que se habían creado en su madura mente. Había sobrepasado con creces el cuarto de siglo en edad haciendo que su mente no tuviera otro objetivo que emprender el rumbo necesario para cumplir sus metas personales.
El pirata prosiguió con el camino, no miraba a su alrededor, no le motivaba nada ni nadie en particular. No era para menos pues sentía como si el tiempo se hubiese detenido, como si la vida no tuviera razón de ser más que proseguir, más que él mismo y sus metas. El plateado joven tenía la mente despejada, no pensaba en nada en particular mas entendía que ir por medio de una ciudad era peligroso, aun cuando no tuviera precio por su cabeza, aun cuando no tuvieran razones para detenerle; era un pirata y estos eran detenidos por los marines.
El día acompañaba, calor insufrible aun cuando nuestro pirata no le desagradaba, le gustaba un buen día soleado al medio día cargado, metido en medio de una piscina con una buena copa de cualquier tipo de alcohol y relajado. Era simple, un hombre corriente y mundano. ¿Cuánto quedaba para el dios destino le pusiera a prueba, para que llegara un ente superior y le pusiera en su lugar? No mucho, mucho menos del que Alister esperaba, mucho menos del que cualquiera de los lectores esperara. La crueldad del destino hizo que en aquella ciudad dos cuerpos con la misma alga se encontraran, el cielo se oscurecería, el frío empezaría a brotar de cada esquina, el sol se ocultaría sabiendo que lo que llegaba le superaba en todos los sentidos.
La suerte o desgracia haría que el nuevo capitán llegara hasta una zona no muy alejada del puerto. Había escapado de la renta, de pagar lo que debía al casero. Su cabello rubio se mecía al viento, al soleado día que estaba a punto de emerger entre las nubes matinales. Sonriente como siempre, el pequeño pirata llegó hasta un rincón de la plaza, tomó asiento en un banco, debía pensar en dónde atracar. Sacar dinero para comprar un barco no era sencillo, debía montarse bien las ideas para no dejar un flaco vacío. Atacar en solitario no era buena idea ¿Dónde habría un ladrón como él? Fue entonces cuando el destino quiso que una bella dama llamara su atención. Un grito gutural atrajo su mirada al son que asentía con el rostro. No le importaba su físico, tampoco su cabello rosa, lo importante era entender que cuando alguien pide comida hay que servirla. - ¡Voy! –respondió mientras corría desesperado hacia aquella mujer-. Su deseo por cocinar había hecho que acudiera a cualquier llamada de auxilio cuando esto tenía que ver con comida. – Me llamo Eddard, soy cocinero. –expuso mientras mostraba una nívea sonrisa-. Vayamos a un restaurante y te cocino. –parecía que el pirata había olvidado sus ganas por robar-. ¿Acaso era eso cierto? Nunca se sabía en la mente de un intrépido cocinero.
El pirata prosiguió con el camino, no miraba a su alrededor, no le motivaba nada ni nadie en particular. No era para menos pues sentía como si el tiempo se hubiese detenido, como si la vida no tuviera razón de ser más que proseguir, más que él mismo y sus metas. El plateado joven tenía la mente despejada, no pensaba en nada en particular mas entendía que ir por medio de una ciudad era peligroso, aun cuando no tuviera precio por su cabeza, aun cuando no tuvieran razones para detenerle; era un pirata y estos eran detenidos por los marines.
El día acompañaba, calor insufrible aun cuando nuestro pirata no le desagradaba, le gustaba un buen día soleado al medio día cargado, metido en medio de una piscina con una buena copa de cualquier tipo de alcohol y relajado. Era simple, un hombre corriente y mundano. ¿Cuánto quedaba para el dios destino le pusiera a prueba, para que llegara un ente superior y le pusiera en su lugar? No mucho, mucho menos del que Alister esperaba, mucho menos del que cualquiera de los lectores esperara. La crueldad del destino hizo que en aquella ciudad dos cuerpos con la misma alga se encontraran, el cielo se oscurecería, el frío empezaría a brotar de cada esquina, el sol se ocultaría sabiendo que lo que llegaba le superaba en todos los sentidos.
