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Creado por Hanzo Mar Oct 11, 2016 10:40 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tenía mucho que agradecer a la familia Vongola, por haberme adoptado y darme las herramientas suficientes, para poder acabar con el sufrimiento de este mundo o al menos tratar de hacerlo.
Uno de los integrantes de la familia, me había encontrado haciendo frente a un grupo de bandidos de una pequeña isla. Me encontraba en aprietos, y fue él quien me ayudo a que pudiera vencer a los sujetos que me estaban acosando y buscando cobrar la recompensa que la Organización de criminales había puesto por mi captura. Al parecer tenía demasiada información sobre ellos, como para dejar que me marchara tranquilamente.
Aun así, conocí a esta persona que me ayudaba y protegía. Lo hacia como si yo fuera alguien muy especial para el, pero yo solamente lo veia como un favor, que probablemente tuviera que devolver en poco tiempo, o al menos eso era lo que pensaba.
Luego de eso, me encontré viviendo en una casa con algunas personas que al poco tiempo, comence a considerar mis hermanos. Hijos legítimos de la familia Vongola, pero igual me sentía a gusto con ellos.
Yo era el mayor de los ... jóvenes de ese lugar. Realmente me gustaba ser el mayor, tenia algunas responsabilidades, además de promesas que debía cumplir y favores que pagar.
Pasé de ser una maquina que asesinaba y robaba, a ser una maquina que peleaba por los ideales de sus padres adoptivos. Al poco tiempo, sus ideales pasaron a ser míos y era algo que si podía aceptar.
Me encontraba en un pequeño barco; navegando por el North Blue, junto a uno de mis medios hermanos, para ser preciso con el más chico de todos. Aunque era como un hermano para mi, no me gustaba viajar mucho tiempo con Bakugou, ya que para su edad aun era muy infantil; es impaciente, orgulloso, desobediente y jamás se queda quieto. Pero siendo uno de los herederos de la Familia Vongola, debía protegerlo para que pudiera seguir con los ideales de su familia.
Cada vez que veía a Bakugou, me imaginaba a mi mismo, si hubiera nacido en ese lugar y con esa familia y esperaba que con el tiempo, dejara de ser tan.. tan él y fuera un poco más humilde o aunque sea un poco más.... tranquilo.
Estaba en la proa del barco divisando el inmenso mar y lo oscuro que podía ser a esa hora. Aun era de noche, cuando pude divisar la isla Swallow y su gran estructura terrestre parecidas a un ave. El barcos se movía lento y seguro; el capitán del barco sabia como pasar desapercibido en medio de la noche. Todos llamábamos a ese hombre como el Caballero de la Cebolla, por diferentes motivos.
El barco llego rápida y silenciosamente a las orillas de esa inmensa isla. Junto con Bakugou, debíamos encontrar con otra familia de revolucionarios, para brindar información sobre nuestras acciones y el rol que jugariamos con respectos a determinadas guerras, que se llevaban a cabo entre países.
Me desplace rápidamente por el barco, dirigiéndome hacia donde se encontraba mi medio hermano. Una vez frente a su puerta, golpe la puerta con algo de fuerza, esperando que él estuviera listo para partir.
Al no ver respuesta alguna volví a golpear la puerta, esperando al menos un insulto o algo que me dijera que estaba despierto o al menos vivo.
Tenía mucho que agradecer a la familia Vongola, por haberme adoptado y darme las herramientas suficientes, para poder acabar con el sufrimiento de este mundo o al menos tratar de hacerlo.
Uno de los integrantes de la familia, me había encontrado haciendo frente a un grupo de bandidos de una pequeña isla. Me encontraba en aprietos, y fue él quien me ayudo a que pudiera vencer a los sujetos que me estaban acosando y buscando cobrar la recompensa que la Organización de criminales había puesto por mi captura. Al parecer tenía demasiada información sobre ellos, como para dejar que me marchara tranquilamente.
Aun así, conocí a esta persona que me ayudaba y protegía. Lo hacia como si yo fuera alguien muy especial para el, pero yo solamente lo veia como un favor, que probablemente tuviera que devolver en poco tiempo, o al menos eso era lo que pensaba.
Luego de eso, me encontré viviendo en una casa con algunas personas que al poco tiempo, comence a considerar mis hermanos. Hijos legítimos de la familia Vongola, pero igual me sentía a gusto con ellos.
Yo era el mayor de los ... jóvenes de ese lugar. Realmente me gustaba ser el mayor, tenia algunas responsabilidades, además de promesas que debía cumplir y favores que pagar.
Pasé de ser una maquina que asesinaba y robaba, a ser una maquina que peleaba por los ideales de sus padres adoptivos. Al poco tiempo, sus ideales pasaron a ser míos y era algo que si podía aceptar.
Me encontraba en un pequeño barco; navegando por el North Blue, junto a uno de mis medios hermanos, para ser preciso con el más chico de todos. Aunque era como un hermano para mi, no me gustaba viajar mucho tiempo con Bakugou, ya que para su edad aun era muy infantil; es impaciente, orgulloso, desobediente y jamás se queda quieto. Pero siendo uno de los herederos de la Familia Vongola, debía protegerlo para que pudiera seguir con los ideales de su familia.
Cada vez que veía a Bakugou, me imaginaba a mi mismo, si hubiera nacido en ese lugar y con esa familia y esperaba que con el tiempo, dejara de ser tan.. tan él y fuera un poco más humilde o aunque sea un poco más.... tranquilo.
Estaba en la proa del barco divisando el inmenso mar y lo oscuro que podía ser a esa hora. Aun era de noche, cuando pude divisar la isla Swallow y su gran estructura terrestre parecidas a un ave. El barcos se movía lento y seguro; el capitán del barco sabia como pasar desapercibido en medio de la noche. Todos llamábamos a ese hombre como el Caballero de la Cebolla, por diferentes motivos.
