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Creado por Shotto Lynx Jue Jul 07, 2016 5:46 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Era una mañana esplendorosa en el patio de prácticas del cuartel de la Marina en Shells Town. Para aquel día estaba programa una sesión de prácticas dirigida por un alférez que tenía fama de estricto y estaba a cargo de los novatos en el ámbito de entrenamiento. Desde que pudo verme, era obvio que no me tenía mucho agrado. Mi aspecto tan pulcro y de clase alta, combinado con mi expresión felina de astucia y superioridad, seguramente le hacían pensar que me lo tenía muy creído. Así que desde que llegué a aquel amplio patio, me llamó de inmediato para enfrentar a un oponente. ¡Y vaya oponente el que me tocó!
— Hermosa damisela, permita que reverencie su belleza con el honor de sujetar su mano, nyan —recité, apareciendo como por arte de magia delante de la bella recluta de la marine que tenía desenvainada su espada en posición de combate. La mujer se puso muy roja, ya que tal acto en medio de un entrenamiento de combate la habría tomado más que desprevenida, más aún cuando cogí una de sus manos mientras me inclinaba ante ella con todo el porte que podía— ¿Qué me dice si, en vez de cruzar nuestras espadas, me acompaña a una velada romántica en un lugar un poco más apartado y...? —
— ¡¡CADETE LYNX!! —bramó el alférez a cargo, antes de propinarme un golpe brutal en la coronilla que me dejó estampado en el suelo. Eso no borró los gigantescos corazones que habían reemplazado mis ojos al dirigirme a la dama— ¿Qué crees que haces, gato infeliz? ¿Esto te hace gracia? Pues levántate. A ver si sigues haciendo el payaso luego de esto. ¡Rolf! ¡Vas contra este mink mariposón! —llamó el superior, señalando al fondo de los reclutas ahí reunidos: detrás de todos ellos había un humano de la tribu Piernas Largas, que medía casi 3 metros y se veía realmente monstruoso en comparación con mi estatura promedio de 1,70. El tal Rolf se abrió paso empujando a quienes tenía en frente para acercarse a nosotros.
La bella marine se apartó con cara de pena, como pensando que por mi insolencia aquel Rolf me iba a descuartizar. Seguía en el suelo tirado con la mirada hecha corazones, cuando una enorme sombra me cubrió. Entonces fue cuando regresé en mi, volví a la normalidad, y vi a Rolf justo delante, haciendo crujir sus nudillos con una sonrisa maquiavélica, casi tanto como la del alférez que me la tenía jurada. Poniéndome en pie, sacudiendo mis ropas y mi gabardina con el emblema de la Marina estampado en la espalda, miré a aquel grandote con brillantes ojos de astucia.
Llevé mis manos a las empuñaduras de las Twin Maidens, una a cada lado de mi cintura, y me eché atrás en el instante en que Rolf asestó un puñetazo contra el suelo, que levantó una polvareda. Habiéndome alejado dos metros con aquel retroceso, ya portaba los estoques, uno tras la espalda y el otro delante, en la posición regular de "en guardia".
— Buenos días, Rolf. Espero te diviertas tanto como lo haré yo —dije con mucha amabilidad y parsimonia felina, moviendo la cola de un lado a otro a la espera de que el Piernas Largas se me abalanzara nuevamente.
Cuando lo hizo, volví a apartarme en un segundo, rodeándolo sin mucho esfuerzo. Podía ser más fuerte que yo, y más resistente, pero era muchísimo más lento. Solo me bastaron un par de movimientos para comprobarlo. Nunca conseguiría golpearme, no mientras no me descuidara. Continuó lanzando golpes y patadas como un desaforado, pero tras un minuto sin suerte, retrocedió jadeando, un poco molesto por no poder tocarme. Caminé con cuidado a su alrededor, con las espadas bien alzadas a la espera de un instante oportuno para la mejor ofensiva. Ocurrió un momento después, cuando intentó un ataque desesperado que fue sumamente lento.
Rolf arrojó una patada con su larguísima extremidad derecha, pero lo evadí saltando sobre esta y corriendo por ella, como una mancha felina, a la vez que las Twin Maidens reflejaban los rayos solares que caían sobre sus filos. Di tres rápidos tajos con el reverso de las espadas sobre el pecho de mi adversario, saltando a toda velocidad y, a sus ojos, apareciendo tras él agazapado con las armas extendidas hacia los costados. Rolf sintió los cortes justo después, encorvándose adolorido, aunque no había sido realmente herido como Dios manda.
— ¡GRRRR, maldito gato! —refunfuñó Rolf.
— No deberías decir esas cosas, has hecho un gran esfuerzo —le concedí, con total diplomacia, mientras le miraba de reojo, pero eso pareció sacarlo aún mas de quicio, y no era el único: el alférez estaba enojado.