La suerte o desgracia haría que el nuevo capitán llegara hasta una zona no muy alejada del puerto. Había escapado de la renta, de pagar lo que debía al casero. Su cabello rubio se mecía al viento, al soleado día que estaba a punto de emerger entre las nubes matinales. Sonriente como siempre, el pequeño pirata llegó hasta un rincón de la plaza, tomó asiento en un banco, debía pensar en dónde atracar. Sacar dinero para comprar un barco no era sencillo, debía montarse bien las ideas para no dejar un flaco vacío. Atacar en solitario no era buena idea ¿Dónde habría un ladrón como él? Fue entonces cuando el destino quiso que una bella dama llamara su atención. Un grito gutural atrajo su mirada al son que asentía con el rostro. No le importaba su físico, tampoco su cabello rosa, lo importante era entender que cuando alguien pide comida hay que servirla. - ¡Voy! –respondió mientras corría desesperado hacia aquella mujer-. Su deseo por cocinar había hecho que acudiera a cualquier llamada de auxilio cuando esto tenía que ver con comida. – Me llamo Eddard, soy cocinero. –expuso mientras mostraba una nívea sonrisa-. Vayamos a un restaurante y te cocino. –parecía que el pirata había olvidado sus ganas por robar-. ¿Acaso era eso cierto? Nunca se sabía en la mente de un intrépido cocinero.
Eddard
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Liana Lun Oct 03, 2016 3:55 pm
Ahí iba yo, caminando como zombie, sin rumbo alguno, bueno eso decía yo hasta que escucho el grito de alguien que al mismo tiempo se aproxima hacia mí, paro de caminar mientras levanto la cabeza lentamente con expresión hambrienta y exclamando un simple –¿Ahhh?-.
Cuando enfoco bien la vista y veo a este chico más o menos de mí altura, diciéndome que me podría cocinar con mucha seguridad, lo único que exclamo con firmeza, gritando y con una sonrisa de oreja a oreja -¡POR FAVOR! No tienes idea del hambre que teeeengooooo… me acerco a él y le digo con duda… ¿sabes cocinar esto?- le dije al chico mostrándole la montaña de varios peces que pesque en ese buque de la costa que estaba debajo del agua.
-Porque es lo único que tengo para ofrecer, espero de verdad puedas ya que te lo juro no he comido nada en mucho tiempo… me llamo liana (Exclame mientras bostezaba) ¿tu? ¿Sabes dónde podríamos ir a que me cocines?
Mientras hablaba con este chico no estaba segura si podría o no cocinarme, tal vez no sabría hacerlo, pero si me soy sincera en este momento me podría comer crudos todos los peces la verdad ¡JAJAJAJAJA! pero debo admitir que este chico tenía toda la pinta de que era muy seguro de sí mismo y no andaría con mentiras... ¿o acaso eran mis ganas de comer?
Bueno habrá que descubrirlo.
Cuando enfoco bien la vista y veo a este chico más o menos de mí altura, diciéndome que me podría cocinar con mucha seguridad, lo único que exclamo con firmeza, gritando y con una sonrisa de oreja a oreja -¡POR FAVOR! No tienes idea del hambre que teeeengooooo… me acerco a él y le digo con duda… ¿sabes cocinar esto?- le dije al chico mostrándole la montaña de varios peces que pesque en ese buque de la costa que estaba debajo del agua.
-Porque es lo único que tengo para ofrecer, espero de verdad puedas ya que te lo juro no he comido nada en mucho tiempo… me llamo liana (Exclame mientras bostezaba) ¿tu? ¿Sabes dónde podríamos ir a que me cocines?
Mientras hablaba con este chico no estaba segura si podría o no cocinarme, tal vez no sabría hacerlo, pero si me soy sincera en este momento me podría comer crudos todos los peces la verdad ¡JAJAJAJAJA! pero debo admitir que este chico tenía toda la pinta de que era muy seguro de sí mismo y no andaría con mentiras... ¿o acaso eran mis ganas de comer?
