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Censo
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Creado por Kronos Dom Jun 19, 2016 10:50 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Coloqué el cigarrillo en la comisura de mis labios, mientras lo encendía con el mechero azul que había comprado horas antes. Exhalé una bocanada de humo mientras miraba alrededor. De reojo, vi la hora que era. Aun faltaban unos quince minutos antes de poder reunirnos todos. El Reino de Briss era el lugar elegido para que nos volviéramos a reunir todos otra vez, esta vez sin separarnos de nuevo... o eso esperaba. El grupo que meses atrás se había separado se volvería a reunir una vez mas para cometer fechorías y crímenes varios. Un grupo lleno de personas de dudable salud mental e inexistente moral; lo conformábamos yo, frio y distante como nadie, Revy una chica de tez oscura de las tribus Kuja, Senna una chica de apenas diez años pero con una inteligencia y carácter afilado, Angelo el genio de pelo albino y, por ultimo, el psicópata y egoísta Vegnor que quién sabe por qué logro llevarse bien con el grupo. Un grupo del cual en definitiva no iba a salir nada bueno. Personas que a pesar de tener personalidades... únicas, estaban llenas de ambición y deseo de cumplir sus metas.
En el centro de la plaza de la ciudad, al lado de una fuente, seguí esperando pacientemente a que los chicos fueran viniendo, aunque ya estaban tardando a la cita. Observé con atención mi alrededor: personas, civiles, iban de un lado para otro con bolsas de compra cumpliendo sus quehaceres diarios, una rutina de la cual posiblemente estuvieran mas que artos. Eso era lo que nos diferenciaba los piratas de otras personas, a parte de haber cometido un gran pecado tal como era el asesinato (en muchos casos) en nuestras vidas. Salíamos a perseguir nuestras metas, nuestros mas deseados sueños y dejábamos atrás todo lo que teníamos. Tiré al suelo el cigarrillo mientras exhalaba y lo pisoteaba para apagarlo. - Ya era hora. -
En el centro de la plaza de la ciudad, al lado de una fuente, seguí esperando pacientemente a que los chicos fueran viniendo, aunque ya estaban tardando a la cita. Observé con atención mi alrededor: personas, civiles, iban de un lado para otro con bolsas de compra cumpliendo sus quehaceres diarios, una rutina de la cual posiblemente estuvieran mas que artos. Eso era lo que nos diferenciaba los piratas de otras personas, a parte de haber cometido un gran pecado tal como era el asesinato (en muchos casos) en nuestras vidas. Salíamos a perseguir nuestras metas, nuestros mas deseados sueños y dejábamos atrás todo lo que teníamos. Tiré al suelo el cigarrillo mientras exhalaba y lo pisoteaba para apagarlo. - Ya era hora. -
- Condiciones:
- Bienvenidos al rol grupal, chavales. Para no aminorar la marcha del rol en general, habrá salteos cada 24H. Si, estrujaros y hacedme un post por día. Espero que lo disfrutéis y a liarla. (Id posteando los que os acepten la ficha)
Kronos
Hoja de personaje
Nivel:
(2/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinra Tsukishima Mar Jun 21, 2016 2:29 am
Había llegado recientemente de Shimotsuki, en una mierda de bote que me costó una vida llegar. No quería volver a pensar a dónde me dirigiría después, odio los viajes teniendo que remar. Por eso no estaba en el momento oportuno con las bestias que tenía como "amigos" a cada cual más raro que el anterior. No obstante, esos se defendían entre ellos a muerte, o eso pensaba, lo que quiero decir es que después de todo tienen corazón, o eso quería pensar. Pero la verdad, es que todos estaban medio chalaos para mi gusto. De cualquier modo, sólo esperaba que no me rebasen sólo por ser diferente, quien sabe si el tiempo los ha echo majaras. A parte de lo del remo, también es que me entretuve por el camino con tonterías, de modo que llegaría en mitad de las conversaciones seguramente.
En efecto, cada uno iba a lo suyo. A uno lo vi jugando con cuchillas y cortándose el brazo. Otros se miraban mutuamente observándose, otro acaparaba la atención, ¿pero que pasaba si me metía de lleno? Se me daba fatal presentarme y me daba mucha pereza, que remedio ~ Hola chavales... ~ Dije medio sin ganas apartando la vista. No reconocía a muchos, sólo a Angelo, su cara de asesino es la misma ~ No se si os acordaréis de mí, era muy pequeño entonces... Soy Shinra Tsukishima ~ Esperaba que se acordasen, después de todo, era una persona que solía pasar desapercibida y en soledad, por gusto más que nada. La gente tiende a ser alborotada.
En efecto, cada uno iba a lo suyo. A uno lo vi jugando con cuchillas y cortándose el brazo. Otros se miraban mutuamente observándose, otro acaparaba la atención, ¿pero que pasaba si me metía de lleno? Se me daba fatal presentarme y me daba mucha pereza, que remedio ~ Hola chavales... ~ Dije medio sin ganas apartando la vista. No reconocía a muchos, sólo a Angelo, su cara de asesino es la misma ~ No se si os acordaréis de mí, era muy pequeño entonces... Soy Shinra Tsukishima ~ Esperaba que se acordasen, después de todo, era una persona que solía pasar desapercibida y en soledad, por gusto más que nada. La gente tiende a ser alborotada.