— Eres rápido, quizá más que todos los aquí presentes, así que convirtamos esto en un ejercicio más interesante, cadete —habló, sonriendo— Puedes escoger a un compañero de lucha. ¡Ustedes tres, ayuden a Rolf a darle una paliza y enseñarle algo de humildad a este felino insufrible! —le indicó entonces a tres cadetes, los tres humanos normales con espadas; se veían algo intimidados por mi velocidad, pero obedecieron sin rechistar, corriendo a ponerse al lado de Rolf.
Mis orejas se enderezaron, entusiasmadas por el desafío. Miré alrededor, a ver si había alguien que conociera que pudiera ser mi pareja de combate. Entonces mis ojos volvieron a tornarse corazones, enfocando a aquella bellísima cadete que casi había sido mi adversaria, pero ella enrojeció una vez más, negando con la cabeza de manera significativa y tajante, así que continué observando a mis colegas hasta toparme de vista con alguien a quien había conocido hacía poco en una sesión de pruebas de armas de fuego.
— ¡Estimado compañero! ¿Gustarías prestarme tu fuerza para este desafío? Será más que bienvenida. Dudo poder contra los cuatro yo solo, verdaderamente —invité a Kuro Yoichi con mucha cordialidad, esperando a ver qué decía para reanudar el entrenamiento.
Era una mañana esplendorosa en el patio de prácticas del cuartel de la Marina en Shells Town. Para aquel día estaba programa una sesión de prácticas dirigida por un alférez que tenía fama de estricto y estaba a cargo de los novatos en el ámbito de entrenamiento. Desde que pudo verme, era obvio que no me tenía mucho agrado. Mi aspecto tan pulcro y de clase alta, combinado con mi expresión felina de astucia y superioridad, seguramente le hacían pensar que me lo tenía muy creído. Así que desde que llegué a aquel amplio patio, me llamó de inmediato para enfrentar a un oponente. ¡Y vaya oponente el que me tocó!
— Hermosa damisela, permita que reverencie su belleza con el honor de sujetar su mano, nyan —recité, apareciendo como por arte de magia delante de la bella recluta de la marine que tenía desenvainada su espada en posición de combate. La mujer se puso muy roja, ya que tal acto en medio de un entrenamiento de combate la habría tomado más que desprevenida, más aún cuando cogí una de sus manos mientras me inclinaba ante ella con todo el porte que podía— ¿Qué me dice si, en vez de cruzar nuestras espadas, me acompaña a una velada romántica en un lugar un poco más apartado y...? —
— ¡¡CADETE LYNX!! —bramó el alférez a cargo, antes de propinarme un golpe brutal en la coronilla que me dejó estampado en el suelo. Eso no borró los gigantescos corazones que habían reemplazado mis ojos al dirigirme a la dama— ¿Qué crees que haces, gato infeliz? ¿Esto te hace gracia? Pues levántate. A ver si sigues haciendo el payaso luego de esto. ¡Rolf! ¡Vas contra este mink mariposón! —llamó el superior, señalando al fondo de los reclutas ahí reunidos: detrás de todos ellos había un humano de la tribu Piernas Largas, que medía casi 3 metros y se veía realmente monstruoso en comparación con mi estatura promedio de 1,70. El tal Rolf se abrió paso empujando a quienes tenía en frente para acercarse a nosotros.
La bella marine se apartó con cara de pena, como pensando que por mi insolencia aquel Rolf me iba a descuartizar. Seguía en el suelo tirado con la mirada hecha corazones, cuando una enorme sombra me cubrió. Entonces fue cuando regresé en mi, volví a la normalidad, y vi a Rolf justo delante, haciendo crujir sus nudillos con una sonrisa maquiavélica, casi tanto como la del alférez que me la tenía jurada. Poniéndome en pie, sacudiendo mis ropas y mi gabardina con el emblema de la Marina estampado en la espalda, miré a aquel grandote con brillantes ojos de astucia.
Llevé mis manos a las empuñaduras de las Twin Maidens, una a cada lado de mi cintura, y me eché atrás en el instante en que Rolf asestó un puñetazo contra el suelo, que levantó una polvareda. Habiéndome alejado dos metros con aquel retroceso, ya portaba los estoques, uno tras la espalda y el otro delante, en la posición regular de "en guardia".
— Buenos días, Rolf. Espero te diviertas tanto como lo haré yo —dije con mucha amabilidad y parsimonia felina, moviendo la cola de un lado a otro a la espera de que el Piernas Largas se me abalanzara nuevamente.
Cuando lo hizo, volví a apartarme en un segundo, rodeándolo sin mucho esfuerzo. Podía ser más fuerte que yo, y más resistente, pero era muchísimo más lento. Solo me bastaron un par de movimientos para comprobarlo. Nunca conseguiría golpearme, no mientras no me descuidara. Continuó lanzando golpes y patadas como un desaforado, pero tras un minuto sin suerte, retrocedió jadeando, un poco molesto por no poder tocarme. Caminé con cuidado a su alrededor, con las espadas bien alzadas a la espera de un instante oportuno para la mejor ofensiva. Ocurrió un momento después, cuando intentó un ataque desesperado que fue sumamente lento.