Bueno habrá que descubrirlo.
Liana
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eddard Mar Oct 04, 2016 1:57 pm
Destino, eso era lo que había sentido en el momento en que el grito de aquella muchacha llamó su atención. Buscaba un cocinero, un hombre que le pudiera ayuda ¿Por qué había tardado tanto? No tenía el menor de los sentidos mas para Eddie era la llamada más importante de todas. Cocinar para alguien hambriento te permitía mejorar, ser un cocinero experimentado e incluso saciarle se ponía como un reto personal. Poco se podía hacer, llegar hasta su posición, sonreír y esperar que le siguiera hasta el establecimiento más cercano.
Sus cabellos castaños se mecían con el viento, con el soplo de un nuevo día, uno donde el azar no parecía indicar nada extraño. Un hombre había conocido una mujer, un cocinero había conocido alguien que necesitaba ser alimentado. ¿Dónde estaba el problema? Sus palabras eran como filosas dagas en su pecho, no porque fuese una mujer en apuros, era un ser vivo con hambre; para él no había nada más doloroso. - ¡Para eso nací! Para cocinar en el mundo. –expresó mientras sujetaba el mango de sus katanas-. Sus ojos castaños se voltearon para ver como aquella joven mostraba algo aterrador. - ¿Peces? ¡No! ¡Jamás! No cocino pescado. –expresó, grito incluso mientras miraba aquella bolsa de aterradores seres del mar-. Pero… -detuvo su pesar-. Si es por el bien de un hambriento… -zanjó su palabra para volver a mirar aquella bolsa de pescado-. Me taparé la nariz… y cocinaré. –resignado parecía haber sido convencido de cocinar-.
Las presentaciones fueron expuestas mientras el joven partía hacia el norte de la isla. Tenía que encontrar un establecimiento donde poder ponerse manos a la obra, necesitaba fuego, agua, sal y condimentos básicos. Si quería pescado no podría hacerlo sin las herramientas necesarias. Además de todo aquel plan de ser buena persona, el castaño terminaría robando a los clientes del establecimiento al que llegaran. Un cocinero necesitaba utensilios, para obtenerlos hacía falta dinero. – Encantando. –acotó mientras sujetaba aquella bolsa colocándola sobre su hombro izquierdo-. Me llamo Eddard y hoy seré el Chef. –terminó mientras sus pasos partían en una dirección-. Un establecimiento bien cuidado, rodeado de numerosas sillas. Las personas de su interior vestían como pueblerinos, no era un restaurante adinerado, una simple cantina donde poder llevar a cabo su primer plan. Cocinar.
Sus cabellos castaños se mecían con el viento, con el soplo de un nuevo día, uno donde el azar no parecía indicar nada extraño. Un hombre había conocido una mujer, un cocinero había conocido alguien que necesitaba ser alimentado. ¿Dónde estaba el problema? Sus palabras eran como filosas dagas en su pecho, no porque fuese una mujer en apuros, era un ser vivo con hambre; para él no había nada más doloroso. - ¡Para eso nací! Para cocinar en el mundo. –expresó mientras sujetaba el mango de sus katanas-. Sus ojos castaños se voltearon para ver como aquella joven mostraba algo aterrador. - ¿Peces? ¡No! ¡Jamás! No cocino pescado. –expresó, grito incluso mientras miraba aquella bolsa de aterradores seres del mar-. Pero… -detuvo su pesar-. Si es por el bien de un hambriento… -zanjó su palabra para volver a mirar aquella bolsa de pescado-. Me taparé la nariz… y cocinaré. –resignado parecía haber sido convencido de cocinar-.