Shinra Tsukishima
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Angelo Jaguerjakert Mar Jun 21, 2016 3:38 am
Los huevos inflados de Angelo no sintieron un gran dolor, pues el frío de la propia acera le había calmado un poco, por suerte. Nuestro protagonista seguía de piernas cruzadas comiéndose su bocadillo al cual tan solo le quedaban dos bocados. Senna es ahuyentada por el galletazo en la frente y su consecuente humillación, esta corre a las faldas de Kronos lo que provoca una nueva carcajada del peli blanco, gracias a la cual no escucha el siguiente comentario despectivo y por lo tanto no se inicia una guerra de galletas podridas porque… ¿tenía más? Quién sabe. Lo que viene después es una explicación medio explicación real del porque estaba juntando a todos, Kronos hablaba de que ahora era el momento, repitiendo en ocasiones que todos eran grandes, algo en lo que Angelo no estaba de acuerdo en absoluto. Sacó un cuenco la mar de bonito, lo dejó en el suelo y se cortó para depositar su sangre en el mismo. Angelo sonríe ante los comentarios de Vegui, ya que había pensado lo mismo de Kronos y su posible sangre contaminada de algún virus, seguramente sexual. – Yo tampoco me fío de vuestra salud, además tengo mi propio método… Esto será suficiente. - Lentamente como si fuera lo más normal del mundo, Angelo sacó una de sus pistolas, puso la mano recta y se disparó de rasqui en dicha mano. La sangre salta y lo hace hacia la cara de Revy a la cual también le pasa la bala por el lado de la cara, a punto de matarla, qué cosas, algo de lo que Angelo se da cuenta en seguida. Además, eso de pegarse un tiro en plena plaza no es precisamente algo que no llame la atención. Un grito acompaña a otro y así pronto los piratas se quedan completamente solos, sin duda, algo no muy bueno.
Se comió lo que le quedaba de alimento. El pistolero deposita en el recipiente su sangre y sale huyendo del lado de Revy por miedo a que esta tomara represalias, dio una vuelta al círculo, quedando justo detrás de Senna, apoyando sus brazos en la cabeza de la niña, observando de lejos la reacción de la mujer guerrera. Antes de que la joven muchacha pudiera reaccionar de forma violenta o por lo menos desagradable por mancharle el pelo de sangre, Angelo se pone en pie de nuevo, caminando en dirección a Vegui, se coloca cerca de él para contemplar la llegada de el ultimo integrante, uno de los más jóvenes creía recordar el peli blanco. Shinra, quién denotando más seguridad que antaño se había colocado casi en el centro del circulo, parece más espabilado y es algo que no pasa desapercibido para Angelo. Nuestro querido peli blanco avanza hacia el, mirándolo con intensidad, inspeccionando su rostro. – Qué tal pequeño Shinra, has crecido mucho, ya pareces todo un hombrecito. - Le comenta, colocándole la mano sobre la cabeza para moverle el pelo, un gesto de buen hacer, sin embargo la mano se queda más tiempo de lo protocolario en su cabeza, viéndose como la mano en concreto con la que le estaba tocando era con la que se acababa de cortar y por lo tanto, la sangre que parece caerle por la mejilla izquierda al joven Shinra es la de Angelo, le había empapado enterito. – Oh, lo siento. - Decía retrasándose.
¿Se iba? Lo parecía, bueno más que parecer es lo que estaba haciendo. Los pasos de Angelo se volvieron, encaminándose hacia la costa, firmado el pacto y terminado el trabajo, era hora de marcharse. Una sonora bocina suena, proviene del hotel que hay a varios metros detrás de Kronos, es el hotel donde Angelo pasó sus días, mutilando gente, seguramente ya habrían visto el destrozo que este ocasionó y siguiendo la sangre, el rastro que dejó, les llevó hasta el circulo de criminales medio sectistas que estaban bebiendo un cuenco lleno de sangre… Es decir, eso habrán pensado. La alarma suena muy ampliamente, pronto vendrá la marina, algo que todos sabían, luego entendían que el pensador, que es como le gustaba llamarse a sí mismo, fuera el primero en marcharse.