El barco llego rápida y silenciosamente a las orillas de esa inmensa isla. Junto con Bakugou, debíamos encontrar con otra familia de revolucionarios, para brindar información sobre nuestras acciones y el rol que jugariamos con respectos a determinadas guerras, que se llevaban a cabo entre países.
Me desplace rápidamente por el barco, dirigiéndome hacia donde se encontraba mi medio hermano. Una vez frente a su puerta, golpe la puerta con algo de fuerza, esperando que él estuviera listo para partir.
Al no ver respuesta alguna volví a golpear la puerta, esperando al menos un insulto o algo que me dijera que estaba despierto o al menos vivo.
Hanzo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Hanzo Miér Oct 19, 2016 3:30 pm
Luego de haber masacrado a esos hombres, sin un pizca de piedad, continúe caminando lentamente y con mis armas en mis manos.
El pasillo era corto y con pocas habitaciones, pero de ninguna provenían ruidos que me dijeran que había alguien dentro de ese lugar.
Revise el primer piso una y otra vez, pero al parecer solo habían quedado 2 de ellos en ese lugar. Algo decepcionado, decidí bajar para buscar en la planta baja de ese gran edificio, pero antes de hacerlo, pase por donde había asesinado aquellos hombres y limpie con sus ropajes mi katana y mi Tanto, dejando la hoja limpia para poder guardarla nuevamente en sus respectivas fundas.
El camino por las escaleras, fue mas rápido de lo había pensado. Gire hacia la dirección opuesta, a la cual Bakugou había ido; esperaba encontrar a algún pirata o a Mallister. Tenía pensado llevar a ese hombre, frente al padre de Bakugou, para decir que íbamos a hacer con el por su ambición y traición; aunque era muy probable que El líder de la Familia Vongola, lo perdonara y le indicara un tarea con sumo cuidado, para que la llevara a cabo el resto de su miserable vida.
Camine cautelosamente, por una gran sala, con grandes sillones y muchos ventanales que daban hacia el mar. La habitación se encontraba vacía, pero aun quedaban algunas habitaciones para recorrer. Antes de seguir caminando, la puerta que se encontraba en la entrada de la casa, se abrió de golpe.
-¿DONDE SE ENCUENTRA EL SEÑORITO VONGOLA? VEN Y PRUEBA EL ACERO PIRATA- dijo un pirata joven con ganas de pelear, mientras que varios otros por detrás se reían a carcajadas.
Al escucharlo, me pare de golpe y volví sobre mis pasos y me oculte en el marco de la puerta, para poder observarlo y analizar la situacion. Eran 5 piratas, 2 de ellos llevaban katanas y 2 llevaban pistolas de chispa, y un tercero llevaba un martillo de batalla, colgada en su espalda. El martillo tenía una empuñadura mucho más alta que el hombre que la llevaba y terminaba en una punta plateada. El mazo en un extremo tenía varios dientes en punta, mientras que el otro extremo, la cara plana estaba unida a una punta plateada y encorada, como si de una garra se tratara. En los costados tenía un extraño dibujo de color oro.
Al ver tal magnitud de arma, mi sorpresa fue muy grande y esperaba que los llamado no fueran efectivos y que Bakugou se estuviera peleando contra un débil pirata que le estuviera dando problemas.
Tenía intenciones de atacar a los piratas mas débiles, pero sabía que debía separarlos del hombre del martillo. Aunque pareciera un debilucho, suponía que no lo era; es muy raro encontrar personas con la capacidad, fuerza y velocidad para manejar un martillo de ese calibre, asique simplemente me dedique a esperar a que se dividieran y así poder empezar con el ataque.
El joven pirata nuevamente alzo la voz - EL SEÑORITO VONGOLA DE ESTAR ENTRE LAS FALDAS DE SU MADRE POR EL MIEDO QUE TIENE- los demás no lo acompañaron con las risas que antes había hecho.
El hombre con el martillo que se encontraba en la puerta, no se movió de ahi, pero los demás sacaron sus armas y comenzaron a caminar lentamente hacia los distintos lugares de la casa. Dos de ellos, uno con una katana y el otro con una pistola, se acercaron hacia donde yo me encontraba, mientras que los otros 2 se dirigían hacia el estudio donde Bakugou había golpeado a los piratas con anterioridad.
Sabía que los 2 hombre que se acercaban hacia la cocina, no eran más que peones y serían fácil de derrotar, pero lo que me preocupaba mas, era el hombre con el gran martillo en la puerta, sabía que al primer movimiento de Bakugou, el hombre sacaría su martillo y comenzaría a atacarlo. Debía actuar antes de que Bakugou lo hiciera, pero ahora simplemente tenía que esperar.
El pasillo era corto y con pocas habitaciones, pero de ninguna provenían ruidos que me dijeran que había alguien dentro de ese lugar.
Revise el primer piso una y otra vez, pero al parecer solo habían quedado 2 de ellos en ese lugar. Algo decepcionado, decidí bajar para buscar en la planta baja de ese gran edificio, pero antes de hacerlo, pase por donde había asesinado aquellos hombres y limpie con sus ropajes mi katana y mi Tanto, dejando la hoja limpia para poder guardarla nuevamente en sus respectivas fundas.
El camino por las escaleras, fue mas rápido de lo había pensado. Gire hacia la dirección opuesta, a la cual Bakugou había ido; esperaba encontrar a algún pirata o a Mallister. Tenía pensado llevar a ese hombre, frente al padre de Bakugou, para decir que íbamos a hacer con el por su ambición y traición; aunque era muy probable que El líder de la Familia Vongola, lo perdonara y le indicara un tarea con sumo cuidado, para que la llevara a cabo el resto de su miserable vida.
Camine cautelosamente, por una gran sala, con grandes sillones y muchos ventanales que daban hacia el mar. La habitación se encontraba vacía, pero aun quedaban algunas habitaciones para recorrer. Antes de seguir caminando, la puerta que se encontraba en la entrada de la casa, se abrió de golpe.