Las presentaciones fueron expuestas mientras el joven partía hacia el norte de la isla. Tenía que encontrar un establecimiento donde poder ponerse manos a la obra, necesitaba fuego, agua, sal y condimentos básicos. Si quería pescado no podría hacerlo sin las herramientas necesarias. Además de todo aquel plan de ser buena persona, el castaño terminaría robando a los clientes del establecimiento al que llegaran. Un cocinero necesitaba utensilios, para obtenerlos hacía falta dinero. – Encantando. –acotó mientras sujetaba aquella bolsa colocándola sobre su hombro izquierdo-. Me llamo Eddard y hoy seré el Chef. –terminó mientras sus pasos partían en una dirección-. Un establecimiento bien cuidado, rodeado de numerosas sillas. Las personas de su interior vestían como pueblerinos, no era un restaurante adinerado, una simple cantina donde poder llevar a cabo su primer plan. Cocinar.
Eddard
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Liana Mar Oct 04, 2016 2:33 pm
- ¡El gusto es mío Eddy! – exclame con una voz de zombie hambrienta. Íbamos caminando cuando nos acercamos a un sitio muy bonito, nada lujoso, pero muy bonito, era ese típico restaurante pueblerino acogedor con esos toques medievales muy rústicos que en lo personal me fascinan. Entrando allí mientras lentamente me siento en una de las sillas del local le digo a mi nuevo amigo chef un tanto cansada –Eddy, ¿y eso que al inicio te reusabas a cocinar peces? ¿Acaso no te gustan?... de repente grite mientras estaba acostando medio cuerpo en la mesa enfrente de mi… ¡TENGO HAMBREEEEE!-.
Tenía tantas ganas que me podría comer la mesa jajaja, creo que no saldré más nunca a la aventura sin primero darme un gigantesco banquete.
Mientras veía a mi amiguito cocinar le dije - ¡heeeey! Eddy, cuéntame ¿desde cuándo cocinas? ¿De dónde vienes?- algo que me llamaba mucho la atención es que él tenía tres katanas, me pregunte a mí misma si también peleaba con una en la boca como yo, será que el también practica el arte del santoryu. – ¿Cómo peleas con esas tres espadas?- pregunta que le hice ya que no me lo creía, no me lo creía por el simple hecho de que cuando era niña mis amiguitos se burlaban de mi por tener ese sueño de pelear con tres espadas que ahora lo estoy cumpliendo, entonces conocer a alguien que piensa como yo es como ¡WOW! En el mejor de los sentidos.
- ¿CUANTO FALTA PARA COMER EDDY? – Pregunte gritando con una sonrisa de zombie cansada.
Tenía tantas ganas que me podría comer la mesa jajaja, creo que no saldré más nunca a la aventura sin primero darme un gigantesco banquete.
Mientras veía a mi amiguito cocinar le dije - ¡heeeey! Eddy, cuéntame ¿desde cuándo cocinas? ¿De dónde vienes?- algo que me llamaba mucho la atención es que él tenía tres katanas, me pregunte a mí misma si también peleaba con una en la boca como yo, será que el también practica el arte del santoryu. – ¿Cómo peleas con esas tres espadas?- pregunta que le hice ya que no me lo creía, no me lo creía por el simple hecho de que cuando era niña mis amiguitos se burlaban de mi por tener ese sueño de pelear con tres espadas que ahora lo estoy cumpliendo, entonces conocer a alguien que piensa como yo es como ¡WOW! En el mejor de los sentidos.
- ¿CUANTO FALTA PARA COMER EDDY? – Pregunte gritando con una sonrisa de zombie cansada.
Liana
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eddard Mar Oct 04, 2016 3:28 pm
Las palabras salían por sí solas; era un momento perfecto para entablar una conversación con aquella muchacha. El cocinero había cargado con los peces dejando que sus pasos se mecieran al son que intentaba encontrar el mejor sitio. Después de haberse presentado, el castaño entendió que estaba ante una persona con un feroz apetito ¿Podría cocinar lo suficiente como para que no se sintiera decepcionada? Pensamientos de un pobre cocinero sin dinero. El restaurante se había topado con un muchacho eufórico, con intenciones de meterse en la cocina sin el permiso de nadie. – Buenas ¡Muy buenas! –gritó el pirata-. Necesito usar la cocinar un momento. –expresó mientras se metía en ella-. Un hombre de gran tamaño, sin pelo y con muy mal rostro le siguió, parecía ser el duelo de la cantina. – No puedes, es mi cocina. –acotó el sujeto de muy malas formas-. Pero… Pero… -no tuvo más opción que frenar su paso-. Mi amiga quiere que le prepare estos peces y claro… soy cocinero. –alegó dejando los ingredientes sobre el suelo-. Cuando… -su palabra fue acompañada por el filo de su espada-.