Se comió lo que le quedaba de alimento. El pistolero deposita en el recipiente su sangre y sale huyendo del lado de Revy por miedo a que esta tomara represalias, dio una vuelta al círculo, quedando justo detrás de Senna, apoyando sus brazos en la cabeza de la niña, observando de lejos la reacción de la mujer guerrera. Antes de que la joven muchacha pudiera reaccionar de forma violenta o por lo menos desagradable por mancharle el pelo de sangre, Angelo se pone en pie de nuevo, caminando en dirección a Vegui, se coloca cerca de él para contemplar la llegada de el ultimo integrante, uno de los más jóvenes creía recordar el peli blanco. Shinra, quién denotando más seguridad que antaño se había colocado casi en el centro del circulo, parece más espabilado y es algo que no pasa desapercibido para Angelo. Nuestro querido peli blanco avanza hacia el, mirándolo con intensidad, inspeccionando su rostro. – Qué tal pequeño Shinra, has crecido mucho, ya pareces todo un hombrecito. - Le comenta, colocándole la mano sobre la cabeza para moverle el pelo, un gesto de buen hacer, sin embargo la mano se queda más tiempo de lo protocolario en su cabeza, viéndose como la mano en concreto con la que le estaba tocando era con la que se acababa de cortar y por lo tanto, la sangre que parece caerle por la mejilla izquierda al joven Shinra es la de Angelo, le había empapado enterito. – Oh, lo siento. - Decía retrasándose.
¿Se iba? Lo parecía, bueno más que parecer es lo que estaba haciendo. Los pasos de Angelo se volvieron, encaminándose hacia la costa, firmado el pacto y terminado el trabajo, era hora de marcharse. Una sonora bocina suena, proviene del hotel que hay a varios metros detrás de Kronos, es el hotel donde Angelo pasó sus días, mutilando gente, seguramente ya habrían visto el destrozo que este ocasionó y siguiendo la sangre, el rastro que dejó, les llevó hasta el circulo de criminales medio sectistas que estaban bebiendo un cuenco lleno de sangre… Es decir, eso habrán pensado. La alarma suena muy ampliamente, pronto vendrá la marina, algo que todos sabían, luego entendían que el pensador, que es como le gustaba llamarse a sí mismo, fuera el primero en marcharse.
Angelo Jaguerjakert
Hoja de personaje
Nivel:
(4/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Revy Lothbrok Mar Jun 21, 2016 10:11 am
Se notaba un buen ambiente, parecía que aquellas diferencias que habían hecho que en el pasado se separasen, hubiesen quedado olvidadas. Nadie parecía tener ninguna disputa con nadie, o un rencor guardado. Nada. Solo eran viejos amigos que volvían a encontrarse después de meses, que se echaban de menos y que disfrutaban volviendo a encontrarse. Las verdaderas amistades, aunque pase el tiempo, no se rompen con cualquier cosa. Revy, en lo personal, estaba contenta, y eso no solía expresarlo, es más, se mantenía seria. Pero se sentía como en casa alrededor de esos piratas asquerosos… Y la dulce Senna. Todo eran bromas, no había seriedad ninguna y el tema que les hizo reunirse aún no salía. Al menos no de momento.
La niña se escondió de Angelo, colocándose detrás del pelirrojo, como un perrito asustado, y es que la relación de la niña y el albino se basaba en eso; bromas constantes. También podía notarse en Kronos la misma sensación que ella tenía; la nostalgia. Se le notaba feliz, bueno, a todos los allí reunidos (¡incluso Vegui!) estaban felices por estar allí. El pequeño interludio que habían compartido, haciendo bromas y riendo, terminó con las palabras de Kronos, quien, en un momento de liderazgo, empezó a discursar. Era lo que Revy esperaba: quería que el grupo volviera a unirse. Es decir, ¿quién no? Las diferencias habían quedado atrás. Además, es como bien el pelirrojo decía: apartando estas diferencias, todos buscaban un objetivo común. Lo siguiente que oyó Revy le gustó: sin reglas, sin capitán, sin líder, sin orden. En su rostro se pudo ver una mueca, una sonrisa ambiciosa. Sí, la idea principal era preciosa, pero con tantas personalidades tan dominantes, eso no sería así siempre, alguien acabaría tomando el mando, tarde o temprano.
Lo siguiente que propuso fue lo que llamó el juramento de sangre. Todos lo conocíamos, no siempre practicado. Kronos fue el primero, que, con una cuchilla, se hizo un corte en la mano, derramando así el líquido carmesí en un cuenco que llevaba allí desde que ella llegó. El siguiente fue Vegnor, que, sin fiarse de la sangre y de la cuchilla del pelirrojo, lo hizo él mismo con su katana, obviamente muy afilada y larga. Fue un corte preciso y hondo que derramó un chorro de sangre en seguida. A continuación, a su lado, Angelo, que, por supuesto, tenía que llamar la atención. Sacó una de sus pistolas y se disparó a su propia mano. No sólo eso, sino que esto provocó que MÁS sangre se vertiera en nuestra protagonista. La víbora de la misma, que llevaba aguantándose un rato para no beber la sangre del cuenco, se lanzó corriendo a lamer la que había caído sobre la morena, no sin antes sacarle los colmillos al albino. Tampoco se quedó ahí, y es que su bala llegó tan cerca de la mujer que le rozó el flequillo, y eso hizo que, si antes no se había cabreado por la sangre, se cabrease ahora. El sonido del disparo, empezó a crear un ambiente de miedo entre las personas que paseaban tranquilamente por la plaza. No podía hacerlo sin llamar la atención, no. Éste fue inteligente y decidió quitarse de en medio, dando la vuelta al círculo y poniéndose en el otro extremo. Revy le lanzó una mirada asesina, con esos ojos de pupilas afiladas como las de una serpiente. Puede que no dijese nada, pero sus miradas dan escalofríos. Pero como ella era la siguiente, se dignó a seguir el juramento. Su manera de sacar sangre, no fue otra que dejar que la víbora le hincara sus largos colmillos, no del todo, en la mano. Su rostro ni se musitó cuando aquellos colmillos enormes atravesaron su piel. No inyectó veneno con esa mordida, pero sí dejó dos profundos huecos, del que empezó a chorrear sangre, que acto seguido vertió sobre el cuenco.