-¿DONDE SE ENCUENTRA EL SEÑORITO VONGOLA? VEN Y PRUEBA EL ACERO PIRATA- dijo un pirata joven con ganas de pelear, mientras que varios otros por detrás se reían a carcajadas.
Al escucharlo, me pare de golpe y volví sobre mis pasos y me oculte en el marco de la puerta, para poder observarlo y analizar la situacion. Eran 5 piratas, 2 de ellos llevaban katanas y 2 llevaban pistolas de chispa, y un tercero llevaba un martillo de batalla, colgada en su espalda. El martillo tenía una empuñadura mucho más alta que el hombre que la llevaba y terminaba en una punta plateada. El mazo en un extremo tenía varios dientes en punta, mientras que el otro extremo, la cara plana estaba unida a una punta plateada y encorada, como si de una garra se tratara. En los costados tenía un extraño dibujo de color oro.
Al ver tal magnitud de arma, mi sorpresa fue muy grande y esperaba que los llamado no fueran efectivos y que Bakugou se estuviera peleando contra un débil pirata que le estuviera dando problemas.
Tenía intenciones de atacar a los piratas mas débiles, pero sabía que debía separarlos del hombre del martillo. Aunque pareciera un debilucho, suponía que no lo era; es muy raro encontrar personas con la capacidad, fuerza y velocidad para manejar un martillo de ese calibre, asique simplemente me dedique a esperar a que se dividieran y así poder empezar con el ataque.
El joven pirata nuevamente alzo la voz - EL SEÑORITO VONGOLA DE ESTAR ENTRE LAS FALDAS DE SU MADRE POR EL MIEDO QUE TIENE- los demás no lo acompañaron con las risas que antes había hecho.
El hombre con el martillo que se encontraba en la puerta, no se movió de ahi, pero los demás sacaron sus armas y comenzaron a caminar lentamente hacia los distintos lugares de la casa. Dos de ellos, uno con una katana y el otro con una pistola, se acercaron hacia donde yo me encontraba, mientras que los otros 2 se dirigían hacia el estudio donde Bakugou había golpeado a los piratas con anterioridad.
Sabía que los 2 hombre que se acercaban hacia la cocina, no eran más que peones y serían fácil de derrotar, pero lo que me preocupaba mas, era el hombre con el gran martillo en la puerta, sabía que al primer movimiento de Bakugou, el hombre sacaría su martillo y comenzaría a atacarlo. Debía actuar antes de que Bakugou lo hiciera, pero ahora simplemente tenía que esperar.
Hanzo
Hoja de personaje
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Bakugou Jue Oct 20, 2016 5:43 am
Dos piratas en el suelo, inconscientes por los golpes de Bakugou. Uno de ellos comenzaba a ahogarse con su propia sangre al estar bocarriba y con la lengua cortada. No tardaría mucho en morir. Uno todavía quedaba en pie, bastante más asustado que cuando vio al rubio entrar por la puerta de la cocina, pero sin huir. Claro que no iba a responder a su pregunta. Primero que todo porque era retórica, jamás esperó una respuesta de su parte. Y también porque seguramente estaba demasiado asustado en ese momento como para perder un poco de concentración en una pequeña puya. Bakugou por su parte ya había descargado parte de su ira en los dos primeros piratas, así que no tenía demasiada prisa por hacer morder el polvo a aquel otro.
Toda esta situación se desarrollaba ante la mirada atónita y aterrada de la sirvienta a la que estuvieron a punto de forzar, viendo a los piratas como lo que eran y a Bakugou como su salvador, cosa que sólo era en parte, pues lo que más le movía eran las ganas de pelear y el instinto de lucha que tenía grabado a fuego en su interior en lugar de un sentido del heroísmo o de la caballerosidad. Y fue entonces que un grito inundó la casa, una voz que llamaba al mismo Bakugou y lo provocaba a salir de donde estaba. - Parece que me llaman. Acabaré pronto con esto etonces. - Farfulló el rubio. Pero antes de que pudiera siquiera moverse, otro grito más se alzó en el aire. Y este fue bastante más efectivo. El mero hecho de que le llamaran cobarde era suficiente para enfadarle, pero que mencionaran a su madre… eso lo ponía colérico. - Desde luego hoy no es vuestro día de suerte. – Dijo mientras que todas las venas de la cabeza y los brazos se le hinchaban hasta hacerse visibles por la furia que corría por ellas.
Y antes de que pudiera asimilar lo que le había dicho, un puñetazo en su garganta le destrozó la tráquea, dejándolo agonizante en el suelo durante un par de segundos antes de que la vida se le escapara igual que la sangre por la boca. No tardó ni un segundo en salir disparado como una exalación en la dirección de la que provenía aquel vociferio que le llamaba. No se detuvo al ver el panorama que había en el recibidor, sino que continuó con su carrera, cerrando su puño izquierdo para preparar su puñetazo. El hombre del martillo no se quedó quieto tampoco, agarrando el mango de su descomunal arma, preparándose para la acometida. Y como se suele decir, la mejor defensa es un buen ataque, por lo que esperó al momento oportuno para blandir el martillo en horizontal, tratando de golpear a Bakugou por el costado derecho. Y habría funcionado sino estuviera tan cabreado como lo estaba, pues en ese momento sólo vivía para machacar a aquel tipo, y eso implicaba atender a todo pese a su obcecación.