Arma que había desenvainado con suma velocidad. – Cuando una persona pide comida, yo se la preparo. –sonrió plácidamente-. Si alguien se interpone en mi camino le cocino. –amenazó mientras el cantinero salía del lugar-. No tardaría en llamar a los problemas. Lo importante era estar en medio de la cocina, sujetar los cuchillos y empezar a cortar aquellos tétricos y repugnantes peces. Las palabras de su clienta llamaron su atención. Los pocos clientes ya se habían marchado aprovechando la huida del cantinero. Eddar salió tranquilo mientras mostraba llevar puesto un delantal blanco decorado con corazones púrpuras.
– No me gusta el pescado, ni comerlo ni cocinarlo, le tengo algo de fobia incluso si están vivos. –expresó mientras cortaba las cabezas de estos con agilidad-. Si no los tocaba no había problema, ventaja de ser bueno con los cuchillos. No haría un tipo de pescado, utilizaría diferentes recetas para satisfacer los deseos de aquella mujer. De vez en cuando salía, la sartén tenía uno de ellos friéndolo, otro estaba medio rebozado, un último metido en el horno. Cocinar era un arte y se podía permitir el lujo de hablar unos minutos, el tiempo necesario para no hacer un total desastre. -Cocino desde que vivo solo, desde que tuve que cocinar para vivir. no hace mucho, quizá seis años. –respondió a la primera de las preguntas-. El pescado frito ya estaba listo, quizá era el mejor preparado para empezar, un pica pica, una forma de abrir el apetito. Presentó el pescado troceado y frito salteado con perejil y ajo. – Con un toque de limón estará mejor. –expresó mientras volvía al interior de la cocina.- Tenía que lidiar con el del horno y no olvidar el rebozado. – Soy de Wano, una tierra muy lejana, del nuevo mundo. –respondió a la segunda pregunta mientras entraba con el segundo de los platos.-
Dos merluzas rebozadas que podían acompañara al frito del inicio-. Diez minutos y el del horno estará listo. –expresó mientras colocaba sobre su mesa los cubiertos necesarios-. ¿Tú? ¿De dónde eres? –preguntó mientras se adentraba de nuevo en la cocina-. Soy cocinero y espadachín, puedo utilizar tres estilos, uno por cada espada que tengo. –respondió desde el interior de la cocinar-.
Arma que había desenvainado con suma velocidad. – Cuando una persona pide comida, yo se la preparo. –sonrió plácidamente-. Si alguien se interpone en mi camino le cocino. –amenazó mientras el cantinero salía del lugar-. No tardaría en llamar a los problemas. Lo importante era estar en medio de la cocina, sujetar los cuchillos y empezar a cortar aquellos tétricos y repugnantes peces. Las palabras de su clienta llamaron su atención. Los pocos clientes ya se habían marchado aprovechando la huida del cantinero. Eddar salió tranquilo mientras mostraba llevar puesto un delantal blanco decorado con corazones púrpuras.