Procedió a sacarse un tirón de la ropa que llevaba, para hacerse una pequeña venda, ya que eso no paraba de chorrear. Su serpiente también la ayudaba, lamiendo la herida como si fuese un perrito. Entonces, una visita sorpresa hizo su aparición en la reunión, colocándose casi en el centro del círculo, un chico joven se presentó. Parecía que sobretodo compartía lazos con ese maldito peliblanco, que apenas acababa de encontrarse otra vez con él, y ya la estaba poniendo de los nervios. Compartieron ambos unas palabras. Al parecer era viejo amigo del grupo, sobretodo de Angelo, y es que a Revy le sonaba ligeramente su cara, pero a lo mejor por consecuencia del tiempo que había pasado, no le reconoció del todo. De todas maneras, le hizo un pequeño saludo con la mano, acompañado de una sonrisa.
Acto seguido, vio cono en silencio, Angelo empezaba a alejarse un poco. Parecía que se lo oliera, pues a los pocos segundos, una alarma empezó a sonar a todo volumen. Sí, eso tenía que ver con Angelo, y seguramente con toda la sangre que llevaba encima y que ni si quiera se había dignado en quitarse. O se daban un poco de prisa, o se iban a encontrar cara a cara con la marina. Revy tuvo un momento de indecisión, pero tras pocos segundos, aceleró el paso para alcanzar a Angelo, caminando a su lado. – No tan rápido, vaquero. – Sonrió un poco. – Vamos juntos. – Hizo una pequeña pausa. – Además… Aún tengo unas pequeñas cuentas pendientes contigo. – Dijo refiriéndose sobretodo a la sangre.
La niña se escondió de Angelo, colocándose detrás del pelirrojo, como un perrito asustado, y es que la relación de la niña y el albino se basaba en eso; bromas constantes. También podía notarse en Kronos la misma sensación que ella tenía; la nostalgia. Se le notaba feliz, bueno, a todos los allí reunidos (¡incluso Vegui!) estaban felices por estar allí. El pequeño interludio que habían compartido, haciendo bromas y riendo, terminó con las palabras de Kronos, quien, en un momento de liderazgo, empezó a discursar. Era lo que Revy esperaba: quería que el grupo volviera a unirse. Es decir, ¿quién no? Las diferencias habían quedado atrás. Además, es como bien el pelirrojo decía: apartando estas diferencias, todos buscaban un objetivo común. Lo siguiente que oyó Revy le gustó: sin reglas, sin capitán, sin líder, sin orden. En su rostro se pudo ver una mueca, una sonrisa ambiciosa. Sí, la idea principal era preciosa, pero con tantas personalidades tan dominantes, eso no sería así siempre, alguien acabaría tomando el mando, tarde o temprano.
Lo siguiente que propuso fue lo que llamó el juramento de sangre. Todos lo conocíamos, no siempre practicado. Kronos fue el primero, que, con una cuchilla, se hizo un corte en la mano, derramando así el líquido carmesí en un cuenco que llevaba allí desde que ella llegó. El siguiente fue Vegnor, que, sin fiarse de la sangre y de la cuchilla del pelirrojo, lo hizo él mismo con su katana, obviamente muy afilada y larga. Fue un corte preciso y hondo que derramó un chorro de sangre en seguida. A continuación, a su lado, Angelo, que, por supuesto, tenía que llamar la atención. Sacó una de sus pistolas y se disparó a su propia mano. No sólo eso, sino que esto provocó que MÁS sangre se vertiera en nuestra protagonista. La víbora de la misma, que llevaba aguantándose un rato para no beber la sangre del cuenco, se lanzó corriendo a lamer la que había caído sobre la morena, no sin antes sacarle los colmillos al albino. Tampoco se quedó ahí, y es que su bala llegó tan cerca de la mujer que le rozó el flequillo, y eso hizo que, si antes no se había cabreado por la sangre, se cabrease ahora. El sonido del disparo, empezó a crear un ambiente de miedo entre las personas que paseaban tranquilamente por la plaza. No podía hacerlo sin llamar la atención, no. Éste fue inteligente y decidió quitarse de en medio, dando la vuelta al círculo y poniéndose en el otro extremo. Revy le lanzó una mirada asesina, con esos ojos de pupilas afiladas como las de una serpiente. Puede que no dijese nada, pero sus miradas dan escalofríos. Pero como ella era la siguiente, se dignó a seguir el juramento. Su manera de sacar sangre, no fue otra que dejar que la víbora le hincara sus largos colmillos, no del todo, en la mano. Su rostro ni se musitó cuando aquellos colmillos enormes atravesaron su piel. No inyectó veneno con esa mordida, pero sí dejó dos profundos huecos, del que empezó a chorrear sangre, que acto seguido vertió sobre el cuenco.