Rodó por el suelo con un pequeño salto hacia adelante para evitar el golpe del arma y a la vez acabar de acercarse al sujeto que la portaba. En cuanto sus pies tocaron el suelo, se impulsó hacia arriba para propinar un puñetazo en la barbilla al pirata. - ¡SHINEEEEEEEEEE! -Esperaba romperle las cervicales con el impacto, o como mínimo la mandíbula… Pero era más duro de lo que pensaba y, pese al retroceso inicial, se repuso rápido, escupió algo de sangre al suelo y blandió su arma contra Bakugou de nuevo. Esta vez, el rubio optaría por bloquear el golpe con su puño americano ayudado del antebrazo del brazo contrario. Pero no salió como esperaba, pues la potencia era demasiada, saliendo volando un par de metros para luego rodar por el suelo hasta dar con la pared. Su puño estaba bien, y su brazo también, aunque se había llevado un golpe en la cabeza al chocar con el muro y ahora caía un pequeño reguero de sangre por su frente. No podía perder tiempo, así que se incorporó rápido para volver al combate.
Toda esta situación se desarrollaba ante la mirada atónita y aterrada de la sirvienta a la que estuvieron a punto de forzar, viendo a los piratas como lo que eran y a Bakugou como su salvador, cosa que sólo era en parte, pues lo que más le movía eran las ganas de pelear y el instinto de lucha que tenía grabado a fuego en su interior en lugar de un sentido del heroísmo o de la caballerosidad. Y fue entonces que un grito inundó la casa, una voz que llamaba al mismo Bakugou y lo provocaba a salir de donde estaba. - Parece que me llaman. Acabaré pronto con esto etonces. - Farfulló el rubio. Pero antes de que pudiera siquiera moverse, otro grito más se alzó en el aire. Y este fue bastante más efectivo. El mero hecho de que le llamaran cobarde era suficiente para enfadarle, pero que mencionaran a su madre… eso lo ponía colérico. - Desde luego hoy no es vuestro día de suerte. – Dijo mientras que todas las venas de la cabeza y los brazos se le hinchaban hasta hacerse visibles por la furia que corría por ellas.
Y antes de que pudiera asimilar lo que le había dicho, un puñetazo en su garganta le destrozó la tráquea, dejándolo agonizante en el suelo durante un par de segundos antes de que la vida se le escapara igual que la sangre por la boca. No tardó ni un segundo en salir disparado como una exalación en la dirección de la que provenía aquel vociferio que le llamaba. No se detuvo al ver el panorama que había en el recibidor, sino que continuó con su carrera, cerrando su puño izquierdo para preparar su puñetazo. El hombre del martillo no se quedó quieto tampoco, agarrando el mango de su descomunal arma, preparándose para la acometida. Y como se suele decir, la mejor defensa es un buen ataque, por lo que esperó al momento oportuno para blandir el martillo en horizontal, tratando de golpear a Bakugou por el costado derecho. Y habría funcionado sino estuviera tan cabreado como lo estaba, pues en ese momento sólo vivía para machacar a aquel tipo, y eso implicaba atender a todo pese a su obcecación.
Rodó por el suelo con un pequeño salto hacia adelante para evitar el golpe del arma y a la vez acabar de acercarse al sujeto que la portaba. En cuanto sus pies tocaron el suelo, se impulsó hacia arriba para propinar un puñetazo en la barbilla al pirata. - ¡SHINEEEEEEEEEE! -Esperaba romperle las cervicales con el impacto, o como mínimo la mandíbula… Pero era más duro de lo que pensaba y, pese al retroceso inicial, se repuso rápido, escupió algo de sangre al suelo y blandió su arma contra Bakugou de nuevo. Esta vez, el rubio optaría por bloquear el golpe con su puño americano ayudado del antebrazo del brazo contrario. Pero no salió como esperaba, pues la potencia era demasiada, saliendo volando un par de metros para luego rodar por el suelo hasta dar con la pared. Su puño estaba bien, y su brazo también, aunque se había llevado un golpe en la cabeza al chocar con el muro y ahora caía un pequeño reguero de sangre por su frente. No podía perder tiempo, así que se incorporó rápido para volver al combate.
Bakugou
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Hanzo Vie Oct 21, 2016 7:45 am
Los hombres se acercaban cada vez más hacia la habitación donde me encontraba, pero sabia que no iban a durar mucho. Espere a que se acercaran, pero antes de que dieran el ultimo paso, un golpe les llamo la atención y giraron para ver que lo provocaba.
El sonido, era de una puerta que había sido empujada con fuerza y chocado contra la pared. Sabia de quien se trataba, pero esperaba que se diera cuenta la cantidad de piratas que había y corriera o tratara de vencer a los mas débiles, pero no fue así, fue directamente hacia el hombre del gran martillo.
Acerque mi cabeza para poder mirar mejor a los piratas y al sujeto del martillo y sobre todo a Bakugou, para que este no resultara tan herido.
En un rápido movimiento, Bakugou pudo acertar un golpe al hombre del martillo. Al ver esto los piratas que se encontraban cerca de la habitación donde me encontraba, chillaron y maldijeron a Bakugou. Aun así, el hombre del martillo no dejaba de sonreír, como si estuviera subestimando el estilo de pelea de mi medio hermano y sobre todo subestimando a la Familia Vongola.
El hombre recibió el golpe como si nada, escupió algo de sangre y sonrió.
Al ver esto los otros piratas, hicieron lo mismo; solo el más joven de ellos volvió a hablar para mofarse de Bakugou - Cree que un señorito de alta cuna puede vencer a uno de los comandantes de los piratas Aohige. No tienes oportunidad- en su rostro se podía ver perfectamente, la ansiedad de pelear que tenía el joven pirata, pero esa ansiedad que tenia iba a terminar matándolo.
El hombre del martillo, tomo nuevamente el mango y ataco nuevamente a Bakugou. Este quiso responder con un leve golpe con su puño, pero la fuerza y la potencia, era mucho más de lo que Bakugou se habría esperado. Este salió volando un par de metros para después rodar por el suelo, hasta dar contra la pared.