Rolf arrojó una patada con su larguísima extremidad derecha, pero lo evadí saltando sobre esta y corriendo por ella, como una mancha felina, a la vez que las Twin Maidens reflejaban los rayos solares que caían sobre sus filos. Di tres rápidos tajos con el reverso de las espadas sobre el pecho de mi adversario, saltando a toda velocidad y, a sus ojos, apareciendo tras él agazapado con las armas extendidas hacia los costados. Rolf sintió los cortes justo después, encorvándose adolorido, aunque no había sido realmente herido como Dios manda.
— ¡GRRRR, maldito gato! —refunfuñó Rolf.
— No deberías decir esas cosas, has hecho un gran esfuerzo —le concedí, con total diplomacia, mientras le miraba de reojo, pero eso pareció sacarlo aún mas de quicio, y no era el único: el alférez estaba enojado.
— Eres rápido, quizá más que todos los aquí presentes, así que convirtamos esto en un ejercicio más interesante, cadete —habló, sonriendo— Puedes escoger a un compañero de lucha. ¡Ustedes tres, ayuden a Rolf a darle una paliza y enseñarle algo de humildad a este felino insufrible! —le indicó entonces a tres cadetes, los tres humanos normales con espadas; se veían algo intimidados por mi velocidad, pero obedecieron sin rechistar, corriendo a ponerse al lado de Rolf.
Mis orejas se enderezaron, entusiasmadas por el desafío. Miré alrededor, a ver si había alguien que conociera que pudiera ser mi pareja de combate. Entonces mis ojos volvieron a tornarse corazones, enfocando a aquella bellísima cadete que casi había sido mi adversaria, pero ella enrojeció una vez más, negando con la cabeza de manera significativa y tajante, así que continué observando a mis colegas hasta toparme de vista con alguien a quien había conocido hacía poco en una sesión de pruebas de armas de fuego.
— ¡Estimado compañero! ¿Gustarías prestarme tu fuerza para este desafío? Será más que bienvenida. Dudo poder contra los cuatro yo solo, verdaderamente —invité a Kuro Yoichi con mucha cordialidad, esperando a ver qué decía para reanudar el entrenamiento.
Shotto Lynx
Hoja de personaje
Nivel:
(1/1)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shotto Lynx Lun Jul 11, 2016 9:11 pm
En determinados momentos, no podía saber si Kuro Yoichi estaba tratando de ser amable o todo lo contrario. Tenía un humor bastante distinguido, sarcástico y despreocupado; era natural que no se andase con pelos en la lengua y fuera como realmente es. Al menos, eso lo respetaba, pero quería realmente solucionar nuestra pequeña disputa y poder llevarme bien con todo el mundo. Haya paz, era mi lema. Cuando las hostilidades reinaban en un ambiente que debería ser sano y agradable, me sentía en la obligación de solucionarlo sin violencia y con elegancia, como se me había inculcado desde que era un pequeño gatito, metido en la casa de un noble de buen corazón.
Sin embargo, en aquella ocasión, me parecía que no iba a poder salirme con la mía, dado que el cyborg fue lo suficientemente inteligente para negociar una salida que fuera aceptable para ambos.
— Bueno, siempre y cuando me arrojes con más cuidado, podría pensármelo, nyan —le seguí un poco la corriente al principio. No pude pensar una mejor manera de intentar solucionar el pleito que lo que él había propuesto. Quería pelear, estaba claro. No me gustaba la violencia sin sentido y jamás me gustaría, pero tras mirarlo a los ojos detenidamente por unos instantes, suspiré, bajando las orejas con resignación— Oh, la antigua resolución del juicio por combate, nyan... Lo haremos a tu modo, Kuro-san. Supongo que también nos servirá el entrenamiento. ¿Mañana a las 9:00 am aquí mismo, nyan? —inquirí, esperando estrechar su mano a continuación para sellar el pacto. Lucharíamos, y daría lo mejor de mí.
Sin embargo, en aquella ocasión, me parecía que no iba a poder salirme con la mía, dado que el cyborg fue lo suficientemente inteligente para negociar una salida que fuera aceptable para ambos.
— Bueno, siempre y cuando me arrojes con más cuidado, podría pensármelo, nyan —le seguí un poco la corriente al principio. No pude pensar una mejor manera de intentar solucionar el pleito que lo que él había propuesto. Quería pelear, estaba claro. No me gustaba la violencia sin sentido y jamás me gustaría, pero tras mirarlo a los ojos detenidamente por unos instantes, suspiré, bajando las orejas con resignación— Oh, la antigua resolución del juicio por combate, nyan... Lo haremos a tu modo, Kuro-san. Supongo que también nos servirá el entrenamiento. ¿Mañana a las 9:00 am aquí mismo, nyan? —inquirí, esperando estrechar su mano a continuación para sellar el pacto. Lucharíamos, y daría lo mejor de mí.
Shotto Lynx
Hoja de personaje
Nivel:
(1/1)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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