Procedió a sacarse un tirón de la ropa que llevaba, para hacerse una pequeña venda, ya que eso no paraba de chorrear. Su serpiente también la ayudaba, lamiendo la herida como si fuese un perrito. Entonces, una visita sorpresa hizo su aparición en la reunión, colocándose casi en el centro del círculo, un chico joven se presentó. Parecía que sobretodo compartía lazos con ese maldito peliblanco, que apenas acababa de encontrarse otra vez con él, y ya la estaba poniendo de los nervios. Compartieron ambos unas palabras. Al parecer era viejo amigo del grupo, sobretodo de Angelo, y es que a Revy le sonaba ligeramente su cara, pero a lo mejor por consecuencia del tiempo que había pasado, no le reconoció del todo. De todas maneras, le hizo un pequeño saludo con la mano, acompañado de una sonrisa.
Acto seguido, vio cono en silencio, Angelo empezaba a alejarse un poco. Parecía que se lo oliera, pues a los pocos segundos, una alarma empezó a sonar a todo volumen. Sí, eso tenía que ver con Angelo, y seguramente con toda la sangre que llevaba encima y que ni si quiera se había dignado en quitarse. O se daban un poco de prisa, o se iban a encontrar cara a cara con la marina. Revy tuvo un momento de indecisión, pero tras pocos segundos, aceleró el paso para alcanzar a Angelo, caminando a su lado. – No tan rápido, vaquero. – Sonrió un poco. – Vamos juntos. – Hizo una pequeña pausa. – Además… Aún tengo unas pequeñas cuentas pendientes contigo. – Dijo refiriéndose sobretodo a la sangre.
Revy Lothbrok
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Senna Neshael Mar Jun 21, 2016 11:08 am
La albina no pudo más que ignorar las risas de los demás, fomentando lo que, para ella, no había tenido gracia. Manteniéndose aún tras el pelirrojo escuchó su discurso, mirándole de forma intermitente el rostro y los pies pues, dada su ubicación, dirigir la vista a sus ojos suponía encontrarse con el sol de frente además de un constante dolor de cuello poco agradable. Sin embargo si la clavaba en los pies, a pesar de que escuchaba perfectamente lo que decía, podía parecer que le interesaba mínimamente y, a pesar de que no solía importarle lo que pensaran los demás de ella misma, no quería que aquel grupo se sintiera “ofendido” (si es que eran capaces de tener tal sentimiento).
Sin duda las palabras del fumador sonaban bien, un grupo unido por un ideal común, cada uno con sus razones de por medio, por su parte la albina quería aquella fama con tal de que su hermano oyera sobre ella y fuera más fácil encontrarle. Un grupo unido sin un capitán o sargento que tomara las decisiones o diera órdenes, aunque viendo como había empezado el pelirrojo ya estaba tomando el control de la situación. Continuando con su aire de liderazgo, propuso un pacto de sangre que, lejos de parecer una buena idea, supuso una piedra en el camino de la pequeña, comenzaban de nuevo su camino y ya tenían que hacerlo heridos… Confiaba en que, por lo menos, no les hiciera bebérsela como si fuera un zumo comprado en una tienda cercana. Desde su posición, Senna se limitó a mirar como uno a uno realizaban aquel acto, lanzando furtiva y rápidas miradas a su alrededor para comprobar que su escenita estaba llamando la atención demasiado y que la gente de la plaza no tardaría en asustarse y avisar a alguna fuerza de la autoridad para que retirara al grupo de locos sanguinarios.
Hundida en sus pensamientos fue sorprendida por el sonido de un disparo que le hizo saltar en el sitio y dirigir su mirada al canoso que, para variar, no podía hacer las cosas de forma normal. No le importó que la usara de escudo, sabía que Revy podría controlarse y no le lanzaría ningún ataque, pero le molestó notar como sus cabellos se teñían de rojo en el punto que él tocó por lo que rápidamente dio dos brincos hacia delante para situarse ante el cuenco y hacer lo que tocaba. Fue un corte rápido y limpio que, una vez hubo derramado la sangre, fue cubierto con un pañuelo de tono rojizo para evitar cualquier posible infección.