Al ver ello, trate de salir para poder intervenir entre su pelea, pero sabía que si lo hacía, nunca aprendería que aun no estaba capacitado por ello, por lo que decidí acabar con los mas débiles para que el pudiera continuar con su pelea tranquilamente.
Salí rápidamente de la habitación y me desplace hacia las espadas de los piratas que mas cerca tenia. Lleve mi mano derecha hacia la empuñadura de mi katana, mientras que mi mano izquierda se apoyaba en la empuñadura de mi Tanto. En un rápido movimiento, desenfunde mi katana y atravesé el pecho del hombre que se encontraba a mi derecha, ahogando su grito antes de que este empezara. Sus ojos se abrieron grandes y miro hacia atrás -Mal..dito- soltó mientras de su boca se llenaba de sangre y este comenzaba a ahogarse con la misma.
Me encontraba agachado. Mi katana entro desde la parte inferior de su espada y salía por el pecho, entre sus tetillas.
El otro pirata, al ver tal acción, llevo su mano hacia su ropaje y saco la pistola de chispa y trato de apuntarme con ella, pero antes de que pudiera terminar el movimiento, mi mano izquierda desenfundo el Tanto y con corte hacia arriba, arranque la mano del hombre, con la cual agarraba su arma. Este cayó arrodillado y comenzó a gritar, al ver como su muñón, emanaba una buena cantidad de sangre.
Rápidamente saque la katana del pecho del hombre, que cayo al suelo como si fuera una bolsa de carne. Sostuve con fuerza mi katana e hice un corte limpio de derecha a izquierda, en el cuello del pirata que había perdido su mano. El silencio había vuelto a ese lugar.
Los demás hombres, habían visto como había asesinado a sus compañeros, con grandes ojos y llenándose cada vez mas de odio hacia nosotros. El más joven que llevaba un katana en su mano, giro hacia su compañero y tomo el arma que se encontraba entre sus ropas.
-Te maldigo a ti y a toda tu familia. Gracias a tu acción, este pequeño bastardo va a morir- dijo apuntando hacia Bakugou que se estaba reincorporando.
Mi puño apretó con fuerza la empuñadura de mi katana - No te......- mi cuerpo se movió a tal velocidad que, parecía que había desaparecido. - ... lo permitiré- termine de decir, cuando aparecí cerca del joven pirata con el Tanto ensangrentado apretando su cuello. Antes de hacer algo mas, levante mi katana ya apunte al pirata que se encontraba desarmado.
- Lo siento, pero si amenazas a mi familia, no tengo escrúpulos ni piedad para asesinarte- al terminar de decirlo, deslice con fuerza, el Tanto sobre su cuello, haciendo que este comenzara a sangrar y ahogarse con la misma.
Mire al otro pirata por si intentaba algo, pero al parecer estaba demasiado asustado como para poder hacer algo.
El hombre del martillo había quedado inmóvil al ver tal acto, pero rápidamente tomo su martillo, lo giro y con la mano desocupada le hiso una seña a Bakugou para que volviera a atacarlo.
El sonido, era de una puerta que había sido empujada con fuerza y chocado contra la pared. Sabia de quien se trataba, pero esperaba que se diera cuenta la cantidad de piratas que había y corriera o tratara de vencer a los mas débiles, pero no fue así, fue directamente hacia el hombre del gran martillo.
Acerque mi cabeza para poder mirar mejor a los piratas y al sujeto del martillo y sobre todo a Bakugou, para que este no resultara tan herido.
En un rápido movimiento, Bakugou pudo acertar un golpe al hombre del martillo. Al ver esto los piratas que se encontraban cerca de la habitación donde me encontraba, chillaron y maldijeron a Bakugou. Aun así, el hombre del martillo no dejaba de sonreír, como si estuviera subestimando el estilo de pelea de mi medio hermano y sobre todo subestimando a la Familia Vongola.
El hombre recibió el golpe como si nada, escupió algo de sangre y sonrió.
Al ver esto los otros piratas, hicieron lo mismo; solo el más joven de ellos volvió a hablar para mofarse de Bakugou - Cree que un señorito de alta cuna puede vencer a uno de los comandantes de los piratas Aohige. No tienes oportunidad- en su rostro se podía ver perfectamente, la ansiedad de pelear que tenía el joven pirata, pero esa ansiedad que tenia iba a terminar matándolo.
El hombre del martillo, tomo nuevamente el mango y ataco nuevamente a Bakugou. Este quiso responder con un leve golpe con su puño, pero la fuerza y la potencia, era mucho más de lo que Bakugou se habría esperado. Este salió volando un par de metros para después rodar por el suelo, hasta dar contra la pared.
Al ver ello, trate de salir para poder intervenir entre su pelea, pero sabía que si lo hacía, nunca aprendería que aun no estaba capacitado por ello, por lo que decidí acabar con los mas débiles para que el pudiera continuar con su pelea tranquilamente.
Salí rápidamente de la habitación y me desplace hacia las espadas de los piratas que mas cerca tenia. Lleve mi mano derecha hacia la empuñadura de mi katana, mientras que mi mano izquierda se apoyaba en la empuñadura de mi Tanto. En un rápido movimiento, desenfunde mi katana y atravesé el pecho del hombre que se encontraba a mi derecha, ahogando su grito antes de que este empezara. Sus ojos se abrieron grandes y miro hacia atrás -Mal..dito- soltó mientras de su boca se llenaba de sangre y este comenzaba a ahogarse con la misma.
Me encontraba agachado. Mi katana entro desde la parte inferior de su espada y salía por el pecho, entre sus tetillas.
El otro pirata, al ver tal acción, llevo su mano hacia su ropaje y saco la pistola de chispa y trato de apuntarme con ella, pero antes de que pudiera terminar el movimiento, mi mano izquierda desenfundo el Tanto y con corte hacia arriba, arranque la mano del hombre, con la cual agarraba su arma. Este cayó arrodillado y comenzó a gritar, al ver como su muñón, emanaba una buena cantidad de sangre.