– No me gusta el pescado, ni comerlo ni cocinarlo, le tengo algo de fobia incluso si están vivos. –expresó mientras cortaba las cabezas de estos con agilidad-. Si no los tocaba no había problema, ventaja de ser bueno con los cuchillos. No haría un tipo de pescado, utilizaría diferentes recetas para satisfacer los deseos de aquella mujer. De vez en cuando salía, la sartén tenía uno de ellos friéndolo, otro estaba medio rebozado, un último metido en el horno. Cocinar era un arte y se podía permitir el lujo de hablar unos minutos, el tiempo necesario para no hacer un total desastre. -Cocino desde que vivo solo, desde que tuve que cocinar para vivir. no hace mucho, quizá seis años. –respondió a la primera de las preguntas-. El pescado frito ya estaba listo, quizá era el mejor preparado para empezar, un pica pica, una forma de abrir el apetito. Presentó el pescado troceado y frito salteado con perejil y ajo. – Con un toque de limón estará mejor. –expresó mientras volvía al interior de la cocina.- Tenía que lidiar con el del horno y no olvidar el rebozado. – Soy de Wano, una tierra muy lejana, del nuevo mundo. –respondió a la segunda pregunta mientras entraba con el segundo de los platos.-
Dos merluzas rebozadas que podían acompañara al frito del inicio-. Diez minutos y el del horno estará listo. –expresó mientras colocaba sobre su mesa los cubiertos necesarios-. ¿Tú? ¿De dónde eres? –preguntó mientras se adentraba de nuevo en la cocina-. Soy cocinero y espadachín, puedo utilizar tres estilos, uno por cada espada que tengo. –respondió desde el interior de la cocinar-.
Eddard
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Liana Mar Oct 04, 2016 4:22 pm
El olor que había era increíble, de verdad no sé si era el hambre que tenía, pero era un olor a gloria, mientras hablábamos podía notar a leguas que Eddy era un muy buen chef, de hecho bastante aplicado diría yo, bueno de seguro es normal ya que tiene 6 años cocinando.
-¡QUEE! Yo no sé si sea normal pero a mí me gusta toooodo jajaja… ¡wow! Seis años es bastante Eddy seguro ya estas hecho todo un experto- Exclame mientras lo veía trabajar en la cocina, era muy gracioso porque mientras cocinaba venia, hablaba, regresaba.
Cuando me dice de donde es creo tener un vago recuerdo de que mi amigo de la infancia Shinkai me hablo esa isla, le pregunto- ¿Wano? ¿Esa isla no es la de los samuráis? Creo haber escuchado de esa isla, de allí creo que salieron varias de las espadas legendarias wasabi del mono (obviamente liana se refería a las populares katanas Wazamono) –.
Mi amigo me dijo que ya faltaba poco para comer o bueno entendí eso, y ya mi estómago estaba aplaudiendo no veía la hora de comer y recargar energías, el me pregunto de donde era, normalmente no lo diría, pero como no había nadie y el me inspiraba confianza le dije –Bueno vengo de la isla gyojin ¿sabes? La que está a 10000 metros bajo el agua casi debajo de shanbody… Ahí nací y me crie hasta los 10 años- exclame con cara zombie hambriento.
Mientras hablábamos me di cuenta que para emprender mi aventura necesitare un buen chef a mi lado, tengo que conocer más a este chico para ver si acepta ser mi chef en mi aventura hacia el one piece… vamos a ver qué tal cocino los pescados ¡TENGO HAMBREEE!
-¡QUEE! Yo no sé si sea normal pero a mí me gusta toooodo jajaja… ¡wow! Seis años es bastante Eddy seguro ya estas hecho todo un experto- Exclame mientras lo veía trabajar en la cocina, era muy gracioso porque mientras cocinaba venia, hablaba, regresaba.
Cuando me dice de donde es creo tener un vago recuerdo de que mi amigo de la infancia Shinkai me hablo esa isla, le pregunto- ¿Wano? ¿Esa isla no es la de los samuráis? Creo haber escuchado de esa isla, de allí creo que salieron varias de las espadas legendarias wasabi del mono (obviamente liana se refería a las populares katanas Wazamono) –.
Mi amigo me dijo que ya faltaba poco para comer o bueno entendí eso, y ya mi estómago estaba aplaudiendo no veía la hora de comer y recargar energías, el me pregunto de donde era, normalmente no lo diría, pero como no había nadie y el me inspiraba confianza le dije –Bueno vengo de la isla gyojin ¿sabes? La que está a 10000 metros bajo el agua casi debajo de shanbody… Ahí nací y me crie hasta los 10 años- exclame con cara zombie hambriento.