Ignoró a la siguiente persona que entró en el grupo, se sentía más atraída por la alarma que estaba sonando por todo el pueblo y que, sin duda, alertaba de su presencia allí. Terminó de atar el pañuelo a su mano, ayudándose de los dientes, y comenzó a caminar con paso lento hacia donde habían ido los otros dos pues sabía que era prudente salir de allí cuanto antes – Deberíamos irnos… – Dirigió aquellas palabras a los que aún quedaban en medio de la plaza, deteniendo sus pasos durante unos segundos para que pudieran escucharla. Por el momento no diría nada pero seguramente acabaría ofreciéndoles a todos una cura rápida para las heridas que se habían hecho, sobre todo para el loco lleno de sangre pues, aunque lo hubiera hecho con cuidado, un disparo siempre traía más problemas que un simple corte.
Sin duda las palabras del fumador sonaban bien, un grupo unido por un ideal común, cada uno con sus razones de por medio, por su parte la albina quería aquella fama con tal de que su hermano oyera sobre ella y fuera más fácil encontrarle. Un grupo unido sin un capitán o sargento que tomara las decisiones o diera órdenes, aunque viendo como había empezado el pelirrojo ya estaba tomando el control de la situación. Continuando con su aire de liderazgo, propuso un pacto de sangre que, lejos de parecer una buena idea, supuso una piedra en el camino de la pequeña, comenzaban de nuevo su camino y ya tenían que hacerlo heridos… Confiaba en que, por lo menos, no les hiciera bebérsela como si fuera un zumo comprado en una tienda cercana. Desde su posición, Senna se limitó a mirar como uno a uno realizaban aquel acto, lanzando furtiva y rápidas miradas a su alrededor para comprobar que su escenita estaba llamando la atención demasiado y que la gente de la plaza no tardaría en asustarse y avisar a alguna fuerza de la autoridad para que retirara al grupo de locos sanguinarios.
Hundida en sus pensamientos fue sorprendida por el sonido de un disparo que le hizo saltar en el sitio y dirigir su mirada al canoso que, para variar, no podía hacer las cosas de forma normal. No le importó que la usara de escudo, sabía que Revy podría controlarse y no le lanzaría ningún ataque, pero le molestó notar como sus cabellos se teñían de rojo en el punto que él tocó por lo que rápidamente dio dos brincos hacia delante para situarse ante el cuenco y hacer lo que tocaba. Fue un corte rápido y limpio que, una vez hubo derramado la sangre, fue cubierto con un pañuelo de tono rojizo para evitar cualquier posible infección.
Ignoró a la siguiente persona que entró en el grupo, se sentía más atraída por la alarma que estaba sonando por todo el pueblo y que, sin duda, alertaba de su presencia allí. Terminó de atar el pañuelo a su mano, ayudándose de los dientes, y comenzó a caminar con paso lento hacia donde habían ido los otros dos pues sabía que era prudente salir de allí cuanto antes – Deberíamos irnos… – Dirigió aquellas palabras a los que aún quedaban en medio de la plaza, deteniendo sus pasos durante unos segundos para que pudieran escucharla. Por el momento no diría nada pero seguramente acabaría ofreciéndoles a todos una cura rápida para las heridas que se habían hecho, sobre todo para el loco lleno de sangre pues, aunque lo hubiera hecho con cuidado, un disparo siempre traía más problemas que un simple corte.
Senna Neshael
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinra Tsukishima Mar Jun 21, 2016 11:55 am
No pensaba que se fuesen a acordar de mí. A pesar de que nada más hablar ya me estaban poniendo la cara de sangre, no pasaba nada, eso se limpia. Pero añoré esos tiempos en los cuales yo sólo podía observar de lejos. Angelo, Revy, Kronos, Senna y Vegnor, todos ellos eran referentes para mí. Aunque decía los nombres, realmente de sus caras no me acordaba y no sabía que eran ellos, pero bueno, me quedé satisfecho con que Angelo se acordase de mí, apoyando su mano en mi cabeza dejando ensuciar mi cara con sangre como dije, realmente, me daba igual. Era líquido después de todo. Miré cómo mi mejilla se volvía como más roja ~ Ah... No te preocupes ~ Decía mientras cogía un papel o un pañuelo de uno de mis bolsillos para limpiarme la mejilla sin mucha preocupación. Tras ello, vi como que todos parecían querer irse a hacer algo o simplemente huir de la zona, pues la alarma del hotel que estaba a unos metros comenzó a sonar haciéndose notar severamente ~ ¿A dónde irán? ~ Me cuestionaba. Tampoco tenía curiosidad, pero si tenía que seguirles siempre viene bien saber a dónde te diriges. Pero... Vi la situación? No, desde luego que no. Pues a uno le cortaron un poco el brazo y otro recibió un balazo. Miré a Vegnor. Su cara que representaba una persona pasota, realmente era otro chalao. Luego estaban las dos mujeres, haciendo caso omiso de mi llegada, también querían evitar problemas.