Rápidamente saque la katana del pecho del hombre, que cayo al suelo como si fuera una bolsa de carne. Sostuve con fuerza mi katana e hice un corte limpio de derecha a izquierda, en el cuello del pirata que había perdido su mano. El silencio había vuelto a ese lugar.
Los demás hombres, habían visto como había asesinado a sus compañeros, con grandes ojos y llenándose cada vez mas de odio hacia nosotros. El más joven que llevaba un katana en su mano, giro hacia su compañero y tomo el arma que se encontraba entre sus ropas.
-Te maldigo a ti y a toda tu familia. Gracias a tu acción, este pequeño bastardo va a morir- dijo apuntando hacia Bakugou que se estaba reincorporando.
Mi puño apretó con fuerza la empuñadura de mi katana - No te......- mi cuerpo se movió a tal velocidad que, parecía que había desaparecido. - ... lo permitiré- termine de decir, cuando aparecí cerca del joven pirata con el Tanto ensangrentado apretando su cuello. Antes de hacer algo mas, levante mi katana ya apunte al pirata que se encontraba desarmado.
- Lo siento, pero si amenazas a mi familia, no tengo escrúpulos ni piedad para asesinarte- al terminar de decirlo, deslice con fuerza, el Tanto sobre su cuello, haciendo que este comenzara a sangrar y ahogarse con la misma.
Mire al otro pirata por si intentaba algo, pero al parecer estaba demasiado asustado como para poder hacer algo.
El hombre del martillo había quedado inmóvil al ver tal acto, pero rápidamente tomo su martillo, lo giro y con la mano desocupada le hiso una seña a Bakugou para que volviera a atacarlo.
- Habilidad usada:
- Dragon Onslaught (Embestida de Dragón): Esta técnica consiste, en liberar el exceso de aire. Tomado previamente, por sus partes metálicas movibles de su cuerpo. Libera el aire a una gran presión haciendo que la velocidad de movimiento aumente, por un breve periodo de tiempo.
es una técnica que permite a los usuarios moverse a velocidades extremadamente altas logrando que sus cuerpos desaparezcan, con el fin de evitar los ataques, así como para atacar a mayor velocidad y con mayor poder
3 Turno de reposo.
Hanzo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Bakugou Dom Oct 23, 2016 8:45 am
Su antebrazo se había entumecido un poco a causa del impacto y tuvo que apartarse la sangre de la frente para que no le molestase. Aquel tipo era tan duro como aparentaba ser. Eso era bueno para Bakugou, porque por fin tendría ocasión de medir sus fuerzas con las de una persona que ha experimentado el combate real en más ocasiones. Aquel era el sujeto perfecto para aquello. - ¿Eso es todo lo que tienes? Pegas como una niña. Si yo tuviera ese martillo tan grande ya te habría aplastado como a un insecto. – Alardeó, su orgullo se lo exigía para reponerse de aquel golpe, uno que había podido esquivar pero no quiso, pensando que podría detener el martillo. Su orgullo le había metido en eso y su orgullo lo sacaría.
Sin pensarlo dos veces, se abalanzó de nuevo contra el pirata. Sabía que una finta como la anterior no funcionaría, de modo que, anticipándose a su ataque, el cual volvía a ser un barrido horizontal, saltó para evitar el golpe y se apoyó en el propio martillo para impulsarse con más fuerza contra él. Un puñetazo en la nariz con el que logró rompérsela y demostrar que aquel hombre no era invulnerable. El pirata había perdido la compostura y soltado el martillo de una mano para llevarla a la nariz, hinchada y sangrante. Le lanzó una mirada llena de odio y de ira. Suponía que hasta entonces nadie le había hecho sufrir una humillación semejante ante sus subordinados.
Por la cabeza del joven Vongola sólo pasaban pensamientos de victoria. Por muy mal que fueran las cosas, él jamás pensaría en la derrota, en su cabeza sólo existía lugar para algo, y eso era ganar, ganar a toda costa. Y es por esto que, a pesar de sus anteriores palabras, ahora no se regodeó en su acierto, observando cómo Hanzo acababa por sí mismo con una velocidad abrumadora con las vidas de los piratas que acompañaban a aquel comandante. – De modo que si te mato… será un gran golpe para Aohige, ¿eh? – No había más que discutir ni que pensar, simplemente se lanzó a por él antes de que volviera a blandir con ambas manos su arma. Al usar una sola mano, era mucho más lento que antes, por lo que no podía calcular bien para acertarle y rara vez pasaba la cabeza del martillo cerca de él, sólo tenía que cuidarse de no chocar con el mango. Y en un momento de despiste en su guardia, atacó. Lanzó una patada lo más fuerte que pudo entre las piernas del hombre, allá donde más duele.
Sin pensarlo dos veces, se abalanzó de nuevo contra el pirata. Sabía que una finta como la anterior no funcionaría, de modo que, anticipándose a su ataque, el cual volvía a ser un barrido horizontal, saltó para evitar el golpe y se apoyó en el propio martillo para impulsarse con más fuerza contra él. Un puñetazo en la nariz con el que logró rompérsela y demostrar que aquel hombre no era invulnerable. El pirata había perdido la compostura y soltado el martillo de una mano para llevarla a la nariz, hinchada y sangrante. Le lanzó una mirada llena de odio y de ira. Suponía que hasta entonces nadie le había hecho sufrir una humillación semejante ante sus subordinados.