Mientras hablábamos me di cuenta que para emprender mi aventura necesitare un buen chef a mi lado, tengo que conocer más a este chico para ver si acepta ser mi chef en mi aventura hacia el one piece… vamos a ver qué tal cocino los pescados ¡TENGO HAMBREEE!
Liana
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eddard Miér Oct 05, 2016 4:12 pm
Apenas tenía tiempo, las palabras del cocinero se las llevaba el viento; la cocina había quedado en un segundo plano cuando los platos fueron expuestos sobre la barra. Poco a poco las palabras tomaban el rumbo necesario, una conversación se estaba gestando al ritmo de la comida; así fue como Eddard se adentró en la realidad, en saber más de la persona con la que compartía su tiempo. – Gracias jefa. –expresó el castaño sonriendo plácidamente-. No soy un maestro de los fogones, como mucho me podría defender. –comentaba-. Puedo alimentar y eso ya es importante. –acotó dejando que no pasara el tiempo de la comida-. Sacó el pescado del horno, estaba listo para ser servido. La descripción de su tierra natal era prácticamente perfecta; apenas podía decir nada para contradecir. – La verdad es que salimos de allí cuando era muy pequeño. –expresó mientras colocaba el plato de pescado sobre la barra-. Apenas recuerdo nada de Wano, como mucho su amor por las espadas. –zanjó el tema de su hogar-.
No sabía mucho y tampoco tenía argumentos para dar opinión alguna. Las explicaciones ajenas no tenían tampoco mucho sentido. No conocía la isla mencionaba y tampoco que clase de personas habitaban allí. Eso impedía que se pudiera sorprender al estar ante una no humana. Ya lo descubriría con el tiempo. Lo que importaba ahora era seguir con la conversación. – Pero… -detuvo su palabra-. Si está tan abajo ¿Cómo has llegado aquí? –preguntó confuso y extrañado-. Poco a poco en la lejanía llegaban marine, tardarían varios minutos en adentrarse en la cantina. Eso permitía a los piratas tener algo de tiempo y charla.
No sabía mucho y tampoco tenía argumentos para dar opinión alguna. Las explicaciones ajenas no tenían tampoco mucho sentido. No conocía la isla mencionaba y tampoco que clase de personas habitaban allí. Eso impedía que se pudiera sorprender al estar ante una no humana. Ya lo descubriría con el tiempo. Lo que importaba ahora era seguir con la conversación. – Pero… -detuvo su palabra-. Si está tan abajo ¿Cómo has llegado aquí? –preguntó confuso y extrañado-. Poco a poco en la lejanía llegaban marine, tardarían varios minutos en adentrarse en la cantina. Eso permitía a los piratas tener algo de tiempo y charla.
Eddard
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Liana Miér Oct 05, 2016 4:38 pm
Mi nuevo amigo Eddy estaba repartiendo los platos con el pescado ya listo en la barra, el olor de semejantes platillos era indescriptible, tanto así que se me hacía agua la boca y eso que normalmente no me pasa tan rápido, no sé si era por el hambre que tenia de ayer o de verdad este chico sabía lo que hacía.
-Oh entiendo Eddy, bueno tampoco que sepa mucho de esa isla, solo que conocí a un cerebrito que me contaba muchas historias de niña jeje- exclame sonriéndole, por lo que veo no sabe nada de mi isla, así que levanto mis piernas con una mano y le digo sonriendo - bueno porque en realidad no soy humana- ¡PUFF! Mi cola volvió a la normalidad, una cola rosada brillante y suave, aunque no me pude aguantar con tanta comida y comencé a comer mientras bajaba mi cola y se tornaba otra vez en piernas.
En lo que comencé a comer, lo único que se escuchaba era mi Gñam, Gñam, Gñam. Estaba BUENISIIIMO, o bueno por lo menos para mí – ¡OH POR DIOS EDDY! Que manjar… ¡Gñam, Gñam, Gñam! Esta buenisiiimooo… donde aprendiste a cocinar así, deberías unirte a mi aventura y cocinarme que sí… todos los días ¡JAJAJAJAJA! ¡Gñam, Gñam, Gñam! ¡Gñam, Gñam, Gñam!-.