Yo desde luego que aquí era un mero espectador. Tampoco era mucho de aportar en el pasado, tampoco lo era ahora, ¿Para qué? Nadie ha pedido mi palabra, así que simplemente iba a seguir al grupo apoyándoles en lo que pudiese hacer falta. Esperaba que no hiciese falta, así no haría nada y tendría más tiempo de pensar en mis cosas, como lo eran las nubes por ejemplo, o las tonterías del pasado ~ ¿A dónde vamos? Espero que no se alargue mucho esta caminata ~
Yo desde luego que aquí era un mero espectador. Tampoco era mucho de aportar en el pasado, tampoco lo era ahora, ¿Para qué? Nadie ha pedido mi palabra, así que simplemente iba a seguir al grupo apoyándoles en lo que pudiese hacer falta. Esperaba que no hiciese falta, así no haría nada y tendría más tiempo de pensar en mis cosas, como lo eran las nubes por ejemplo, o las tonterías del pasado ~ ¿A dónde vamos? Espero que no se alargue mucho esta caminata ~
Shinra Tsukishima
Hoja de personaje
Nivel:
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Creado por Vegnor Dozz Miér Jun 22, 2016 12:24 am
Tras cortarse con su espada volvió a enfundarla, ensuciando en el proceso la funda de la misma. Extendió su brazo y lo metió en la fuente, limpiando la sangre sobre su piel, para después sacar un pañuelo de su bolsillo y vendar su mano. Una vez la venda estuvo colocada con firmeza agarró su arma del suelo y levó la funda hasta el agua, limpiándola de igual forma, una vez que todo rastro de sangre fue eliminado llevó de nuevo la katana sellada a su espalda. – Y ahora debo limpiar todo esto por culpa de tus manías raras – Mencionó mirando de manera acusadora a Kronos. Tras unos breves instantes llegó otro individuo que se presentó ante ellos, aunque realmente no tenía mucha memoria de este, aunque ya de por si no era alguien precisamente que tuviera una gran colección de recuerdos. – No sé quien mierda eres – Respondió de manera tajante el moreno, aunque en su defensa la resaca no ayudaba para recordar de quien se trataba, seguramente era alguien a quien había conocido hace años.
– ¿Tu mascota? – Preguntó el pirata mirando al albino, pues era quien había saludado al recién llegado. En ese punto el plaza estaba ya vacío y solo se encontraban ellos junto a la fuente, con una considerable cantidad se sangre bajo sus pies. Repentinamente una alarma comenzó a sonar y cada uno fue disipándose, alejándose del lugar, como huyendo de alguna escena del crimen. – Supongo que esa es la señal de retirada, iré a dormir – Comentó alejándose del plaza, dando pasos firmes contra el suelo que crujía bajo sus zapatos.
– ¿Tu mascota? – Preguntó el pirata mirando al albino, pues era quien había saludado al recién llegado. En ese punto el plaza estaba ya vacío y solo se encontraban ellos junto a la fuente, con una considerable cantidad se sangre bajo sus pies. Repentinamente una alarma comenzó a sonar y cada uno fue disipándose, alejándose del lugar, como huyendo de alguna escena del crimen. – Supongo que esa es la señal de retirada, iré a dormir – Comentó alejándose del plaza, dando pasos firmes contra el suelo que crujía bajo sus zapatos.
Vegnor Dozz
Hoja de personaje
Nivel:
(1/1)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinra Tsukishima Miér Jun 22, 2016 11:20 am
Estaba distraído observando a cada uno de los presentes. Los intentaba analizar, pero aún era demasiado pronto como para hacerlo, aunque podría decir un poco de cada uno. Todos tenían una memoria de mierda, excepto Angelo, al acordarse de mí implicaba eso. De las chicas o las mujeres no puedo decir mucho, puesto que a penas hablaron o hicieron algo así que sólo me quedaban dos. Kronos, al igual que las chicas parecía corriente, no tenía mucho que añadir. Y en último lugar, Vector. No sabía para nada quién, realmente me daba igual. Simplemente lo miré de arriba a abajo. Luego miró a Angelo preguntando si era su mascota. Sonreí sarcásticamente. No me consideraba mascota de nadie, aunque tampoco iba a contestar, pues no hacía falta. Pero me preguntaba porque dijo eso, sin embargo, le dejé de dar importancia al momento, observando a los grupos de personas que nos rodeaban. No había nada interesante. Lo malo, es que ya nos íbamos a ir, ¿A dónde? Quien sabe, pero lo que estaba claro es que tendría que seguirles. Aparentemente, creo que era el más pequeño. Haciendo una escala, seguramente era el que menos poder tendría en cuanto a decir o proponer cosas. Pues pensaba que pensarían que era sólo un niño, entonces, ¿Para qué molestarse? Así que simplemente me acoplé al grupo cuando nos fuésemos. Seguramente fuese detrás de Angelo, a fin de cuentas era el único que me reconoció y por ello que la comodidad, o por el momento la tendría con él. Con cualquier otro me sentiría igual la verdad, y aunque esté divagando y no siga nada y mucho a la vez, por eso no hablaba, eran irrelevantes mis palabras, por el momento era uno más. Pero si me gustaría saber cuándo empezarían a acordarse, pues aunque no hiciese grandes cosas de pequeño, me acuerdo de haber estado con todos ellos...