Por la cabeza del joven Vongola sólo pasaban pensamientos de victoria. Por muy mal que fueran las cosas, él jamás pensaría en la derrota, en su cabeza sólo existía lugar para algo, y eso era ganar, ganar a toda costa. Y es por esto que, a pesar de sus anteriores palabras, ahora no se regodeó en su acierto, observando cómo Hanzo acababa por sí mismo con una velocidad abrumadora con las vidas de los piratas que acompañaban a aquel comandante. – De modo que si te mato… será un gran golpe para Aohige, ¿eh? – No había más que discutir ni que pensar, simplemente se lanzó a por él antes de que volviera a blandir con ambas manos su arma. Al usar una sola mano, era mucho más lento que antes, por lo que no podía calcular bien para acertarle y rara vez pasaba la cabeza del martillo cerca de él, sólo tenía que cuidarse de no chocar con el mango. Y en un momento de despiste en su guardia, atacó. Lanzó una patada lo más fuerte que pudo entre las piernas del hombre, allá donde más duele.
Bakugou
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Hanzo Miér Oct 26, 2016 3:07 pm
Mire al pirata que estaba muy asustado para moverse y correr de mi. En sus ojos se podía ver alguna que otra lagrima, que se estaba por salir. Para su corta edad, al parecer nunca había estado en un situación como esta; la punta de una arma tocando su pecho, a punto de ser atravesado al menor movimiento que hiciera.
Esta escena, me hiso recordar cuando aún era un humano de carne y hueso. El ultimo maestro que tuve en esa organización de criminales, le gustaba apuntarme y clavarme constantemente la punta de su katana en mi pecho, cuando perdía. El filo de la punta, penetraba un poco la piel y me hacia sangrar.
-Eres débil y jamás lo dejaras de ser. Sigue siendo un maldito esclavo- Al decir esa frase final, la punta de la katana, se levantaba de mi piel y dejaba un pequeño hilo de sangre que corriera constantemente.
El entrenamiento que recibía, era muy duro; generalmente volvía a mi cama con grandes heridas, pero también con un gran conocimientos de técnicas, de distintas armas blancas, del filo de las hojas y hasta material de las mismas.
La punta de mi katana se encontraba apuntando el pecho del joven pirata. Mientras miraba la batalla que Bakugou tenía contra el pirata del martillo, hable con el pirata - ¿ Donde se encuentra el líder de la Familia Mallister? - le pregunte directa y fríamente. El pirata al escuchar mi voz se exalto un poco y se quedo inmóvil nuevamente.
Al no escuchar respuesta alguna, la punta de mi katana se acerco y pincho el pecho del pirata. Al sentir el frio acero en su piel además del liquido viscoso que se desprendía de el, el hombre cerró los ojos y abrió la boca para susurrar algo que no llegue a entender.
-Mas fuerte- le exigí mientras apretaba con mayor fuerza la punta de mi katana contra su pecho, haciendo que este comenzara a sentir algo de dolor.
Los ojos del piratas se apretaron al igual que su boca - S- se ha ido c-con n-nuestro capitán a alta mar- dijo el joven muy asustado.
Saque la punta de mi katana de su pecho - Vete y jamás vuelvas- dije al joven, que después de unos segundos de meditar lo que había escuchado, salió corriendo hacia la puerta que se encontraba detrás del hombre del martillo.
-¿A DONDE CREES QUE VAS?- grito el hombre del martillo. Que tomo con fuerza el mismo, pero no pudo hacer nada al respecto, ya que su pelea se estaba intensificando cada vez mas.
-Mal- maldito gusano. Ya verás lo que te hare cuando me deshaga de estos idiotas- dijo el hombre del martillo, pero el joven sin mirar hacia atrás salió por la puerta rápidamente.
Con el joven ya desaparecido y con la verdad en mi cabeza, o al menos eso esperaba, solo era cuestión de esperar a que Bakugou se deshiciera del hombre del martillo, para poder volver a nuestro hogar y dar un largo informe de lo que había ocurrido en este lugar. Sabia que el lider de la Familia Mallister, estaria muerto o varios kilometros de distancia, una vez que salieramos de ese lugar, asique simplemente lo di por muerto.
Aunque hubiera preferido terminar las cosas por mi cuenta, sabría que Bakugou no permitiría que lo hiciera, así que simplemente decidí esperar.
Busque al joven pirata que había amenazado a Bakugou y con sus ropajes limpie los filos de mis armas.
Una vez limpios y relucientes, las guarde y me apoye sobre la pared, esperando a que Bakugou terminara su lucha, pero siempre con la guardia en alto por si tenía que acabar yo mismo con el hombre del martillo.
Esta escena, me hiso recordar cuando aún era un humano de carne y hueso. El ultimo maestro que tuve en esa organización de criminales, le gustaba apuntarme y clavarme constantemente la punta de su katana en mi pecho, cuando perdía. El filo de la punta, penetraba un poco la piel y me hacia sangrar.
-Eres débil y jamás lo dejaras de ser. Sigue siendo un maldito esclavo- Al decir esa frase final, la punta de la katana, se levantaba de mi piel y dejaba un pequeño hilo de sangre que corriera constantemente.
El entrenamiento que recibía, era muy duro; generalmente volvía a mi cama con grandes heridas, pero también con un gran conocimientos de técnicas, de distintas armas blancas, del filo de las hojas y hasta material de las mismas.
La punta de mi katana se encontraba apuntando el pecho del joven pirata. Mientras miraba la batalla que Bakugou tenía contra el pirata del martillo, hable con el pirata - ¿ Donde se encuentra el líder de la Familia Mallister? - le pregunte directa y fríamente. El pirata al escuchar mi voz se exalto un poco y se quedo inmóvil nuevamente.
Al no escuchar respuesta alguna, la punta de mi katana se acerco y pincho el pecho del pirata. Al sentir el frio acero en su piel además del liquido viscoso que se desprendía de el, el hombre cerró los ojos y abrió la boca para susurrar algo que no llegue a entender.
-Mas fuerte- le exigí mientras apretaba con mayor fuerza la punta de mi katana contra su pecho, haciendo que este comenzara a sentir algo de dolor.
Los ojos del piratas se apretaron al igual que su boca - S- se ha ido c-con n-nuestro capitán a alta mar- dijo el joven muy asustado.