De verdad no les miento, estaba muy bueno todo y además había ¡DEMASIADO! Iba a recuperar todas mis fuerzas, y menos mal ya que mientras hablábamos cada vez la marina se nos acercaba. Mientras comia le decía a Eddy… -¿Acaso nunca habías oído de las ningyo?-.
-Oh entiendo Eddy, bueno tampoco que sepa mucho de esa isla, solo que conocí a un cerebrito que me contaba muchas historias de niña jeje- exclame sonriéndole, por lo que veo no sabe nada de mi isla, así que levanto mis piernas con una mano y le digo sonriendo - bueno porque en realidad no soy humana- ¡PUFF! Mi cola volvió a la normalidad, una cola rosada brillante y suave, aunque no me pude aguantar con tanta comida y comencé a comer mientras bajaba mi cola y se tornaba otra vez en piernas.
En lo que comencé a comer, lo único que se escuchaba era mi Gñam, Gñam, Gñam. Estaba BUENISIIIMO, o bueno por lo menos para mí – ¡OH POR DIOS EDDY! Que manjar… ¡Gñam, Gñam, Gñam! Esta buenisiiimooo… donde aprendiste a cocinar así, deberías unirte a mi aventura y cocinarme que sí… todos los días ¡JAJAJAJAJA! ¡Gñam, Gñam, Gñam! ¡Gñam, Gñam, Gñam!-.
De verdad no les miento, estaba muy bueno todo y además había ¡DEMASIADO! Iba a recuperar todas mis fuerzas, y menos mal ya que mientras hablábamos cada vez la marina se nos acercaba. Mientras comia le decía a Eddy… -¿Acaso nunca habías oído de las ningyo?-.
Liana
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eddard Jue Oct 06, 2016 2:44 pm
Las palabras seguían en aquel ambiente, la joven de cabello rosa podía comer lo que quisiera; los platos estaban en la mesa, allí mismo, ante ella. Él mientras tanto limpiaría lo que había ensuciado, los cubiertos, los utensilios de cocina que quedaron impregnados por los ingredientes, por las especias y demás salsas. Si no los limpiaba velozmente se podrían estropear, romper incluso u oxidar. Dejando que el agua hiciera lo propio, el pirata quedó un momento pensativo, la muchacha que tenía ante él se había presentado como una mujer pero no sabía apenas nada de ella. Ni su oficio ni tampoco sus objetivos en la visa ¿No podía ser marine? No lo podía descartar. - ¿Qué? –quedó un momento dubitativo-. No tenía el menor de los sentidos, era humana a sus ojos, una muchacha, una joven normal y corriente. - ¿Cómo que no eres humana? –preguntó confuso mientras la miraba de arriaba abajo-. Cuando vio lo que era cayó al suelo, no era normal, jamás había visto algo así. – Espera… eres un pez. –el sudor empezaba a cubrir su frente-. Y yo… yo he matado peces para cocinar ¿era una prueba? ¡Dios he matado familiares tuyos! –gritó aterrado pensando en la muerte ajena-.
Asustado y preocupado, el joven no podía apartar la mirada de aquella joven, de su cola, de su afán por comerse sus familiares. Todo fue expresado con tanta velocidad que apenas pudo reaccionar correctamente. - ¿Aventura? ¿Qué objetivo tienes en la vida? –preguntó mientras se colocaba sobre la barra, sentado con las piernas cruzadas y entrelazando los brazos por estas-. Los marines tardarían poco en llegar al antro, quizá unos minutos más, lo suficiente para zanjar la comida.
Asustado y preocupado, el joven no podía apartar la mirada de aquella joven, de su cola, de su afán por comerse sus familiares. Todo fue expresado con tanta velocidad que apenas pudo reaccionar correctamente. - ¿Aventura? ¿Qué objetivo tienes en la vida? –preguntó mientras se colocaba sobre la barra, sentado con las piernas cruzadas y entrelazando los brazos por estas-. Los marines tardarían poco en llegar al antro, quizá unos minutos más, lo suficiente para zanjar la comida.
Eddard
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