~ Bueno, pues vayamonos ~ Pensé
~ Bueno, pues vayamonos ~ Pensé
Shinra Tsukishima
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
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Creado por Kronos Miér Jun 22, 2016 5:11 pm
Nadie parecía estar en contra de la idea de volver a hacernos a la mar todos juntos de nuevo. Todos y cada uno de los chicos completó el rito de sangre sin ninguna objeción, aunque se quejaban de mis raras manías. Hice caso omiso a todos los comentarios mientras sacaba un pañuelo blanco y me limpiaba y vendaba la herida para no pillar ninguna infección. La plaza, cada vez mas vacía, pronto se iba a convertir en un lugar peligroso para nosotros, antes la multitud servía como 'velo' para escondernos ahora, sin nadie en la plaza, era un peligro estar allí. Al fin y al cabo, éramos criminales con un precio sobre nuestras cabezas. Todo iba con relativa normalidad hasta que, de pronto, un chico se presentó ante nosotros. Me sonaba de algo, pero no lograba ubicarle. El que si le reconoció fue Angelo. Le conocía de algo, si, pero no me acordaba en aquél momento de donde. Aquellas facciones de la cara me eran tan familiares...
Un ruido de alarma me sacó de mis cavilaciones obligándome a sacar (en un acto de reflejo) ambas pistolas que yacían en mi cinturón de cuero negro. Miré alrededor, alterado. Era, posiblemente, la alarma para informar la marina de algo. No era la primera vez que veía algo así. Vegnor, el nuevo y Angelo comenzaron por retirarse. La pregunta era a donde irían, si ni habían planeado el próximo punto de encuentro, o si quiera, un plan que seguir para capturar algún barco o algo. Tenia que improvisar. Alcé la mano y señalé hacia el norte, en dirección al puerto. - Por allí esta el puerto, vamos a robar algún barco y salgamos pitando de aquí. - Eché a correr mientras los chicos me seguían, incluidos Angelo y Vegui y el chico nuevo.
En cuestión de minutos logramos llegar al puerto. Había barcos por todas partes, algunos con gente y otros sin. Algunos con mercancía y otros vacíos. Me fijé en un barco sin, aparentemente, nadie y sin mercancía. Lo custodiaban un par de guardias fortachones y armados con una porra cada uno. Por suerte a esas horas no había gente. No tanta, en comparación. Corrí hasta ponerme delante de uno de los guardias, mirándole fijamente. Este por su parte, puso su mano sobre la porra preparado para darme una paliza si le venia en gana. Le pagaban por eso. Sin medir palabra alguna, alcé mi derecha y disparé entre sus cejas, haciéndole cae hacia atrás, hacia el agua. Aprovechando la sorpresa del otro sujeto, disparé otra vez, aunque esta vez era al pecho. El hombre cayo de rodillas y le propiné una patada a la mandíbula para hacerle caer al agua. - Vámonos de aquí chicos, antes de que las cosas se pusieran mas feas aun. - Uno a uno fueron subiendo, Revy y Vegui quienes eran navegantes se encargaron de poner en marcha el barco. Afrontábamos un nuevo destino, juntos.
Un ruido de alarma me sacó de mis cavilaciones obligándome a sacar (en un acto de reflejo) ambas pistolas que yacían en mi cinturón de cuero negro. Miré alrededor, alterado. Era, posiblemente, la alarma para informar la marina de algo. No era la primera vez que veía algo así. Vegnor, el nuevo y Angelo comenzaron por retirarse. La pregunta era a donde irían, si ni habían planeado el próximo punto de encuentro, o si quiera, un plan que seguir para capturar algún barco o algo. Tenia que improvisar. Alcé la mano y señalé hacia el norte, en dirección al puerto. - Por allí esta el puerto, vamos a robar algún barco y salgamos pitando de aquí. - Eché a correr mientras los chicos me seguían, incluidos Angelo y Vegui y el chico nuevo.
En cuestión de minutos logramos llegar al puerto. Había barcos por todas partes, algunos con gente y otros sin. Algunos con mercancía y otros vacíos. Me fijé en un barco sin, aparentemente, nadie y sin mercancía. Lo custodiaban un par de guardias fortachones y armados con una porra cada uno. Por suerte a esas horas no había gente. No tanta, en comparación. Corrí hasta ponerme delante de uno de los guardias, mirándole fijamente. Este por su parte, puso su mano sobre la porra preparado para darme una paliza si le venia en gana. Le pagaban por eso. Sin medir palabra alguna, alcé mi derecha y disparé entre sus cejas, haciéndole cae hacia atrás, hacia el agua. Aprovechando la sorpresa del otro sujeto, disparé otra vez, aunque esta vez era al pecho. El hombre cayo de rodillas y le propiné una patada a la mandíbula para hacerle caer al agua. - Vámonos de aquí chicos, antes de que las cosas se pusieran mas feas aun. - Uno a uno fueron subiendo, Revy y Vegui quienes eran navegantes se encargaron de poner en marcha el barco. Afrontábamos un nuevo destino, juntos.
Kronos
Hoja de personaje
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(2/100)
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