Saque la punta de mi katana de su pecho - Vete y jamás vuelvas- dije al joven, que después de unos segundos de meditar lo que había escuchado, salió corriendo hacia la puerta que se encontraba detrás del hombre del martillo.
-¿A DONDE CREES QUE VAS?- grito el hombre del martillo. Que tomo con fuerza el mismo, pero no pudo hacer nada al respecto, ya que su pelea se estaba intensificando cada vez mas.
-Mal- maldito gusano. Ya verás lo que te hare cuando me deshaga de estos idiotas- dijo el hombre del martillo, pero el joven sin mirar hacia atrás salió por la puerta rápidamente.
Con el joven ya desaparecido y con la verdad en mi cabeza, o al menos eso esperaba, solo era cuestión de esperar a que Bakugou se deshiciera del hombre del martillo, para poder volver a nuestro hogar y dar un largo informe de lo que había ocurrido en este lugar. Sabia que el lider de la Familia Mallister, estaria muerto o varios kilometros de distancia, una vez que salieramos de ese lugar, asique simplemente lo di por muerto.
Aunque hubiera preferido terminar las cosas por mi cuenta, sabría que Bakugou no permitiría que lo hiciera, así que simplemente decidí esperar.
Busque al joven pirata que había amenazado a Bakugou y con sus ropajes limpie los filos de mis armas.
Una vez limpios y relucientes, las guarde y me apoye sobre la pared, esperando a que Bakugou terminara su lucha, pero siempre con la guardia en alto por si tenía que acabar yo mismo con el hombre del martillo.
Hanzo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Bakugou Jue Oct 27, 2016 4:26 am
Bakugou estaba cabreado, como para no estarlo en esa situación, pero también le embargaba la emoción de ponerse a prueba a sí mismo en un combate real. Por eso no pensaba permitir que Hanzo se entrometiera aunque para ello tuviera que desguazarlo pieza a pieza. Aquel pedazo de chatarra sabía bien lo que no tenía que hacer y de momento había dejado en paz al rubio Vongola, pero quién sabe cuándo podía decidir que era aburrido esperar y sumarse a la contienda. Por ello mismo debía terminar con aquello rápido, de forma eficaz. Dado que para tumbar a un tipo con tanta estamina a base de puñetazos era casi imposible de realizar en un tiempo reducido, optó por una opción más sencilla y usada desde hace mucho tiempo, la patada en las partes nobles.
Muchos lo tacharían de juego sucio, y muchos más llevarían la mano a su entrepierna con claro gesto de dolor, como si el presenciarlo doliera. Bakugou no creía en eso del juego limpio o de las peleas con honor. Al fin y al cabo, si aquella fuera una batalla justa, el pirata no estaría usando un martillo de tales proporciones, sino que pelearía a mano desnuda. El comandante no fue una excepción a la regla de encogerse sobre sí mismo para intentar mitigar el dolor. Eso le dio el tiempo que necesitaba para acabar con él definitivamente. Aprovechando que estaban cerca de la pared, corrió hacia ella para impulsarse en la misma de un salto, dejando un desconchón más que notable en la misma. Su objetivo era el pirata, claramente, en concreto su cabeza. Ahora que estaba agachado, quedaba a la vista y perfectamente al alcance de un puño de Bakugou. - ¡SHINEEE! - Estaba tan ocupado con el dolor de una zona tan sensible que ni siquiera lo vio venir. Un golpe tan fuerte como para dejarlo inconsciente casi instantáneamente. Era un hueso duro de roer, pensaba que le rompería el craneo y acabaría con su mísera existencia, pero pese a haber perdido seguía de una pieza, mientras que el joven Vongola agitaba la mano en señal de que se había hecho daño. - Puta cabeza más dura que tiene. Casi me rompo yo la mano.
Por su parte, parecía ser que Hanzo había acabado con los demás y le aguardaba apoyado en la pared. - ¿Ves? Soy capaz de esto y de mucho más. Has hecho bien en no entrometerte, huiera tenido que desmontarte. - Terminó por decir mientras el antes pulido y limpio suelo ahora estaba lleno de sangre y algún que otro escombro.
Muchos lo tacharían de juego sucio, y muchos más llevarían la mano a su entrepierna con claro gesto de dolor, como si el presenciarlo doliera. Bakugou no creía en eso del juego limpio o de las peleas con honor. Al fin y al cabo, si aquella fuera una batalla justa, el pirata no estaría usando un martillo de tales proporciones, sino que pelearía a mano desnuda. El comandante no fue una excepción a la regla de encogerse sobre sí mismo para intentar mitigar el dolor. Eso le dio el tiempo que necesitaba para acabar con él definitivamente. Aprovechando que estaban cerca de la pared, corrió hacia ella para impulsarse en la misma de un salto, dejando un desconchón más que notable en la misma. Su objetivo era el pirata, claramente, en concreto su cabeza. Ahora que estaba agachado, quedaba a la vista y perfectamente al alcance de un puño de Bakugou. - ¡SHINEEE! - Estaba tan ocupado con el dolor de una zona tan sensible que ni siquiera lo vio venir. Un golpe tan fuerte como para dejarlo inconsciente casi instantáneamente. Era un hueso duro de roer, pensaba que le rompería el craneo y acabaría con su mísera existencia, pero pese a haber perdido seguía de una pieza, mientras que el joven Vongola agitaba la mano en señal de que se había hecho daño. - Puta cabeza más dura que tiene. Casi me rompo yo la mano.
Por su parte, parecía ser que Hanzo había acabado con los demás y le aguardaba apoyado en la pared. - ¿Ves? Soy capaz de esto y de mucho más. Has hecho bien en no entrometerte, huiera tenido que desmontarte. - Terminó por decir mientras el antes pulido y limpio suelo ahora estaba lleno de sangre y algún que otro escombro.
Bakugou
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